004
꧂Paleta꧁
─ ❖ ─🍡 ── ❖ ──🍡 ── ❖ ──🍡 ─ ❖ ─
ITACHI P.O.V
―N-No quiero salir así...―susurra Obito deprimido, con la vista fija en el suelo.
―Tu fuiste el idiota que puso el reto.―masculle enojado, observándolo de reojo.
―¡¡Y yo como iba a saber que tu hermano nos vendería!!―grita, haciéndome bufar.
Si, tal y como dijo, Sasuke nos vendió por doscientos dólares que le ofreció Hidan. Ahora debíamos cumplir con nuestra parte de la apuesta, la cual no era para nada linda.
Estábamos esperando a que Hidan nos diera la señal para salir de los baños, pues nos meteríamos en problemas si algún profesor nos viera caminar por los pasillos en ropa interior.
―Agh, olvide depilarme las piernas.―murmura Deidara con fastidio, a lo que nosotros lo miramos raro.
―Los hombres no se depilan las piernas...―contestó Obito, haciendo una mueca de asco.
―Y tampoco se echan bálsamo labial.―añadí, ganándome un bufido de su parte.
―Por eso es que ambos parecen un par de cavernícolas peludos con labios resecos.―gruñe, desviando la mirada.
Rodé los ojos sin decir nada al respecto. Ya me estaba dando un poco de frio y ansiedad por estar semidesnudo en un lugar publico.
Me sobresalté al escuchar como se abría la puerta del baño, pero me relaje al ver como de esta entraba un pequeño niño de primer año. El cual al vernos así, solo frunció el ceño mientras retrocedía lentamente para alejarse de nosotros.
―No es lo que piensas.―sonríe Obito nervioso, levantando una de sus manos mientras con la otra cubría sus partes.
―T-Tranquilo, no le diré a nadie que ustedes son... ¿Huh?, todo este tiempo pensé que tu eras mujer.―comenta impresionado, observando a Deidara.
Obito y yo soltamos una carcajada, mientras el rubio se sonrojaba avergonzado. Esta no era la primera vez que alguien lo confundía con una chica, pero nunca dejaba de ser gracioso.
―Soy hombre.―masculla, frunciendo el ceño.
―Y gay, por lo que veo.―contesta, observándonos con una mueca.
―Lárgate antes de que te rompa la cara.―amenaza Obito, acercándose al niño para intimidarlo.
―Bien, me iré para que le rompas el culo a tus amigos.―se burla, dando media vuelta para salir del baño.
Tuve que tomar a Obito de los brazos para que no saliera corriendo a golpear al niño. Aunque yo también tenia ganas de hacerlo, sabía que aquello solo me traería más problemas.
―¿Los modelos ya están listos?―canturrea Hidan, entrando al baño―. Vaya... Itachi, podría lavar mi ropa sobre ese abdomen.―murmura impresionado, observándome con una de sus extrañas sonrisas.
Chasqueé la lengua irritado, aunque en realidad me gustó su alago. Ocupo mis ratos libres haciendo ejercicio, y es lindo que alguien lo note de vez en cuando.
―Obito... el hombre de las tres piernas, Rin no tiene idea de lo que se pierde ―vuelve a hablar, haciendo sonrojar a mi primo―. Y Deidara, mañana mismo te compro un vestido para que me acompañes a la boda de mi prima.
El rubio bufo mientras nosotros reíamos, pero inmediatamente dejamos de hacerlo al ver la cara de psicópata de nuestro desagradable amigo Hidan.
―Ya esta todo listo, y les aconsejo que caminen rápido... los del club de fotografía están esperándolos afuera.―comenta fingiendo pena.
Maldito.
Con vergüenza empezamos a caminar fuera del baño, mientras yo me abrazaba a mi mismo tratando de cubrirme un poco, cosa que no funcionó.
Apenas pusimos un pie en el pasillo, empezamos a escuchar risas y murmullos por parte los estudiantes presentes. Tal y como dijo Hidan, los miembros del club de fotografía estaban ansiosos por nuestra presencia, sacándonos fotos sin nuestro consentimiento.
―Por lo menos díganme y hago una pose ―gruñe Obito dejando de caminar, para luego colocar un brazo sobre su cintura y el otro en su nuca―. Ahora si, tómenme fotos.
Todos empezaron a fotografiar a mi primo como si de una súperestrella se tratase, mientras Deidara y yo intercambiábamos miradas sin saber que hacer.
―Bueno, mejor reír que llorar.―suspira, para luego acercarse a Obito y empezar a posar.
Yo me encogí de hombros e imite sus acciones. No solo los del club de fotografía estaban ahí, poco a poco fueron llegando más estudiantes a presenciar el espectáculo que estábamos montando.
―La nave de la fama buscaba un conductor y de casualidad yo tenía las llaves.―sonreí, haciendo reír a mis amigos.
―¡Yo también quiero!―exclama Hidan, quitándose la ropa con rapidez para acercarse a nosotros.
Bueno, esto no estuvo tan horrible como imaginé.
―¿Como te fue en la escuela?―le pregunté a Sasuke, mientras caminábamos por las tranquilas calles del vecindario.
Por suerte logré salir temprano del trabajo. Hoy solo hice tres entregas en lugares aledaños a la fabrica, y luego de pedirle permiso a mi jefa emprendí mi camino hasta el preescolar de Sasuke para buscarlo y acompañarlo a elegir el regalo para su amigo.
Él se encogió de hombros, dándome a entender que no le había sucedido nada fuera de lo normal. Aunque era de esperarse, los dias en el preescolar no deben ser muy emocionantes para un niño tan antipático como Sasuke.
―¿Que tal tú?―me pregunta, a lo que yo simplemente hice una mueca.
Que descarado es al preguntarme eso.
―Por tu culpa tuve que pasear en ropa interior por los pasillos de la escuela.―masculle, frunciendo el ceño.
No estaba enojado con él, es solo un niño después de todo. Pero aún así quería que se arrepintiera por lo que hizo, no esta bien vender a tu hermano por dinero.
Mi hermanito sonrió de lado, seguramente imaginando aquella bochornoso escena. Gruñi un poco, haciendo que borrara su sonrisa y levantara la cabeza para verme.
―Lo siento, pero valió la pena. Ahora no tendrás que irte caminando a la escuela, compraremos el regalo de Naruto con el dinero de Hidan.―suspira, dejándome desconcertado.
―¿Como sabes que-...
―Que sea un niño no me hace estupido, hermano. Solamente un idiota se creería ese cuento del cambio de horario ―bufa, para luego rodar los ojos―. Como sea, ya no debemos preocuparnos por eso.
Me quedé sin palabras por primera vez en mi vida. Todo este tiempo he estado tratando de disimular un poco nuestra difícil situación económica frente a él, no quería preocuparlo o hacerlo sentir inferior en comparación a sus compañeros. Por eso mismo no lo saqué de aquel costoso preescolar, tampoco vendí los electrodomésticos de la casa ni las joyas de mamá. Quería que se sintiera normal, que disfrutarla de todas las comodidades que tenía antes de la muerte de nuestros padres, y que no se preocupara por nada más que estudiar.
Pero parece que Sasuke no es tan ingenuo como pensaba.
―Sabes... no tienes que cargar con todo tú solo ―vuelve a hablar, sacándome de mi transe―. Estamos juntos en esto ¿no?, para eso son los hermanos.
Lo que dijo me dejó enternecido, no esperaba algo como eso viniendo de él. Sentí como cierta presión desaparecía de mi pecho y era sustituida por un sentimiento cálido y agradable. Probablemente él no sea consciente del gran impacto que tuvieron sus palabras en mi, y no sabía como hacerlo notar sin llorar en el proceso.
Lo observé fijamente, tratando de trasmitirle todo el cariño que sentía por él con mi mirada. Le sonreí levemente mientras levantaba una de mis manos para acariciar su cabello. Él hizo un mohín enojado cuando lo despeiné, tomando mi mano entre las suyas para apartarla bruscamente.
―Estamos juntos en esto ―afirme, volviendo a posar mi vista en el camino―. Te quiero, Sasuke.
Escuché como chasqueó la lengua, seguramente avergonzado por mis palabras. Se quedó en silencio un par de minutos, para luego tomar mi mano y darle un ligero apretón.
―Yo también, hermano.
―Bien... ¿qué le gusta a tu amigo?―pregunte, observando los escaparates de la juguetería.
Mi hermano hizo una mueca, rascando su mejilla con su dedo índice.―Le gusta el ramen...―murmura inseguro, haciéndome reír.
―Entonces no deberíamos estar aquí.―dije con diversión. Él infló las mejillas enojado, cruzándose de brazos.
―No le compraremos ramen, debe ser un juguete ―declara, tomando una pistola de agua entre sus manos―. Este no.
Siguió así un buen rato. Tomaba cada juguete que veía, para luego analizarlo y dejarlo en su lugar nuevamente. Nada parecía convencerlo lo suficiente para llevarlo, y eso me estaba empezando a irritar un poco.
Tengo sueño, y la música infantil de la tienda no me ayuda mucho.
Mi vista fue a parar distraídamente hasta el area de peluches, y sin decir nada me acerqué a esta con la esperanza de encontrar algo. Mis ojos brillaron al observar un adorable peluche de zorro, el cual me hizo recordar la historia que me contó Sasuke dias atrás.
―¿Que tal este?―cuestione, dándome vuelta para enseñarlo.
Sus oscuros ojos lo analizaron detalladamente, parecía que buscaba alguna clase de defecto en el peluche. Finalmente sonrió, acercándose a mi para tomarlo entre sus manos.
―Es perfecto ―murmura emocionado―. A Naruto le gusta mucho la historia del Kyuubi, le va a encantar.
Sonreí al escucharlo. Se notaba a leguas que ese niño era muy importante para mi hermano, y eso lo demostró al esforzarse tanto por conseguir un buen regalo para él en su día especial.
Espero que Sasuke también sea igual de importante para Naruto.
El peluche no era muy caro, solo fueron setenta dólares en total. Incluso lo envolvieron con un papel de regalo para que estuviera listo para la ocasión.
―Ten.―dice mi hermano, tendiéndome el cambio sobrante. Yo sonreí, negando con la cabeza.
―Es tu dinero, te lo ganaste... no diré limpiamente ―hice una mueca, rascando mi nuca―. De cualquier forma... es tuyo, así que gastalo como quieras.
Sasuke pareció dudar un par de segundos, sin saber como replicar a lo que dije. Luego sonrió con cierta malicia, dejándome confundido.
―Hmmm, quiero dangos.―murmura, deteniéndose frente al rayado para cruzar la calle.
Lo tomé de la mano rápidamente, observándolo de reojo con curiosidad.―¿Seguro?, pensé que no te gustaban mucho.
―No lo hacen... ¿pero sabes que si me gusta?―yo negué, esperando a que siguiera hablando― Candy, así que iremos a verla.―reí por su comentario, y cuando el semáforo se torno rojo, ambos cruzamos a la acera del frente.
Ahora que lo recuerdo, aún tengo su numero guardado en el bolsillo de mi pantalón.
El sonido que hizo la campanita de la puerta fue lo que anunció nuestra llegada. Candy levantó la vista con una sonrisa amigable, pero al reconocernos su sonrisa se ensanchó aún más.
―¡Itachi!―exclamó, con aquel animo que tanto la caracterizaba.
Escuché como Sasuke gruñó enojado porque no lo saludaron. Y cuando ella se acercó para darle un beso en la mejilla, inmediatamente empezó a sonreír como bobo.
―H-Hola.―la salude, maldiciendo internamente por haber sonado tan nervioso.
―¿Como les va?―pregunta observándome, a la vez que acariciaba el cabello de mi hermano.
―Bien, gracias por preguntar―sonreí, sintiéndome menos nervioso que al principio―¿Como te va a ti?
―Me alegro mucho, yo también estoy bien ―contesta, para luego observar de reojo su puesto de trabajo―. ¿En que puedo ayudarlos?
―Huh...―bajé la mirada para buscar una respuesta de Sasuke, pero este simplemente giró la cabeza haciéndose el desentendido.
Escuché la suave risa de la chica frente a mi, para luego sentir como me tomaba por el brazo para guiarme por la tienda.
―Las veces que has venido no he podido enseñarte bien la tienda...―empieza a decir, sonriendo. Yo estaba tan embobado observando su rostro, que no escuché absolutamente nada de lo que dijo luego.
Solo veía como sus labios se movían mientras hablaba, sonriendo y riendo de vez en cuando. Aproveche su cercanía para detallar mejor su rostro; sus facciones eran tiernas y delicadas, el color rosa de su cabello hacía un lindo contraste con el tono pálido de su piel. No pude evitar compararla con una de las muñequitas de Fresita.
Y por alguna razón, cada vez que la veía me parecía aún más bonita que antes.
―Entonces... ¿quieres de estos?―pregunta, observando mi rostro con curiosidad.
Pestañeé varias veces sin entender a que se refería, hasta que dirigí la vista hacia donde apuntaba su mano. Estaba señalando una hilera de Dangos igual a la que me regaló el dia que nos conocimos.
―S-Si, ¿cuál es el precio y cuanto cuestan?―balbuceé nervioso.
Escuché como Sasuke golpeó su frente con la palma de su mano, y en ese momento me percate de la grandísima estupidez que acababa de decir. Para mi suerte, Candy se lo tomó como un chiste y empezó a reír, haciendo que suspirara aliviado.
―Eres muy gracioso, Itachi.―dice, cubriendo momentáneamente su boca para reprimir sus risas.
―Muy idiota diría yo...―susurró Sasuke, haciéndome fruncir el ceño.
Luego de que me dijera el precio, la acompañé hasta la caja para pagar por ellos. Cuando estaba por entregarle la suma de dinero, mi hermano tomó una paleta en forma de corazón y la colocó junto a los dangos.
―Compra eso también.
Yo solo asentí un poco confundido y complete lo que faltaba para entregárselo a Candy.―Muchas gracias.―le sonreí, a lo que ella me correspondió.
―Gracias a ti, espero volver a verlos pronto.―dice, agitando su mano en forma de despedida.
―Eso tenlo por seguro...―susurra Sasuke, devolviéndole el gesto.
Al cruzar la puerta mi hermanito se quedó parado abruptamente frente a esta, a lo que yo me gire a verlo confundido. Él sacó la paleta que acabábamos de comprar y me la tendió con semblante neutro.
―Ve a dársela.―ordena, sin mostrara alguna expresión en su rostro.
―¿Eh?, pero-...
―Ve a dársela.―repite, pero esta vez sonaba más serio e insistente.
No replique nada y tomé la paleta algo inseguro. El asintió con la cabeza para darme ánimos, observándome fijamente.
Tragué saliva nervioso. Me daba bastante vergüenza hacer algo como eso, nunca antes le había obsequiado algo a una chica, normalmente son ellas quienes lo hacen.
Me sobresalté un poco cuando la campana de la puerta anunció nuevamente mi llegada, había olvidado que estaba ahí. Candy frunció las cejas confundida al verme entrar nuevamente, pero aún así volvió a sonreírme.
―¿Se te quedó algo, Itachi?―pregunta, saliendo de la caja para acercarse a mi.
Desvié la mirada al sentir mis mejillas calientes, y con la mano temblorosa le tendí la paleta, sin atreverme aún a ver su expresión.
―¿Mmm?, ¿está defectuosa o algo asi?―cuestiona, tomando la paleta para analizarla con curiosidad.
―Eh... no. Yo... te la regalo, la compré para ti.―murmure, rascando mi nuca algo incomodo.
No pude resistir más y levanta la mirada para observar su rostro. Se veía bastante sorprendida y sus mejillas estaban más rosadas de lo usual. Me sonrió dulcemente, a la vez que se acercaba más a mi.
―Muchas gracias Itachi, eres muy lindo.―susurra tímidamente, para luego colocarse de puntillas y depositar un corto beso en mi mejilla derecha.
Gracias, Sasuke.
─ ❖ ─🍡 ── ❖ ──🍡 ── ❖ ──🍡 ─ ❖ ─
Espero que les haya gustado el cap uwu
Me gustó mucho escribirlo, y al mismo tiempo se me hizo muy difícil. Lo empecé a hacer hace como una semana, y todos los dias le añadía y borraba cosas jahsjajaja, primera vez que me pasa eso.
💟 NO OLVIDEN VOTAAAAAR.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro