009
꧁Acelera꧂
─ ❖ ─🍡 ── ❖ ──🍡 ── ❖ ──🍡 ─ ❖ ─
CANDY P.O.V
―¿A que hora vamos con Itachi?―cuestiona Sasuke, asomándose distraídamente por la ventana del auto.
Solté una corta risa, observandolo a través del espejo retrovisor―Ni siquiera hemos salido del estacionamiento del hospital ―murmuré, a lo que él se encogió de hombros―. Mañana en la tarde podemos venir. Seguro en la mañana empieza su tratamiento y lo tendrán ocupado.
Él se quedó en silencio un par de segundos, para luego susurrar un «Gracias» y recostarse más cómodamente en el asiento.
Su humor había mejorado mucho a comparación de hace rato. Supongo que la incertidumbre sobre el estado de Itachi lo tenía bastante agresivo, pero ya había vuelto a ser el adorable niño que conocí tiempo atrás. Se notaba a leguas la enorme admiración y cariño que sentía hacía su hermano mayor, el cual parecía adorarlo aún más.
Son muy lindos. Ojala Sakura fuese así conmigo.
Un par de ronquidos en la parte trasera del auto me hicieron girar la vista, encontrándome con un pequeño niño profundamente dormido en su asiento. No me sorprendió mucho verlo así, de hecho, ya me parecía extraño que no se hubiera quedado dormido antes.
Son alrededor de las tres de la mañana. La carretera a esta hora es digna de una película de terror, completamente oscura y vacía. Si no fuera por la luz de los faros no podría ver absolutamente nada. Subí las ventanas para protegerme del aire helado que se filtraba desde afuera, aunque en realidad, me daba mucho miedo que alguien se metiera por ahí.
Es prácticamente imposible. Pero mejor prevenir que lamentar.
―Huh... jamás volveré a salir a esta hora.―susurré, apretando con fuerza el volante para centrarme en el camino.
―¿Te da miedo la oscuridad? ―cuestiona Sasuke, haciéndome sobresaltar―. Miedosita.
Hice un mohín ofendida, mandándole una mala mirada desde el espejo―No me da miedo la oscuridad. A esta hora... hay ladrones.―murmuré, ganándome una risa irónica de su parte.
―El auto está en movimiento. Y si te da tanto miedo, acelera, la carretera está vacía.―rueda los ojos, apoyando la mejilla en su mano.
¿Este niño no estaba dormido antes? Se ve más bonito así.
―Voy en el límite de velocidad, si acelero, estaré rompiendo la ley.
―¿Y? No veo policías cerca.―musita, asomándose nuevamente por la ventana.
Fruncí las cejas en forma de reproche, bajando un poco la velocidad para girarme a observarlo―No necesito que un policía me vigile para cumplir con la ley, Sasuke. Debes hacerlo sin importar-...
―¡Una vaca en el camino!―exclama horrorizado, señalando hacía delante.
Ensanché los ojos alarmada, e instintivamente volví a mi posición original, tratando de girar el auto hacía el lado derecho para esquivar al supuesto animal. Nunca antes había sentido mi ritmo cardiaco tan acelerado como ahora, y solo atiné a exhalar aliviada cuando logré encarrilar el auto en el camino.
Coloqué una mano sobre mi pecho, tratando de calmar los fuertes latidos de mi corazon. Sasuke no pareció inmutarse por el brusco movimiento del auto, lo cual me alegró mucho, ya que apenas y podía calmarme a mi misma. Detuve el auto para buscar a la vaca desde el espejo retrovisor, pero no logré ver absolutamente nada.
―Era mentira.―ríe el niño, cubriendo su boca con ambas manos.
Hice una mueca desencajada. No estaba enojada con él, más bien conmigo misma por creerle. Estamos en una ciudad, obviamente no hay vacas por aquí.
―Sasuke, no está bien que hagas eso.―reproché, frunciendo el ceño mientras volvía a retomar el camino.
No tengo derecho a regañarlo. Pero si no corriges a los niños ahora, luego será más difícil. Además, eso fue muy peligroso, pudimos tener un feo accidente.
―Fue una broma, estoy aburrido ―suspira, acercándose al espacio entre el asiento del conductor y el de copiloto―. Acelera, ¿si? Ya quiero llegar para dormir tranquilo.
Suspiré sin despegar mis ojos del camino. Yo también quería llegar rápido a casa, pero no me siento cómoda infringiendo la ley, y mucho menos con un niño presente. Itachi seguramente le enseña buenos valores a Sasuke, así que no vendré yo a corromper su inocente mente.
Aunque más bien parece que él quiere corromper la mia.
―Lo siento, Sasuke. Pero no puedo hacer es-...
―¡Acelera!―grita, haciéndome sobresaltar. Fruncí el ceño confundida, observandolo de reojo.
―Sasuke, ya te dije que n-...
―¡Acelera! ¡Acelera! ¡Acelera! ¡Acelera!―siguió pronunciando la misma palabra una y otra vez, lo cual me estaba incomodando, ya que me estaba gritando en el oído.
Traté de pedirle que parara, pero mi voz era ahogada por sus gritos. No me gusta alzarle la voz a nadie, ya que se lo incomodo que es cuando alguien te grita. Pero Sasuke no parecía tener intenciones de calmarse, y ya me estaba empezando a sentir agobiada por su voz.
―¡Está bien, ya voy!―lo corté al fin, afincando mi pie sobre el acelerador.
Sasuke sonrió y cayó hacía atrás por la fuerza de arranque. No se si estará acostumbrado a manipular a las personas de esa forma, pero ahora mismo se veía bastante satisfecho.
Hice una mueca, decepcionada conmigo misma por haber caído en sus sucios trucos. No me considero una persona mentalmente débil, y el hecho de que un niño de seis años lograra manipularme a su antojo, me hacía sentir sumamente patética. Me tranquilicé un poco al recordar que era de noche, y dudaba mucho que algún policía estuviera rondando por aquí a esta hora.
Claro, eso pensé hasta que algunas sirenas empezaron a sonar detrás de nosotros.
―Oh no ―escuché murmurar a Sasuke, y en un rápido movimiento se acercó más a mi―. ¡Acelera! ¡Debemos huir antes de que nos atrapen!
Me estoy preocupando mucho por la educación que recibe este niño.
El característico sonido de las sirenas cada vez se iba haciendo más fuerte, indicando que la patrulla se acercaba a nosotros. Solté un tembloroso suspiro antes de reducir la velocidad para estacionarme a mitad de la nada, escuchando las multiples quejas de Sasuke.
Mi madre va a matarme por esto.
ITACHI P.O.V
La doctora Tsunade seguía hablando y hablando sobre todo lo que haría con mi pierna, pero al no entender absolutamente nada, me limité a ignorar todo lo que decía. Al principio pensé que el padre de Candy se encargaría de todo lo relacionado a mi tratamiento, pero parece que tiene mejores cosas que hacer.
Bueno, no me quejo mucho de Tsunade. Es un poco agresiva y temperamental, pero se nota que sabe lo que hace.
―¿Te incomoda el yeso?―cuestiona, dandome una mirada fugaz antes de seguir anotando cosas en su libreta.
Ah si, ahora tengo un yeso. Nunca antes había tenido uno, y no es muy agradable que digamos. Pero me reconforta saber que solo será durante dos meses, y luego mi pierna volverá a estar como nueva.
―Está bien, creo ―respondí, ganándome un corto asentimiento de su parte―. ¿Podré jugar fútbol luego de todo esto?―cuestioné, embozando una pequeña mueca.
Espero que no, odio el fútbol.
―Si, no te preocupes. Solo debes cumplir con tu reposo y volverás a la normalidad.
Diablos.
Ella siguió haciéndome algunas preguntas de protocolo antes de abandonar la habitación para seguir con sus otros pacientes. No quiero sonar malagradecido, pero este hospital es sumamente aburrido. No hay televisión en mi habitación, y el ridículo de Obito olvidó traerme el cargador de mi celular, asi que tampoco tengo batería.
Lo bueno es que tengo un compañero de habitación, el cual acaba de levantarse de su siesta.
Es un hombre de unos treinta años, delgado pero bien formado, y con un rostro algo... sospechoso. Si me lo encontrara en la calle seguramente me cagaría del miedo por su pinta de ladrón, pero si está en un hospital, dudo mucho que sea una mala persona.
―¿Y tú por qué estás aquí?―pregunte, llamando su atención.
―Me caí de la moto tratando de huir de un atraco ―masculla, haciendo que ensanchara los ojos perplejo―. ¿Y tu pierna qué?
Tragué saliva algo nervioso. Solo espero que él haya sido la victima y no el atracador.
―M-Me caí por las escaleras.―balbucee, analizándolo discretamente con la mirada.
Su torso estaba repleto de ridículos y extravagantes tatuajes sin sentido. Tiene una espantosa perforación en su oreja derecha, un diente de oro y... oh, sus manos están esposadas a la camilla. Genial.
―Que patético ―soltó una risa, como si yo no estuviera presente―. La tetona ya se fue, ¿no?―cuestiona, observando a sus alrededores para confirmar la ausencia de Tsunade―. Ayúdame a quitarme estas mierdas, ¿si va? Debo irme antes de que llegue la policía.
... auxilio.
―N-No puedo levantarme de la camilla, por m-mi pierna.―balbucee, tratando de excusarme para no meterme en algún problema.
El chasqueó la lengua irritado, mandándome una mala mirada―Una vez salté de un edificio con dos balazos y una puñalada en el abdomen. ¡Párate de esa mierda y ayudame!
―¡Pero no tengo las llaves de las esposas!―expresé asustado, desviando la mirada.
Nunca se metan con alguien que ha sobrevivido a una puñalada en el abdomen. Esa gente es peligrosa.
―Marico, ¿ni siquiera sabes abrir unas malditas esposas sin llave? ¡Para algo está youtube!―gruñe, haciéndome sentir aún más estupido.
Ambos usamos youtube por motivos diferentes.
―¡Yo solo veo videos de repostería en youtube! ¡S-Si quiere le hago un pastel!―ofrecí desesperado, ganándome un bufido de su parte.
―Ya cállate la boca, no sirves para una mierda.―gruñe, recostándose bruscamente en su camilla.
Estos serán unos largos días.
Hoy he aprendido una importante lección de vida; nunca juzgues a las personas por su apariencia o antecedentes penales.
Yonaiker―así se llama mi compañero de habitación―, resultó ser un sujeto bastante agradable. A los dos nos encanta la cocina, las películas antiguas, los dulces y tenemos los mismos gustos musicales. Y lo mejor de todo, ¡Ambos tenemos una pierna rota!
Por desgracia, su situación económica es mucho peor que la mia. Él debe hacerse cargo de sus padres, esposa e hija de cinco años. Por lo que me contó, hace un par de meses lo despidieron del trabajo, y no tuvo otra opción más que recurrir a la vida criminal.
No me parece que eso sea lo correcto, pero si quiero salir vivo de aquí, lo mejor será que no lo critique mucho.
―Nah, no te creo eso.―reí, ganándome un bufido de su parte.
―Es en serio, marico. En la moto íbamos mis tres primos, dos panas del barrio, un televisor de esos gordos y un mini pug de tres meses.―relata, haciéndome soltar una corta carcajada.
―Pudiste con toda esa gente, ¿pero te caíste cuando ibas tú solo?―cuestioné desencajado, alzando una ceja.
―Nah, es que a la tipa que atraqué le dio por gritar como loca y llamó la atención de un policía que me empezó a perseguir ―chasquea la lengua, frunciendo las cejas―. Me puse nervioso pues, y choqué con un pote de basura.
―¿Y qué harás cuando se cure tu pierna?―cuestioné incomodo, rascando mi nuca.
Lo más probable es que pase por un corto juicio antes de que lo metan preso por quien sabe cuanto tiempo. Me siento mal ya que se que él es quien se encarga de conseguir el sustento económico en su hogar, y cuando ya no esté, su esposa e hija quedarán a la deriva.
―¿Qué voy a hacer, marico? Escaparme, no hay de otra ―suspira, encogiéndose de hombros―. ¿Y tú que harás con la bruja de tu tía?
Si, ambos agarramos confianza muy rápido. Le conté todos mis secretos y problemas existenciales. Y aunque no lo crean, Yonaiker es más sabio de lo que parece.
―No se... no quiero dejar a Sasuke con ella, pero tampoco quiero seguir abusando de Candy.―murmuré, a lo que él asintió.
―Aquí entre nosotros dos ―susurra, inclinándose un poco sobre su camilla para acercarse más a mi―, tengo un primo que se puede encargar de ella. Si sabes a lo que me refiero.
Hmm, tentador. Muy tentador.
―Es la madre de mi mejor amigo, y... no creo que haga falta llegar a ese extremo.―sonreí levemente, a lo que él se encogió de hombros.
―Entonces déjalo con tu novia esa. Aprovecha que ahora te quiere y pídele favores. Dentro de unos años ni un besito te va a dar, te lo digo por experiencia.
Estaba por responderle, cuando escuché el sonido de la puerta abrirse. Hidan, Obito y Deidara entraron a la habitación. Los primeros dos sostenían lo que parecían ser algunos obsequios para mi, mientras el último solo observaba fijamente el piso con una deprimente expresión.
―¡Mi amor!―exclamó Hidan, extendiendo sus brazos en mi dirección―. Te traje un peluche de Gordon Ramsay para que te haga compañía en las noches.―sonríe, pasándome el muñeco.
Solté una corta risa al ver lo extrañamente adorable que era, y al presionar su estomago reproducía algunos insultos culinarios que me hicieron reír aún más―Gracias, está bonito.
―¡Yo encargué este peluche de un huevo!―interviene Obito, dejando su obsequio sobre mi regazo―. Lo malo es que parece un balón de fútbol americano sin color. Se veía más lindo en la imagen promocional.―hace una mueca, rascando su nuca.
Le agradecí de igual manera por su obsequio, observando esta vez a Deidara de forma expectante―Un tipo me robó en la mañana, te había comprado una caja de chocolates.
Fruncí levemente el ceño al escuchar una carcajada por parte de Yonaiker, y al voltearme lo encontré sosteniendo su estomago mientras reía―¡Lo siento, Itachi. Pero fui yo quien robó a tu amiga!
Deidara soltó una exhalación indignado, ensanchando los ojos al reconocer el rostro de su atracador―¡Tú, maldito bastardo! ¡Eso era para Itachi! ¡Y no soy mujer!
―Nah, ni estaban tan buenos. Me los comí en la ambulancia de camino para acá.
Mis amigos y yo empezamos a reír mientras Obito sostenía a Deidara por los hombros para evitar que golpeara a mi compañero de habitación. No me había dado cuenta de que la hora de visita había comenzado hace algunos minutos, y me pareció muy extraño que Sasuke y Candy no hayan llegado aún.
Espero que estén bien.
─ ❖ ─🍡 ── ❖ ──🍡 ── ❖ ──🍡 ─ ❖ ─
Espero que les haya gustado el cap uwu
💟 No olviden votaaar
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro