𝓜e alegra que pueda empezar relatándolo así, pero en fin; inesperadamente y contra todo pronóstico, hace unas vueltas, me sentí vacío. Pensé al respecto, creí entenderme para consolarme; y se supone que ahí termina, porque encuentro soluciones emocionales ante todo lo que sé que no puede hacerme frente (o sea, todo), pero no fue el caso.

Sabía de qué se trataba, por ende buscaba expresarme y al tenerlo difícil, fantaseaba con métodos que seguramente experimentaré en algún futuro; pero la sensación literal de vacío era mucho más desesperante que lo que se archiva en mi mente, y se tornaba intolerable cuando recordaba que mi motivación para crear no se presentaba.

No poder hacer algo al respecto era señal de la clara transición de era que he sufrido hace ya un buen tiempo; y no comprender del todo lo que pasaba, pero también sin la necesidad de hacerlo, lo reafirmaba. De hecho, dejé que pasara; y sin saber si estaba relacionado o no, una noche simplemente lloré mientras pensaba.

Ahora sé que solo siento algo de culpa por no estar siendo una máquina de escribir cuando, claramente, no puedo; lo cual sé que se manifiesta con cualquiera de mis habilidades cuando no las estoy explotando. Incluso tengo sentimientos que se traducen a cuestionamientos, que critican mi percepción sobre lo que hago, poniendo en duda si realmente son habilidades. Pero, fuera de todo esto, mi pensamiento esencialista obligatorio regresó para recordarme cuál es el propósito y el valor de todo lo que autocriticaba mi mente cada fracción de segundo.