03
—¿No compartirás un poco conmigo?— cuestionó JungKook con los ojos dilatados, estaba demasiado atrapado como para detenerse ahora.
TaeHyung sonrió a medias y se acomodó sobre las piernas desnudas para mantenerse de rodillas mientras se desabrochaba su elegante traje de vestir, deshaciéndose de cada prenda con precisión. La atenta mirada del joven médico recorría cada milímetro de piel morena, se alzó ligeramente solo sus antebrazos para estar a la misma altura y apreciar esos ojos peligrosos que tanto lo atraían.
—Me miras y siento que estoy por cometer un pecado.
—¿De verdad?
TaeHyung asintió —Te ves tan puro e inocente, si la dulzura fuese una persona, estoy seguro de que serías tú, mi conejito.
—Estás tan equivocado...— bufo JungKook con diversión, empujándolo para que fuese esta vez él quien quedara recostado en el escritorio —Te lo demostraré.
—¿Es una amenaza?— dudo TaeHyung con una ceja alzada, persistente y serio —Podría demandarte por perjurio, aunque ya llevas algunas cuantas leyes rotas ¿No prefieres que sea tu abogado?
—Creo que tus honorarios son demasiado costosos para mí.
JungKook no mentía, tener un abogado del conglomerado K era casi tan alto como pagar una mensualidad de renta y no quería imaginarse cuánto cobraba el dueño de tal empresa. La cárcel sonaba bien, sabía que la había cagado desde el momento en que lo vio y no lo envió a otro de sus compañeros como SeokJin. Se quedó a TaeHyung sabiendo cúal era su problema, lo quiso para él porque no pudo verlo y dejarlo ir, no a un hombre que lo necesitaba tanto. Más allá de esa realidad, que su aspecto desnutrido y cadavérico lo detuvo, también estuvo el hecho de su belleza. No había mentido al decir que era arte, como un cuadro realizado por un artista del renacimiento.
—Puedes pagarlo con tu cuerpo, aliméntame como hoy durante todos los días de nuestras vidas y prometo defenderte de cualquier cargo.— intentó negociar TaeHyung.
Eso sonaba como una confesión y a la misma vez como si quisiera pedirle matrimonio, pero seguramente era muy pronto para pensar en eso, tal vez una relación duradera. Sí, JungKook podía entender ese apuro de mantenerlo a su lado y se encontró sonriendo. Su paciente era un atrevido, nunca terminaba de sorprenderlo al respecto, terminó asintiendo.
—¿Serás cómplice de mis acciones?
—Por ti lo que sea, conejito.— respondió TaeHyung, guiñándole un ojo.
Eso fue suficiente para JungKook, sus manos acariciaron grácilmente el vientre plano, utilizando sus dedos para presionar los huesos saltados de la cadera. Después le desabrocho el pantalón y lo bajó junto con la ropa interior para apreciar el momento justo en el que su verga erecta golpeaba contra su ombligo.
TaeHyung encontró injusto que su nutriólogo aún mantuviera su boxer, por lo que enganchó sus dedos en los lados de la prenda para retirarla. Acto seguido amasó las mejillas traseras que lo habían hecho sentir tan voraz, dio un azote duro en la piel y vio al menor arquearse.
—Encantador.
—No tanto como esto de aquí.— contraataco JungKook, golpeando con su índice el miembro duro —Es tan grande, ahora entiendo lo de tres piernas.— jugueteo.
—Tranquilo, conejito, esta zanahoria no mide más de 50cm.— aseguro con el mismo tono.
Estaban siendo realmente tontos al respecto, pero era su manera de sobrellevar la expectativa de solo tomarse y terminar, esto era mucho mejor. La dedicación que había en sus intercambios de miradas, comparando sus figuras sin timidez y menos presionar lo que viniese. Eran los dos bajo la luz de las velas, el silencio acompañado de sus respiraciones y un ligero temblor proviniendo de sus cuerpos por el sumo deseo de pertenecerse al otro.
JungKook fue quien tomó la iniciativa, dirigiendo su mano izquierda a su boca para lamer dos dedos, hasta dejarlos escurriendo una cantidad considerable de saliva. Se movió hacia un lado para insertar primero un dedo en su culo y presionar la mano derecha en el pecho moreno para mantener al contrario en su sitio. Estaba sensible por haberse venido antes, pero era lo suficiente para estar relajado y que sus paredes se abriesen sin dificultad.
TaeHyung gruño famélico ante tal imagen, el joven rostro sonrojado, sudoroso y excitado de su médico era tan apetecible que dolía el no poder desobedecerlo. Mirar era por sí mismo ya era una tortura placentera, esperar pacientemente la señal de avance podía ser comparado con el infierno. Sin embargo, aguantó y tomó su pene para pararlo, ya que el menor estaba buscando la forma de sentarse sobre ello.
—¿Podrías tomarlo todo de una sola vez por mí, conejito?
JungKook asintió, dejándose caer con un jadeo sordo, sus pulmones se habían quedado sin aliento y los ojos se desenfocaron de la realidad. TaeHyung quiso calmar su dolor, así que le enredo una mano en los mechones largos negros y lo atrajo hacia su rostro para besarlo, jugando con el piercing que lo adornaba.
—D-duele.— balbuceo JungKook, apretando los ojos y permitiendo que una lágrima le recorriera la mejilla —Es tan bueno, puedo sentirlo forzándome a amoldarme para él.
—Masoquista.
—Los tatuajes y las perforaciones no son de adorno.— declaró con sinceridad, moviéndose para sacarlo casi por completo y volviendo a autopenetrarse de golpe.
TaeHyung le soltó el cabello para arañarle la espalda, fue tan agresivo que la piel se abrió un poco y ardió al rojo vivo. A JungKook no parecía importarle eso, ni tampoco los pellizcos en sus pezones, en cambio, se sentía alucinado por el derroche de sensaciones.
Fue cuestión de segundos, TaeHyung había volteado los papeles tan repentinamente que JungKook no tuvo la oportunidad de detenerlo. No obstante, no se sentía molesto por ello al ver que lo sostenían por los gruesos muslos y follaban sin piedad, entrando y saliendo con precisión. Cada estocada estaba golpeando su próstata, arrinconándolo a buscar aire y mantenerse cuerdo.
TaeHyung se presionó tan adentro que un bulto sobresale en el vientre marcado de JungKook, por lo que aplasto esa protuberancia y continuó con sus movimientos. Podía percibir como su orgasmo se construía y detenerse ya no era una opción válida, simplemente destrozó al médico tan bien que lo escucho gritar.
—Más, por favor, más.— suplico JungKook, virando los ojos mientras su lengua salía.
Benevolente y amable, TaeHyung forzó su pelvis con repeticiones violentas y se corrió en el interior de su dulce conejito, consiguiendo que lo siguiera. No salió de él en los próximos minutos, prefirió abrazarlo y sostenerlo contra su cuerpo, delineándole la musculosa figura.
—Debo limpiarte y la luz ya ha regresado, las velas también debería apagarlas.— comentó, haciendo que el médico lo mirara y pudiera tomarle el mentón con ternura.
JungKook ni siquiera se había dado cuenta por estar alargando la satisfacción de sus dos exquisitos orgasmos, apenas tuvo la fuerza en sus extremidades para aferrarse a TaeHyung y obligarlo a quedarse quieto un poco más. Estar unidos era el sinónimo de placentero, tan correcto, cálido y cómodo que podría quedarse dormido de esa manera, pero no debía.
Finalmente, TaeHyung pudo dejar a JungKook y salió de él con cuidado, observando como el culo sobresalía un poco y derramaba el semen en el escritorio. Como buen conejito mal portado, intento mantener todo dentro, más era imposible con lo abierto que estaba.
Las velas fueron apagadas, las prendas acomodadas sobre cada uno de los cuerpos y juntos limpiaron el consultorio para evitar que los de limpieza tuvieran que llevarse tal sorpresa. Aunque JungKook le había comentado a TaeHyung que seguramente YoonGi ya había cometido el mismo acto en su propio consultorio con su novio, JiMin, a lo cual el mayor le respondió que conocía al paciente. Durante un buen rato tuvieron una charla amena sobre la pareja, pues no querían dejarse después de haberse probado.
Un empleado de TaeHyung llegó más tarde para informarle que debía volver a la empresa porque había un caso que necesitaba su atención y la orden venía directamente de sus padres, lo cual hizo que su estómago se revolviera. La sensación de culpabilidad por haber comido lo cruzó como una lanza y las náuseas lo hicieron tambalear, pero JungKook se acercó rápidamente para sostenerlo.
—¿Estás bien?
TaeHyung no respondió, prefirió aferrarse a su cuerpo y dejar que los malos recuerdos se fueran, sin ganas de querer destruir el avance que habían tenido juntos. Inclinó su rostro, incrustó su nariz en la cobertura del cuello contrario y aspiro pesadamente, lamió y mordió, asegurándose de marcarlo con sus dientes.
—Eres mío.
—Lo soy, hyung.— afirmó JungKook, suspirando y peinando el cabello rebelde de su paciente. —¿Puedo decir que ahora somos una pareja? ¿Novios?— se permitió preguntar.
—Eres mi todo, conejito.
—Entonces somos un todo para el otro, eso me gusta.
Al paso de media hora el celular de TaeHyung resonó en el silencio cómodo del consultorio y se tuvieron que apartar, se besaron apasionadamente, atrayéndose por la nuca y los hombros. Ninguno de los dos quería realmente terminarlo, pero JungKook comprendía que había deberes importantes para alguien con la profesión de su paciente. Entonces se alejaron con unas lamidas y risitas cómplices, deseándole al contrario que todo fuera bien.
La siguiente cita no llegó jamás, TaeHyung había estado absorto en su empleo y sus padres estaban obligándolo a defender a un legislador pederasta que aportaba al conglomerado K. Estaba cansado y necesitaba a JungKook, pero no quería marcarle para bombardearlo con sus problemas, pensó en llamar a JiMin, quien sabía que asistiría a la clínica y pedirle un favor. La relación de YoonGi no era para nada secreta entre los pacientes, así que nadie sospecharía nada extraño si lo veían llegar con un ramo enorme de rosas rojas. El problema es que entregárselo a su médico sería muy minucioso.
—¿Conoces una florería con servicio a domicilio?— preguntó TaeHyung hacia su chofer.
—Hay una en siete cuadras de camino al juicio ¿Quiere que pida algunas?
—Hazme el pedido de ir mientras me enfrento al jurado, pide 50 rosas rojas y que las entreguen en esta dirección para Jeon JungKook, por favor.— ordenó, entregándole una tarjeta de la clínica.
El automóvil se detuvo frente al supremo tribunal y TaeHyung espero que su puerta fuese abierta para bajar con su maletero en mano, los reporteros y paparazzis ya estaban esperándolo. Preguntas referentes al caso fueron lanzadas a su persona ¿Cómo puede defender a un pedófilo? ¿Sabe a cuántos niños daño? ¿Ha escuchado los testimonios de los familiares? ¿Quieren acordar una fianza? No podía responder a nada de eso.
TaeHyung estaba realmente cansado, la prensa estaba moliendo al conglomerado K por darle preferencia a alguien que claramente era el culpable y lo peor es que estaban arreglando todo con dinero para dejarlo ir en libertad. No solía desobedecer a sus padres, pero esto iba demasiado lejos y no estaba de acuerdo con que un hombre tan asqueroso se mantuviera en las calles por mero capricho, debía recibir una condena y pagar por sus actos. Teniendo eso en cuenta, al entrar en el juzgado ni siquiera tomó asiento a lado de su cliente, sino que caminó directamente hacia el juez encargado y le entregó una carpeta llena de información que dejaba como completo culpable al hombre.
—Quiero presentar esto como prueba.
—¿Está seguro de esto? Usted representa la parte "inocente" del caso, si yo entrego esto a los veredictos, no habrá vuelta atrás, señor Kim.
TaeHyung recibió un mensaje y le pidió un segundo al juez para poder ver de qué se trataba, sonrió sin mostrar los dientes al ver que se trataba de JungKook y una imagen de las flores. Antes había cometido muchos errores, sus padres siempre lo habían manipulado y hecho creer que lo incorrecto era correcto, que el mal era el bien, que el negro era blanco. Ahora podía ver realmente todo, desde una perspectiva mejorada y tenía a alguien a quien le gustaría proteger, así que entendía a todos los padres que sufrían la pérdida de sus hijos. No dejaría que esto quedara impune.
—Estoy consciente de lo que esto significa y puede proceder.
🍭
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro