Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ix. christmas dinner




La sala común de Slytherin se encontraba a rebosar de gente, Hayley estaba segura que nunca había visto tanta personas ahí y comenzaba a arrepentirse de ir a esa estúpida fiesta. Todo era culpa de Blaise. El moreno había insistido tanto que hasta Draco había decidido ir. Claramente, no iba a dejar a Hayley a cuidado de Zabini.

―Esto es muy aburrido.―soltó Hayley desde el regazo de Draco.

―Tenemos cosas más interesantes que hacer.―ronroneó el platinado en su oído. Hayley soltó una risita y se acercó a besarlo.

Del otro lado de la sala, Thedore miraba fijamente la escena con un vaso en manos, el cual apretaba fuertemente. Blaise llegó a su lado, riendo a la par que se despedía de una rubia.

―Estos...―se aclaró fuertemente la garganta.―¿Estos son los celos de hermano de los que todos hablan?

Blaise soltó una risotada.

―Una parte de ello, supongo.―se encogió de hombros.

―¿A qué te refieres?―inquirió el chico Nott dando un trago a su bebida.

―La primera son tus ganas de matar a Draco, porque es tu hermana y la quieres proteger de los patanes .―comenzó Blaise.―La segunda es la manera en que te enfadas cuando ella menciona a San Potter o a ese Wemblay, porque tienes miedo de que prefiera a otro hermano.

Theo escupió de golpe su bebida.

―Eso no es...―repuso de inmediato, pero paró en seco al ver como Hayley tiraba de la mano de Draco, conduciéndolo a las habitaciones de los chicos.

―Salud, hermano.―soltó Blaise, alzando su vaso de whiskey de fuego.

―Odio las cenas.―se quejó Hayley mientras secaba su cabello.

―¿Por qué vas?

―Para dar una buena impresión, supongo.―frunció la nariz.―Y además, ya quedé con Jason.

―¿Con Wemblay?―soltó Draco con fastidio.―Patético.

―Sí, con él.

―¿Y qué piensas usar?

―Ropa, por supuesto.―la azabache abrió los ojos en par.

―Jillian...

―Papá me ayudó a comprar cientos de conjuntos y vestidos esa vez que tú estabas muy entretenido eligiendo collares embrujados.

―No es gracioso.―replicó Draco, aunque sonreía de lado.

―Lo dices porque tienes un pésimo sentido del humor.―afirmó Hayley acercándose a su baúl.

Rebuscó un buen rato en él, hasta llegar a un vestido completamente negro y de mangas largas, de inmediato se lo colocó, ya que comenzaba a hacerse tarde. Finalmente, le llegaba un poco más de una mano arriba de la rodilla, tenía los hombros descubiertos y era pegado al cuerpo.

―Pudo haber sido peor.―opinó la azabache mirándose al espejo. Draco alzó una ceja.

―Te ves caliente.―comentó el rubio desde la cama.

―Por supuesto que lo hago.―sonrió Hayley dando media vuelta en su lugar.

Se colocó lo más rápido que pudo uno par de zapatos con tacón negro y apenas pudo poner un poco de labial rojo en sus labios cuando alguien llamaba con desesperación a la puerta de la habitación.

―¡Espero no estén haciendo sus cochinadas!―se escuchó el grito de Blaise del otro lado.

―¡Voy a matarte, Malfoy!

―¡Siempre es la misma amenaza, Nott!

―Oh, Merlín, parecen unos niños.―negó Hayley acercándose a Draco para despedirse de él.―¿Estarás aquí para cuando vuelva?

―No, nena.―suspiró.―Tengo que ir a donde tú sabes.

―Bien.―bufó Hayley.―Vendré a cambiarme y luego iré contigo.

―¡Estás tardando mucho, Jillian!

―¡Ya voy, Theodore!―gritó de vuelta.―Te veo más tarde, te amo.

Y sin más, salió de la habitación, cerrando la puerta de inmediato detrás de ella.

―¿Acaso estaba desnudo?―inquirió Blaise, a lo que Hayley lo golpeó en la nuca como respuesta.

―¡Por supuesto que no!―exclamó Hayley, con un leve sonrojo. Theo rodó los ojos.―¿Y sus parejas?

―Bueno.―comenzó Zabini, rascando su nuca con incomodidad cuando los tres salieron de la sala común.―Digamos que...

―Daphne no quiso acompañarme.―bufó el castaño.

―¡Que hija de puta!―soltó Hayley con indignación.

―Y como buen amigo que soy.―Blaise se aclaró la garganta.―No invité a nadie más.

―Yo voy con Jason.―alzó el mentón para señalar al pelinegro recargado en la pared a unos cuantos metros de ellos.

―Pudiste venir conmigo.―se quejó Theo.

―Eso sería patético.―se burló la azabache, ganándose la mala mirada de Theo.―Los alcanzo en el despacho, ¿quieren?

A ambos no les quedó mas que asentir y seguir con su camino, en lo que Hayley se acercaba a Jason.

―Hey.―saludó cortamente.―¿Nos vamos?

Ante la confundida mirada de Hayley, Jason negó.

―Yo...

―Jay, si no querías venir no tenías que hacerlo.―ladeó la cabeza.―Puedo acompañarte devuelta a la torre de Gryf...

―No, no.―negó de inmediato.―Ni siquiera tendrías que preguntarme más de una vez para acompañarte a algún lado.―cerró los ojos con fuerza, y en su pálida piel se distinguió un suave color carmesí.―Quería disculparme por la manera que hablé la última vez, pero enserio, solo quiero que estés bien.

―Lo sé.―sonrió cortamente.

―¿Nos vamos?―inquirió el pelinegro, soltando un suspiro de alivio.

―Como si tuviera otra opción.―bufó Hayley antes de entrelazar su brazo con el de Jason.―Te juro que si Harry decide asistir a esto voy a...

―Viene detrás de nosotros.―murmuró Jason.

―Sobrino de puta.―farfulló Hayley antes de que entraran al despacho.

El lugar parecía como si le hubieran hecho un encantamiento de extensión, porque Hayley no estaba segura de recordarlo igual de grande. Había más gente de la que Hayley imaginaba, pues se distinguían personas mayores.

Hayley y Jason pasaron de lo que para ellos era desapercibido, sin embargo, seguido de ellos estaba Harry y eso llamó la atención del dueño de la velada, el profesor Slughorn.

―¡Harry y Haley Potter, nunca logro verlos juntos!―exclamó el viejo, llamando la atención de ambos. Harry venía acompañado de Luna Lovegood, la rubia que los había acompañado al Ministerio en su quinto curso.―Vengan, vengan. Tengo a muchos a quien presentarles.

―Será luego, profesor.―contestó de inmediato.―Mis amigos están esperándome, pero estoy completamente segura que Harry estará encantado.

El profesor Slughorn, ya bastante pasado de copas, asintió con desdén y pasó un brazo por los hombros de Harry, dirigiéndolo con un grupo de gente. Hayley suspiró de alivio y tomando a Jason del brazo, se acercaron hasta Blaise y Theodore.

―Eso estuvo cerca.―suspiró Hayley, cuando de repente una bandeja de plata apareció frente a ella. Confundido, Jason tomó dos copas de hidromiel y la bandeja siguió su camino.

―Son elfos.―contestó Theo. Hayley asintió, aceptando la copa que le tendía Jason.

De alguna manera y para su sorpresa, Blaise terminó conversando animadamente con Jason mientras Theodore se mantenía con el entrecejo fruncido. Hayley suspiró y apoyó una mano en su hombro como forma de consuelo.

―¿Es por Daphne?―murmuró Hayley.

―Una parte.―admitió Theo, dando un trago a su copa de hidromiel.

―¿Y la otra parte?―inquirió la azabache.

―Una bobería que dijo Blaise y ahora no puedo quitármelo de la cabeza.―maldijo en voz baja, terminando por pasar un brazo por los hombros de Hayley.

―¿Qué es?

―Señorita... Nott.―soltó una voz apagada detrás de ellos, que hasta interrumpió la platica sobre dragones que Jason había enganchado a Blaise.

―¿Sí, profesor Snape?

―Tengo que compartir unas palabras con usted, en privado.―Hayley echó una mirada a sus amigos antes de alejarse unos cuantos metros con Snape.

―¿Qué es lo que pasa?―inquirió Hayley altamente confundida.

―El profesor Dumbledore ha tenido que irse un tiempo, y me ha dejado la tarea de comunicarle que insiste que practique lo que ya se ha hablado antes.

Hayley asintió lentamente.

―¿Usted sabe lo de...?―Hayley hizo una seña rara con las manos, a lo que el profesor le dedicó una larga y fría mirada.

―Ni una sola palabra.―bufó antes de dar media vuelta.

De repente, la atención se volvió hacia las puertas del despacho, que se habían abierto de golpe mostrando a Filch, el conserje, jalando a Draco de la oreja. Hayley rodó los ojos, lista para intervenir.

―Profesor Slughorn.―dijo Filch con su jadeante voz.―He descubierto a este chico merodeando por un pasillo de los pisos superiores. Dice que venía a su fiesta pero que se ha extraviado. ¿Es verdad que está invitado?

Draco se soltó de un tirón.

―¡Está bien, no me han invitado!―reconoció Draco a regañadientes.―Quería colarme, ¿satisfecho?

―¡No, no estoy nada satisfecho!―repuso Filch.

―No creo que sea para tanto, ¿cierto, profesor?―interrumpió Hayley el berrinche del conserje. El hipeante profesor Slughorn asintió, alzando una mano restando importancia.

―Es Navidad.―se encogió de hombros el viejo y siguió en lo suyo.

Hayley suspiró de alivio y le hizo una seña a Draco para que fuera con ellos, pero al primer paso, Snape habló.

―Me gustaría hablar un momento contigo, Draco.

―Profesor Sna...

―También me gustaría que no intervinieras, Hayley.―compartieron una fría mirada antes de que él llamara a Draco para que lo siguiera.

―Maldito.―rodó los ojos Hayley, volviendo entre Theo y Jason.―No creo que lo castigue, ¿cierto?

Entonces, por error, la mirada de Hayley cayó en Harry y en como salía del despacho.

―¿Todo bien?―inquirió Blaise.

―Tengo que ir con Harry.―murmuró antes de partir.

―Tal vez deba de ir con ella.―comentó Jason, quien había dejado de confiar súbitamente en Harry.

―Si alguien debería ir con ella, sería yo.―espetó Theodore, mirando mal al pelinegro.―No creo que vaya a arreglar las cosas con él, ¿o sí?

―Espero que no.―frunció la nariz Blaise.

Hayley caminaba con paso decidido, aún así procuraba que el pisar de los tacones no resonara entre el vacío que había en el lugar. Dio media vuelta en un pasillo, donde comenzó a divisar voces que sin problemas reconoció como la de Draco y el profesor Snape. Cayó en cuenta que estaban dentro de un aula, la cual se encontraba cerrada.

―¿En qué consiste tu plan?

―¡No es asunto suyo!

―Si me lo cuentas, yo podría ayudarte...

―¡Muchas gracias, pero tengo toda la ayuda que necesito, no estoy solo!

Hayley quiso sonreír al escuchar aquello, pero en cambio se quedó serena y se acercó cada vez más, lentamente mirando hacia el piso hasta que encontró lo que sabía que iba encontrarse.

De golpe, quitó la capa de invisibilidad.

―¿Qué crees que haces, imbécil?―escupió con voz molesta pero baja. Harry intentó hacerle una seña de que guardara silencio, pero Hayley se mantuvo impasible.―Lárgate, Harry.

―¿Acaso tu novio...?―pero apenas abrió la boca, su melliza ya lo estaba apuntando.

―Lárgate.―soltó tan lentamente que parecía que se saboreaba cada letra. Harry dio un asentimiento, repentinamente poniéndose serio y fue, no sin antes chocar su hombro contra el de ella.

Hayley rodó los ojos. Harry Potter era un maldito inmaduro.

Se aseguró de que Harry se perdiera unos cuantos pasillos más sin desaparecer bajo la capa, y cuando lo cercioró, abrió de golpe la puerta del aula.

―¿Qué mier...?

―¿Podrían hablar jodidamente más bajo?―habló con reproche.―Harry acaba de escuchar todo.

Cuando Draco abrió la boca para seguramente despotricar sobre Potter, Hayley dio media vuelta y salió del aula lo más rápido que pudo, yendo devuelta al despacho de Slughorn con Jason, Blaise y Theo.

―¿Qué fue lo que hablaron?―preguntó Theo de inmediato.

―Quería escuchar lo que hablaban Draco y Snape. Le dije que se largara.―bufó.

―¿Y lo hizo?―alzó una ceja Blaise.

―Lo apunté y lo hizo.―se encogió de hombros la azabache.

―Esa es mi nena.―suspiró Theo con alivio.

―¿Te acompaño a tu sala común? Te ves cansada.―intervino Jason. Hayley lo miró con profundo agradecimiento y asintió.

―Los veo mañana.―se despidió Hayley rápidamente antes de salir del despacho junto con el pelinegro.―Merlín, Harry es una basura.

―Estoy de acuerdo contigo.―Jason hizo una mueca.

―Creo que a Cho solo le gustan los idiotas, como el hijo de puta de...

Entonces algo hizo click en su cabeza.

―¿Hayls?

―¿Cómo dijiste que se llamaba el chico que quiere darme amortentia?―inquirió con nerviosismo.

―Roger Davies.―pronuncio Jason con una mueca de asco.

―Uh...―Hayley rascó su nuca con incomodidad.―Pues es ese chico que salía con Cho.

―Me dejaste solo hoy.―reprochó Draco cuando Hayley entró a la habitación.

―Pensé que querrías quedarte otro rato a reclamarle a Snape.―soltó Hayley con gracia, comenzando a deshacerse de su vestido como si nada.

―Lo hice.

―Lo sabía.―sonrió de lado Hayley, retirándose las zapatillas.

―¿Qué tal con Wemblay?

―Nada fuera de lo normal.―admitió.―El que está extraño es Theo.

Draco alzó las cejas en par.

―Está celoso.―se burló.

―¿De ti? No lo creo.

―Merlín, nena. A veces eres tan tonta.―suspiró.

―¡Sigo siendo Potter y tengo algo de Black! ¡Agrégale lo Nott!―gritó desde el baño mientras cepillaba sus dientes.

Cuando salió, tenía encima solo una gran camisa y sus pantuflas, así que con flojera, se tiró al lado de Draco en la cama, no sin antes apagar la vela, quedando la habitación sumida en la oscuridad.

―¿Estás bien?―preguntó Hayley después de un rato, pero parecía que el platinado había caído rendido porque ya no había respuesta de aquello.

Encogiéndose de hombros, Hayley cubrió su cuerpo con las sabanas y cayó rendida al no muy poco tiempo.

Mas sus horas de descanso no duraron mucho, pues sentía como si algo revoloteaba junto a ella y al caer en cuenta que se trataba de Draco, se apuró a encender de nuevo la vela y volverse hacia él. Prestó atención a que lloraba, gemía y se quejaba desesperadamente entre sueños, por lo que intentó sacudirlo para que despertara, sin embargo no estaba funcionando.

Como último recurso, subió a horcajadas sobre él.

―Draco...―susurró intentando tomarlo por los brazos, pero no dejaba de agitarlos. Un sollozo se deslizó por sus pálidos labios y fue cuando Hayley notó que había despertado.―¿Cariño?

―No quiero hacerlo.―sollozó una vez más, su voz quebrándose en el proceso.―No quiero matar a nadie. No quiero ser un asesino.

―Amor...―susurró Hayley, lanzándose a abrazarlo.

―Seré... seré bueno, lo juro, seré bueno.―murmuraba sin parar.

Hayley se separó y le apartó las lágrimas sin importar las de ella.

―Eres bueno.―afirmó con seriedad, tomándolo de las humedecidas mejillas.―A veces eres un completo idiota, pero eres bueno.

Draco negó, entrando en pánico una vez más.

―Va a matarme. A mí, a madre y a ti.

―No te va a matar sin antes matarme a mí.―declaró.

―Eso no me hace sentir mejor.―jadeó en respuesta.

―Solo tenlo en cuenta.―suspiró acariciando sus brazos para que se tranquilizara.

―Vas a estar conmigo, ¿cierto?

―Siempre.―respondió sin dudarlo.

―No vas a cambiarme, ¿verdad? Ni por Wemblay o cualquier idiota que se atraviese.

―Por nadie, nene.―ladeó la cabeza.

―¿Aunque sea un... asesino?―vaciló al hablar.

―Te amé como hurón, como idiota, como mortífago... puedo amarte como asesino.―respondió con paciencia.

―Eres un ángel, Jillian.―suspiró Draco tomándola por las mejillas, acariciándolas con delicadeza.

―Por supuesto que lo soy.―sonrió con gracia.―Merlín te ha bendecido con una novia como yo, Draquin.






























▃▃▃▃▃▃▃▃▃

fecha de publicación:₁₆/₀₈/₂₀₂₀
- editado-

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro