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x. never in your wildest dreams


La mañana del día siguiente, Hayley despertó más somnolienta que nunca. Había pasado realmente una buena noche y con buena compañía, había reído, había conocido a nuevas personas e incluso había bailado.

Con tranquilidad entró a la ducha, dejando a un lado su pijama y que el agua cayera sobre ella. Cuando terminó, salió envuelta en una toalla y procedió a ponerse una remera negra y de tirantes, una hoodie del mismo color con cremallera arriba de esta y unos sweetpants cómodos a juego con la hoodie. La cremallera no la subió por completo, así se podía resaltar el collar que le había regalado Draco.

Tomó el único el único regalo que no había entregado el día anterior antes de bajar a la sala común, estaba poco abarrotada de gente, todos se veían completamente te cansados y algunos ya salían directo al gran comedor para el desayuno.

―¡Draquin!―exclamó montando a su espalda, el paquete que traía en manos voló a algún lado y con algo de suerte, Blaise alcanzó a tomarlo.―Hey.―saludó besando su mejilla repetidamente.

―Alguien despertó de buen humor.―se burló Theo.

―Cierra el pico, Nott.―ordenó Hayley. Sintió como Draco pasaba sus pálidas manos por sus piernas para sostenerla.

Theo bufó.

―Anda, solo te estábamos esperando.―caminó a la par de Zabini, detrás de ellos. Draco y Hayley los seguían.

―Estás muy callado hoy.―Hayley dejó caer su barbilla en la cabellera del rubio.

―No lo sé, ¿por qué no me cuentas como te fue anoche con Jason?

―¿Por qué mejor no me cuentas como te fue con Pansy?―bufó.

―¿Estás molesta?―pregunto burlón.―¿O debería decir celosa?

―Ninguna de las dos, ahora bájame.―refunfuñó intentando mover sus piernas, pero el rubio solo apretó su agarre.―Lucius.

―Jillian.―amenazó.

―Bien, pero que quede en claro que no estoy enojada.―masculló.

―Como digas, nena.―rió.

―No me llames así.―gruñó.

―¿Ah, sí? ¿Por qué?

Hayley bufó nuevamente.

―Porque no quiero molestar a tu novia.

―Ya te dije que Pansy no es mi novia.

―Yo no mencioné su nombre.

―Jillian.―gruñó.

―¿Qué?

―Si tuviera novia, serías tú. Así que cállate.

―Ni en tus sueños más salvajes, Malfoy.

―No quieres saber de ellos.―sonrió burlón antes de entrar por las puertas del Gran Comedor. Hayley pareció no entender lo que dijo, lo cual agradeció mentalmente.―Ahora baja.

―Gracias por el viaje, burro de carga. ¿O debería decir dragón? ¿Sabes? Queda bien con tu nombre.―Hayley frunció el ceño mientras tomaba asiento en la banca.

―Hablas mucho.―Draco frunció el gesto.―Anda, come una tostada.

―¡Hey!―se indignó Hayley, frunció la nariz cuando vio la tostada frente a ella que le sostenía el rubio.―Lo voy a tomar, pero me ofende muchísimo.―masculló para luego darle una molesta mordida.

―Sí, sí, sí, ¿y Nott y Zabini?―preguntó Draco.

―Allá, con Daphne y no sé quién más.―alzó la barbilla para señalarlos aunque seguía comiendo.―Creo que es su hermana.

―Ah, ella es linda.

―¿Astoria?―Draco asintió.―Sí, supongo que sí.

Draco sonrió burlón, mas ya no dijo nada.

―Ven aquí.―murmuró después de un rato de verla fijamente.

―¿Qué?―Hayley paró abruptamente de comer.

―Tienes algo... aquí.―se acercó a ella con una servilleta y limpió todo el alrededor de su boca, pues estaba llena de mermelada de frambuesa.―Enserio eres patética, Jillian.

―Gracias, viene de familia.

―Estoy seguro de eso.―suspiró el rubio.

―Terminé.―murmuró Hayley alejando su plato.―Tengo que ver a Cho, así que lo más probable es que no vuelva.

―Claro, vete con Chang y yo que me muera.―dramatizó.

―Por Merlín, cállate Draco.―bufó Hayley.―Te veo en tu habitación, ¿sí? bueno, adiós.

Hayley se puso de pie y se acercó a Blaise, sin decir nada tomó el paquete que este tenía a su lado e hizo una seña a Cho para que la siguiera.

―¡Hayley! ¡Ni siquiera tuve oportunidad de hablarte ayer!―se disculpó Cho.

―Tranquila, yo tampoco la tuve. Sino, hubiera ido a alejarte del cabeza de galeón.

―Aún no entiendo porque llamas así a Cedric.―Cho frunció el ceño confundida.

―¿No es obvio?―ante el silencio de la morena, Hayley bufó.―¡Es el chico de oro! ¿No tiene sentido? ¡Los galeones son de oro!

―Eh sí, creo que sí.―Cho soltó una risita. Ambas llegaron a los jardines del colegio.

―De todas maneras...―bufó Hayley.―¡Feliz Navidad, aunque no entiendas mis bromas sobre tu novio!

Le tendió el regalo que había preparado para ella, Cho rápidamente lo hizo a un lado y se lanzó a abrazarla.

―Feliz Navidad, Hayls. ¡Yo también tengo algo para ti!―exclamó emocionada mientras sacaba algo del bolsillo de su abrigo.―Cedric y mi madre dijeron que sería un buen regalo...

―De hecho... ¡es perfecto!―Hayley se lanzó a abrazarla. Le tendió a Cho su brazo para que le colocara la pulsera y Cho hizo lo mismo con ella.

La de Hayley era color azul y la de Cho era color verde, posiblemente representando las casas de la otra. No eran precisamente de joyería, más bien algún tipo de hilo grueso y ambas tenían un pequeño corazón.

―Las conseguí en el mundo muggle. No preguntes cómo.―habló rápidamente Cho a lo que Hayley asintió confundida.―Así que... cuéntame cómo te fue con el chico Wemblay para que yo pueda contarte cómo me fue con Cedric.

―¿Puedo pasar?―preguntó Hayley cuando abrió la puerta de la habitación de Draco, pero llevaba los ojos cubiertos con una de sus manos.

―¿Desde cuándo preguntas? ¡Y ya estás adentro!

―Bueno, perdón por quererme evitar el trauma de ver a Parkinson.―bufó la azabache y cerró la puerta detrás de ella.

―Superalo.―Draco rodó los ojos y dejó a un lado la revista de quidditch que estaba leyendo.―¿Qué quieres hacer?

―No lo sé, el que tenía que planear eso eras tú.―Hayley frunció el ceño y se tiró a un lado de él en la cama.

―¿Ranas de chocolate?

―Ñe.

Draco la miró confundido.

―¿No?

―Ñe.

―¿Pasteles de caldero?

―Ñe.

―¿Chocolate?

―Ñe.

―Ya, ¿qué tienes?

―Ñe.

―Jillian.

―Ñe.

―Me rindo contigo.―bufó el rubio y se tiró a un lado de ella.

Distraídamente, Hayley tomó su mano y comenzó a jugar con ella hasta entrelazarlas, las miraba con el ceño fruncido aún hasta cuando comenzó a hablar.

―Creo que me gusta alguien.

―¿Ah, sí?

―Sí.

―¿Wemblay?

―No, somos amigos.

―Eso dices tú.―bufó el rubio.

―Sí, y Jason también. Ayer Daphne nos preguntó si salíamos, dijo que haríamos buena pareja.―se encogió de hombros.―Yo creo que está loca.

―Lo está, no creas nada de lo que te diga.―se apresuró a contestar Draco.

―Eso deberíamos decírselo a Theo, ¿no?―inquirió confundida. Draco se dio un golpe en la frente.

―Por supuesto que le diremos.―ironizó el rubio.

―Sí, porque eso hacen los amigos. ¿Ustedes son mis amigos, cierto?―Draco la miró incrédulo.

―¿Cómo es que aún preguntas eso?―le dijo casi que indignado.

―Solo era para asegurarme.―dijo en voz baja.

―Sí, eres completamente patética.―rodó los ojos y soltó el agarre de sus manos para acercarse más a ella.

―Estoy de acuerdo.―suspiró y dejó caer su cabeza en su pecho.

―¿Por qué?―preguntó distraídamente mientras comenzaba a pasar sus dedos por el cabello de Hayley.

―Deducelo tú.―bufó y se acomodó más en él.―Estuve un verano completo llorándole al Trío de Oro por no ser como ellos; le hice un regalo al egoísta de mi hermano, lo cual implica perder más galletas y ni siquiera se molestó en felicitarme por mi cumpleaños, ¡que por cierto es el mismo día que el de él! y para finalizar el mismo idiota quiere quitarme a mi padrino y me hace de lado hasta para enviar una jodida carta, ¿sabes lo cansada que estoy? En los mundiales Hermione me reclamó por alejarme ¡JA! Es todo una completa mierda porque ellos se ven más felices sin mí... ¿sabes qué? ni siquiera es eso ¡están igual! No importaba si estaba con ellos o no, al final solo soy la hermana de Harry Potter y... he dicho esto tantas veces que no sé porqué no termino por sacarlo por completo, ¿lo estaré convirtiendo en odio? ¿o tal vez rencor? creo que necesito...

―Dormir.―murmuró Draco y besó su frente.―Necesitas dormir.

―No lo sé... esta noche dormí demasiado. Hablando de esta noche, Harry me deseó feliz Navidad, ¿es un avance no?

―Ajá...―contestó distraído mientras pasaba la manta sobre sus cuerpos. Tomó su brazo para que lo pasara por su torso y lo dejara reposando ahí mientras ella seguía hablando como si nada. Draco suspiró y siguió con las caricias en su cabello que a veces divagaban a su espalda, la voz de Hayley se iba apagando poco a poco.

―... estúpido, narcisista, egoísta, tonto...―bostezó.―No puedo creer que sea mi hermano, tal vez debió quedar en Slytherin y todo sería...―bostezó de nuevo.―muy diferente.

Sin más se acurrucó entre los brazos de Draco y no tardó mucho en quedarse dormida. Después de un rato después, Draco besó nuevamente su frente y quedó rendido él también.

―¿Ves eso, Theodore?―susurró Blaise.―Una foto valdría millones.

―¿Y qué mierda esperas, Zabini?―masculló Theo. Blaise se apuró a sacar su cámara y tomó la foto de aquellos dos. Luego, junto a Theo, rápidamente salieron de la habitación.

❛ ꕥ ❜

Hayley:

Perdón por tardar y no poder haber conseguido algo mejor, juro que busqué por todo donde pude, de todas maneras, espero que te guste. Feliz Navidad, por cierto. Mantenme al tanto de todo lo que pase en Hogwarts, recuerda usar una lechuza diferente a la de Harry.

Por cierto, las galletas estaban deliciosas, tanto como la última vez.

Te quiere, Sirius.


Hayley sonrió sosteniendo la carta entre sus manos y se apresuró a guardarla junto a las demás. Se colocó los ganchitos para el cabello que Sirius le había regalado y bajó a la cena.

―¡Pero Hagrid es inofensivo!

―Hayley...

―¡Hasta tú lo sabes, Draco!

Las vacaciones de Navidad apenas habían terminado y ese sería el primer día de clases del segundo trimestre, de lo cual no podía salir absolutamente nada bien, pues había salido una nota en el El Profeta sobre Hagrid.

―Jillian...

―¡Niégalo! ¡Sabes que aunque sea un semigigante no es malo!

―Sea malo o no, es diferente a nosotros. Es semi-humano, es inferior.―Draco hizo una mueca.

―¡Las cosas no son así!

―Jillian, has vivido toda tu vida con... muggles. Los gigantes no son bien vistos aquí.―intentó explicar Theodore intentando que la azabache no se ofendiera.

Hayley gruñó.

―Como sea, no iré a la clase de hoy, así que ¡adiós!

―Oh, no. Tú vienes con nosotros.―afirmó Draco y la tomó del brazo, la arrastró por la sala común y por toda la mazmorra hasta llegar hasta donde eran impartidas las clases.

―Uhhh, unicornios.―murmuró Hayley después de que la profesora Grubbly-Plank explicara lo que verían en la clase de ese día.

Se acercó al bello animal a acariciarlo junto con el resto de chicas de la clase, dado a que los chicos no debían acercarse. De reojo, pudo ver como Draco se acercaba a Harry y comenzaban a conversar, si es que esos dos alguna vez podrían llegar a tener una conversación normal. Y aunque Hayley deseaba ir a intervenir, no podía apartarse del unicornio porque ¡era bellísimo!

Cuando la clase terminó, Hayley por fin pudo alejarse de la criatura y caminó a paso apresurado a Draco y lo jaló de la túnica.

―¡Hey!

―¿De qué hablabas con Harry?―curioseó Hayley.

―De nada que te interese.―le sacó la lengua y despeinó su cabello.

Hayley bufó pero al final sonrió y lo codeó, riendo se dirigieron al Gran Comedor.

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