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Capítulo Siete

—Esto es incómodo —Se quejó la castaña acomodando su atuendo. Llevaba un traje de explorador azul con la insignia de una rosa roja en el chaleco. Iba a conjunto con un sombrero y botas.

—Al menos es mejor que el mío —Comenté mirándola con los brazos cruzados sobre mi pecho. Se fijo en lo que yo llevaba, un traje azul de niña exploradora. Y eso implicaba sombrero, chaleco, botas y falda, una demasiado corta para mi gusto.

—Pervertidos —Soltó al notar el largo de la falda—. Traje un pantalón corto, si quieres puedes usarlo bajo la falda.

Estaba por aceptar sin dudarlo, sintiéndome incómoda incluso con mi traje de baño bajo la ropa, cuando los dichosos gemelos aparecieron dentro del cambiador.

—Kawaii —Gritaron al ver a Haruhi y corrieron a frotar sus mejillas contra su cabeza.

—Podriamos aplicar un poco de loción, tienes la piel un poco reseca —Pensó uno de los gemelos llevando una mano a su barbilla.

—Y ya que estamos también probarte un traje de baño que realizamos especialmente para el cuerpo plano —Pensó el otro imitando su pose, haciendo que ambos colorados se mirasen entre ellos, debatiendo.

Pero para cuando volvieron a mirar a Haruhi, ya se había ido. Ni siquiera yo vi cuando se alejo.

—¡Haruhi! —La llamé cuando vi que estaba saliendo del lugar, pero ya era demasiado tarde—. El pantalón...

Me puse en marcha para seguirla cuando ambos me atraparon y me hicieron sentar frente a un espejo. Este lugar era muy lujoso para un cambiador de campamento.

—¿A dónde crees que vas, Aiko-chaan? —Canturreó uno. ¿Desde cuándo me llaman así?

—Aún no terminamos contigo.

—Pero yo no soy uno de ustedes —Traté de levantarme, pero me lo impidieron.

Hicieron caso omiso a mis palabras y comenzaron a toquetear mi cabello; solo me quedé sentada ahí, de brazos cruzados y cara de molestia.

Pocos minutos después ya tenía dos trenzas corriendo a los lados de mi cabeza.

—Ah —Dije recordando las palabras de mi padre—. Tengo un evento importante en unos cuantos días ¿Podrían... confeccionarme un vestido?

Ambos me miraron sorprendidos y luego entre ellos.

—Les pagaré, de eso no se preocupen —Me adelanté, levantando las palmas a la altura de mi cabeza.

—A Aiko-chan le gustó nuestro trabajo —Estiraron mis mejillas.

—Las clientas están llegando al edificio —Comentó Kyoya desde la entrada.

Al menos el entiende que es un cambiador de mujeres, no algún lugar público en el que cualquiera puede pasar.

—El lunes te tomaremos las medidas —Avisaron los gemelos a la vez que se alejaban del lugar.

Suspire sintiéndome cansada, y eso que recién comenzaba todo esto del campamento. Inflé mis mejillas viendo mi reflejo, parecía una niña de primaria.

Espero que todo esto acabe rápido.

Fin P.O.V Aiko

Campamento Host
Por la tarde del primer día

Todas las clientas ya habían llegado y rodeaban emocionadas a su host preferido. Cada uno había tomado un sector del gran espacio verde, como sucedía en la Tercer sala de Música, y hablaban alegres con las chicas junto a ellos.

Aiko y Kyoya miraban todo a una corta de distancia del tumulto de estudiantes hormonadas.

—Puedes ir.

La colorada miro confundida a su acompañante.

—Por ahora no necesitamos de tu colaboración, puedes ir a una de las mesas si quieres.

—¿Y si no quiero estar ahí? —Su dedo incide apuntando a los jóvenes estudiantes.

—Puedes ir dónde quieras —Se limitó a responder, pero acompañar esa palabra con diez más escritas en su libreta no parece muy convincente—. Pero te recomiendo que no camines muy lejos de aquí, aún no están todas las zonas aseguradas.

Kyoya giró para encontrar a Aiko, pero ya se encontraba solo. Quizás deba estar un tanto más atento esta tarde.

Observó las personas frente a él y la lista de estudiantes que asistirían, una de ellas no estaba. En realidad, ni siquiera se la había visto entrar.

Prefirió dejar eso de lado, pero la idea de que había algo que había pasado por alto lo seguía a todos lados.

P.O.V Aiko

Me acomodé en una de las reposeras, cruzando ambas piernas y juntando las manos sobre mi pecho.

—Es tranquilo aquí ¿no?

Casi caigo del susto cuando una voz desconocida habló cerca de mí. Miré hacia uno de mis lados y me encontré con una chica.

Su cabello era negro y sus ojos claros se veían tan cristalinos como el agua de la piscina.

—Lo siento, no fue mi intención asustarte —Se disculpó nerviosa.

—Esta bien, solo no sabía que había alguien más aquí.

—Oye, ¿No eres muy pequeña para estar sola en un lugar como este?

La miré confundida y fue cuando recordé mi traje de niña exploradora.

—No, vengo con el Host Club de Ouran.

—Oh, una pequeña admiradora —Se emocionó haciéndose lugar junto a mi en la reposera— ¿Y quien es tu favorito?

—Ah... No se —Dirigí mi vista hacia los Host, no creía que alguno fuese especialmente mi "tipo".

—¿Oh? Bueno, yo estoy aquí por Takashi-sempai —Sus ojos brillando mientras miraba al pelinegro.

—¿Y por qué no estas allí?

—Solo necesitaba un poco de tranquilidad, es algo abrumador para mi rodearme de tanta gente... ¡Mira, Tamaki-sempai esta abrazando a Fujioka-san! ¿No te parecen tiernos?

Pobre Haruhi. Tamaki estrujaba a la castaña en un abrazo mientras giraba incansablemente rebosando alegría. No estoy muy al tanto de como paso eso, pero viéndolo desde aquí, la verdad es que si se ven algo tiernos.

—¡Ah! —Se sobresaltó la chica a mi lado— Kyoya-sempai viene hacia aquí.

La observe acomodarse el cabello y sentarse recta en la reposera esperando por la llegada del vicepresidente del club.

—Buenas tardes, Honta-san, es un honor que haya podido presentarse hoy ¿Cómo se encuentra? —¿Honor? Miré un poco extrañada a Kyoya tras sus palabras.

—Muy bien, Ootori-sempai, gracias por su preocupación —Respondió la morocha con una sonrisa amable.

—Matsushita-san —Habló el de lentes ahora dirigiéndose a mí—,ven conmigo por favor.

—Fue un placer conocerte, Matsushita-san —Saludó la chica junto a mí en cuanto Kyoya comenzó a caminar.

—El placer fue mio, Honta-san —Realicé una pequeña reverencia y troté la corta distancia entre mi y Kyoya hasta llegar a su lado.

Caminamos en silencio hasta quedar frente a la puerta del cuarto del que había sacado la escoba horas atrás. La abrió, rebuscó dentro de un pequeño bolso en una de las tantas estanterías, y se acercó de nuevo hacia mí.

—Tengo información de que eres muy buena nadando —Comentó verificando algo en su libreta, para después tenderme los objetos en su mano. Un silbato y binoculares ¿Cómo puede él saber eso?—. Por lo que puedes participar como salvavidas.

Mi cara en blanco mientras lo miraba y debatía si es que estaba bromeando o hablaba en serio.

—Sé nadar, pero no rescatar gente —Respondí tratando de no sonar irrespetuosa.

—No te preocupes por eso, en caso de una emergencia tenemos profesionales.

Ahora entiendo menos. Tienen profesionales y me piden ser salvavidas a mi ¿soy la única que piensa que esto es raro?

Tomé las cosas de sus manos con cuidado de que nada caiga y caminé de nuevo a uno de los lados de la piscina. No podía reclamar nada, este es un evento del club y si estoy aquí es para ayudar en las actividades.

Me senté en el puesto de salvavidas, bajo una sombrilla, y mientras esperaba que llegase el momento de que la gente viniese a refrescarse aproveche para observar desde mi puesto que es lo que hacían los demás miembros con la ayuda de los binoculares.

Tamaki, rodeado de varias clientas, hablaba con Kyoya. Las chicas jovenes brincaron emocionadas mirando en mi dirección, haciéndome suponer que se acercaba el momento de meterse bajo agua. Haruhi se encontraba sirviéndole jugo a las chicas frente a ella mientras las escuchaba con una sonrisa amable surcando sus labios. Los gemelos... moví rápido la vista sintiéndome sonrojar, había mucha cercanía entre sus cuerpos y rostros como para ver la escena sin sentir hervir mi cara como si fuese a incendiarme. Por ultimo vi a Takashi observar a un sonriente Honey saludando en mi dirección. Sentí mi rostro tornarse mucho mas caliente en cuanto note que el sabia que los estaba vigilando. Le devolví el saludo antes de dejar los binoculares reposando en mi regazo y cubrí mis mejillas con mis manos girando mi cabeza hacia el costado.

No debería sentirme avergonzada, pero no puedo evitarlo al pensar que pueden verme como una clase de acosadora.

¡Splash!

Mi atención se fijo en el ruido que acababa de escuchar y vi una de las clientas nadar en la profundidad de la piscina. Demasiado bajo para mi preferencia.

Más clientas comenzaron a llegar, acompañadas de su Host, y fueron dispersándose. Algunas quedándose en bañador, preparándose para meterse a la piscina; otras sentándose en las orillas, algunas otras acomodándose en las reposeras y pocas otras optaron por caminar un poco por los alrededores.

Vi una sombra pasar entre los arboles que nos rodeaban y tomé los binoculares con rapidez para cerciorarme que no sea nada extraño. Para cuando volví a fijarme no encontré nada, ni sombra ni movimiento. Eso fue extraño, pero podría jurar que estaba segura de haber visto algo.

—¿Todo en orden, Matsushita-san?

Giré con rapidez, encontrándome de frente con la cara gigante de Kyoya.

—Ah... —Bajé los binoculares, sintiendo los latidos contra mi pecho tranquilizarse—. ¿Me creerías si te digo que me pareció ver algo moverse entre los arboles?

—Puede ser posible, ocupamos la arboleda con animales típicos del clima —Explicó.

Asentí sintiéndome más tranquila, seguramente ese rumor de los "osos" era falso, no me imagino a un oso en un ambiente como éste.

—¡Mamá! —Se escuchó el grito de Tamaki, quien estaba siendo perseguido por ambos Hitachiin.

Kyoya suspiró, pareciendo un poco entretenido por la situación, y caminó hacia ellos a paso tranquilo.

—¿Como esta yendo tu dia, Matsushita-san?

Haruhi se encontraba a uno de mis lados, observándome con esos grandes y amables ojos, una gran virtud si tuviese que opinar.

—Puedes decirme Aiko, Fujioka-san —Le ofrecí con una sonrisa—. Está yendo bien por suerte, me preocupaba un poco el hecho de no poder ayudar en nada ¿Y cómo está yendo tu día?

—A decir verdad el dia esta yendo mejor de lo que esperaba, la verdad es que me estoy divirtiendo bastante —Una sonrisa inocente apareció en su rostro—. Bueno, debo volver con las clientas, nos vemos luego Aiko-sempai. Puedes llamarme Haruhi si quieres.

La vi alejarse unos pocos metros antes de que un grupo de chicas la rodease pidiéndole su opinión sobre sus trajes de baño.

Envidiable autoestima, hay que decir.

Rocé mis dedos por debajo de mi camisa, sintiendo mi traje de baño enterizo bajo la ropa. Dudo que pueda meterme a la piscina con tanta gente, creo que pudiese haber sido divertido.

—¡Mira, Ai-chan! —La voz alegre de Honey gritó a lo lejos, estaba nadando sostenido de un flotador.

—Eh... Haninozuka-sempai, no vaya sobre la parte profunda si no sabe nadar, por favor —Me acerqué a la orilla de la piscina para que pudiese escucharme mejor.

—No hay problema, estoy con Takashi.

Lo miré confundida, y busque a su primo por los alrededores. Cuando volví la atención a Honey me encontré también con el rostro del otro Host bajo las piernas del rubio.

¿Lo estaba llevando sobre su espalda todo este tiempo?

—Nada con nosotros Ai-chan —Pidió Honey, con Takashi asintiendo de acuerdo.

—Ah... Quizás más tarde, lo lamento.

—Cuando quieras nadar solo buscanos —Terminó de decir Honey antes que su primo siga el recorrido bajo agua.

La verdad es que se ve bastante divertido.

Estaba volviendo a mi puesto cuando vi una de las clientas sentada sola en la orilla, chaponeando sus pies. Me acerqué y ocupé lugar a uno de sus lados.

—¿No vas a meterte?

—No, es un poco tonto, pero... —Honta-san se abrazó a si misma sin dejar de mirar el agua moverse bajo sus pies—, me dan miedo las piscinas. O sea, no me molesta sentarme aquí y mojar mis pies, pero no soy capaz de nadar en ella.

—Podrías aprovechar, Mori-sempai parece estar dando recorridos gratis —La codeé jugando.

Su rostro se tornó completamente rojo y no pude evitar reír un poco al ver su reacción. Quién sabe que se estaría imaginando.

Estaba por responderme cuando algo la empujo por la espalda, haciéndola caer al agua. No sé qué fue, ni siquiera me dio el tiempo suficiente como para reaccionar y sostenerla antes de que se hunda por completo.

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