
06
Jisung comía en silencio. Minho lo descubrió porque ni bien la comida llegó, el chico se quedó en profundo silencio concentrado en ingerir el plato que pidió.
─ Oh, no hace falta ─al fin habló cuando fue el momento de pagar. Jisung le sonrió─ Puedo pagar lo mío, en serio.
─ No, está bien ─Minho se negó a dejarle y extendió el dinero a la mesera que asintió. Los dos muchachos se levantaron.
Jisung vaciló antes de decir: ─ La próxima me toca pagar a mí.
Minho rió entre dientes y no fue hasta que cruzaron la puerta del local que cayó en cuenta de lo que aquello significaba.
La próxima vez había dicho el menor. Implícitamente, le había dicho que habría una próxima vez. Oh dios mío, Minho iba a desmayarse.
Tosió pues su garganta seca le ardió. El rostro le ardía. Dios mío, estaba tan rojo como un tomate. Siempre creyó que decir aquella comparación era una exageración. Pero ahí estaba él, luciendo como un maldito tomate.
─ ¿Estás bien? ─la mano de Jisung se apoyó en su brazo─ ¿Pasa algo?
Minho negó─ No, nada, nada.
─ Mhm, vale. ─aceptó vacilante el más bajo. El resto del camino se basó en cortos intercambios de palabras. Minho quería lloriquear por ser tan cobarde.
─ Ya va, entonces a practicar.
Las manos del Gatito eran torpes al tomar el arco, casi se sentía de mantequilla. El sudor se deslizó por su frente; uhg, ni siquiera era la prueba y sentía que se desmayaría.
Jisung parándose detrás suyo no ayudó. Minho emitió un sonidito ahogado cuando dedos le sostuvieron el codo y una mano firme se posó en su cintura.
─ Más arriba ─indicó el más bajo. Su voz era sedosa y su aliento contra la oreja era cálido; Jisung parecía distraído como para notar su reacción─ Mira fijamente el objetivo. Imagina algo, si quieres, y separa un poco las piernas.
Haciendo lo indicado, centró toda su escasa atención en lo que le decía Jisung. Sacando su lengua inconscientemente, soltó la flecha.
Está salió disparada de forma recta, firme y rápida hasta chocar con el círculo que funcionaba como objetivo. Minho parpadeó incrédulo.
¡La maldita flecha estaba hundida en el maldito círculo rojo más pequeño! Oh bueno, lo suficiente cerca para sentirse estupefacto por su azaña.
— ¡Vaya! ¡Eso estuvo muy bueno! ─Jisung le palmeó la espalda y le brindó la sonrisa más brillante.
Minho titubeó, con el rostro colorado y una sonrisa tímida en sus labios; no se negó al abrazo ni mucho menos a seguir entrenando.
Si obtenía ese tipo de resultado por esforzarse en la arquería, entonces pondría todo su empeño en mejorar. ¡
¡Él sería un increíble arquero! No más que Jisung, claro, ¡Pero cerca!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro