Poesías Antiguas

Libro Único
Página 12.

"Puedo ver el mar es tus ojos, brillando con devoción, siento que mi corazón pierde el control

O hermoso mar, puedes decirme cómo en calma estar, tu alma azulada la veo ondear en aquellas grandes olas que bates en la orilla.

Corazon de mar por favor, enséñame cómo en calma estar.

No creo que esté corazón pueda aguantar más"

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No podía apartar su mirada de ella, la podía ver acunclillada en el piso viendo las diferencias de cada manzana y luego iba colocándolas en una cesta.

Aunque yo no notaba la diferencia ella parecía muy concentra.

—Son exactamente iguales. ¿Por qué las evalúas tanto?—comente tomando la misma posición que ella.

—No son iguales—ella toma una completamente roja—ella se ve bonita por fuera, pero si precionas un poco notarás que está demaciado blanda, es decir que por dentro ya está dañada.

Tome la manzana en mis manos y repetí la acción que ella hizo y efectivamente estaba demaciado blanda.

Era algo nuevo.

—¿Y que hay de esta?—señale una que tenía toques amarillos sobre el color rojizo.

Ella la evaluó, tomo entre sus manos y luego la tiró a la cesta.

—Esta bien, es solo la piel de la manzana golpeada por caer del árbol—sonrio.

Era curioso y no lograba entenderlo ¿por qué me comportaba con ella de esta manera? Hace solo un momento estuve absorto en sus ojos preguntando algo completamente absurdo sobre mis ojos y cabellos, justo ahora me sentía en una especie de limbo.

Era un extraño sentimiento, uno extraño y nuevo.

Veo como ella coloca otra manzana en la cesta y comienza a sacudir sus manos, tirando la suciedad de ellas. Ligeramente voltea en mi dirección con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—Si me miras tan fijamente, estaré nerviosa todo el rato—

Uh.

No había notado aquello, rápidamente ladeó mi rostro en dirección al cendero que lleva al pueblo.

—Lamento si te incomode, no me percaté de mi descortesia—

El silencio invadió el lugar, fue un silencio incómodo ya que sentía la mirada de ella sobre mí.

—No eres un plebeyo ¿Verdad?—sus palabras me tomaron por sorpresa haciendome voltear a verla. Mi reacción pareció darle la respuesta que ella quería por qué de inmediato se acercó a mi con un brillo en sus ojos.

—¿¡Que clase de noble eres!?—hablo alegremente y tras ello una lluvia de preguntas calleron sobre mí.

—¿Es cierto que vas a una academia especial?—¿Que comen los nombles?—¿Realmente salude adecuadamente aquella vez?—¿Eres un heredero directo?—

Sus preguntas salían una tras otra sin parar.

—Eh, no... ¡¡ESPERA!!— eleve la voz intentado callarla, cosa que funcionó ya que sus preguntas cesaron, pero aún su mirada persistía en mi con notoria curiosidad—¿Por qué asumes que soy un noble?—.

—Vamos Lucas—rueda sus ojos con obviedad—Tu manera de hablar es demasiado educada y lleno de etiqueta, los nobles lo utilizan de manera diplomática cuando la situación lo requiere, en este caso lo usastes para disculparte por hacerme sentir incomoda, intentado preservar el respeto de la otra persona.

—Eso no quiere...—fui interrumpido por la sorpresa al verla aproximarse aún más, ocasionado que callera sobre mi propio peso quedando sentado en el suelo con ella casi sobre mi, tomando un extreno de mi túnica y tocandola con seguridad.

—¡Tu ropa! Ningún plebeyo se pasea por ahí con una túnica de seda, eso es un lujo en estos lugares Lucas—sonrie—¡Además que plebeyo no sabe diferenciar las Manzanas buenas y malas, son cosas que hacemos día a día, todo indica perfectamente que eres un Noble.

Me había atrapado.

—¿Y si es verdad que harás?—¿querras conseguir algo por mantener el secreto?

—Nada—sonrie levantándose y extendiendo una mano en mi dirección—Es mi primera vez conociendo un noble, pensé que eran más majestuosos.

¡Ah!

Tome su mano, mientras la indignación crecía en mí.

—¿¡Como que no soy Majestuoso!?—pregunte, soy el emperador debería notarse mi majestuosidad aún vistiendo un sacó.

—Pareces un chico normal—responde con simplecidad—uno muy inseguro por cierto—un tic en mi ojo se hace presente.

¿Yo una persona insegura?

El emperador no puede poseer inseguridades, significa el fin.

—Aunque puede ser que des esa impresión por qué nunca e conocido a alguien más de mi edad—

—Tengo dieciocho—

—Yo dieciséis—

—¡Ja! eres una niña todavía—sonrei con arrogancia.

—Eres solo dos años mayor que yo, no veo la diferencia, en todo caso yo si se diferenciar las manzanas—.

—¿Estás como que obsesionada con las manzanas?—

—¡Si! Son mis favoritas, mamá hace un pastel muy bueno—.

-Aja-

Nuevamente el silencio invadió el lugar, ella juguetea con sus manos nerviosa.

—¿Puedo hacerte una pregunta Lucas?—su mirada viaja en todos direcciónes evitando mirarme.

—Puedes—me divertía su reacción nerviosa ante mí.

—¿Puedo... puedo tocar tu cabello?— sus ojos subieron e hicieron contacto con los míos de manera nervios—entendere si no quieres, solo que tú cabello es muy peculiar y...—

—Esta bien—ella respondió mi pregunta de manera sincera y hasta este momento no a hecho más que sorprenderme—tienes mi permiso.

Sus ojos brillaron y yo me incline ligeramente para que tuviera más accesibilidad.

Sus manos se acercaron con cautela al inicio de mi cabello para luego descender delicadamente hasta su acabado. Ella repetía la acción una y otra vez.

—¿Puedo trenzarlo?— su voz sonaba nerviosa pero con un toque de emoción.

Un sentimiento de conformidad me abordó y una ligera sonrisa escapó de mí.

—Puedes—sus manos se movían con agilidad sobre mi cabello, era extraño la petición, pero quería agradecerle de alguna manera.

—Listo— sus manos se alejaron— Gracias...—menciono con voz avergonzada.

—A sido una petición extraña, eres una persona bastante extraña Athanasia— mencioné mientras miraba la pequeña trenza que ahora decoraba mi cabello— pero eso me gusta, tu sinceridad es algo admirable.

Una vez levanté la mirada, pude ver el notorio sonrojo que aparecía en su rostro.

—¡Lo siento!—volvio a discúlparse—Es que tú cabello es muy inusual y hermoso, el libro de cuentos de Obelia menciona que el cabello negro es algo que no todo el mundo posee la dicha de ver y solo aquellos que tienen permitido tocarlo por el usuario son bendecidos con protección.

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[Cuentos de Obelia; Un libro catalogado como fantasía generalmente muy popular entre los niños, pero quién lo escribió no tenía eso en mente, deseaba que supieran incluso si lo consideraban un cuento, uno de los secretos que la familia real guardaba reselozamente]

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Lucas lamentaba no cumplir las expectativas de Athanasia. Si, se supone que debía tener una protección pero dicha habilidad no existía para él.

—Esta bien, no me molesta, me siento alagado por el hecho de que mi cabello te parezca hermoso ¿No?—sonreí, llevando mi mirada a la suya.

—¡Ahhh!—sus manos cubrieron su rostro—por favor, olvida lo que dije—.

La luz del sol fue apagándose, y una mirada de sorpresa se reflejo en los ojos de Athanasia.

—¡¡AHHH Mamá va a matarne!!—tomo su cesta con rapidez—Lo siento, debo irme, nos vemos—.

—Oye espe..— salió corriendo sin mirar atrás, fue como repetir una imagen en mi cabeza, un Dajà Vu.

Suspiré resignado. Dime Athanasia; ¿Cuando sera ese nos vemos?

Continuara...💫

Feliz Navidad!!! Espero la hayan pasado de maravilla, aún espero mi Lucas, Santa Claus me dejó mal.

¡Me debes a mi Lucas!

En fin.

Ya mucho Lucathy para ustedes, necesito castigarlos 😤 son los mejores lectores que existen, no veo críticas, necesito maltrato!!.

Okey no, soy sensible lloro si eso pasa.

[Dato curioso sobre mí: Antes de espensar a escribir historias era más de poemas cortos, pero como no se me daba intenté con las historias. Ahí fue donde descubrí mi pasión por la escritura.

Actualmente estoy mejorando con los fanfics pero tengo varias historias propias que algún día me animaré a públicar]

Espero les haya gustado el capitulo, antes de él primero debo traerles otro.

Bye, bye 💫♥️

Vys💫