xiii. engaged
La pesada y confundida mirada de Hayley se paseaba entre Killian y aquella rubia mujer, alzando sus cejas expectante en busca de alguna explicación pero lo único que su padre podía hacer era sonreír en grande esperando a que dijera algo.
―¿Y ella es...?―inquirió con una sonrisa forzada intentando mantener el contacto visual con Killian, pero este solo lo evitaba.
―Elena, Elena Murphy.―se adelantó a presentarse con una brillante sonrisa y por fin soltando el agarre que mantenía con Killian.―Pero puedes llamarme Lena, todos lo hacen.
―Bien, Elena.―recalcó Hayley.―Supongo que bienvenida a nuestra linda y privada cabaña, puedes ponerte cómoda si es que lo deseas. Papá, ¿podemos hablar? En privado.
Y con una última y cínica sonrisa, emprendió camino escaleras arriba con los pies de Killian pisandole los talones. Cuando la puerta de la habitación de Theodore se cerró detrás de ellos, Hayley se volvió hacia Killian con cientos de expresiones en una sola mirada.
Cuando Killian abrió la boca para hablar, Hayley se adelantó.
―Podrías explicarme... ¡¿quién demonios es ella y lo que hace aquí?!―espetó procurando no alzar demasiado su tono de voz.
―Elena.―fue lo único que Killian pudo responder.
―Sí, eso ya lo sé.―bufó.―¿Entonces? Papá, es nuestro refugio, ¿entiendes eso cierto? ¡Tú mismo lo dijiste! Quiero decir, tal vez yo traje a Jason y a Cho pero ellos son mis amigos, pero ¿y ella? Se supone que...
―Es mi novia.―interrumpió Killian sin poder evitarlo.―La traje aquí porque la mansión está de cabeza y ni siquiera me pasa por la cabeza que alguno de ustedes ponga un pie en esa casa y...
―¿Tú qué?―exclamó Hayley perpleja. Killian tragó saliva pesadamente.
―Mi novia, mi pareja, como quieras llamarla.―rodó los ojos.
―Oh, créeme, ahora que lo dices tengo muchas ideas para llamarla, ¿perra te parece bien? ¿roba padres, quizá? Hay tanto por donde empezar...
Soltando una risita, Killian la tomó suavemente por el brazo y la arrastró hacia la orilla de la cama para que se sentara junto a él. Con algo de nervios, Hayley escondió sus manos en los bolsillos de su abrigo para ocultar los anillos que las adornaban, no era un buen momento para aquello.
―Escucha, Hayley.―comenzó con voz calma.―Durante los últimos casi trece años no he vuelto a... bueno, a creer en lo que tú sabes, el amor.
―¿Por la madre de Theo?―preguntó en un susurro en el que Killian asintió apenas.
―Fue un golpe duro, ¿sabes? Y desde ese momento no he vuelto a tener nada con nadie, o al menos no algo estable, espero que no lo entiendas.
Hayley resopló queriendo golpear su frente con la palma de su mano.
―Quiero hacer las cosas bien una vez más, ¿bien?―continuó Killian.―Intenta darle una oportunidad, ¿quieres? No es una mala persona, hasta podría cubrir el papel de madre...
Atragantándose con su saliva, Hayley alzó una ceja hacia él, pero la expectante mirada de Killian la hizo relajar sus facciones.
―Podría intentarlo, supongo.―se encogió de hombros. Killian sonrió.
―No te arrepentirás.―aseguró.―Pero ahora que dices lo del refugio... no hay nada que un encantamiento desmemorizante no pueda arreglar, ¿cierto?―rascó su nuca con inseguridad.―No había pensado en eso...
Más tarde, cuando Hayley terminaba de arreglar su vestido frente al espejo, Draco no tardó en llegar por detrás y rodearla con sus brazos, apoyó su barbilla en su hombro y le dedicó una sonrisa a través del reflejo.
―¿Lista?
―Por supuesto.―sonrió brevemente entrelazando sus manos a la altura de su abdomen.
Una sonrisa se escapó por las comisuras de la azabache al poner atención en su agarre. No solo sobresalían la piedra escarlata y aquel diamante, sino también el anillo con emblema de serpiente debajo del anillo con el nombre de Hayley grabado en él, ella se lo había obsequiado justamente tres años atrás.
―¿Puedes creer que hace tres años fue el baile de Navidad?―rió Hayley dando media vuelta en sus brazos para mirarlo a la cara.―Mi cita fue Jason, increíble.
―Claro, inteligente de tu parte.―ironizó rodando los ojos, luego sonrió de lado.―Pero claro, aún recuerdo lo bien que Pans...
―Di una sola palabra más y vas tener que buscar este bonito y costoso anillo en el fondo del lago, Malfoy.―señaló su mano derecha antes de separarse de él.
―Vamos, solo bromeo.―soltó una carcajada.
―Sí, y déjame decirte que tienes un pésimo sentido del humor.―argumentó Hayley mientras rebuscaba en los cajones de su cómoda.
―Bien.―bufó Draco dejándose caer a la cama antes de señalarla.―¿Qué es eso?
Hayley miró lo que tenía entre manos y lo alzó para que pudiera apreciarlo, Draco alzó una ceja.
―Un collar que papá compró para Orion.―se encogió de hombros y lo lanzó en su dirección.―Cree que se vería elegante.
Draco examinó el extraño collar con un moño negro de traje en él y soltó una fuerte carcajada ganándose una mirada de reproche por parte de Hayley.
―Es patético.―se burló el platinado.
―No, es elegante.―replicó Hayley arrebatándoselo de las manos.―¿Bajamos?
―Si estás lista para soportar una cena con la nueva novia de tu padre, adelante, nena.―rió.
―Oh, callate.―le espetó Hayley frunciendo el ceño.―Aún no puedo creer que ustedes sabían y ninguno me lo dijo antes.―farfulló saliendo de la habitación.
―Blaise quería hacerlo, pero escuchaste a Nott. Killian insistía que fuera una sorpresa.
―He tenido mejores.―murmuró en respuesta.
―Solo camina, Hayls.―incitó Draco colocando una mano en su hombro mientras bajaba las escaleras detrás de ella.
Se reunieron con Blaise y Theo en la pequeña sala de estar en la espera de Killian y Elena; la pareja se había alojado en la habitación que en teoría era de Draco, pero por supuesto él nunca había puesto un solo pie ahí.
―¡Orion Nott! ¿Dónde demonios estás?―exclamó Hayley y de inmediato se escucharon sus apresurados pasos venir desde la cocina.―Quédate quieto.―indicó Hayley antes de colocarle el moño. Cuando terminó, sonrió abiertamente.―Perfecto.
―No se ve tan mal.―opinó Theo.
―Por supuesto que no se ve mal, es mi hijo.―repuso Hayley.
Orion ladró en respuesta.
―Blaise, ¿tienes la cámara?―preguntó Hayley a lo que el moreno asintió.―¿Y qué esperas?
Blaise rió e hizo una seña a los tres junto a Orion para que posaran, después cada uno tomaba la cámara para tener fotos entre todos.
―¿Creen que tarden mucho?―suspiró Theo cuando Blaise tomó la última foto.
―No lo sé.―se encogió de hombros Blaise mientras analizaba cada fotografía.
―¿Alguien recuerda alguna vez que yo haya pedido una madre? Creo que nunca lo hice. Theodore, esto es completamente tu culpa.
―Yo tampoco lo hice, descuida.―aseguró el castaño.―Pero hey, no puede ser tan mala.
―Recién la conoces, dale una oportunidad.―intervino Blaise.―Pero si no termina de agradarte, te puedo presentar a mi mamá.
―No, gracias. Estaremos bien.―dijo Theo de inmediato y Hayley concordó.
―Eso cita no debió salir tan mal...―comenzó Blaise.
―Yo creo que sí.―se burló Draco.
―Lo importante aquí.―se aclaró la garganta Theo arreglando el cuello de su camisa.―Es que no necesitamos a nuestros padres juntos para ser hermanos, ¿cierto?
Un pequeño silencio inundó la sala de estar, los cuatro buscando las palabras para decir que aquello era completamente cierto, pero al parecer ninguno pudo encontrarlas. Draco alzó ambas cejas y dejó en su hombro unos cuantos golpecitos.
―De hecho, eso fue bastante profundo.―alagó finalmente.
―Podríamos culpar a Daphne por ello, ¿no?―se burló Hayley codeando a su hermano quien sonrió rodando los ojos.
―Concuerdo con ella.―agregó Blaise con una risa.
―¿Los cuatro están listos?―preguntó Killian terminando de bajar las escaleras.
Detrás de él lo seguía Elena, a quien tendió una mano para ayudarla a bajar los últimos escalones y que no tropezara con sus tacones. Hayley rodó los ojos con fastidio y asintió.
―Decidí darles el día a los elfos.―comentó Killian con desdén dirigiéndose a la cocina.―Después de que hicieran la cena, por supuesto.
Con un movimiento de varita, la pequeña mesa para cuatro se convirtió en una para seis y, de un momento a otro, la cena ya estaba servida.
―Genial.―murmuró Hayley tomando asiento junto a Draco.
Como de costumbre, Killian tomó asiento en un extremo mientras Elena a su lado lo imitaba, quedando justamente frente a Hayley. Theodore quedó frente a Draco y Blaise en el otro extremo de la mesa con un ambiente tenso de fondo sin olvidar el infaltable ululeo de Hedwig. Un ruido llamó la atención de todos y al buscar el proveniente del sonido, no pudieron encontrarse nada más que a Orion arrastrando su plato de comida hacia el comedor para estar junto a ellos.
―¡A comer!―dijo Killian cuando notó que nadie se movía o decía algo.
Todos asintieron y se concertaron en lo suyo; Hayley por su lado se encontraba muy ocupada intentando comer con su mano izquierda que ni siquiera notó que su padre siquiera estaba poniendo atención en ella, pero las risas ahogadas de Blaise jamás iban a faltar.
―¿Por qué estás tan callada?―notó Killian después de un buen rato.―¿Y desde cuándo eres zurda? Theodore, Hayley se averió.
―¿Uh?―dijo Hayley alzando la mirada de su plato.―Oh, ya sabes, han sido unos aburridos... meses.
―¿Ah, sí?―se burló Blaise y Hayley lanzó una papa frita hacia él.
―Sí, mucho.―concordó la azabache entre dientes. Luego sonrió en grande, tanto que daba miedo.―¿Qué hay de ti, papá? Creo que es buen momento para que puedas contarnos donde conociste a est... Elena.
―Oh.―sonrió Killian dejando sus cubiertos de lado y aclaró su garganta.―Como subdirector de Hogwarts no pude evitar dar un pequeño paseo a Hogsmade, y al entrar a Las Tres Escobas me encontré con esta linda señorita.―miró hacia Elena tomando su mano y dejó un beso en sus nudillos mientras Hayley realmente tuvo que reprimir una arcada.―Y eso fue todo, decidimos salir y... listo.
―Muy... ¿romántico? Sí, eso.―opinó Theodore. Hayley asintió repetidamente para darle la razón.
―Entonces, ¿ustedes ya se han graduado de Hogwarts?―habló Elena por primera vez en toda la velada con una nerviosa sonrisa en sus labios.
Todos pararon de hacer lo que estaban haciendo por unos cortos segundos sin saber muy bien qué decir. Killian se aclaró la garganta dispuesto a hablar pero Hayley intervino.
―Eh, sí.―dijo con seguridad después de darle a Orion una gran pieza de pollo.―Los cuatro hemos terminado exitosamente nuestros estudios y por ahora...
―Quisimos tomarnos un descanso.―agregó Blaise asintiendo.
―Y así podríamos elegir con exactitud un buen futuro para nosotros.―terminó por decir Theodore en lo que Draco se encargaba de asentir para hacerlo lucir más creíble.
―Maravilloso.―comentó la mujer bastante interesada.―¿Y por qué viven juntos?
―Bueno esas... son demasiadas preguntas para la hora del postre.―interrumpió Killian y con un nuevo movimiento de varita hizo aparecer el postre frente a ellos.―¡A comer!
Hayley rió tomando estúpidamente el tenedor con su mano izquierda y agradeció que por lo menos el ambiente ya no estaba tan tenso como antes.
La cena terminó cuando Elena se excusó diciendo que iría a dormir y sin más fue escaleras arriba a la habitación que compartía con Killian y cuando este estuvo a punto de acompañarla, Draco lo detuvo.
―De hecho, Killian, me gustaría tener unas palabras contigo.―comentó mientras se ponía de pie y arreglaba su saco.
Hayley se atragantó con su copa de hidromiel y lanzó a Draco una fugaz mirada después de recomponerse.
―¿En privado?―inquirió Killian con confusión.
―No.―tomó aire.―Hayley, Theo y Blaise tienen que estar ahí.
El pánico inundó a Hayley de una manera impactante, tanto que dejó de lado su galleta y compartiendo una extraña mirada con el platinado, todos se encaminaron a la sala de estar. Draco entrelazó su mano con la de Hayley y tomaron asiento frente a los tres restantes.
―Bien, esto es raro.―dijo Killian con incomodidad.―Si estás embarazada...
―No lo arruines.―pidió de inmediato Hayley cerrando sus ojos.―Solo déjalo hablar, por amor a Salazar.
―No necesito realmente tu permiso.―comenzó Draco siendo un completo idiota.―Pero quiero hacer esto bien. Así que Killian, no haz sido simplemente un padre para Theodore, sino también para Hayley, me atrevo a decir que Blaise e incluso... para mí. No voy a enfocarme en nada más ni a irme del tema pero... sabes quién soy a pesar de todo. Sabes cómo actúo delante a los demás, delante a mi familia y especialmente sabes cómo actúo cuando se trata de ella.―dejó un pequeño apretón en su mano y miró hacia Killian fijamente.―Estamos comprometidos.
No hubo sonido por un buen rato. Killian parpadeó alrededor de unas quince veces antes de caer realmente en cuenta de lo que estaba pasando. Dejó caer su espalda en el sofá y negó.
―No.―fue todo lo que dijo.
―Sí.―intervino Hayley mostrando su anillo.
―Pero...
―Papá.―rodó los ojos Theo.―Por favor, sé realista. Era obvio.
―Sí, Killian, sigue sus consejos, se los tuvo que repetir a si mismo unas veinte veces.―se burló Blaise cruzado de brazos.
Theodore rodó los ojos, no iba a negarlo.
Llamando la atención de los cuatro hombres, Hayley se puso de pie de la nada y miró fijamente hacia Killian.
―Tú trajiste a una extraña mujer de un día a otro, tengo derecho a estar comprometida.―se cruzó de brazos. Killian la imitó.
―¿Entonces no hay bebé?―se cercioró Killian.
―Demonios, no.―bufó.
―Eso está bien para mí.―suspiró con alivio antes de ponerse de pie y abrir sus brazos para ella.
Por supuesto Hayley no tardó nada en ir hasta él y abrazarlo con fuerza. Killian la rodeó y besó su coronilla brevemente. Aún manteniendo el abrazo, alzó su vista a Draco.
―Cuídala.―masculló entre dientes.
Draco asintió con una pequeña sonrisa simplemente porque ni siquiera tenían que decírselo, él siempre lo hacía.
Killian apartó a Hayley brevemente de sí y acunó su rostro con sus manos, apartando pequeños y azabaches mechones que caían por su rostro.
―No importa cuantos años tengas, si estás comprometida, casada o si tienes uno o tres hijos, siempre serás mi niña aunque hayas llegado a mi vida tiempo después, eres la mujer a la que más amo y siempre voy a estar orgulloso de ti, ¿de acuerdo?
Entre lágrimas, Hayley asintió y sin dudarlo volvió a esconderse entre sus brazos.
―Siempre logra convencerlo, ¿no es así?―susurró Blaise a Theodore, pero este negó.
―Cuando se trata de ella siempre es un sí, pero le gusta hacerse del rogar.―susurró de vuelta.
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fecha de publicación: ₀₃/₁₁/₂₀₂₀
- sin editar -
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