Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Catorce

Maratón 3/3

¡Muy buenas noticias!: Exámen aprobado. Lo que significa que no debía nada de horas extras al club. Y por si fuera poco hoy tendría el día libre de tutoría ya que Isomu debía prepararse para un torneo con su club de ajedrez.

Por lo cual, justo ahora me encontraba tarareando una canción mientras completaba los pedidos de las clientas de los Host.

—Te ves feliz —La voz de Haruhi sonó cuando la puerta se abrió.

—Aprobé un exámen y tengo la tarde libre —Le conté mientras acomodaba las bandejas en el carro.

—¿No tenías hoy entrenamiento con Honey-Sempai?

Su pregunta me descolocó. Mi cabeza cayó hacia un lado sin despegar mis ojos de ella, mientras estos se entrecerraban de a poco.

—¿Entrenamiento? —Se escapó la pregunta con voz aguda por mi garganta—. ¿Dónde escuchaste eso?

—Los chicos estaban hablando sobre eso unos minutos antes de que llegues —Comentó parpadeando varias veces.

—Oh, bueno —Le pasé el carro con los pedidos listos antes de dedicarle una sonrisa brillante— ¿Podrías decirle a Kyoya-Sempai que venga aquí en cuanto pueda, por favor?

Murmuró algo que sonó como un "Claro" y se alejó dándome un último vistazo antes de cerrar la puerta tras su salida.

No solo me seguían a todo lado al que fuese, sino que ahora tambien planeaban robar mis horas libres.

—¿Necesitas algo? —Preguntó Kyouya entrando al pequeño cuarto un momento después.

—Espacio —Le remarqué apoyando mi peso en los codos sobre la mesa redonda del centro de la habitación-. Haruhi dijo algo sobre un entrenamiento.

—Así es, es mejor estar preparados ante cualquier cosa y sería muy oportuno que aprendas un poco de defensa personal —Comentó ojeando su libreta—. A no ser que prefieras más seguridad.

—¡No! —Reaccioné ante su última oración, eso significaría más vigilancia—. De acuerdo, pero podrían haberlo consultado conmigo primero, podría haber tenido algo importante que hacer por la tarde.

—No te preocupes, estoy al tanto de eso y sé que no tenías nada que hacer —Aseguró sonriendo ladinamente.

—Sabes mucho sobre mí —Le miré entrecerrando los ojos, solo una línea de iris verde se veía entre lo párpados.

—Se algunas cosas pero aún no lo suficiente —Me devolvió la mirada.

Y estuvimos así durante unos segundos, luchando con los ojos. Pero descubrí no ser tan buena en eso, por lo que tuve que perder mí orgullo y voltearme para seguir con mi trabajo. Podía sentir su aura victoriosa mientras salía para dejarme nuevamente sola.

Ouran Academy
Área de entrenamiento

Estoy jodida.

Me tambaleé unos pasos hacia atrás antes de caer al suelo con mi trasero. Honey podía ser una bestia cuando se lo proponía.

—¡Vamos, Ai-chan! —Animó estirando su espalda hacia los lados—. Vas bien.

—¿Esto es ir bien? —Pregunté señalandome. Ni siquiera sé cómo llegue consciente hasta aquí.

Mi respiración estaba acelerada, todo el cuerpo me sudaba y sentía dolor en todas mis extremidades. Tantos años de ocio me estaban cobrando factura.

Al menos debo estar agradecida de estar en mis dieciséis, si intentase esto en mis cuarentas estaríamos esperando a los paramédicos en el mejor de los casos.

—Solo unos minutos más —Caminó hacia mí y me tendió una de sus manos.

La tomé, si intentase ponerme de pie por mi cuenta no podría. Una vez logré mantenerme por mi cuenta volvió a alejarse a su posición anterior.

Al menos estábamos solos, si alguien más me viese así moriría de la vergüenza.

—Intenta volver a detener mis ataques.

—No prometo nada —Contesté posicionandome como me habia enseñado al principio de la "lección"—. Siento que caeré al primer movimiento.

—Te sostendré, no te dejaré caer —Sonrió con los ojos cerrados antes de prepararse para lanzar el primer ataque—. Seré gentil.

No tuve tiempo para asentir cuándo arrojó un puñetazo a mi lado derecho. Empuje su ataque hacia otra dirección con mí antebrazo y al instante realicé la misma acción con mi antebrazo libre para desviar una patada que llegaba ante mi distracción.

—¡Así se hace, Ai-chan! —Celebró.

Giró sobre uno de sus pies para arrojarme otra patada a la altura de mis costillas. Frené el golpe con ambos brazos pero por impacto me tambaleé hacia atrás.

Me sostuvo por mi brazo derecho para ayudarme a volver a equilibrarme y en el segundo que me soltó se acercaba otro golpe que pude esquivar a último momento.

—¡Intenta golpearme! —Retó sin detenerse.

Impulsé mi puño izquierdo hacia su rostro pero lo detuvo como si no fuese nada. Esquivé otro golpe y traté de golpearle con mi pie, mismo resultado. Lo observé unos segundos y un brilló surcó sus iris.

Sostuvo mi puño cuando intente volver a golpearle y sin esfuerzo me acercó a su cuerpo. Por el impulso tuvo que tomarme de la cintura al acercarme a su pecho para evitar que caiga cara al suelo.

—Liberate —Ordenó. Me hizo dar una media vuelta para que así mi espalda quede apoyada a su pecho y uno de mis brazos aprisionado entre ambos.

Su respiración me hacia cosquillas en la nuca. Una sensación extraña subió por mi espalda, mi estómago se sintió extraño y el calor me llegó hasta las orejas.

—No sabía que te gustara lo rudo —Murmuré.

Lo sentí tensarse tras de mí pero casi al instante su cuerpo volvió a relajarse. Eso sí, su agarre sobre mí mano se volvió más brusco.

—¿Te interesa? —Susurró en mi oreja.

Con un rápido movimiento le tomé del brazo para detener cualquier movimiento de su parte y giré con rapidez para verle de frente. Ahora solo mi mano estaba siendo atrapada entre la suya.

—¿Quieres saberlo? —Contesté con una sonrisa ladina. Me sentía extremadamente nerviosa pero si llegaba a demostrarlo aunque sea solo un poco podría utilizarlo en mi contra.

El brillo volvió a aparecer en sus ojos y con un movimiento veloz me tenía sostenida por las muñecas. El estaba inclinado sobre mí y si no fuese porque me estaba sujetando habría caído de espaldas al suelo.

—Te escucho —Su voz sonaba tan profunda desde la corta distancia a la que estábamos.

—Es muy inesperado —Flexioné mis piernas y de un impacto duro contra el suelo volví a ponerme sobre mis pies—. Me gusta.

Por alguna extraña razón nos sonreímos y por el reflejo de sus ojos me vi sonrojada. Él tambien lo estaba.

Ambos retrocedimos unos pasos y nos posicionamos para combatir. Corrió hacia mi, esquivé una patada que iba a mi cabeza, lancé un golpe al pecho que fue rápidamente desviado, intente cubrirme de su ataque siguiente pero fui demasiado lenta y detuvo su puño frente a mis ojos. Podía sentir sus dedos con la punta de la nariz.

—Concentrate, Ai-chan.

Tomé su brazo entre mis manos con firmeza y con toda la fuerza que pude acumular me empuje hacia adelante hasta hacernos caer. Su cuerpo estaba bajo el mío, estaba sentada sobre su abdomen, uno de sus brazos seguía atrapado entre mis manos y el sobrante estaba siendo presionado contra al piso por mi pierna.

Sonreí victoriosa. Jamás imaginé poder sentirme tan poderosa en mi vida.

—¿Te gusta así, Sempai? —Canturreé divertida por su expresión.

Sus ojos me observaban sorprendidos y brillantes, un tono rosado cubría sus mejillas, los cabellos rubios le caían hacía atrás un poco húmedos por el esfuerzo físico y sin poder evitarlo me fije en sus labios: entreabiertos, rosados... apetecibles.

Sonrió de una forma que no había visto antes en él, una sonrisa casi erótica. Sentí todo mi cuerpo vibrar ante el sentimiento que me causó.

Soltó su brazo de mi agarre con facilidad y libero su otro brazo de la misma forma. Una de sus manos me tomo por la cintura y con agilidad giró hacia un lado, ahora estaba yo bajo su cuerpo. Intenté empujarlo hacia atrás ejerciendo presión en su pecho pero con su mano libre me tomó de ambas muñecas y llevó ambos brazos sobre mi cabeza.

—Así está mejor —Rió divertido.

Su iris volvió a hacerme de espejo, mostrándome en las mismas condiciones en las que estaba él segundos atrás. Su sonrisa cedió un poco y sus ojos bajaron hasta mis labios.

—¿Encontraste algo interesante? —Le sonreí entretenida por su expresión.

La situación está cambiando y la timidez que sentía hace poco estaba siendo reemplazada por un sentimiento cálido y atrapante. Quería más, necesitaba más.

—Eres buena —Elogió. Su rostro se acercaba lentamente.

—Gracias —Suspiré. Su perfume dominó mi sentido del olfato.

Incluso luego de un tiempo de actividad física su aroma persistía, hasta llegué a creer que le agregaba un toque sutilmente varonil.

Mis ojos conectaron con los suyos, desviando mi atención a sus labios de vez en cuando, y a cada centímetro que nuestros rostros se acercaban me sentía menos conciente y más deseante.

Si ocurría algo aquí y ahora no podría detenerme ni a mí ni a él.

Rozó la punta de su nariz con la mía, lo que se sintió como una suave caricia. Fue una sensación tan agradable que no pude evitar suspirar y cerrar los ojos.

Lo sentí inclinarse aún más, pero en el momento en que nuestras respiraciones se formaron como una sola un sonido nos interrumpió.

Mierda —Susurró, aunque por la poca distancia a la que nos encontrabamos le pude oir. No esperaba escuchar esa palabra en boca de él.

Se alejó tan rápido que me sentí fría y abandonada sobre el suelo. Abrí los ojos y me senté, apoyándome sobre mis manos, para verlo caminar a su portafolio de espaldas a mí y buscar su celular.

Le escuché murmurar una conversación cuando atendió la llamada que nos había interrumpido y segundos después colgó.

—¿Honey-Sempai? —Le llamé confundida cuando se quedo un momento quieto sin voltearse a verme.

—Lo siento, Ai-chan —Se disculpó acercándose a mí—. Debo irme.

Asentí evitando mirarle a la cara y su mano ocupo mi visión. Acepte la ayuda para ponerme de pie y cuando volví a observarle aún estaba sonrojado y parece ser que también evitaba mi mirada.

—No hay ningún problema —Aseguré recogiendo mi portafolio—, de todas formas ya es hora de que tambien vuelva a casa.

Esta vez él asintió jugando con uno de sus pies y cuando se cansó de observar sus manos volvió a hablarme.

—Dejame alcanzarte hasta tu casa —Pidió. El rubor ya se había ido y su sonrisa y tono de voz volvieron como si nada hubiese estado a punto de ocurrir.

Y aunque no quisiera aceptarlo, detestaba que no haya ocurrido.

—Claro.

Mansión Matsushita
Atardecer

Saludé a Honey desde el pórtico de mi hogar cuando su limusina se puso en marcha nuevamente.

—¡Llegué! —Avisé en cuanto cerré la puerta tras de mí.

—Matsushita-sama —Saludó una de las empleadas que estaba en el vestíbulo—. Que bueno que haya llegado, una joven vino más temprano preguntando por usted.

—¿Le dijo su nombre? —Pregunté confundida.

—Honta-sama —Me sorprendí ante eso ¿Cómo sabía dónde vivía?— Dejó su número para que la llamase en cuanto llegue. Dijo que era urgente.

—Gracias.

Tomé el papel que me tendía con una de sus manos y me encaminé a mi habitación en la segunda planta. Una vez pasado el primer piso marqué el número con mi móvil y esperé los pitidos antes de que atendieran la llamada.

—¿Hola? —Preguntaron del otro lado de la línea.

—Honta-san, soy Aiko.

—¡Aiko-san! —Gritó haciendo que tenga que alejar el aparato de mi oído.

Me detuve unos segundos al final de la escalera hasta estar segura que era seguro volver a apoyar el móvil sobre mi oreja.

—¿Estás bien? ¿Qué era aquello urgente de lo que querías hablar?

—Sí, sí, yo estoy bien —Sonó el ruido de una puerta cerrarse tras la línea—. Pero no era sobre mí de lo de que quería hablar. Es sobre ti.

La escuché tomar una bocanada de aire antes de hablar mientras yo justo doblaba por unos de los pasillos.

—No somos los únicos —Su voz tembló un poco—. Akemi también recibió las fotos de tí junto a Honey-Sempai.

—¿Qué? —Detuve mis pasos en seco y comprobé estar sola en el corredor antes de seguir hablando—. ¿Dónde lo oíste?

—Ella lo dijo, entró al baño junto a sus amigas cuando yo estaba dentro y la oí —Suspiró—. Parecía molesta pero confesó haber destruido las fotos y les ordenó no hablar sobre ello.

—Bueno, al menos no lo difundirá —Me relajé.

—Sí, pero... dijo que no lo permitiría y estoy segura que planea algo —Opinó—. Solo ten mucho cuidado.

—Tranquila, lo tendré —A unos pasos de llegar a mi habitación cambié el móvil de mano por comodidad.

—De acuerdo. Debo irme, lo lamento, estaba ayudando a mi hermana menor con su tarea cuando llamaste.

Nos despedimos rápidamente y cuando colgué abrí la puerta de mi cuarto. Me congelé en el lugar, estaba todo destrozado.

Los muebles tumbados sobre la alfombra que cubría el suelo, la cama hecha un desastre, ropa y pertenencias por doquier.

Parecía la escena de un crímen y solo hizo falta un grito para estar rodeada de empleados.

Autora:
¡Muy feliz año nuevo!
Les deseo un buen 2020 y que puedan cumplir con todo aquello que se propongan ❤️
Gracias por el apoyo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro