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02

JiMin despertó con su cuerpo adolorido, abrió los ojos lentamente por lo pesados que se encuentran sus párpados y observó el techo de la cueva submarina. Lo último que recuerda es haber visto al tiburón blanco mordiéndolo y los fanales negros profundos mirándolo intensamente, se supone que él debía estar muerto en este momento.

Ahora, en cambio, no sabe ni siquiera donde estaba, trataba de sentarse en su sitio, pero la cintura, la cadera, la espalda y literalmente todo el cuerpo le dolía, no es capaz de lograrlo por sí solo. Se quedó mirando la luz que brindan las algas al brillar ligeramente y eso le permitió ver un poco mejor el lugar, aunque en realidad no hay mucho que observar.

El sonido del agua moviéndose llama su atención y giró su rostro hacia un costado, por donde la enorme sombra del tiburón blanco hacía presencia. Pudo ver que estaba entrando en la cueva y venía nadando directamente hacia él. Sin muchas opciones cerró los ojos fuertemente y trató de volverse invisible, cosa que es imposible, pero creyó que si no se movía no lo notaría.

YoonGi se acercó, hasta encontrarse delante de él, y justo a un lado escupió lo que traía guardado en el hocico para luego poder cambiar a su forma híbrida. Distingue que el tritón continúa inconsciente, así que se inclina para tomar entre sus pálidas manos lo que trajo y amasar todo hasta hacerlo papilla.

Desde muy temprano fue a buscar alimento, más precisamente a donde el barco pirata se había hundido y cuando terminó de comer algunos cadáveres se dispuso a buscar musgo. Reconoció que había cometido un error con el tritón, lo menos que podía hacer era intentar curarlo de alguna manera y se pasó la tarde buscando el remedio para sus heridas.

En un rincón de su cabeza sabía que había ciertas plantas curativas, pero era difícil distinguirlas para él y no recordaba exactamente para qué servía cada una. Opto por tomar el musgo que creía mejor, más fresco y volvió a la cueva submarina lo más rápido posible, ya que temía que el tritón se escapara.

Luego de darle la espesura adecuada, extendió el medicamento por cada una de las heridas y acarició suavemente, intentando no lastimarlo. Estaba siendo muy cuidadoso porque temía levantar al tritón, pero lo que no sabía era que de hecho ya estaba despierto.

JiMin se estremeció ante el tacto, pero luchó por mantenerse lo más quieto posible, ya que estaba demasiado asustado. Sin embargo, al sentir los helados dedos tocando su brazo con tanta delicadeza se desconcertó porque ciertamente los tiburones no tienen manos sino aletas.

Decidió abrir sus ojos para espiar y cuando fijó su mirada en el desconocido se quedó sin palabras, su piel era muy blanca y pálida, tenía el cabello de tono grisáceo, casi blanco y rasgos suaves. Nunca había visto a alguien así, se quedó embobado sin poder procesarlo del todo y no se percató de que fue atrapado mirándolo demás.

—Uh...— balbuceó JiMin sorprendido.

YoonGi le sonrío hasta mostrar sus rosadas encías y colmillos, se acercó a su rostro para revisarle las pupilas, cerciorarse de que estaba bien. JiMin sintió su corazón latir aceleradamente y se sonrojó por la cercanía, intentando alejarlo.

—Oye.— reprochó JiMin, su voz sonando aguda por la vergüenza y nerviosismo.

—¿S...siren-na?— dudó YoonGi en un balbuceo, sus finos labios forman un puchero sin saber si es así como se dice correctamente.

JiMin frunció el ceño porque no parecía saber hablar, estaba confundido y lo hace mucho más cuando observa la cola del peli gris y ve la mitad del tiburón blanco. Conocía diversas especies marinas y múltiples híbridos, pero jamás había escuchado hablar de tiburones y no sabe qué esperar en esta situación.

—Soy un tritón.— corrigió JiMin y verificando la viscosidad que tenía sobre sus heridas, se da cuenta de que es un tipo de anestesia porque el dolor aminoro.

—Medicina, tritón.— señaló YoonGi al musgo y luego hacia el pelirrojo.

—¿Lo hiciste tú?— preguntó JiMin, pues no cualquiera podía hacer medicina, dejó de estar a la defensiva porque discierne al híbrido como alguien inofensivo.

YoonGi asintió y volvió a acercarse para continuar colocando el musgo, esta vez en la mordida que hay sobre la cintura y cadera. Comprobó la cola para asegurarse de que no hubiera golpes, pero se entretuvo delineando las bonitas escamas esmeraldas.

—No toques allí.— pidió JiMin, tomándole la mano y deteniéndolo porque estaba por tocar un lugar inadecuado —Puedo hacerlo yo, solo ayúdame a sentarme.

YoonGi no dudó en hacerlo, rodeando el pequeño cuerpo con sus brazos y empujándolo con su torso para mantenerlo apoyado. JiMin sintió un escalofrío al percibir la frialdad del cuerpo contra el suyo que es caliente, intentó no darle importancia y tomó la medicina para ponerla en los lugares faltantes.

—¿Planeabas comerme?— cuestionó ante el silencio, terminando lo que hacía y girándose solo un poco para mirar el rostro del peli gris.

YoonGi asintió y luego negó al vislumbrar que la mirada del tritón se llenó de pánico, no quería asustarlo, pero no sabía cómo actuar. Desde siempre ha estado solo y su vocabulario es casi inexistente, es más animal que humano, más eso no impide que sienta soledad.

Ser un tiburón blanco no era exactamente lo mejor, ya que cualquiera que lo veía, salía nadando despavorido y eso causó que no tuviera conocimiento sobre lo mucho que había en el mar. Sin embargo, sí estaba seguro de algo y es que el bonito pelirrojo entre sus brazos era su pareja, tanto su tiburón como él pueden reconocerlo y es innegable, su sangre se lo confirmó.

—Tritón, rojo... bonito y m-mío.— respondió YoonGi como pudo, apretando el agarre a su alrededor sin saber que lo estaba lastimando.

No podía dejar que se vaya, debía hacerlo quedarse y de una manera u otra debía mantenerlo a su lado para demostrarle que este es su nuevo hogar.

JiMin jadeo por el dolor y con sus manitas trató de detenerlo, pero era mucho más fuerte y comenzó a asustarse. Se removió con violencia, hasta abrir nuevamente sus heridas y la sangre fluyó en el agua, ambos se congelaron.

—D-déjame ir.— rogó JiMin en un tartamudeo, sus ojos comienzan a cristalizarse y la respiración se torna errática porque ahora vuelve a sentirse acechado.

YoonGi siente a su tiburón dilatar la mandíbula cuando la dulce sangre llega a sus fosas, el instinto vuelve de golpe y sabe lo que tiene que hacer. Los filosos colmillos salen a flote y se cuelan por el espacio del cuello perlado para darle una mordidita inocente.

JiMin lloriquea y siente su carne abrirse, el dolor es espantoso, pero hay una sensación agradable muy en lo profundo que lo hace gemir. Sus ojos se desenfocan y ahora puede sentir un latido doble, un lazo entre ellos se ha formado.

YoonGi deja de morderlo y lame tiernamente la marca, sosteniendo al tritón para mantenerlo quieto y no herirlo. Su lado humano no sabe qué ha pasado, pero su lado animal revolotea en el interior al saber que ha logrado su cometido.

Ahora JiMin no puede irse, ya es suyo y pronto, cuando menos se lo espere, él también le pertenecerá; claro que cuando el tritón lo acepte como su pareja.

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