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A la mañana siguiente

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—Entonces, ¿Jackson es tu amigo de infancia?

—Si, él fue quien me ayudo a curar la herida de bala y no dudo en mudarse a Japón conmigo apenas supo que pasó.

—Soy el mejor amigo que existe

TaeHyung río por aquel comentario, a pesar de sentirse el ser más repugnante por fuera, no podía no sentirse feliz por conocer a su padre.

—Vamos, hijo, come.

—No tengo hambre, gracias, papá.

—Disculpen por tardar tanto, ocurrió una emergencia con mi pareja y tuve que ir de imprevisto a Corea.

Los 3 voltearon al escuchar a aquella cuarta persona ingresando al comedor.

TaeHyung se paralizó al ver a JungKook detrás de YoonGi.

—Tae...

—Kookie.

—TaeHyung bajo de la silla y corrió a los grandes brazos de JungKook quien lo recibió en un fuerte abrazo mientras ambos se arrodillaban.

TaeHyung sin contenerse más comenzó a llorar, a llorar sin parar al tener al hombre que amaba rodeado su impuro y sucio cuerpo.

—¿Qué esta pasando aquí?—Preguntó SeokJin.

—Mi querido SeokJin, creo que hubo una enorme coincidencia.

—¿De qué hablas, Yoon?

—Tú hijo, es el novio de mi hijo. Buscábamos ambos a la misma persona. Llamaré a mis hombres para notificar que el rescate de esta noche se cancelara.

—No puedo creerlo, esta mejor que en las películas esto—Dijo Jackson emocionado.

—Precioso, ¿Qué te hicieron?, ¿Estás bien?... lamento tardar tanto, mi amo

—JungKookie... yo...—TaeHyung tapo su rostro intentando ahogar un gemido de dolor.

—Vamos, necesitan privacidad.

Los mayores salieron de aquel comedor dejándolos solos.

JungKook cargo a TaeHyung y lo llevo hasta el cuarto en el que se quedaba.

TaeHyung al entrar reconoció aquel olor característico de JungKook, parecía tener en esa habitación ya más de una semana.

—Bájame, Kookie.

JungKook extrañando por la petición así lo hizo. Llevo una mano a la mejilla contraria con el fin de limpiarla de las gotas de lagrima, pero solo obtuvo un rechazo al tacto por parte del menor.

—¿Qué pasa, TaeHyung?

—No pasa, nada, solo... no me toques.

—¿Por qué no? ¿Qué pasa?—Dijo acercándose a él.

—No lo hagas, y ya...

—¿Pero que pasa?

—¡Que estoy sucio, JungKook, eso pasa!

—¿Qué?

—¡Abusaron de mi, estoy sucio!, no merezco que me toques cuando otro ya me tocó.

JungKook sintió su mundo caersele encima, alguien había osado a tocar a su pequeño.

Alguien a quien ya no le quedaba mucho tiempo de vida.

Llevo sus manos a su cabello tomando con fuerza y negando repetidas veces, grito y golpeó la pared hasta que sus nudillos sangraron.

—Lo lamento, lo lamento tanto, precioso, no estuve a tiempo para salvarte de vivir eso, no te protegí, no pude protegerte.

Camino hacia el peligris quien lloraba a mares junto a la puerta, y lo tomó en sus brazos para abrazarlo mientras entre lágrimas le pedía perdón repetidas veces.

—Lo mataré, te juro que lo mataré.

—JungKook, suéltame.

—No, para mi tu no estas sucio, tu sigues siendo mi precioso ángel, aquel a quien conocí hace unos meses.

—Kook... ¿cómo puedo ser él mismo?

—Para mi si lo eres, te ayudare en el proceso para superar lo que te hicieron, te brindaré toda la ayuda que necesites, no soltare nunca tu mano. Y escucha esto TaeHyung, no porque otro idiota ya te tocó, quiere decir que dejaré de amarte.

JungKook lo tomó en brazos y lo llevo hasta la cama, metiendolo bajo las cobijas y acostándose a su lado, lo dejo recargarse en su pecho y acarició su cabello.

—Duerme, precioso, yo te cuido, no volveré a permitir que te pase nada, primero muerto, antes de dejar que algo malo te suceda.

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Habían muchos hombres y mujeres caminado de un lado a otro buscando presas para llevárselas a la cama, la música retumbaba en todos lados y aquellas luches azules y moradas iluminaba el lugar.

Camino hacia aquella gran puerta de vidrio e ingreso para encontrar ahí a la recepcionista.

—Bienvenido a MiKon, ¿En que puedo ayudarle?

—Soy cliente premium, estoy buscando a Madame Ki para hacerle una propuesta interesante sobre una posible joyita para este lugar.

—Por supuesto, debe su nombre.

—Antigris.

—Mmmh, ah, si, puede ingresar, Madame Ki, ahorita se encuentra en subasta, pero puede esperarla en su despacho, en el segundo pido, tercer puerta a mano izquierda.

—Gracias.

Salió del elevador a paso rápido y caminó hacia la puerta que bien decía "Madame Ki", tomó la manija y abrió la puerta, entrando y analizando el lugar. Un escritorio dorado en el centro, una mesa pequeña con dos sillones negros. Camino hacia las puertas viendo dentro de una un enorme baño y tras la otra una habitación.

Tomó asiento en uno de los sillones negros y espero pacientemente la llegada de aquella señora de cabellos rojizos.

—Oh, bienvenido señor Antigris, me notificaron que tenia una jugosa propuesta, y me encantaría escucharla—Habló entrando en su oficina.

Se paro y caminó hacia ella quien ya se paraba detrás del escritorio, le dio una sonrisa y en un movimiento saco su cuchillo de su bolsillo y lo encajo bruscamente en la mano de Madame Ki. Tapo su boca para evitar que el grito llegara a los oídos de los gengicos y saco otro cuchillo apuntando a su garganta.

—Dime el nombre de el primer comprador de Kim TaeHyung.

—Y-yo... no lo sé.

—No mientas, se que almacenan los datos, así que, dime el jodido nombre de el primer santo de mi chico.

—No... no...

—No intentes negarlo o te corto la garganta.

—Se, se llama Shim Ga-ram... e-es un em-empresario en la agencia te-te-tercer mundo.

—No te costaba tanto darme ese pequeño dato, ¿verdad?—Dijo rebanando el cuello de Madame Ki, lo suficientemente como para torturarla con el poco oxígeno qué lograría conseguir antes de morir.

Limpio sus cuchillos con el pañuelo qué yacía en el bolsillo de su saco y volvió a guardarlos para salir tranquilamente de ese lugar como si nada hubiera pasado.

—Disculpe, estuve esperando a Madame Ki, y no apareció.

—¿En que habitación la espero?

—Me dijo que 2 puertas a la derecha de el 3er piso.

—Ay lo siento, me equivoque con los da...—No termino de decir cuando un cuchillo atravesó su cabeza.

No podía permitir que siquiera viva siendo que ya vio su cara, para su suerte, en los dos lugares de las muertes, no habían cámaras.

Salió del lugar satisfecho con su trabajo.

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