xviii. want it back
Había un silencio incomodo entre los tres, tan incomodo que incluso Hayley no sabía qué decir, así que terminó riendo. Una risa sarcástica por supuesto.
―Genial, años sin pisar aquí y la primera persona a la que veo es a ti.―bufó.
―¿Y él es...?―hablaron los dos chicos al mismo tiempo. Hayley suspiró.
―Dudley, él es Blaise. Blaise, este es Dudley, mi... aborto de primo.
―¿Es tu novio?―preguntó Dudley.
―No, para nada.―negó Hayley sin soltar sus manos.
―Nunca pensé encontrarte aquí.―admitió Dudley con las manos en sus bolsillos.―Es más, nunca pensé volver a encontrarte.
―Oh, bueno... Supongo que fue lo mejor para Petunía y Vernon.
―Tal vez para ellos, pero no para mi. Esperaba que tú y Harry vinieran con nosotros cuando nos mudamos.
―¿Qué quieres decir? ¿Ya no viven más en Privet Drive?
―Cierto.―recordó Dudley.―Dejaste de venir en vacaciones.
Hayley se sintió incomoda.
―Sí, bueno...
―Dejamos en vivir ahí porque dijeron que estábamos en peligro.―aclaró.―Nunca lo entendí.
―Por supuesto que no.―rió Hayley.
―¿Te gustaría ir a tomar un café?―ofreció Dudley. Hayley abrió los ojos en par.
―Eh... la verdad es que no, Dudley. Tenemos que regresar pronto a nuestro... ehm, mundo.
―Entiendo.―asintió.―Bien, nunca te lo dije directamente, pero gracias, Hayley.
―¿De qué hablas?―preguntó.
―De aquella vez en el callejón. Tú... me salvaste.―dijo apenado.
―Oh, sí, bueno...―se encogió de hombros.―También estaban atacando a Harry, tenía que hacerlo de todos modos.
―Harry nunca supo decirnos.―prosiguió Dudley.
―¿Decirles qué?
―Lo que había pasado contigo, ya sabes.―se encogió de hombros de igual manera.―Solo un día ya no volviste y no volvimos a saber de ti. Mamá estaba preocupada.
―¿Petunia?―rió Hayley.―¿Tía Petunia estaba preocupada por mí?
―Supongo que llegó a quererte más que a Harry.―restó interés.
―Eh, bien, esto es raro.―Hayley se aclaró la garganta.―Tal vez nos veamos luego, Duds.
Dudley asintió, conforme con aquello. Ambos estrecharon las manos y cada uno de ellos siguió con su camino.
―Mierda, que extraño fue eso.―masculló Hayley negando con la cabeza.
―Ni que lo digas.―concordó Blaise.
―Zabini, no tenemos dinero muggle.―recordó Hayley con un suspiro.―Tendríamos que ir a Gringotts para cambiarlo.
―¿Para qué necesitas dinero muggle?―inquirió Blaise.
―¿No es obvio?―Hayley alzó una ceja.―¡Tengo hambre!
―Oh, cierto.―hizo una mueca.
―¿Ajá? ¿Podemos ir a Gringotts?
―No.―dijo Blaise mientras seguía el paso hasta entrar al primer callejón que encontró.
―¿Qué planeas?―temió Hayley.
―Iremos con mi madre.―sonrió de lado.
La mansión de los Zabini no era muy diferente a la de los Nott, aunque tal vez era un poco más pequeña. Había grandes paredes pintadas simplemente en blanco y otras adornadas solamente con grandes retratos.
Blaise guiaba el camino mientras Hayley lo seguía, escondiendo su cuerpo detrás de él, no podía evitar sentirse algo intimidada.
―¡Madre!―exclamó Blaise cuando llegaron a una especie de gran salón.
Había una mujer sentada en uno de los grandes sillones blancos como la nieve, que al escucharlos de inmediato se puso de pie y abrió sus brazos para recibir a su hijo.
―¡Blaise! No esperaba verte aquí.―dijo confundida.―¿Por qué no me lo comunicaste?
―Hubo algunos problemas en Malfoy Manor.―explicó brevemente.―Traje a Hayley.
Entonces la mirada de la mujer viajó hacia Hayly, quien le dedicó una pequeña sonrisa.
―Oh, Hayley Nott.―dijo.―Es un gusto conocerte de otra manera que no sea al lado de la mesa.―sonrió abriendo sus brazos.―Ven aquí.
No le quedó más que aceptar el abrazo de la señora Zabini, mirando con completo pánico a Blaise sin saber que hacer. Blaise solo podía aguantar una carcajada.
―¿Tienen hambre?―preguntó al separarse.
―Demonios, sí.―suspiró Hayley. La mujer suspiró.
―Lo supuse.―sonrió una vez más.―Blaise, cariño, vayan a la cocina. Pediré al elfo que prepare algo, ahora los alcanzo.
―Gracias, señora Zabini.―sonrió Hayley tímidamente.
―Oh, cariño.―alzó una mano despreocupada―Dime Zhenya nada más.
―Bien, gracias Zhenya.―y con eso último, Blaise la jaló del brazo para llevarla a las cocinas.
―¿Ves? No fue tan malo.―se burló Blaise.
―Pudo haber sido peor.―aceptó.
Entraron al lugar y Blaise indicó a Hayley sentarse en un taburete de la mesada, y Hayley así lo hizo, balanceando sus pies brevemente mientras esperaba.
―Escucha.―comenzó Blaise.―Necesito avisarle a los chicos donde estamos o de otra manera me van a matar, así que iré a escribirles, ¿de acuerdo?
―Está bien.―suspiró Hayley.―Diles que estoy bien, ¿quieres?
―No van a creerme pero claro, les diré.―rodó los ojos antes de salir de las cocinas.
―Bien, Blaise me ha dicho que adoras las galletas así que le he dicho al elfo que prepare unas, no debe de tardar.―dijo Zhenya entrando a la vez que Blaise se iba.
―Está bien, gracias Zhenya.
―¿Y bien? ¿Van a decirme que los trae por aquí? Blaise siempre me escribe antes de venir. Si algo ha sucedido en Malfoy Manor, me sorprende que no me hayan llamado ya.―dijo mirando su brazo izquierdo. Hayley se encogió de hombros.
―Bellatrix se volvió loca, es decir, más.―intentó explicar Hayley.
Zhenya hizo una mueca y detrás de ella hizo una seña. Hayley volteó y vio que era el elfo que llevaba una bandeja con galletas y dos vasos de jugo -posiblemente de calabaza- cargando entre sus manos. El elfo los dejó sobre la mesada y sin decir palabra, desapareció. Sin dudarlo, Hayley tomó una galleta y suspiró de alivio con el primer bocado.
―Así que Bellatrix Lestrange.―dijo Zhenya para luego negar.―Esta loca, no sé como Killian no la ha matado antes.
―¿Disculpe?―interrumpió Hayley, atragantándose con su jugo de calabaza.
―Es decir, tiene sus razones.―continuó la mujer, perdida en sus pensamientos.―Esa hija de puta...
―No entiendo.―bufó Hayley. Zhenya se volvió a ella.―Es decir, sí, es una hija de puta, pero, ¿por qué papá tendría que haberla matado antes?
―No me sorprende que no lo sepas.―alzó ambas cejas.―Nott es demasiado privado en sus asuntos, jamás se lo diría a cualquier persona, temo que Theodore tampoco lo sepa. Pero bien, te lo diré, solo para que lo tomes en cuenta, pero debes prometer que no le dirás a nadie, sobre a todo a Killian.
―Lo prometo.―dijo Hayley de inmediato. Zhenya sonrió de lado.
―Bueno, esto solo se basa en rumores, pero soy fiel creyente de ellos.―sonrió mostrando los dientes.―La historia de Eudora Burke, espero que la sepas, Hayley.―la nombrada asintió.―Fue curioso, ¿sabes? La manera en la que de un día a otro Eudora es diagnosticada con una extraña enfermedad terminal, justo días después de que su querida mejor amiga Bellatrix Black le haya propuesto unirse al lado oscuro, obtener la marca y por qué no... proponerle matrimonio. Debió haber sido horrible para Bellatrix, porque Eudora rechazó cada una de ellas. Y fue así, dicen, que Bellatrix lanzó una maldición hacia ella, y bien, ya sabes el final.
―Eso es...―sinceramente, Hayley no tenía palabras.
―Hilarante, esa es la palabra.―soltó una risa antes de ponerse seria repentinamente.―Para todos menos para Eudora, por supuesto.
―Ustedes dos... Eudora y... usted.―aclaró Hayley.―¿Eran amigas?
―Las mejores.―aseguró con un guiñó.―Por algo creo en los rumores, querida Hayley. Bellatrix no supo respetar algo que Eudora no sentía, ella ya salía con tu padre en ese entonces. Y en fin, esa es toda la historia, ¿qué opinas?
―Genial.―fue todo lo que tuvo por decir.
―Volví.―comunicó Blaise entrando de nuevo.―Y con malas noticias.
―Los dejo entonces, tengo cosas por hacer.―dijo Zhenya, finalmente, guiñando un ojo hacia Hayley antes de desaparecer.
―¿De qué tanto hablaron?―preguntó confundido mientras tomaba asiento a su lado.
―De ti cuando eras una cría insolente.―se burló Hayley.―Bien, ¿cuáles son las malas noticias?
―Oh, esto no va a gustarte para nada.―se aclaró la garganta.―Intenté convencerlos, pero vienen para acá.
Hayley casi escupe su galleta.
―¿Los tres?―apenado, Blaise asintió.―Mierda.
Una vez más, el pánico recorría el cuerpo de Hayley, esta vez por completo mientras esperaba en el vestíbulo de la mansión de los Zabini. Zhenya aguardaba a un lado de ellos, dedicándole a Hayley una sonrisa tranquilizadora.
―Un buen whiskey de fuego y ninguno de nosotros tendrá que preocuparse por Killian.―había dicho para aligerar el ambiente.
Afortunadamente, así fue.
La puerta se abrió y Hayley se tensó, vio el brazo de Killian abrir la puerta para Theo y seguramente para Draco, pero no alcanzó a ver algo más porque Theo había corrido directamente hacía ella, estrechándola entre sus brazos.
―Ten cuidado.―advirtió Blaise.―Las heridas podrían volver a abrirse.
―Blaise, no estás ayudando.―murmuró Hayley, estrechando igualmente a Theo.
―¿Estás bien?―preguntó, examinando su rostro. Hizo una mueca al ver las marcas en sus mejillas.
―Nada grave.―aseguró.
Theo se apartó y echó una mirada a Draco, con solo eso Hayley mordió el interior de su mejilla.
―Killian, Theo, ¿quieren algo de beber?―intervino Zhenya.―No importa, acompáñenme. Blaise, tú también.
―Sabes cual es mi habitación.―codeó Blaise a Draco antes de dejar el vestíbulo, pero este solo rodó los ojos.
No hubo palabras o silencios incómodos, pues de un momento a otro, Draco había tomado a Hayley por la muñeca y la dirigía escaleras arriba. Aunque muy confundida, Hayley solo lo siguió.
―Draco, duele.―le hizo saber, pero a diferencia de lo que esperaba, el agarre se intensificó.―¡Hey!
Llegaron a una puerta, Draco la abrió y la cerró detrás de ellos. Solo con el aroma que irradiaba toda la habitación, Hayley la identificó como la colonia de Blaise.
El agarre se soltó y ahora estaban cara a cara, a espaldas a Hayley se encontraba la puerta. Hayley tragó saliva.
―¿Por qué estamos aquí?―se atrevió a preguntar.
―Dime la verdad, Jillian, ¿qué creías que hacías?
―Yo...―buscó las palabras, pero no las encontró.
―Habla.―ordenó Draco.
Hayley se encogió de hombros tímidamente.
―¿Evitar un homicidio?
―¿Para hacer un pase directo al tuyo? Sí, por supuesto que sí.―bufó molesto y rodó los ojos.―Pudiste haber muerto, Jillian.
―Pero no lo estoy.―intentó objetar.―Mírame, estoy bien...
―Eres una completa egoísta.―dijo fuerte y claro. Hayley frunció el ceño.
―No, yo solo... no quería, no podía dejar las cosas así, ¿bien? No era lo correcto.
―¿¡Y a quién demonios le importa lo que está correcto!?―exclamó.
―Solo quería evitar que la mataran.―se defendió.―¡La escuchaste gritar! Estaba sufriendo, tenía que hacer algo... no me lo perdonaría, además Ron...
―¿Weasley?―dijo Draco confundido.―¿Qué tiene que ver Weasley en esto?
Hayley cerró sus ojos con frustración y gruñó, ella no tenía que haber dicho aquello.
―Nada, olvídalo.―negó, dando media vuelta.―Estoy bien por si me lo preguntas.
―Vuelve aquí.―masculló Draco tomando de nuevo su muñeca. Además de notarse molesto, tenía el ceño fruncido.―Nombraste a Weasley, tiene que haber una razón para ello. Habla.
Hayley suspiró.
―Me encontré con él en el bosque.―comenzó a relatar.―Estaba solo y no tenía donde pasar la noche, lo llevé a la cabaña y listo.
―Te acostaste con él.―afirmó.
―¿Qué?―rió Hayley.―Por supuesto que no, nunca haría algo así.
―No te creo.―negó.―No hay otra explicación para que lo hayas llevado a la cabaña.
―Draco, cálmate.―intentó decir Hayley.―Estás entendiendo mal las cosas...
―¿¡De qué manera quieres que lo entienda entonces, Jillian!?―gritó de la nada, Hayley
retrocedió.―Llevas a casa un chico con el que no hablas en años, ¿qué es lo que quieres que piense?
―¡Solo lo hice como agradecimiento! Sabes lo que los Weasley hicieron por mí, ofrecerle techo a uno de ellos no es el fin del mundo, Malfoy.―dijo molesta.
―Eres patética, Jillian.―rodó los ojos acompañado de una risa sin gracia.
―Gracias, tenías tiempo sin decirlo.―asintió apretando los labios.
―Quiero mi anillo de vuelta.―dijo unos segundos después, cortando el silencio.
―¿Qué?―pronunció Hayley alzando su mirada hacia él, sintiendo un dolor en el pecho.
―Lo que escuchaste.―dijo sin mirarla directamente, pero extendió una mano hacia ella.―No voy a soportar cosas como estas, lo sabes.
―Pero ni siquiera...―trató de decir, pero luego su ceño se frunció con enojo.―Bien, si eso es lo que quieres.
Con algo de descuido se quitó el guante de la mano, soltando un pequeño jadeó cuando la tela rozó con fuerza con las delicadas marcas que había hora en su piel. Retiró el primer anillo (el que era de su madre) y después el de compromiso.
―Toma.―murmuró lanzandolo a su cara. Y seguido de eso, salió de la habitación dando un portazo.
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fecha de publicación: ₂₇/₁₂/₂₀₂₀
-sin editar-
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