Los disparos en las calles de Alexandria hicieron que tanto Carl como Donovan pusieran seguro a las puertas.

Un camión había chocado en una de las torres de Alexandria ocasionando que el claxon fuera una distracción pero no solo eso, si no que también Alexandria había sido invadida por unos hombres que asesinaban a quien sea en su paso en las calles.

Tenían que resguardarse ahi mismo, en eso la puerta fue tocada con insistencia y Carl la abrió cuando reconoció a Enid.

— Ya no abriremos las puertas — dijo Donovan — Esto es aterrador.

— Todo estará bien — aseguró Carl tomando un francotirador de la mesa — Ire a disparar por la ventana.

— Ten cuidado.

— No me pondré en riesgo — dijo Carl — Ustedes esperen aquí.

Le vieron subir las escaleras, Enid y Donovan tan solo intercambiaron miradas antes de sentarse en el suelo uno frente al otro.

— ¿Para que la mochila?

— Solo son... cosas — respondió Enid — Por si algo salía mal.

— ¿Planeas irte?

— Han asesinado a la mujer con la que vivía, tan solo mira las calles ahora — señaló Enid — Todos están muriendo y allá afuera es probable que también.

— No digas eso — pidió Donovan que de solo pensarlo se ponía nervioso — Regresaran.

— ¿Realmente eres tan ingenuo?

— Hay que tener fé — dijo Donovan — Si no hay fé, entonces solo es una decepción tras otra.

— Tú te miras decepcionado — señaló Enid — Eres muy transparente con tus emociones.

— También es fácil que jueguen conmigo — dijo Donovan — Eso no importa ahora.

No fue hasta que los disparos cesaron que Donovan se sintió relajado, aquello lo había tenido tenso y el esperar le hacia querer gritar.

Tenia un miedo profundo de que los demás no regresaran.

— ¡No debiste seguirme!

— No debiste irte — respondió Donovan con calma — ¿Por que no mejor regresamos juntos?

— No puedes obligarme a regresar — dijo Enid negando con la cabeza — Dije que me iría y eso hare.

— No es buena idea — respondió Donovan siguiéndola — perteneces a un grupo, ¿por que abandonarlo?

— Abre los ojos, ¿quieres? — inquirió fastidiada — Ese grupo se esta desintegrando con todos muriendo.

— No es bueno huir de los problemas.

— Agh por favor — resoplo la castaña caminando molesta con Donovan siguiéndole de cerca.

Caminaron en silencio con Enid enojada de que Donovan le haya seguido fuera de los muros.

— Es riesgoso porque están desviando a la horda, ¿que pasa si hay rezagados? — preguntó Donovan y cuando Enid iba a responder fue que se toparon con la realidad.

Si había rezagados pero no de a pocos, era una horda grande, la reacción pronta de Enid había sido correr en dirección de un edificio todo viejo para proceder a escalar para subir.

Donovan en cambio corrió en dirección contraria por el bosque con unos cuantos siguiéndole las pisadas.

Podia escucharlos tras el, podia sentir su corazón latiendo con fuerza y la adrenalina llenarlo con ganas.

Corrió hasta que ya no pudo más y termino cayendo de rodillas, estaba agotado, no le intereso y si iba a morir que fuese en ese instante.

Como un pajarito herido, si fuera un animal seria ese. Un pequeño pájaro.

Cerro los ojos y espero, sintió temblar cuando los escucho de cerca y casi se vomitaba cuando sintió el como le tomaban de los hombros, escucho el gruñido en su oído y después el cuerpo caer con fuerza encima de él.

Una lluvia de balas no se hizo esperar, Donovan abrió los ojos y miro perplejo lo que se llevaba a cabo frente a él.

— Pequeño suicida — se rio uno de los hombres bajando su arma ni bien la horda murió tras él — Los pequeños suicidas siempre han sido debilidad del jefe.

No otro grupo, pensó Donovan.

El hombre del bigote trono los dedos y otros dos hombres se acercaron hacia el castaño para levantarlo del suelo con fuerza.

— ¿Cuál es tu nombre?

— Donovan.

— Mhm raro — respondió dudoso — Bueno, Donovan, es hora de que conozcas al jefe. No pienses que no sabemos lo muy escurridizo que has sido.

Donovan forcejeo pero de cualquier forma lo empujaron hacia el interior de una camioneta no sin antes amarrarle las manos y ponerle una bolsa de tela en la cabeza.

El viaje fue tardado, Donovan solo escuchaba el sonido del motor y sentía la forma brusca en la que pasaban los topes, no fue hasta que el auto se detuvo que sintió pánico.

Las puertas frente a él se abrieron y lo jalaron con fuerza para sacarlo de la camioneta, luego lo comenzaron a empujar para que caminara.

Camino un poco a tientas, escuchando cosas que no eran relevantes y no fue hasta que escucho un silbido como una melodía que sintió como lo arrodillaban con fuerza en el suelo.

— ¿Que es lo que tienes para mi, Simon? — preguntó la voz ególatra del hombre.

— El querubín escurridizo — señaló Simon — El mismo que tu hermano dejo escapar.

¿Hermano? Oh no podia ser cierto.

Donovan entonces sintió terror mientras que las ganas de llorar le invadieron, si ese era el hermano de Phoenix entonces estaba en peligro, Phoenix había dicho lo muy maquiavélico que era.

— Muy bien hecho — agradeció en un tono exagerado — Déjame ver que es lo que mi hermano ha dejado ir.

Le arrancaron la bolsa con brusquedad, a Donovan le costo unos segundos adaptarse a la luz, lo primero que vio fueron unas botas negras junto a un pantalón del mismo color, una vez que levanto la vista pudo notar una cosa.

El mundo era un pañuelo.

— Esto es demasiado curioso — dijo el hombre riéndose — ¡Definitivamente lo es!

La sorpresa fue visible en el rostro de Donovan, el hermano de Phoenix no era más que su antiguo profesor de idiomas de la universidad.
Aquel por el cual había tenido un grande enamoramiento que no paso de ahi, ese mismo que le había mencionado a Daryl.

— Mi alumno favorito — soltó Negan — No esperaba que nos encontraramos de esta forma.
¡Que irrespetuoso soy! Simon, levanta al chico y suéltale las cuerdas.

Simon no parecía satisfecho con esa respuesta pero no menciono nada más, de cualquier forma el solo obedecía y eso hizo al acercarse a Donovan, levantarlo del suelo y cortarle las cuerdas con brusquedad.

— Bienvenido a mi santuario — señaló Negan con una sonrisa — Camina conmigo.

Donovan obedeció, avanzando titubeante y sintiéndose extraño cuando la persona a su lado había sido su antiguo profesor. Mismo hombre que no parecía ser el mismo, ni en sus más grandes sueños hubiera imaginado ese cambio tan drástico, era muy raro todo.

— Como puedes ver las cosas son diferentes — dijo Negan — El nuevo mundo es distinto y todos ellos siguen el nuevo orden.

Donovan se sintió confundido y no fue hasta que pasaron a una enorme sala que parecía bodega y estaba llena de personas que lo entendió. El silbido no solo era eso, era una clase de himno que demostraba que Negan era el que tenia el poder y los otros debían obedecer, todos se arrodillaron e inclinaron sus cabezas de forma sumisa y no se levantaron hasta que Negan se fue.

— ¿Por qué? — preguntó Donovan y Negan alzo ambas cejas al escucharle la voz, incluso pudo sentir un deja vu cuando el era profesor y Donovan su estudiante. Todo era distinto y mucho mejor en ese entonces.

— Debe haber un nuevo orden — respondió Negan recuperando su postura al instante — Todos ellos e incluso otros proveerán para mi, si el mundo no regresara a lo que era por lo menos que haya algo distinto.

— ¿Otros? ¿Hay más personas?

— No pensaras que son solo estos, ¿no? — se rio el hombre — ¿De donde piensas que sacamos tantas cosas?

La respuesta era clara, comunidades, entonces habían más que Alexandria pero Negan parecía desconocer la existencia de esa.

— Has conocido a mi hermano — indicó Negan — Me parece curioso que te haya dejado ir sin más.

— Viajamos juntos — respondió Donovan — Del puerto de Francia hacia aquí.

— Ah claro, compañeros de viaje — dijo Negan de forma curiosa. Donovan no menciono a Daryl y no pretendía hacerlo.

— ¿Y tú esposa esta de acuerdo con esto? — preguntó Donovan de forma curiosa, con ese tono de voz delicado que tenia.

La expresión de Negan cambio, como si aquel comentario le hubiese traído recuerdos dolorosos a la mente. Donovan había conocido a su esposa muy bien, su esposa le había querido, ambos eran profesores de esa universidad solo que en diferentes asignaturas.

— Déjame preguntarle — soltó Negan en un tono extasiado mientras levantaba su bate y lo agitaba — ¿Que opinas de esto querida Lucille? ¡Oh! ¡Ella esta de acuerdo!

Donovan no se rio ante ello, Negan llevaba plasmada una sonrisa en el rostro, una vacía, su fachada tan solo era eso.

— Murió — respondió Negan en voz baja y seca — Cancer.

— Lo siento — dijo Donovan con honestidad — No lo hubiese pensado.

— Bueno — dijo Negan de forma energética, cortando el ambiente triste que se había instalada — No creas que no se.. debes venir de un grupo, ¿cuál es? ¿Hiltop? No, no creo.. tampoco El Reino, mucho menos oceanside.

Donovan no respondió pero por su expresión Negan distinguió la verdad y también lo muy nervioso que este se notaba.

— No quieres decírmelo, entiendo, proteges a los tuyos — dijo Negan — Y es admirable, pero de cualquier forma lo voy a descubrir.

— ¿Me dejaras ir o soy tu rehén?

— ¿Rehén? No, claro que no — negó el hombre — pero tampoco te puedo dejar ir, ¿te imaginas?
Serás mi invitado de honor siempre y cuando no rompas las reglas.

— ¿Que reglas?

— No te preocupes que no son complicadas — se rió el hombre continuando su caminata con Donovan siguiéndole el paso — Este pasillo es donde las maravillas pasan.

Donovan pensó lo peor y ni siquiera quizo caminar, no fue hasta que Negan le volteó a ver con una ceja alzada que el menor le siguió titubeante.

— No hay nada que temer — aseguró — No muerdo o por lo menos, no seguido.

Negan abrió las dos grandes puertas frente a él.
El sudor escurrió por la espalda de Donovan, incluso sintió que se iba a desmayar de la ansiedad en cualquier instante pero eso no ocurrió y en cambio sintió una especie de alivio cuando noto que solo era una muy arreglada habitación.

— Déjame presentarte a mis esposas — señaló Negan con una sonrisa.

Frente a ellos estuvieron cuatro diferentes tipos de chicas, todas vistiendo igual, cada una de ellas viendo a Negan de diferentes formas.

Donovan soltó el aire retenido y miro a Negan, sus expresiones y al final concluyo algo.

Su ex profesor estaba internamente vacío.

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Siguiente capitulo:
Paseo por el santuario.