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03

JiMin tomó las delgadas piernas para abrirlas y acomodarse en medio de ellas, luego posicionó su pene en la entrada del redondito culo. Busco la mirada del híbrido vaquita y se introdujo lentamente en su interior sin apartar sus ojos.

Apenas entró por completo, comenzó a moverse, las estocadas eran duras, profundas y lentas. Se sostuvo tomando la fina cintura entre sus manos para controlar su fuerte necesidad de follarlo violentamente, como su gatito pedía.

—Ahhhh~.— gimió YoonGi apretando las cobijas en puños.

Había una sensación de dolor combinada con placer, esto por el hecho de que el miembro del híbrido gatito tenía púas en el glande. Cada vez que salía y entraba estos piquitos se adherían a sus paredes anales, provocando que temblara.

JiMin fue acelerando las estocadas, causando un sonido de choque entre sus pieles y se alzó para unir sus labios con el del contrario. YoonGi correspondió, abrazándolo y acariciándole la espalda mientras continuaba siendo penetrado.

Ambas bocas se movieron al compás, los belfos finos y los gruesos se complementaban de manera armoniosa. Después de unos instantes sus lenguas se encontraron, jugando entre ellas de manera desesperada y hambrienta.

YoonGi sentía la amenaza de un segundo orgasmo y dirigió una de sus manos hacia su propio miembro para masturbarse. Sin embargo, JiMin lo detuvo y tomó sus dos muñecas para colocarlas sobre su cabeza, no quería que se tocara.

—Yo me encargo, papi.— sentenció el pelirrubio guiñándole un ojo.

—P-por favor, bebé.— suplico YoonGi con lágrimas de gozo recorriendo su rostro.

JiMin salió de su interior, lo ayudó a ponerse boca abajo y le sostuvo las caderas para que alzara su redondito culo. Admiro la preciosa vista unos segundos y tomó la colita de la vaquita para tirar de ella a un lado, se introdujo nuevamente y esta vez las estocadas fueron más rápidas y duras.

YoonGi tenía los ojos en blanco, sentía que su culo no podía más y su maltratada próstata estaba por llegar al límite. Aplastó su rostro contra la cama por el exceso, pero aun así giró su cuello un poco para mostrar sumisión y entrega.

JiMin no tardó en alzarse sobre él para morderlo, sus pequeños colmillos se quedaron enterrados mientras continuaba penetrándolo y no lo soltó hasta que ambos llegaron al orgasmo. Se encargó de recostar a su pareja para que descansara un poco, lamió la marca y le limpió el rostro con la lenguita.

YoonGi se dejó hacer y se entretuvo utilizando sus pálidas manos para recorrer el torso musculoso del contrario, intentaba no pensar en el dolor que sentía. Los espasmos eran placenteros, el remolineo en el vientre también y el lazo de la marca era entrañable, pero esta transmitía la preocupación genuina de JiMin.

El híbrido gatito temía haberlo lastimado porque tenía presente que su miembro tenía púas, por algo es que intentó someterlo en todo momento, para evitar que se moviera demasiado y herirlo.

—Estoy bien.— le aseguro con tranquilidad.

JiMin se sorprendió por ser atrapado, se recostó en su pecho para ocultar su sonrojo y se percató del montón de leche que salió de los pechitos durante su encuentro. El aroma de la leche combinado con la madera y miel lo tienen mareado, pero le gusta esa sensación y dirige sus manitas a ambos lados.

—¿Puedo?— pregunta tímidamente, no quiere molestar a su pareja.

YoonGi sabe a lo que se refiere, asiente con la cabeza y suspira de gusto. La sensación de ser ordeñado realmente le gusta, a veces solía hacerlo solo, pero que su pareja lo hiciera ahora era condenadamente bueno.

Los montones de leche comienzan a salir, ensuciando ambos cuerpos y se suma a la combinación de sus aromas, los lados animales están relajados por eso. Sin embargo, sus partes humanas están excitadas nuevamente y el calor vuelve a fluir, la necesidad de volver a unirse es desmesurada.

—¿Tienes miel?— cuestiona JiMin dando lentas lamidas a los pezoncitos.

YoonGi asiente, se pone de pie en cuanto el gatito se lo permite y se encamina a la cocina para buscar en la alacena el tarro. No se da cuenta de que su pareja lo sigue, o por lo menos no hasta que va de regreso y lo encuentra enfrente suyo.

JiMin lo tiene encerrado contra la barra, sus dos brazos a los lados evitando que se mueva y ambos cuerpos rozándose entre sí. Toma la miel para ponerla a un lado, la abre y saca una porción con dos de sus dedos.

El híbrido de vaquita jadea cuando el gatito comienza a untarla en sus pechos, jugando con sus pezones sensibles y rojizos. Siente los pomposos labios recorrerle el torso, mientras la lengua áspera y rugosa se encarga de lamer tanto la miel como la leche.

JiMin no para ni cuando su pene vuelve a erguirse, solo lo hace cuando siente a YoonGi tomarlo por las nalgas para apegarlo más a él. Sabe que lo hace porque quiere satisfacer su propio deseo y por ello busca la manera de complacerlo.

Toma ambos miembros y los llena de miel, luego los envuelve con sus dos manos para masturbarlos al mismo tiempo. Los dos se miran fijamente mientras el placer inunda sus cuerpos, se besan de manera apasionada y desordenada.

Esta vez llegan rápido al límite, están demasiado susceptibles y los chorros de semen salpica en sus vientres. Se quedan de esa manera durante unos instantes para recomponerse, a la vez que continúan besuqueándose.

—Be-bebé...— tartamudea YoonGi apartándose y finalizando el contacto.

—¿Qué sucede papi?— duda JiMin acariciándole la mejilla con adoración.

—No puedo seguir de pie.— respondió apenado, pero sus piernas apenas pueden mantenerse y es comprensible, luego de tanto —Hay que tomar un baño.

JiMin entiende al instante y reacciona tomándolo entre sus brazos para cargarlo estilo nupcial y llevarlo hacia donde le indica con la mirada. Al entrar lo deja de pie en el piso, aunque no lo suelta y permanece abrazándolo por detrás para sostenerlo.

YoonGi prepara el agua para llenar la tina, cuando termina le señala con el dedo a su pareja para que entre primero y luego lo hace él. Se mete entre las musculosas piernas y se recuesta contra el fornido cuerpo, le parece muy cómoda y termina por cerrar los ojos.

—¿Fue demasiado?— pregunta JiMin al verlo tan agotado, sintiéndose un poco inquieto y culpable.

YoonGi niega —No, estoy bien, solo soy bastante flojo y no estoy acostumbrado.— aclara y sus mejillas se tornan rojizas —Me gusto mucho.

JiMin sonríe extensamente, recorre el pálido cuerpo con sus manitas, acariciando y frotando para mimarlo y limpiarlo. Se percata de que el contrario se va quedando dormido con el paso y le parece sumamente adorable.

Quita el tapón del agua para que se vaya, sale de la tina y deja a YoonGi recostado contra la porcelana. Se dirige a la habitación para cambiar las cosas que ensuciaron y cuando termina vuelve al baño por su pareja.

YoonGi sigue dormido y ni siquiera se inmutó de que se fue, esto probablemente exhausto por su celo y su unión. Lo toma nuevamente entre sus brazos y lo lleva hacia la cama para recostarlo, se acomoda a su lado y los cobija a ambos.

La luz del día entra por la ventana y JiMin puede ver como la pálida piel del híbrido vaquita resplandece, parece un cristal y le encanta. No estaba en sus más remotos planes encontrar a su pareja de esta manera, pero se siente satisfecho al poder por fin conocerla.

—Gracias por aparecer y ayudarme.— susurra, envolviendo el delgado cuerpo con sus extremidades.

YoonGi aun en su sueño, puede escucharlo y se acurruca contra él, abre sus ojos ligeramente y busca la mirada grisácea de JiMin para sonreírle.

—No es nada, gatito.— asegura, proporcionándole un casto beso en los labios.

—Descansa, mi vaquita.— ronronea JiMin.

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