Capítulo Doce
Maratón 1/3
Corría lo más deprisa que me lo permitía el uniforme en dirección a mi aula. No solo había llegado varios minutos tardes, sino que también había olvidado por completo mi cambio de salón.
Le dí dos golpes a la puerta de madera en cuanto llegué a mi destino y notar que el profesor ya había comenzado la clase. Tuve que esforzarme en no apoyar el peso de mi cuerpo cansado sobre mis rodillas mientras esperaba, eso no era propio de una dama.
—¿Si? —Miró extrañado el adulto en cuanto abrió la puerta. No era ninguno de los profesores del día de ayer.
—Soy una nueva alumna suya —Le informé para luego hacer una reverencia—, lamento la demora.
—No da una buena primera impresión siendo impuntual, señorita —Contestó después de observarme minuciosamente—. La clase ya comenzó hace varios minutos, espero verla dentro del salón la próxima vez.
Me tensé al oírle. Esperaba que los maestros de este instituto fuesen más comprensivos con sus alumnos sabiendo la clase social a la que estos pertenecían.
—Lo lamento mucho —Volví a disculparme con otra reverencia.
—Hasta la próxima clase, luego pídale a alguno de sus compañeros que le expliqué lo de hoy.
Y sin decir más volvió a cerrar la puerta frente a mis narices. Apoyé mi frente sobre la madera y suspiré. Genial, mi día ya empezó siendo malo. Como si no hubiese alcanzado con el día de ayer.
No quedaba más por hacer, así que afirme el agarre sobre mi portafolio y me dispuse a ir a la biblioteca. Por lo menos aprovecharía de estudiar más para el exámen de Literatura.
—¿A dónde vas?
Volví a mirar la puerta mientras me tocaba el pecho con la mano libre, un poco asustada por la voz inesperada.
—¿Eh? —Miré confundida al chico de cabellos colorados que me miraba desde la puerta.
Me esperaba al profesor, no a uno de los Hitachiin. El me guiñó un ojo de forma complice a la vez que me tomaba por los hombros en un medio abrazo y volteaba a ver al profesor, quien por cierto nos miraba expectante.
—Lo siento, Sensei, Aiko no llego a tiempo porque tuvo que pasar por la enfermería.
—¿Es eso? —Preguntó cruzando sus brazos.
—¿Si? —Respondí, sonando más como una duda, mirando hacía arriba al rostro del colorado ¿Qué tramaba? ¿Y por qué todos eran más altos que yo?
—Si, Aiko —Podía jurar que ví una gota resbalar por su frente—. La enfermera me dió el certificado para que se lo alcance por si no llegaba a su clase.
Rebuscó un papel en su bolsillo y se lo tendió al profesor. Este le dió un vistazo rápido y señaló en dirección a los pupitres.
—Tomen asiento, y la próxima vez espero que me lo haga saber usted, señorita Matsushita.
Aun no me lo creía ¿El profesor había caído en esa mentira barata? ¿Y por qué tendría un certificado de la enfermería el Hitachiin? Bueno, sea lo que sea no desaprovecharía la oportunidad. Volví a dar una pequeña reverencia y caminé rápidamente a mi pupitre con el gemelo a mis espaldas. Pude ver a Haruhi diciéndome que ella tampoco comprendía nada con la mirada.
—Bueno, sigamos con la clase —Avisó el profesor llamando la atención de sus alumnos, ya que todos tenían su atención en nosotros.
Yo suspiré aliviada cuando me senté, con el colorado tomando su lugar a un lado mío, y saqué mi anotador junto a un bolígrafo.
—Gracias —Susurré. Sus ojos ámbar me miraron traviesos y pude ver un brillo pasar por ellos.
—No agradezcas, ya nos devolveras el favor.
Me aterré tras esa sentencia y esta vez ambos hermanos me sonrieron. La sonrisa mas aterradora que ví en mi vida ¿Dónde me había metido?
Debí haber corrido a la biblioteca cuando pude.
Ouran Academy
Receso
—¿Qué es eso? —Pregunté por sobre el hombro de mi compañera castaña.
—Una inauguración —Soltó con simpleza guardando el folleto que había sacado de uno de los bolsillos de su uniforme en el portafolio—, un nuevo parque en mi barrio.
—¿Parque? —Mi cabeza cayendo a un lado y mis cabellos colorados haciendo una cortina ondulada— ¿Esos con atracciones gigantescas?
—No, uno normal.
Fruncí el seño y crucé mis brazos sobre mi pecho de forma pensante. Ambas estábamos a solas en el aula, luego del receso los estudiantes habían salido y los hermanos diabólicos fueron a buscar "algo secreto".
—Eso es un parque normal, Haruhi —Sentencié sentandome en el pupitre frente al suyo para vernos cara a cara.
—Lo que tu dices es un parque de diversiones —Murmuró un poco cansada de la conversación—, esto es mas sencillo y menos bullicioso.
—¿Vamos? —Pregunté emocionada, quería conocer aquello. De pequeña siempre fui criada sin salir mas allá de las puertas de mi casa y solo había asistido una vez a un parque de diversiones.
—Es hoy —Comentó como si fuese alguna clase de excusa, yo asentí varias veces para seguir insistiendole—. No lo se, Aiko —Suspiró—. Tengo que preparar la cena y estudiar.
—Por favoooor —Lloriqueé un poco, apoyando mi barbilla sobre mis manos en el respaldar del asiento y haciendo un pequeño puchero—. Nunca fui a algo así y me gustaría ir con una amiga.
Volvió a negarse, aunque podía ver que comenzó a dudar un poco de su elección por lo que insistí un poco más, y con poco me refiero a varios minutos, hasta que al final acepto mi propuesta casi por obligación.
—¡Yeeei! —Festejé alzando mis brazos, para inmediatamente hacerlos caer a ambos lados de mi cuerpo cuando un aura oscura me rodeó.
—Que drástico —Comentó Haruhi al verme, una mueca formándose en su rostro.
—Uh... tengo que encontrarme con mi tutor luego del club.
—Bueno, la inauguración comienza a las siete de la tarde con varios puestos de comida —Me informó haciendo que el aura pesimista se disipe—. Creo que eso te da tiempo de sobra.
—¡Yeeeei! —Volví a elevar mis brazos a la vez que sonreía y cerraba mis ojos. Al fin una bien.
—¿Planificando algo sin nosotros?
Un escalofrío me recorrió la columna al escuchar esas voces a mi espalda. Haruhi solo suspiró como sabiendo lo próximo que ocurriría.
Un brazo se deslizó por mis hombros y otro idéntico por el de Haruhi. Estabamos rodeadas.
—¿Que haremos hoy? —Sonrieron.
—¡Nada! —Contestamos junto a Haruhi al mismo tiempo que la campana anunciando el fin de receso nos salvaba.
Ouran Academy
Fin de clases
Este definitivamente no era mi día, no solo llegue tarde al inicio de clases sino que también estaba retrasada en los horarios del club.
—Matsushita-san —Escuché que me llamaron cuando iba a paso rápido en dirección a la Tercer Sala de Música.
—Honta-san —Saludé a la castaña cuando la ví unos pasos más adelante en el corredor.
—¿Todo en orden? —Preguntó al notar mi apuro.
—Voy tarde al club —Avisé calmando mi respiración poco agitada— ¿Vienes conmigo?
—¿Ah? —Abrió los ojos sorprendida y poco a poco sus mejillas se sonrojaron—. No lo sé, hace mucho tiempo no voy.
—Entonces vamos —Tomé su mano para llevarla a mi lado—, seguro se pondrán felices de que vuelvas.
Sin poner resistencia alguna aceptó que la lleve conmigo, pero podía notarse como trataba de ocultar su rubor con su mano libre.
Ouran Academy
Fin horarios de Club
Al fin podía salir. Nada mas llegar a la Tercer Sala de Música prácticamente corrí a hacer mi trabajo y no me detuve hasta que todas y cada una de las clientas se fueron. Fue un día agotador.
—Haruhi —Llamé a la castaña cuando la ví en uno de los sillones.
—¿Vas camino a la tutoría? —Preguntó al verme con portafolio en mano.
—Así es, yo... —Miré nuestro alrededor, comprobando que nadie este escuchando nuestra conversación—, luego te mando un mensaje para avisarte que estoy en camino.
—De acuerdo, tendré todo listo para entonces —Sonrió amistosa.
Con un gesto de manos salude a los demás miembros y fui a la biblioteca, donde Isomu ya me esperaba en la misma mesa.
Luego de dos horas de estudio que parecían nunca avanzar ya estaba libre por el resto del día. En el momento en el que subí a la limusina le envie un texto a Haruhi y en respuesta recibí la dirección de su hogar.
—Hola, Aiko —Saludó Haruhi en cuanto abrió la puerta de su apartamento. Llevaba un pantalón jean por las rodillas y una blusa rosa suelta por encima.
—Hola —Sonreí para hacerle una seña al chofer de que ya podía marcharse— ¿Vamos?
—Sí, ya deben de estar por comenzar la apertura, pero ¿No quieres cambiarte primero?
—Ah —Reaccioné al recordar que aún llevaba el uniforme del instituto— ¿Tienes algo que puedas prestarme?
—Creo que algo puede llegar a quedarte bien —Comentó entrando a su casa—. Cierra la puerta al entrar.
Obedeciendo, di unos pasos dentro de su hogar y cerré la puerta a mis espaldas para seguirla hasta lo que era su habitación. No pude evitar mirar con atención toda su casa.
—Creo que a esto se refiere a la gente cuando dice "Hogar, dulce hogar".
—Pruebate esto, es uno de los vestidos que me regalo mi padre en mi cumpleaños anterior —Me ignoró pasándome un vestido celeste—. Es algo corto para mi gusto, pero seguro a tí te va bien.
—Gracias —Acepté y me dejó sola en la habitación para poder cambiarme. Era un vestido sencillo, suelto, con pequeños detalles como unos bolsillos con moños.
Una vez listas, cerró con llave la entrada y nos dirigimos por una de las calles, dónde ya se veian varios grupos de personas deambular.
—¡Wa! —Me sorprendí cuando al acercarnos habia un pequeño lugar, asumo es el parque, con algunos juegos para los más pequeños, bastantes luces y unos cuantos puestos de comida en las calles que lo rodeaban—. Esto se ve distinto a lo que esperaba.
—Te dije que era algo sencillo —Comentó Haruhi caminando a lado.
—Tenias razón —Murmuré mirando todo el lugar— ¡Mira! Un puesto de juegos ¡Oh! Ahí venden helados ¡Y mira ahí! Los Hosts nos están saludando.
Ambas nos detuvimos en seco ante eso y podía jurar que hasta nos convertimos en piedra.
Parece ser que no fuimos tan discretas después de todo.
—¡Haruhi! —Gritó un emocionado Tamaki corriendo hacia nosotras y alzando a la pobre castaña en un abrazo asfixiante.
—¡Nee, Nee, Aiko-chan! —Apareció Honey saltando a uno de mis lados— ¿Viste? ¡Allí estan dando pruebas gratis de helados!
—El helado de plebeyo es el mejor —Comentaron ambos colorados en cada una de mis orejas.
No hizo falta más que eso para correr en la dirección a la que apuntaba el rubio. Lo siento, Haruhi.
Luego de un par de vueltas y helados distintos, acompañada de Honey y Mori, nos reencontramos con los demás en uno de los bancos del parque. Aún con un helado en cada una de mis manos.
—Hola —Saludé al acercarnos— ¿Estas bien, Haruhi?
La castaña me miró, transmitiendo la traición que cometí con una sola mirada. Sonreí nerviosa y sin saber exactamente que hacer le ofrecí uno de mis helados.
—Gracias —Murmuró tomándolo y comenzando a comerlo antes de que siga derritiendose.
—Lo lamento.
—¿Frutilla? —Preguntó uno de los gemelos acercándose a uno de mis lados.
—Sí, te sorprendería cuan distinto es al que preparan en mi casa —Le comenté llevando otra cucharada a mi boca.
—Deberiamos probarlo entonces —Comentó su gemelo a mi otro lado. Aún no logro diferenciarlos por completo, pero tengo el presentimiento que éste es Hikaru y el primero en hablar fue Kaoru.
—Deberían darse prisa, ya estaba por acabarse —Informé.
Escuché una pequeña risa y pude ver a Kyoya negando varias veces con la cabeza e intercambiando su vista entre mí y alguien más. No lo había escuchado decir palabra alguna en todo este tiempo. Pensé en preguntarle que ocurría cuando una mano me tomó por la barbilla y mis ojos conectaron directo con otro par ámbar ¿Hikaru?
—Entonces quizás lo mejor sea que compartamos lo que queda —Murmuró, bastante cerca de mi rostro para mi gusto.
—La verdad, no se...eh... —Tartamudeé invitablemente. Creo que nunca estuve tan cerca de un chico en mi vida, y era algo bastante incómodo para ser sincera. Traté de dar un paso hacia atrás negando varias veces con la cabeza tratando de reaccionar cuándo choque mi espalda con algo y una mano me tomo por la cintura.
—Dicen que todo sabe mejor cuando viene de alguien más —Murmuró quien supongo que es Kaoru en mi oreja y me sentí enrojecer por completo. No quise voltear, sabía que si lo hacía quedaríamos tan cerca que nuestras narices podrían rozarse.
Pensaba como escapar de la situación sin perder la mente en el proceso cuando una mano me jaló del brazo, alejándome de los gemelos quienes me tenían prácticamente encerrada entre sus cuerpos.
—¡Encontré un puesto increible, Ai-chan! ¡Ven, Nee, Nee!
Me sentí totalmente en paz al percatarme que fue gracias a Honey el regreso de mi libertad. Aunque no pude evitar ver un flash oscuro cuando sus ojos se posaron en los gemelos. Fue tan rápido que pudo ser mi imaginación, pero una parte de mi conservabaa esperanza de que quizas...
—¿Quieres pedir primero? —Preguntó el rubio sacándome de mis pensamientos y lo ví atento a mi respuesta.
Leí el cartel frente a nosotros y no dude ni un solo segundo a mi elección.
—Una hamburguesa sería genial —Comenté y luego de un asentimiento pidió dos hamburguesas, gaseosas y conos de papas fritas—. Gracias.
—No tienes que agradecerme —Negó Honey antes de desviar la mirada hacia otro lado—. Siempre puedes devolver el favor.
Sentí mis mejillas arder ante eso y no pude evitar sonreír ante el pensamiento.
—Me encantaría.
Me miró un poco sorprendido y devolvió la sonrisa antes de revolverme el cabello jugetonamente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro