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v. fuck off


Se dieron paso al Gran Comedor, Hayley tomó asiento a un lado de Draco. Después entraron los de Durmstrang, quienes tomaron lugar en la mesa de Slytherin, y después los de Beauxbatons, quienes fueron a la mesa de Ravenclaw. Hayley buscó a Cho con la mirada y ambas hicieron una mueca, luego rieron.

Hayley volteó a su izquierda para hablar con Draco, pero este estaba muy entretenido conversando con Viktor Krum. Rodó los ojos con fastidio.

Como de costumbre, las mesas se llenaron de comida y bebida, pero esa vez Hayley pudo notar que había una gran variedad de platillos claramente extranjeros. Entre ellos destacaba una larga sopera llena de una especie de guiso de marisco.

―¿Qué es eso?―preguntó Hayley, frunciendo la nariz.

―Bullabesa.―respondió Theodore.

―La tuya por si acaso.―repuso Hayley y se apuró a servir puré de papas en su plato y un poco de pastel de carne.

Al día siguiente, en el banquete de Halloween, había llegado el momento de revelar quienes serían los seleccionados por el cáliz de fuego, el hablado juez imparcial.

La comida había desaparecido de las mesas y Dumbledore comenzó a hablar. Hayley dejó caer su cabeza en el hombro de Draco y el rubio dejó un pequeño beso en la cabellera de la azabache sin poder evitarlo. Una débil sonrisa se deslizó por los labios de Hayley.

―El campeón de Durmstrang.―leyó con voz alta Dumbledore.―Será Viktor Krum.

Una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor. Krum se levantó de la mesa de Slytherin y caminó hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua

Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.

―La campeona de Beauxbatons.―dijo Dumbledore.―es ¡Fleur Delacour!

La rubia se puso de pie e imitó lo que hizo Krum.

Se creó un silencio tenso en el gran salón, había llegado el momento en el que el cáliz lanzaría al seleccionado de Hogwarts. Hayley solo estaba esperando que no fuera...

―¡Cedric Diggory como campeón de Hogwarts!

―La puta madre que te parió, Cedric.―Hayley golpeó la mesa con el puño y soltó un gruñido.

Vio a Cedric hacer lo que Viktor y Fleur mientras la mesa de Hufflepuff vitoreaba y demás.

―¡Estupendo!―dijo Dumbledore en voz alta.―Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos ustedes, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, darán a sus respectivos campeones todo el apoyo que puedan. Al animarlos, todos ustedes contribuirán de forma muy significativa a...

Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido.

El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.

Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:

―Harry Potter.

Todo fue silencio por un buen rato, nadie aplaudía ni decía absolutamente nada, no se escuchaba ni un solo zumbido en el Gran Comedor. Cuando Hayley reaccionó, buscó con la mirada a Harry y lo miró con decepción pura.

Sin más, Hayley salió del comedor bajo la mirada de todos y los llamados de nadie.

―Nena...―suplicó Draco.

―Sí, ya voy.―contestó Hayley. Tomó su cuchara y sumergió al menos la mitad en el pudin de chocolate.

―Hayley, ¿podem...?

―Vete de aquí, Potter.―escupió Draco con rudeza.

―No me dirás qué hacer, Malfoy.―repuso Harry.―Hayley...

―Bien.―se puso de pie ante la mirada confundida de Draco.―Será rápido.―le aseguró al rubio y luego miró hacia Crabbe y Goyle con los ojos entrecerrados.―Volveré. Draco, cuida mi pudin.

Le besó la mejilla al rubio bajo la atenta mirada de Harry y salió del Gran Comedor seguida del mismo.

―¿Sales con Malfoy?―preguntó apenas salieron.

―Si eso fue todo lo que tenías por decir, sin tu permiso, tengo un pudin por terminar.

―No.―espetó.―Hayley, yo... no puse mi nombre en cáliz.

Hayley cruzó los brazos sobre su pecho y miró a otro lado.

―Sé que no lo hiciste...―murmuró.

―¿Enserio? Genial, porque Ron piensa que sí y...

―Oh, con que era eso.―rió cínica y se tapó la cara con pena.―Claro, no me hablarías sino fuera por eso.

―No, Hayley. Yo...

―Sólo cállate, Harry.―se dio media vuelta, dispuesta a volver al Gran Comedor.

―¿Por qué estás así? Soy tu hermano, deberías apoyarme. ¿O qué? ¿Tú también estás celosa, como Ron? ¿Te hubiera gustado ser campeona también?

Hayley frunció el ceño, apretó los puños y se volvió a él lentamente.

―No, no me hubiera gustado ser campeona, ¡me hubiera gustado que tú no lo fueras! ¿Y sabes qué? ¡Tal vez sí estoy celosa! Porque estoy harta de ser el cero a la izquierda de todo lo que te involucre. Siempre eres tú el que llama la atención, ¡te gusta y lo sabes! ¿Y yo? Oh bueno, yo soy Hayley, mucho gusto. La hermana, la otra Potter, la Slytherin, la que se salvó... ¿Sabes qué es eso a tu rango? ¡NADA! Así es como me haces sentir, como si fuera nada.

―Papá estaría muy decepcionado al escucharte decir eso.―murmuró Harry.

―No te atrevas a nombrar a mi padre, Harry.―escupió con rencor.―Te queda muy grande llevar su nombre.

Regresó al Gran Comedor dando zancadas bajo las miradas atentas de las personas que habían pasado por allí y habían escuchado todo, entre ellos, la profesora McGonagall.

Hayley tomó asiento en silencio, interrumpiendo la conversación de Draco entre Crabbe, Goyle, Theo y Blaise y se quedó mirando al frente, el labio inferior le temblaba notablemente.

―¿Estás bien?―preguntó Draco, haciendo que así saliera de su pequeño trance.

Hayley se volvió hacia él y le dio la sonrisa más sincera que pudo, pero una pequeña lagrima se resbaló por su mejilla izquierda. Draco la apartó con su pulgar con delicadeza, se puso de pie y le tendió la mano. Hayley aceptó y caminaron hasta las puertas del gran salón.

―¿A dónde vamos?

―A mi habitación. Madre envió un pastel de chocolate que estoy seguro que te encantará.

Querido Sirius:

Creo que ya lo sabes, pero Harry ha quedado campeón en el Torneo de los Tres (ahora cuatro) Mierdas. Sé que no fue él quien puso su nombre, algo me lo dice, pero qué va, no puedo evitar sentirme algo ignorada, quiero decir ¿por qué siempre él?, hemos peleado aunque ya sabes para dónde va el rumbo. No importa, el punto es que ha mencionado a papá cuando me expresé, ¿crees que fue porque no tenía nada más que decir? ¿o realmente papá estaría decepcionado? Tú conocías bien a papá, espero puedas entender esto y a la vez mirar un poco por mí.

Por amor a James Potter, no me hagas de lado por Harry

Te extraña, Hayley.


Charlie:

Perdona no escribirte este último mes, no han pasado muchas cosas. Bueno, en realidad sí. Harry es el cuarto campeón del torneo que supongo ya sabes y ñe, es un desastre todo. Peleamos aunque te dije me alejaría un tiempo pero fue un impulso de idiotez dejarlo hablar, ¡solo lo hizo porque el insensato de tu hermano Ronald no le cree que no haya puesto su nombre en el cáliz! estoy cansada de esto

Ah, por cierto, he usado ese hechizo que me enseñaste y desarmé a mi nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras y claro que lo volvería a hacer porque transformó a Draco en un hurón, además de grosero, es insensato. Draco es tonto, sí, ¡pero no para llegar a ese punto!

En fin, solo seguí tu consejo... ¡también tengo una nueva amiga! Se llama Cho, es una Ravenclaw y es todo lo contrario a Hermione, ella se preocupa por mi.

En cuanto a Draco, cada vez nos hacemos más cercanos, ¡creo que podría adoptarlo!

De todas maneras, ¿qué tal los dragones?

Espero tu respuesta

Pd. Espero que te gusten las galletas de naranja que envié, porque a Draco y a mi realmente no.

Hayley P.

Los días pasaban y las casas estaban más divididas que nunca, sobre todo Gryffindor y Hufflepuff. Los slytherins solo se burlaban, ellos ya estaban acostumbrados a ello.

Las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas dejaron de ser lo mismo, solo criaban los escregutos que para colmo solo se mataban entre ellos, así que Hagrid había sugerido que los sacaran a pasear. Hayley hizo una mueca y procedió a hacer lo que Hagrid había indicado. De reojo, pudo ver como Hagrid llamaba a Harry y se iban un poco más alejados. Pudo ver como Harry parecía tranquilo al hablar con él.

―Hey.―la llamó Draco y se volvió hacia él.

Draco se acercó hasta estar cara a cara con ella y con cuidado la tomó de la barbilla para que lo mirara a los ojos.

―Lo que sea que Potter haga, no vale la pena, ¿sí?

Hayley solo asintió.

Hayley miraba la insignia en su pecho con una mueca, aunque en el fondo no le dolía para nada llevarla. En sí, ella realmente estaba apoyando a Cedric Diggory, por Cho. Las luminosas letras decían:

Apoya a CEDRIC DIGGORY

el ¡AUTÉNTICO campeón de Hogwarts!

Y no podía negarlo, Cedric Diggory sí era el auténtico campeón de Hogwarts, que Harry estuviera en el torneo había sido un desliz, una mala broma.

―¿Te gustan, Potter?―alzó la vista cuando a su lado, Draco habló.―Y no es todo, ¡mira!

Apretó la insignia y las letras luminosas cambiaron a un: POTTER APESTA.

No era la parte favorita de Hayley, pero tampoco podía negarlo, también era Potter y también apestaba.

Los de Slytherin berrearon de risa. Todos apretaron su insignia hasta que el mensaje POTTER APESTA brilló intensamente por todos lados. Hayley notó que Harry se ponía rojo de furia. El azabache enfocó su vista en ella y una expresión de decepción se plasmó en su rostro al verla portar aquella insignia, la única diferencia era que en la de ella aún seguía iluminado el apoyo a Diggory.

―¡Ah, muy divertido!―había dicho Hermione.―Derrochan ingenio.

―¿Quieres una, Granger?―ofreció Malfoy.―Tengo montones. Pero con la condición de que no me toques la mano. Me la acabo de lavar y no quiero que una sangre sucia me la manche.

La ira de Harry creció, y ya estaba apuntando a Draco con la varita.

Hayley no pudo moverse porque Theodore la había echado para atrás, antes de poder quejarse, Theo le tapó la boca con la mano.

―Confía en él.―Hayley gruñó pero asintió.

―¡Furnunculus!

―¡Densaugeo!

De las varitas salieron unos chorros de luz, que chocaron en el aire y rebotaron en ángulo. El conjuro de Harry le dio a Goyle en la cara, y el de Malfoy a Hermione. Goyle chilló y se llevó las manos a la nariz, donde le brotaban en aquel momento unos forúnculos grandes y feos. Hermione se tapaba la boca con gemidos de pavor.

En buen o mal momento llegó Snape, le descontó cincuenta puntos a Gryffindor, castigó a Ronald y a Harry y mandó a Goyle a la enfermería. Hermione se había ido corriendo.

Hayley bostezó y se encogió de hombros para después entrar al aula de Pociones.

Al diablo con el Trío de Oro.

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