xix. as a brother
Un paso tras otro, la caminata de Hayley se volvía más pesada. No iba a llorar, no cuando a unos cuantos metros se encontraría con su familia, no podían verla así. De este modo, quitó con rapidez la primera lagrima que estaba por caer y acomodó de nuevo sus guantes, por primera vez en el día se sentía agradecida de usarlos, así no tendría que ver lo que hacía falta ahí.
Al volver las cocinas, lo primero que pudo hacer fue correr hacia a Killian y abrazarlo por la cintura, suspirando con tranquilidad. Él devolvió el gesto, besando brevemente su cabello antes de volver su atención a los demás.
―¿Dónde está Draco?―escuchó preguntar, pero solo pudo encogerse de hombros y separarse del agarre.
Si alguno sospechó que algo andaba mal, no lo demostraron.
―Insisto, deberían quedarse aquí al menos esta noche.―habló Zhenya. Killian hizo una mueca.
―Te lo agradezco, Zhenya, pero Hayley debería de estar en reposo. Es más, ni siquiera sé qué demonios hace aquí.
―Supongo que... iré por Draco.―dijo Blaise. Los demás asintieron antes de que desapareciera por las escaleras.
―Theo, Hayley, vengan por aquí.―indicó Zhenya haciendo una seña.
Ambos obedecieron y siguieron a la mujer hasta llegar a una gran vitrina repleta de botellas. Inspeccionó cada una por un segundo, luego tomó una al azar y se la extendió a Theo.
―Tal vez sirva para tu padre.―explicó brevemente.
―Gracias, tía Zhenya.―murmuró Theodore sin saber más qué decir.
―Bien, los dejo. En un par de horas tengo una cita y tengo que arreglarme para ello.―sonrió con emoción.―Despiden a Blaise por mí, ¿quieren?
Y seguido de eso, desapareció.
―Estás muy callada.―notó Theo.―¿Todo bien? ¿Te duele algo? ¿Malfoy dijo algo?
―Para nada.―trato de sonreír Hayley para tranquilizarlo, Theo podría ser muy protector si se lo proponía.―Oh, mira, aquí vienen.
Draco junto a Blaise bajaban las escaleras, ninguno se veía muy feliz con el otro y su expresiones no decían nada bueno. Hayley mordió su labio inferior y apartó la mirada.
―Como sea, hay que irnos.―rodó los ojos Killian.
Salieron de la mansión en silencio, Hayley aferrándose al brazo de Theodore antes de desaparecerse de ahí y aparecer nuevamente en el Bosque de Dean. Soltó un jadeo cuando sintió algo en su abdomen y se apresuró lo más que pudo a entrar en la cabaña.
―¡Hayley, tenemos que hablar!―gritó Killian al ver como corría directamente escaleras arriba con Orion detrás de ella.
―¡Tal vez luego!―gritó de vuelta, cerrando de golpe la puerta de su habitación.
Suspiró y dejó su espalda chocar con la pared, estaba agotada. Miró a Orion sonriendo levemente, pero esa sonrisa apenas y le llegaba a las mejillas. Hayley se despojó del abrigo, de sus guantes, de sus zapatos, sus jeans y finalmente dejó libre su abdomen, soltando un gruñido cuando vio pequeñas gotas de sangre alrededor de lo que dejaron de ser cicatrices. Las heridas se habían abierto una vez más, pero solo un poco.
Por extraño que lo sintiera, no hizo nada para arreglarlo. Simplemente se cercioró de bloquear la puerta con un hechizo y se encaminó hacia el cuarto de baño para tomar una ducha. Llenó la bañera y dejó que el agua se templara en algunos minutos, y aún así, en ropa interior, se dejó llevar en lo que debía traerle tranquilidad.
Pero no fue así.
Dejó su cabeza reposar en la pared y cerró sus ojos para no prestar atención a como el agua comenzaba a mezclarse con la sangre. Por Merlín, Draco tenía razón, era patética.
Ahogó un sollozo y negó, de lo único con lo que se sentía con el derecho de llorar era la impotencia de no haber gritado unas cuantas cosas más, porque mierda que lo merecía. Dolía. Dolía y mucho. Más por el hecho de que había pasado años amando a Draco Malfoy y de un día a otro todo había caído en picada.
No eran una pareja fácil, no lo decían en voz alta pero ellos lo sabían al menos en el fondo. Desde un principio, para Hayley era difícil aceptar sus sentimientos mientras que Draco siempre supo que había mejores opciones para Hayley, pero ella siempre estuvo para él.... ¿Era realmente el fin de todo?
Lanzó contra la pared frente a ella lo primero que encontró a su alcance (una desafortunada botella de jabón) acompañada con un grito desgarrador desde el fondo de su garganta, sin importarle si alguien fuera de la habitación escuchaba.
Finalmente terminó su ducha como debería de ser, enjuagando cada parte de su cuerpo y cabello, por último drenando el agua que ahora había tomado un tono rojizo. Hayley apartó la mirada nada más, cubriendo su abdomen con vendas para no tener que llamar a Blaise.
Enrollando su cuerpo en una toalla, salió de la pequeña habitación y procedió a cambiarse. Los sweetpants y grandes hoodies siempre habían sido parte de su zona de comfort, así que no dudó en ser lo primero que decidió usar mientras maldecía que toda la habitación olía a su maldita colonia. Jodido Draco Malfoy entonces.
Orion ya esperaba por ella debajo de las cobijas, y después de secar su cabello lo acompañó, abrazándose a él como si su vida dependiera de él. Tal vez en ese momento, sí, así era.
Cuando estaba a punto de quedarse dormida, unos toques en la puerta la interrumpieron. Seguido de eso escuchó como en candado de la perilla era retirado y ella de inmediato se cubrió hasta la coronilla con las sabanas, no quería ver ni hablar con nadie.
―Hayley, soy papá.―escuchó la voz de Killian, pero eso no la tranquilizó ni mucho menos.
―No quiero hablar ahora.―musitó entre adolorida y adormilada.
―Traje galletas.―sonrió Killian aunque Hayley no pudiera verlo.
―No tengo hambre.―fue todo lo que dijo.
Killian suspiró con pesadez.
―¿Hay algo que necesites decirme?―preguntó Killian dejando las galletas de lado, tomando asiento en la orilla de la cama aunque a espaldas de Hayley.―Tenemos una platica pendiente desde que acudiste al Valle de Godric, ¿recuerdas?
Hayley sintió algo removerse dentro de ella, miles de recuerdos con Draco pasaron por su mente en ese momento y le parecía una ironía que aquel idiota no estaba en otro lugar más que en el piso inferior pensando sobre una inexistente traición.
Suspiró una vez más, alejando de una buena vez a Draco de sus pensamientos. Aún debajo de las sábanas se retiró del anillo que aún permanecía en ella y se incorporó en la cama para volverse hacia su padre.
―¿Te duele algo?―preguntó Killian, pero ella negó.
―Encontré este anillo en la cuna de Harry esa vez en el Valle de Godric.―le tendió el anillo de piedra escarlata para que lo examinara.―Creo que pertenecía a mamá.
―Lo noté cuando me enteré de tu compromiso.―y ahí estaba de nuevo el nudo en su estomago.―Pero estaba demasiado distraído como para mencionar algo al respecto. ¿Cómo te sientes?
Hayley se encogió de hombros.
―Se supone que debo de reunir coraje. Creo que lo hice.―formó una mueca.―Pero es patético, tener que recordar toda la mierda que me hizo para poder derrotarlo, ¿no podemos ponerle veneno en una rana de chocolate y listo?
―Ojalá fuera así de sencillo.―rió Killian.―Bien, ahora quiero hablar sobre hoy.
Hayley hizo una mueca.
―¿Provoqué muchos problemas?―mordió su labio inferior.
―Nada que no fuera a pasar.―dijo para tranquilizarla.―Estoy orgulloso de ti.
―¿Por qué harías eso?―preguntó frunciendo el ceño.
―Una de las cosas que Eudora más valoraba era defender lo que amas hasta la muerte.―sonrió levemente.―Esa chica, Granger, era una vieja amiga tuya, ¿cierto?
―Ocurrieron muchas cosas con ella.―se limitó a contestar.―Pero no por eso le deseó la muerte, ¿entiendes? Sin importar el daño que me hizo, no me gustaría que algo malo le pasara. No podía quedarme sin hacer nada sabiendo que después me iba a arrepentir.
―Te pareces tanto a ella...―negó Killian con una sonrisa.―Cosas no muy buenas ocurrieron hoy, pero al final lo que nos importa es que estés bien, ¿de acuerdo? No te preocupes por lo demás.
―¿Qué ocurrió con Harry y los demás? ¿Lograron escapar?
―Siempre lo hacen a final de cuentas.―suspiró Killian.―¿Estás tranquila ahora?
―Supongo.―murmuró. Luego, afinó su oído y frunció el gesto.―¿Están peleando allá bajo?
Killian frunció el ceño justo en el momento en que los gritos comenzaron a incrementar, no había mucho qué confundir, estaba claro que eran las voces de Draco, Theo y Blaise. Sin embargo, solo podían alcanzar entender unas cuantas vulgaridades.
―Voy a ver qué es lo que tienen.―dijo Killian rodando los ojos.―Merlín, parecen malditos animales.
Hayley volvió a acurrucarse junto a Orion en lo que Killian podía tardar, volvió a cerrar los ojos e intentó desenfocarse de su alrededor, pero parecía imposible.
Por su lado, Killian terminó de bajar las escaleras y su ceño se frunció aún más, de inmediato dando zancadas cuando Theo estaba a punto de golpear a Draco y Blaise no hacía su mejor intento para tratar de evitarlo.
―¡¿Pero qué mierda está mal con ustedes?!―exclamó comenzando a molestarse.
Ambos se soltaron de su agarre y retrocedieron bufando, Draco apartó la mirada de inmediato.
―¿Por qué no le dices?―escupió Theo con coraje.―Estabas hablándolo muy tranquilo hace minutos, anda, dile.
―Deja de alzarme la voz, Nott.―gruñó Draco.―O vas arrepentirte, maldita sea.
―¡Basta!―interrumpió Killian.―¿Van a decirme qué demonios está pasando?―cuando ninguno contestó, buscó la mirada de Blaise en busca de una explicación, pero Blaise lo único que hizo fue cruzar los brazos y apartar la mirada. Killian gruñó.―Bien, Theodore, ¿podrías tener la prudencia de decirme la razón por la cuál están peleando como si fueran jodidos animales?
―No voy a decirlo, le corresponde a él.―dijo de inmediato, la rabia siendo fuerte y clara en el tono de su voz.
―No les incumbe.―masculló Draco.
―Oh, por supuesto que lo hace.―rió Theodore con ironía.―Todo lo que tiene que ver con Hayley me involucra a mí, a mi padre e incluso a Blaise.
―¿Hayley?―interrumpió Killian confundido.―¿Qué tiene que ver Hayley con ustedes gritando como locos?
―Dilo.―dijo Theo entre dientes. Draco le dedicó una de sus miradas más pesadas, pero eso no era nada, la de Theodore era peor.
―No voy a decirlo, estoy harto de esto.―bufó caminando al perchero para tomar su abrigo.―Volveré más tarde.
―Vuelve aquí, cobarde.―lo retó Theodore con una risa fingida y sin gracia.―Porque eso es lo que eres, ¿cierto? Viene de familia, si no es que me equivoco...
En un rápido movimiento, Draco estaba de vuelta y con la respiración acelerada tomándolo por el cuello de la camisa.
―Atrévete a abrir la puta boca una vez más, Nott, o juro por mi madre...
―Jura lo que quieras y lárgate a donde gustes.―escupió Theodore.―No sin antes decirle a mi padre lo que hiciste.
―Lo estás llevando muy lejos, Nott.―negó Draco.
―¡MÍRALO A LA CARA Y DILE LO QUE LE HICISTE A MI HERMANA!―gritó de repente, tan alto que Draco casi retrocede.
―¿Qué demonios fue lo que hiciste, Malfoy?―inquirió Killian una vez más, su tonó de voz comenzando a disminuir.―¡HABLA!
―¡Esto ni siquiera es mi culpa!―exclamó Draco en su defensa.―Ella fue la que...
―¡NO TE ATREVAS A HABLAR ASÍ ELLA!―gritó Theo a punto de lanzarse hacia él.
―¡BASTA!―gritó una voz desde las escaleras.
De inmediato, los cuatros se volvieron hacia ella. Tenía el cabello despeinado y los ojos algo hinchados, pero su expresión nunca se había mostrado tan molesta. Orion se encontraba a su lado, fiel como siempre.
―Hayley...―murmuró Draco.
―¿Alguna vez ustedes cuatro dejan de comportarse como idiotas?―preguntó con enfado y sin esperar respuesta.―¡Draco y yo ya no estamos comprometidos, eso es lo que nunca se atrevió a decir! Mierda, Malfoy, ¿algún día dejarás de ser un estúpido?
Y sin más, volvió escaleras arriba con pasos ruidosos. Ella de verdad estaba haciendo su mejor esfuerzo por tragarse las lágrimas, pero la verdad era, que comenzaba a hacerse muy difícil.
―Voy con ella.―dijo Draco después de todo.
―Ni siquiera te atrevas.―masculló Killian tomándolo por el cuello.
Blaise negó y se dejó caer en el sillón. No quería intervenir o terminaría dañando más a Hayley.
―A veces no puedo creer que seas tan idiota.―bufó Theodore sin siquiera mirar a Draco una última vez.
Y cuando Draco estaba por replicar, Theo ya se encontraba negando y subiendo las escaleras detrás de Hayley.
Esperó un momento fuera de la habitación para calmarse a si mismo. Relajó su cuello, sus nudillos y su respiración antes de tocar dos veces la puerta. Sabía que si entraba igual de alterado que hace unos momentos, lo único que haría sería abrumar a Hayley, y ella ya había tenido suficiente.
Cuando no hubo respuesta por un par de minutos, repitió la acción.
―Hayls, soy Theo.―habló con voz suave.
Bastaron apenas unos cuantos segundos para que la puerta se abriera y se cerrara detrás de él, lo cual lo hizo soltar un suspiro de alivio, automáticamente sintiéndose un poco más tranquilo.
Se acercó hacia la cama y juró tener un pequeño deja vú, justo después de la muerte de Sirius Black, Hayley -en ese entonces- Potter se escondía debajo cientos de mantas en una oscura habitación. Theo hizo una mueca y se deshizo de sus zapatos antes de tirarse junto a ella.
―Ven aquí.―murmuró apenas pudo quitar algunas sábanas que la ocultaban .
Hayley suspiró y giró en su lugar, Orion de inmediato reincorporándose. Miró los brazos que abrían para ella y sin dudarlo mucho, rodó hasta ellos y escondió su rostro en su pecho.
―¿Quieres hablarlo? Su versión no me convenció para nada si te soy sincero.―murmuró mientras pasaba sus dedos por su cabello y dejando un suave masaje.
―El día que Elena se fue, ustedes dos también lo hicieron.―comenzó a relatar Hayley sin alzar la mirada.―Era algo tarde, Orion necesitaba un paseo, yo desahogarme y Blaise descansar, así que solo eramos Orion y yo.
―¿Zabini te dejó ir sola?―dijo incrédulo. Hayley evadió la pregunta.
―Estaba algo absorta y sin querer excedí los límites de la protección, digamos que me alejé mucho de casa.―prosiguió jugando con sus dedos.―Íbamos de regreso entonces, yo... uhm... choqué con un boggart y grité...
―¿Tu boggart?―rió Theo.―¿Gritaste al ver a Potter?
―No era Harry.―bufó Hayley.―Pero sí, tal vez hubiera gritado de ver a Harry.
―Entonces tu boggart cambió.―razonó.―¿Cómo es?
―No voy a decirlo.―dejó en claro mientras sentía sus mejillas sonrojarse.
―Oh, vamos, después de ver a Potter vestido con ropa de anciana, nada puede ser tan malo.―bromeó.
―Me niego a subir tu ego de hermano una vez más, así que no lo diré.
―Así que tiene que ver conmigo, ¿eh?―sonrió de lado divertido.
―No.―mintió.―En fin, grité y alguien me escuchó y apareció. Era Ronald.
―¿Weasley?
―¿Conoces a algún otro? Sí, era él. Me asombré porque estaba solo, sabes que siempre lleva a esas dos ratas a sus lados.
―¿Potter y Granger?
―Sí, esos dos.―bufó Hayley.―Pero no había rastro de ellos. Me dijo que se habían separado y que llevaba días deambulando en el bosque, sin tener donde dormir...
―Ya entiendo a dónde va esto.―asintió Theo.―Lo trajiste aquí, ¿cierto?
Hayley asintió.
―Los Weasley hicieron mucho por mí desde un principio, a cualquiera de ellos lo hubiera traído sin importar qué.―suspiró.―Tal vez no fue lo mejor, pero había algo que me lo impedía. Además, si estaban separados, había algo de información.
―¿La conseguiste?―preguntó Theo.
―Sí, pero nada interesante a mi parecer.―admitió.―Se disculpó conmigo por... tú sabes, Hogwarts.―Theo asintió.―Le dije que simplemente ya no importaba y él lo entendió.
―Está bien.
―Durmió en el cuarto de papá y Orion durmió con él, ¿puedes creer lo traidor que puede llegar a ser?
―Sí.―bufó Theo.
―Y bien, eso fue todo lo que sucedió.―se encogió de hombros.―Se fue al día siguiente para seguir buscando a Harry y Hermione, así qué...
―No hiciste nada malo a mi parecer.―comentó Theo.―Es decir, me molesta que hayas traído un chico aquí, pero sé tus intenciones y no son malas. Además, aquí sabemos lo sensible que eres ante la gente que alguna vez quisiste.
―Me estás ofendiendo, Theodore.―advirtió Hayley antes de suspirar con pesadez.―No importa finalmente, porque Draco no me dejó explicar nada de eso.
―Es un idiota.―soltó Theo sin poder evitarlo pero tratando de no alterarse.
―Sí, lo es.―asintió Hayley con una mueca.
―Todo va a aclararse.―aseguró Theo. Hayley se encogió de hombros.
―No sé qué pensar.―murmuró. Theo negó.
―Deberías estar reposando. Te atacaron e hiciste mucho esfuerzo el día de hoy. Duerme, ¿quieres?
―Está bien.―respondió en un bostezo.―¿Podrías... quedarte aquí?
―Por supuesto que sí.―murmuró de vuelta, dejando un pequeño beso en su frente.―Te quiero, lo sabes, ¿verdad?
―El boggart. Eras tú.―murmuró adormilada.―Mi mayor miedo es el hecho de perderte.
▃▃▃▃▃▃▃
fecha de publicación: ₃₀/₁₂/₂₀₂₀
-sin editar-
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