04
Decir que los padres de TaeHyung se enojaron por su decisión de desobedecer sus órdenes es poco, ellos incluso se aseguraron de tenerlo como "invitado" en su casa familiar durante tres semanas. Fue en ese lapso de tiempo que tampoco tuvo contacto con el exterior, no tuvo la oportunidad de contestarle los mensajes ni avisarle a JungKook sobre lo que pasaba, seguramente estaría mal diciéndolo por desaparecer desde su primera vez juntos. Quería irse y correr a sus brazos, pero eso solo le daría a sus padres la información tan valiosa de que tenía una pareja, cosa que no podía permitir.
Sus problemas comenzaron a crecer cuando encontró a su padre hablando con su chofer, al parecer habían despedido al hombre y estaba por irse de la mansión, algo andaba mal porque normalmente se hubiese despedido de él. Luego su madre estuvo presionándolo a hablar sobre la clínica de peso, fue lo suficiente perspicaz para decir que temía de su obesidad y que veía al doctor Min YoonGi. Claramente no se esperaba que sus padres enviaran a alguien para investigar y le lanzaran en la cara fotografías del nutriólogo con su amigo JiMin, porque sí, se habían relacionado luego de su primera charla al verse frecuentemente.
—No puede ser un buen doctor si está con esa ballena.— pronuncia desdeñosamente su madre y su padre se burló al ver la foto de JiMin.
—Es un excelente médico y ese chico es mi amigo.— defendió TaeHyung, la ira había hecho de las suyas, aflojándole la lengua.
—¿Tienes amigos como este?— preguntó su padre con asco.
—Con razón estás descuidando tu figura.
—Si te juntas con personas que pesan más de 50kg puedes infectarte con su gula.
TaeHyung quería gritar, alejarse de ellos, decirles que estaban mal, JiMin era un amor de persona y un ávido escritor, pero no debía abrir la boca porque se podría poner en descubierto. Entre las fotos que yacían sobre la mesa, se encontró con una de JungKook hablando con la pareja, se veía algo demacrado, hermoso, pero cansado y se sintió culpable de no poder estar a su lado. Ya acostumbrado a los insolentes de sus padres, decidió ignorarlos y esperar el momento de poder marcharse a su habitación.
Cumplió con el mes de estar con ellos y era momento de volver a su posición en el conglomerado K, solamente que hubo una visita inesperada en su oficina. La recepcionista se encontraba explicándole a JungKook que no recibía personas sin cita y que, además, era incierto si asistiría el día de hoy. Sin embargo, lo que le llamó la atención de todo esto, es que estaba diciéndoselo como si ya se lo hubiese dicho antes, repitiéndolo, algo cansada de hacerlo, pero Hilda era una buena persona.
—¿Conejito?— lo llamo dulcemente, acercándose para poder abrazarlo.
El joven nutriólogo reaccionó al escuchar esa gruesa voz, los músculos de su espalda se destensaron rápidamente y giró el rostro hacia donde provenía, sonrió mostrando su par de dientes. Pese a la multitud de gente que circulaba por el área, a ninguno de los dos pareció importarle, se acercaron para envolverse entre sus brazos, como si eso apaciguara la necesidad de tocarse.
Sin querer darles de qué hablar a sus empleados, TaeHyung llevó a JungKook dentro de su oficina, estaba llena de torres con papeles legales que se habían amontonado durante el mes de su ausencia. No les prestó ni un poco de atención por estar besando los finos labios del menor, apretando su delicada cintura para apegarse contra su cuerpo y dejarlo contra la puerta que cerró tras de ellos.
—Te extrañé tanto, conejito.
—No sabía dónde estabas, me preocupe mucho cuando en las noticias comentaron que tu caso dio un giro inesperado y habías ayudado a encerrar a ese maldito pederasta.— siseo con disgusto JungKook, arrugando la nariz en el proceso —Vine aquí porque JiMin me comentó que una vez te visito y no hubo problemas, pero a mí parecían conocerme los guardias de seguridad porque me sacaron varias veces. Debo agradecerle a tu secretaria que los detuviera luego de la cuarta vez, aunque ella tampoco tenía nada que decirme de ti y le di muchos inconvenientes, pero fue paciente.— explico rápidamente, con miedo de que el tiempo para compartir tuviese límite.
TaeHyung lo tomó de la mano y lo arrastró hacia el sillón que tenía frente a su escritorio, aquel designado a los invitados, donde se sentó y acomodó en su regazo. Espero que esa acción lo calmara y también la mano en su cabello que se encargaba de rascarle el cuero cabelludo, ganándose un largo suspiro.
—Mis padres son personas muy estrictas, querían que ese hombre quedará impune y pude haber logrado evadir varios cargos por faltas de pruebas, hasta llegar a un acuerdo de fianza. Luego pensaba en ti, en qué estarías decepcionado si no hacía lo correcto y que si se tratase de... nuestro hijo, yo no podría vivir tranquilo sabiendo que el culpable quedó libre por un abogado tan inepto.— confesó TaeHyung sin poder mirarlo al rostro y eso que amaba hacerlo, perderse en sus brillantes ojos, decía mucho o suficiente.
—¿Son las mismas personas que te inculcaron los problemas alimenticios?
TaeHyung asintió —Ellos han estado sobre la clínica, vigilando a tu superior, YoonGi, ya que les mentí sobre a qué médico veía y siguieron a JiMin. No hice nada al respecto porque son mis padres, pero no puedo permitir que se involucren contigo y nuestros amigos. Ahora tengo pruebas suficientes para presentar una demanda por acoso y que no puedan acercarse a ustedes, yo mismo llevaré el caso.— aseguró, sacando del interior de su saco un legajo con las fotos e información que les había quitado antes de salir de su casa.
—Ellos merecen más que una orden de alejamiento, no pueden tratar a su hijo así.— debatió, tomándolo por el rostro y apretando sus mejillas, estaba mucho más delgado —Esta noche vamos a comer en mi departamento, sin interrupciones.— dictaminó.
TaeHyung se sintió amado y comprendido, procesó la demanda con la suprema corte por medio de un correo y salió temprano de la oficina para tomar su vehículo. Le abrió la puerta a JungKook de manera caballerosa y se encargó de colocar la ubicación que le dijo en el teléfono. Ambos permanecieron en un cómodo silencio mientras viajaban por las calles de Seúl, solo la música de jazz que le gustaba al mayor reproduciéndose de fondo.
Cuando llegaron al hogar de JungKook, se estacionó y bajó velozmente para volver a abrirle la puerta, a lo que el menor le agradeció con un beso casto en los labios. Realmente el vecindario era tranquilo, no había nadie en las calles, estaba silencioso y TaeHyung podría clasificarlo como de clase media. Por lo menos era un sitio seguro para su pareja, quien ya se encontraba esperándolo en la entrada y con la puerta abierta para él.
—Tengo muchas cosas en mi refrigerador, suelo preparar mis comidas yo mismo y me gusta tener variedad.— informó JungKook, llamándole con el dedo índice para que lo siguiera y fue consciente de la mirada ardiente que recorría su cuerpo.
TaeHyung tenía hambre.
JungKook lo alimentaría.
—Estaré bien con lo que desees preparar.
—¿Incluso si es algo alto en magnesio y calorías?— dudo el nutriólogo con diversión, pensando en diversas clases de sushi.
—Conejito, acabo de mandarles una carta de renuncia a mis padres y una demanda, creo que me siento lo suficientemente valiente para comer lo que tengas preparado.— declaro TaeHyung, acercándose para ver los ingredientes que sacaba del refrigerador y acomodaba en la barra de la cocina.
—Espera en la sala, ve algo de tele o juega con mi xgalletabox no tardaré demasiado.
TaeHyung obedeció, salió de la cocina y fue directo hacia los sillones, aunque se detuvo a mirar las fotos que había en el camino, que eran de YoonGi con JungKook y una nueva de ellos dos con JiMin, la pareja parecía ir realmente bien juntos. Por su parte, el joven médico se encontró quitándose la ropa, sabía que eso era lo que más apetito le daba a su paciente y a él le encantaba sentir el hambre sobre su piel. Saco los sushis preparados y se encaminó hacia el comedor, se subió sobre la mesa y acomodo rollo por rollo en su cuerpo.
TaeHyung era paciente, realmente lo era, pero cuando se trataba de JungKook había algo inquietante de solo respirar y el ver el reloj avanzar con el sonido de la televisión de fondo, pues no ayudaba. De esa manera fue que terminó entrando justo a tiempo para encontrarse a su médico servido para él, tan bien decorado y atiborrado de deliciosos bocados que su boca se hizo agua. Avanzó despacio para ver que había unos palillos y algunos aderezos como mayonesa, salsa de anguila y encurtido.
—Está servido, hyung.— dijo tentativamente JungKook, ansioso por el tacto del contrario.
—Todo se ve delicioso, conejito, pero el postre es definitivamente mi favorito.— declaro TaeHyung con malicia, tomando los palillos para apretarle el miembro semi erecto con ellos.
JungKook gimió por lo bajo, esperó tranquilamente a que los rollos fuesen retirados de su piel, pero con cada uno, aparecía una marca rojiza que su paciente se encargaba de dejar. Estaba cerca de correrse cuando iban por la mitad, pero no logro controlarse cuando TaeHyung vacío la mayonesa sobre su pene y llevo un bocado a acariciar sus testículos. Después la salsa de soya fue vaciada sobre sus pectorales y otro bocado se paseó sugestivamente sobre sus erectos pezones. Para finalizar los encurtidos fueron acomodados en su paquete de ocho y en esta ocasión no hubo palillos de por medio, fue solamente la experta boca del mayor tomándolos con la lengua para masticarlos.
—P-Por favor.— suplico JungKook, sintiendo el ardor bien conocido en el centro de su vientre, arremolinándose por la delicia de ser visto y tratado como un simple plato.
TaeHyung se relamió los labios, lo observó directamente a la entrepierna que ya encontraba erguida y rojiza, ansiosa por ser atendida, cubierta de restos de mayonesa. Le dio un buen uso al aderezo cuando sus ágiles dedos se pasearon sobre la zona hasta su trasero para embarrar la entrada e insertarse suavemente. Estuvo unos minutos disfrutando de torturarlo con un solo dígito, pero no pudo ser tan cruel y se puso de pie para arrastrarlo a la orilla de la mesa, sostenerle las piernas a sus costados de la cadera.
—Como siempre, contigo me siento tan lleno.
JungKook entendía muy bien esa impresión, ya que incluso él se sentía desbordar cuando lo follaba y lo hacía correrse al punto de la perdición sin retorno. Dejo que lo preparara, hasta que lo considerara listo y observó inquieto como acomodaba el glande en su culo. Más que curioso se tuvo que alzar para ver como lentamente se unían en uno solo, sin saber dónde empezaba uno y terminaba el otro, solo ellos tomándose gloriosamente.
TaeHyung sabía que le gustaba rudo, así que no espero que se lo indicará, fue directo al punto, meciendo sus caderas con fuerza y se deleitó con los sonoros gemidos que el menor dejaba escapar. Sus grandes manos acariciaron la cadera y cintura, delineando la unión con los cuadros para acto seguido subir a sus bíceps y darles golpecitos, hasta dejarlos endurecidos. Como si eso no fuese suficiente, tomó los palillos para pellizcarle los pezones con ellos y maltratarlos al punto de dejarlos carmesí.
JungKook no paraba de arquearse, jadear y gruñir, su interior estaba pletórico con el gran pene golpeando su punto sensible. Solo escuchaba vagamente como TaeHyung le decía que lo quería y jamás se apartaría de su lado, el maldito estaba hablando sobre hacer una solicitud formal ante la suprema corte para asegurarse de que no se marcharía. No tenía ni idea de si era una propuesta de matrimonio, pero asintió como un loco desesperado y feliz.
—Te amo.— gimió TaeHyung, corriéndose en lo más profundo de sus entrañas —¿Puedes decirme que me amas o tendré que esperar un mensaje al respecto?— pregunto a sabiendas de lo tímido que podía ser Jeon JungKook, aunque no quería presionarlo más porque estaba masturbándolo como un profesional.
—Jodido, eres un, ugh, te amo, claro que lo hago.— correspondió, sin poder pensar correctamente porque estaba jugando con él en este preciso instante y su corrida.
TaeHyung salió de su interior y dejó que su esencia se deslizará por los gruesos muslos mientras acomodaba su boca cerca del glande de JungKook, listo para su postre. Entonces la explosión de placer se hizo presente y el semen llenó su boca, trago diligentemente y limpio el miembro que empezaba a volverse flácido.
—Es seguramente por mis 50cm ¿Verdad?
Jungkook se rio como pudo y negó —¿Por eso fueron las 50 rosas rojas?
—Tenía que recordarte lo que te pertenece.
Así de apetitoso y voraz era el amor entre ellos.
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Está historia ha llegado a su final, les agradezco mucho que pidan comisiones conmigo o den propinas, realmente son de bastante ayuda y me siento honrada 🥺
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