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Capítulo Veintisiete

Ouran Academy
Último día, última clase

Me gustaría decir que con el pasar de los días ocurrió algo interesante, pero la palabra correcta es estresante.

Así es, exámenes.

Incluso en los últimos días el Host Club había cerrado sus puertas ya que todos los estudiantes debían enfocarse al cien por ciento en sus estudios si querían disfrutar las dos semanas de vacaciones que venían luego del período de exámenes.

Y eso nos lleva al día de hoy.

—Se acabó el tiempo, pueden retirarse luego de entregar su examen —Anunció el profesor de pie a un lado de su escritorio—. Sus calificaciones llegaran a sus casas la próxima semana. Quienes no hayan aprobado, los espero en las clases extra, aquellos quienes estén aprobados, disfruten de sus vacaciones.

Observé temerosa la hoja sobre mi escritorio, tratando de comprobar de un rápido vistazo si había algún error. No quería tener que asistir a las clases extras de ninguna asignatura, solo espero que las tutorías intensas que recibí de Isomu den sus frutos y no solo hayan sido toneladas de innecesarias horas estresantes.

—¿Sabes? Las respuestas no se volverán correctas mágicamente solo por asesinar la hoja con tus ojos —Escuché decir a Hikaru cuando pasó por uno de mis lados.

—No estoy... yo... odio esta asignatura y sus preguntas extrañas —Refunfuñé golpeando mi cabeza repetidas veces contra el escritorio.

—No te parecerían extrañas si estudiarías en lugar de buscar encuestas raras en tu laptop mientras estas en casa —Contraatacó Kaoru siguiendo a su hermano.

Todo movimiento se detuvo en ese momento ¿Encuestas raras? ¡¿Cómo saben ellos lo que yo hago en mi portátil?!

Además, lo hacen ver peor de lo que es ¡Solo visite algunas encuestas de qué tanta afinidad existe entre Mitsukuni y yo! No es tan raro... ¿No? 

—¡¿Cómo pueden ustedes saber-?!

—Señorita Matsushita, no puede hablar con sus compañeros hasta entregar el examen —Llamó la atención el profesor logrando que varios alumnos observaran curiosos—. A no ser que quiera reprobar antes de que pueda corregirlo.

—No, lo siento, no volverá a ocurrir —Negué rápidamente, sintiendo como mi cara se volvía roja de la vergüenza.

La risa de los Hitachiin resonó en mis oídos pero Haruhi llegó a mi rescate, arrastrando a ambos lejos de mí mientras también se encaminaba a entregar su examen.

Una última ojeada a las respuestas no fueron suficientes para escapar de la inseguridad pero no tuve más opción que levantarme a entregar. Recogí mi portafolio una vez hecho eso y cuando salí del aula de clases mis tres amigos estaban esperando por mi salida. Caminamos en silencio, algo extraño cuando pienso en que los gemelos tenían cierta obsesión por molestar a la castaña con lo que fuese, pero tampoco le di mucha importancia.

Vaya error.

Al llegar a las puertas gigantes de ingreso a la academia una mano sujetó uno de mis brazos. No tuve tiempo de reaccionar cuando ya estaba siendo prácticamente arrastrada hacia las limusinas.

—¡¿Eh?! —Y el grito de sorpresa de Haruhi era la clara evidencia de que ella estaba pasando por mi misma situación.

El recorrido que solía tomarme minuto y medio de caminata se había transformado en cuatro segundos de velocidad extrema.

—¡Objetivos!

—¡Capturados!

En cuanto pude recuperarme mentalmente de todo el jaleo y me encontré con una limusina frente a nosotros lo entendí todo.

—¡Auch! —Exclamó Hikaru soltándome y comenzando a sobar su pierna, manteniéndose brincando con la sana, en el lugar exacto en que dirigí una patada cargada.

—A ver si dejan de arrastrarme como muñeca cada vez que se les da la regalada gana —Mascullé mirando a ambos colorados con amenaza.

Kaoru soltó a Haruhi al instante, levantando las manos en inocencia.

—Honey-senpai te enseñó a golpear demasiado bien —Se quejó por lo bajo el mayor de los hermanos.

Estaba por responder cuando una nueva voz se hizo presente desde el interior de la limusina.

—Desde aquí me ocupo yo, Hika-chan, Kao-chan —Cantó Mitsukuni tomando mi mano. Ah... ya me sonrojé.

El rubio tiró de nuestro agarre subiéndome al vehículo junto a él y me sentó a su lado sonriendo emocionado.

—Dice que no quiere que la arrastren, pero si es Honey-senpai quien lo hace se sonroja —Escuché cuchichear a los gemelos mientras subían arrastrando a Haruhi.

—¡Haruhi! —Gritó Tamaki con euforia— ¡Ven! Papi te guardó un asiento a su lado.

—En sus sueños, Tono, ella se sentará con nosotros.

Suspiré. Habían comenzado con sus discusiones habituales.

—¿No estás feliz por el viaje, Ai-chan? —Preguntó Mitsukuni dejando la pelea en segundo plano.

Y en ese momento reaccioné en que jamás me cuestioné el por qué estábamos siendo arrastradas a una limusina donde estaban los demás Host.

—¿Viaje? ¿Qué viaje?

—A una ciudad vacacional a unas horas de aquí —Contestó sonriendo con alegría, acomodó a Usa-chan en uno de sus brazos mientras al otro lo pasaba por mis hombros— ¡Vamos a divertirnos mucho!

—No sabía que habían organizado un viaje —Pensé en voz alta, tratando de ignorar los nervios por su toque inesperado frente a nuestros amigos.

—No lo organizamos.

Debería de haberlo supuesto, la espontaneidad es una de las características clave del presidente del club.

Pero una alarma sonó en mi cabeza. No había avisado a mi padre sobre esto.

—Está mañana hablé con Yuhiko-san —Habló Kyōya, quien ocupaba el asiento frente a mí, liberándome de cualquier pensamiento caótico en el que me estaba por sumergir—. Está de acuerdo.

—Gracias —Sonreí por el sentimiento de paz que me regaló con eso. Y estaba muy agradecida de que haya utilizado el nombre de mi madrastra en lugar de llamarla como mi "madre".

—¿Ai-chan, sabes cuál es el primer lugar que vamos a visitar? —Giré mi cabeza para centrarme en los enormes ojos brillantes de mi novio y negué sonriendo por su emoción— ¡Un parque de diversiones! Es un buen lugar para una cita.

Él se veía tan relajado luego de decir eso que me sorprendía. Por otro lado, yo no pude hacer mucho más que balbucear nerviosa, sonrojada y, para que negarlo, imaginando un montón de escenas con ambos de protagonistas.

Pero un grito me sacó de mis pensamientos. Tamaki parecía aterrorizado.

—¡Haruhi, irás conmigo!

—Ya van a empezar otra vez —Musculló la castaña con derrota.

—Tarde, Tono, ya planeamos nuestra cita con ella —Se mofó Kaoru.

En ese momento noté que su discusión anterior había terminado y los tres contrincantes habían fracasado. En la fila que ocupaba estaba yo, Mitsukini, Takashi y Haruhi; en la del frente iban Kyōya, Tamaki, Kaoru y Hikaru.

—Sí, ya pensamos muchas cosas que hacer junto a Haruhi —Comentó Hikaru con tono sugestivo.

—¡Eso sí que no! —Se quejó el king casi tirándose sobre los hermanos—. Es mi hija, no van a acercar sus sucias manos pervertidas a ella.

—¿Y qué quiere que hagamos? —Preguntaron con desinterés—. Es ella o Aiko.

¿Soy yo o el brazo de Mitsukuni se endureció de repente?

—Haruhi irá conmigo —Sentenció Tamaki con seguridad.

—No iremos con las manos vacías —Declararon los gemelos mostrándose rehacios a dar el brazo a torcer.

Un par de ojos violáceos me observaron con súplica.

—Aiko-

—No —El brazo de Mitsukuni me apretó más a su cuerpo mientras él ni siquiera dio oportunidad a Tamaki de terminar de hablar.

—Solo bromeaba, Honey-senpai, no es necesario ponerse así —Rió el king con nerviosismo, haciendo gestos con las manos de que no iba en serio.

—En realidad, pagamos por una visita guiada —Comentó Kyōya, como si se lo recordara a quienes ya estaban al tanto del viaje—. Así que estaremos juntos.

—¿Visita pagada a un parque de diversiones? —Preguntó Haruhi confundida.

La verdad tampoco le encuentro lógica, pero prefiero dejar a los demás debatir que plantear dudas. O sea, acabo de tener un día lleno de exámenes, no me viene mal dejar mi mente en blanco por un tiempo.

—Bueno, no es un parque de diversiones común y corriente, como los que suelen visitar los de tu clase social —Dijo con misterio el azabache de segundo.

Lo observé con sospecha antes de llevar mis ojos al otro extremo del vehículo en busca de Haruhi. Sus ojos conectaron con los míos y fue demasiado fácil saber lo que pensaba: "Ricos bastardos".

Y concuerdo contigo, amiga.

Cerré los ojos y me acomodé mejor sobre el hombro de Mitsukuni. Él me abrazó de una forma más cómoda para ambos y sentí algo suave sobre mis brazos.

—Usa-chan hará que sueñes cosas lindas —Murmuró el mayor de todos los presentes, demasiado cerca de mi oído a decir verdad.

Sin abrir los ojos abracé con más fuerza el conejito de peluche contra mi pecho, buscando cubrir el reciente sonrojo tras sus largas orejas. Pero no me esperaba que el olor de mi novio esté impregnado en la tela afelpada.

Los mejores sueños son en los que tu apareces, Mitsukuni.

Parque de diversiones
Anochecer

—¡Llegamos! ¡Llegamos!

Sí, llegamos, pero todo fue tan rápido que no sé en que momento pasó. Primero desperté mientras era cargada por Mori-senpai hasta las habitaciones, luego solo sé que al llegar un par de mucamas gemelas estaban esperando por Haruhi y por mí para asearnos y cambiarnos contra nuestra voluntad -al menos me vistieron con un short de jean y una remera de tirantes bajo un buso rojo algo ancho para mí. Haruhi fue obligada a usar vestido-, después fui nuevamente encerrada en la limusina y ahora estábamos caminando a la entrada del parque.

Estos chicos viven en una carrera contra el tiempo.

—No le veo lo diferente —Comentó Haruhi viendo la entrada del lugar. La miré ¿Cómo hacía para verse tan bien tanto cuando viste de hombre como cuando usa ropa más "femenina"?

A decir verdad yo tampoco le veía alguna diferencia con los parques comunes. Esta bien, la casi inexistente fila para ingresar estaba indudablemente compuesta por familias de alto estatus social.

—Quizás por dentro —Sugerí tratando de ver entre las personas.

Unas manos enormes me tomaron por los lados de mi torso para elevarme en el aire y fui acomodada con cuidado sobre los hombros de Takashi.

—Waa —Expresé sorprendida viendo como por dentro del lugar había prácticamente calles. Era como un barrio entero donde cada manzana era ocupada por diferentes atracciones—. Uh, gracias por la ayuda, Mori-senpai.

—No hay de que —Respondió con simpleza.

Mis ojos divagaron por todo lo que alcanzaba a distinguir del interior del parque y mi emoción se disparó al ver juegos similares a los que había subido alguna vez en mi vida.

Cuando mi madre me llevaba al parque cercano a casa.

Sacudí la cabeza para arrojar la melancolía lejos, ya que hoy solo quería disfrutar con mis amigos, y cuando detuve la cabeza noté algo extraño. En la calle, a una distancia bastante prudente de nuestra posición actual, estaba estacionado un auto negro de vidrios polarizados extrañamente parecido al que vi aquella vez con Isomu a la salida del instituto.

¿Será posible?

—¡Esto es enorme!

El grito de Haruhi me hizo reaccionar de que ya estábamos ingresando al lugar. Si antes estaba sorprendida ahora estaba anonadada ¡Ésto era mucho más abismal si lo mirabas desde dentro!

Takashi me bajó con cuidado al notar mi deseo natural de querer corretear con curiosidad y no tardé nada en sentir la mano de Mitsukuni junto a la mía para correr por los alrededores mirando todo con fascinación.

Justo me encontraba apreciando los detalles de lo que parecía ser una figura de colección en tamaño real ¿Un personaje de anime quizás? Renge estaría enloqueciendo si estuviese presente.

—¡Bienvenidos! —Exclamó un chico apareciendo desde detrás de la figura.

Brinqué asustada por su aparición sorpresa y si no fuese por los reflejos de mi novio estaría golpeando mi trasero contra el pavimento en este mismo momento.

—Soy su guía hoy, pueden llamarme Guía-kun —Se presentó dejando ver su cuerpo entero frente a nosotros—. Ustedes lucen como los adolescentes guapos que me seleccionaron.

Debía ser unos centímetros más bajo que Takashi, delgado, con ropa demasiado colorida y cabello violeta brillante. Parecía mayor que nosotros, pero solo por unos años.

—Sí, somos nosotros —Sonrió Kyōya acomodando sus lentes. Podía parecer amable pero sé que no fui la única en sentir escalofríos por su acción—. Gracias por aceptar guiarnos hoy, Guía-kun.

¿Y ahora que le picó para comportarse tan... gentil?

—Oh, no hay de qué —Habló el mayor con una sonrisa tímida ¿Eso que veía era un sonrojo?—. Ahora ¡Síganme, muchachos!

Él comenzó a caminar vigorosamente por una de las calles, con varias señas de mano de que lo sigamos. Tamaki, evidentemente emocionado con todo ésto, no dudó ni un segundo en ir tras él haciendo el mismo gesto hacia nosotros.

—¿Por qué coqueteas con el guía, Kyōya-senpai? —Preguntaron los gemelos mirándolo con desconfianza.

—No lo hago —Aclaró comenzando a caminar—. Pero tengo unos proyectos en los que el hijo mayor y futuro heredero de los parques de diversiones más importantes a nivel global puede ayudar.

Así que ese chico era el hijo mayor de los dueños y encima futuro heredero.

—¿Por qué trabaja como guía si es tan importante aquí? —Pregunté con curiosidad.

El Ootori me observó de reojo, aprovechando que estaba a uno de mis lados mientras caminábamos, y sonrió levemente.

—Digamos que le gusta tener trato directo con los clientes, escuchar sus recomendaciones de primera mano.

Asentí, aunque de todas formas me parecía extraño.

Caminamos por unos minutos viendo que las calles por las que pasábamos se basaban en tiendas de regalo, entre otras cosas que no me interesaban mucho. Luego de unos pocos minutos vimos a Tamaki y el guía hablando con entusiasmo junto a un barandal. Al ver la valla de metal sujeté la mano de Honey para comenzar a correr en esa dirección, estaba segura que la vista sería maravillosa debido al cielo nocturno que nos acompañaba hace poco.

Y no me equivoqué.

Observe encantada el panorama que se alzó ante mis ojos mientras una brisa fresca hizo bailar el cabello de ambos con armonía. Montones de juegos irradiaban luces coloridas y brillantes, puestos pequeños daban vida a las calles con colores deslumbrantes y podía verse el ambiente animado de las personas que estaban allí, entre risas y la música agradable de distintos juegos.

Apoyé las manos sobre el barandal por inercia al inclinarme un poco hacia adelante con la intención de ver más, pero rápidamente noté el rose con otra piel. Sonreí poniendo mi mano sobre la de Mitsukuni, quien había puesto sus ojos sobre mí al sentir el tacto, y el no tardó en mover sus dedos hasta quedar entrelazados con los míos.

—Hoy es una linda noche, Ai-chan —Opinó con una enorme sonrisa y el reflejo de las luces en sus hermosos ojos.

—Lo sé, las estrellas parecen brillar más esta noche —Acordé con un pequeño asentimiento.

—No... —Negó haciendo bailar sus cabellos—. Hoy es una linda noche porque estás tú. Tu presencia es la que la hace mejor a las demás.

Ay, mi corazón... Creo que voy a morir.

Sentí el calor subir hasta tomar control de todo mi rostro y mi rubio favorito sonrió enternecido acariciando mi cabeza como si fuese una niña.

—Ya, tortolitos, muévanse antes de matarnos de empalagamiento —Apuraron los gemelos comenzando a empujarnos para comenzar a caminar a la escalera que llevaba a los juegos.

Todos los demás asintieron a favor de los gemelos y comenzamos a bajar las escaleras sin perder de vista todas las atracciones a las que queríamos subir.

—¡Bien, muchachos! —Exclamó el de cabellos violetas volteando a vernos cuando llegamos al pie de la escalera ya que iba delante de todos—. Espero que estén preparados para horas de diversión sin descanso.

Tamaki asintió eufórico, sacudiendo a una Haruhi que le miraba con advertencia, Kyōya y Takashi no mostraron ni una mueca de nada, ambos Hitachiin sonrieron con travesura y Mitsukuni brincó emocionado, arrojando a Usa-chan al aire mientras yo me dedicaba a observarlo con una sonrisa por verle tan feliz.

Ésta noche pintaba ser fantástica, pero por alguna razón tenía un mal presentimiento picándome el pecho.

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