|𝓠𝓾𝓲𝓷𝓬𝓮|
Tomó el mazo y golpeó ambos tobillos de sus pies, lo soltó y lo tiro de la silla.
Tomó su querido machete con su nombre grabado, su regalo de cumpleaños número 3.
Acaricio el machete y miro a los ojos a aquel hombre que solo lloraba horrizado por lo que aquel ojiazul pudiese hacerle.
Sonrío y corto sin compasión su pierna izquierda, siguió con la pierna derecha.
-¡YA DÉJAME IR! ¡PARA! ¡LO SIENTO!
Caminó tranquilo hacía el y corto su brazo derecho, y dándole una sonrisa sincera y cálida, corto su brazo izquierdo.
JungKook tiro el machete y se acercó al pantalón de aquel, quitándoselo tranquilamente mientras aquella bola de gritos intentaba moverse.
-Puedo seguir con el machete...-Dijo con una voz tan tétrica que aquel hombre tan solo acepto su destino.
JungKook bajo su ropa interior y caminó hasta la mesa encontrando ahí un circulo metálico con picos en el interior, un arma qué creo en su momento de locura pensando que algún día le sería útil. Así fue.
Caminó con una sonrisa tétrica y tomó el miembro del viejo y lentamente comenzó a introducirlo dentro de aquel círculo con picos afilados, y ahí estaban los gritos nuevamente, pero más fuertes que los anteriores. Gritos, súplicas, lamentos.
Comenzó a mover cada vez más rápido aquel círculo rasgando el pené ajeno cada vez más, la sangre comenzó a salir a mares y carne de este comenzó a salir molida de las partes cortadas, siguió y siguió, moviendo de arriba a abajo, y girando de izquierda a derecha, hasta que lo que antes fue un pené ahora solo era una bola de carne molida y un charco de sangre.
Enjuago sus manos en aquel tambo con agua y tomó 15 cuchillos de su almacén.
-Nos vemos en el infierno madito asqueroso.
Lanzó el primer cuchillo dándole en arriba del pecho, otro en el abdomen, otro cerca de la pelvis, siguió lanzando hasta que aquel cuerpo quedó con cuchillos en cada rincón y al final solo, clavo el último en su cabeza.
Lo último que pudo ver Shim Ga-ram, fue la sonrisa de satisfacción y aquellos ojos con brillo de emoción.
-Pyung, hay un cuerpo en el almacén 25 acá en Japón, hazte cargo.
-De inmediato, jefe.
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Despertó y sobre la cama vio 2 cajas plateadas.
Las miro curioso y se levantó de la cama, en ese momento vio a JungKook salir del baño y le sonrío.
-Precioso, despertaste, te estaba preparando el baño. Vamos.
TaeHyung se dejó guiar por JungKook y con más confianza permitió que este lo metiera bañar.
Así que ahí estaba sentando nuevamente en la tina dejando que el pelinegro tallase su gricaseo cabello.
-Anoche no me quisiste decir por que llegaste lleno de sangre, ni la noche anterior ni esta me quisiste decir.
-La noche anterior mate a Madame Ki y a la recepcionista de MiKon... y ayer mate a Shim Ga-ram... él maldito qué te toco.
TaeHyung lo miro sorprendido y aunque pensó que su reacción sería otra, se lanzó a los brazos de JungKook y lo abrazo. Debería estar aterrado por esos 3 asesinatos, pero no, estaba feliz, porqué había matado por él.
-Gracias...
-Se que sus muertes no borran lo que te sucedió pero...
-JungKook, te amo-TaeHyung con delicadeza se acercó a los labios del pelinegro y lo beso, JungKook no lo hacía sentir sucio, JungKook lo hacía sentir el ser más puro de la tierra.
10 minutos después de beso tras beso y platica tras platica, JungKook comenzó a tallar el cuerpo de TaeHyung, alertando al sentir una bola en su brazo derecho.
-¿Qué es esto?-Preguntó desconcertado.
-LuHan, él que me creo los vestidos, pidió que me inyectaran algo para tranquilizarme, me explico que se me haría una bola que se me quitaría el unos días.
-Ah, esta bien.
-Por cierto, Kookie, ¿Qué son esas cajas sobre la cama?
-En cuanto terminemos de desayunar, lo sabrás, precioso.
Terminaron y caminaron a el comedor donde ya estaban YoonGi, SeokJin, Jackson y una mujer y un niño desconocidos.
-Buenos días...
-Chicos, buenos días-Dijo con efusividad Jackson-Justo llegan para conocer a mi querida esposa, Wang Jeong-yeon y él es mi hijo Wang HoSeok.
TaeHyung saludo con una reverencia al igual que JungKook y se sentaron a la mesa para desayunar.
Impaciente TaeHyung fue el primero en terminar con su comida y apresuró a JungKook con la esperanza de que este terminase pronto.
Ahí estaban ya, frente a las dos cajas plateadas.
-Son un regalo mio, ábrelas.
Sorpresa fue la que se llevó al ver en una caja una caja de plateada con ciento diez navajas y en la otra yacía una pistola plateada con su nombre grabado.
-Elije tu arma, precioso, una de estas será tu estilo. El mio son las armas blancas, pero si manejo armas de fuego. La tuya puede ser al revés, pero aun así te enseñaré a manejar ambas.
TaeHyung las miro pensativo y dejo lentamente la caja de plateada, agarro con firmeza el arma, quito el seguro y apunto a JungKook.
-Señor Jeon JungKook, usted se ve en la obligación de enseñarle a este joven a manejar las armas de fuego a la perfección y a manejar con precisión las armas blancas.
-Para mi sería un honor, Joven Kim-Dijo dando un paso adelante dejando que la pistola toque su pecho, dejando en claro la confianza siega que sentía hacia JungKook.
-JungKook, ¿Matarías por mí?
-Una y mil veces.
-Yo moriría por ti.
YoonGi paro la mano en el aire a punto de tocar la puerta al escuchar a su hijo y a TaeHyung decir aquello.
-Encontraste al indicado, hijo-Dijo YoonGi para si mismo, y sonrío satisfecho-Encontraste a tu JiMin... ay ya extraño a mi algodón de azúcar.
─━━━━━━⊱✿⊰━━━━━━─
-¡Papá!, ¡¿cómo pudiste permitir que asesinaron a Madame Ki, tu sabes que Yuk Ji era como una madre para mi?!
-No grites, SooJin, no estuvo en mis manos, las cámaras de el pasillo captaron al asesino.
-¿Y quien fue el hijo de puta?
-Tú querido amor platónico... JungKook.
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