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iii. back to hogwarts



Hayley comía demasiado apresurada esa vez, al menos para el gusto de Killian, quien la observaba con una clara expresión de confusión en su rostro.

―Cariño, la comida no se irá del plato.―soltó Killian.

Hayley dejó el tenedor en el aire y dirigió la mirada hacia él.

―Aún tengo que ir con Theo.―frunció el ceño.

―Los elfos llevan comida para él.―le recordó el hombre.

―Pero come solo.―se quejó.

―Él así lo quiere.―Killian suspiró pesadamente.

―Si quieres darle su espacio, está bien, lo necesita. Pero no voy a dejar que se sienta solo.―estableció la azabache.

―Me odia, ¿cierto?―Hayley no pasó por desapercibida la tristeza en su tono de voz.

―Solo dale su tiempo.―sonrió con tristeza. Killian la imitó.

Hayley intentaba sacar a la luz sus recuerdos más tontos solo con el fin de hacer reír al rubio, pero no tardó mucho en caer en cuenta que aquello no estaba funcionando cuando notó su mirada perdida en el gran ventanal de su habitación. La azabache gateó en la cama hasta llegar a donde él estaba recostado y cruzó los brazos, descansando su peso en sus rodillas.

―Oye...―lo llamó Hayley con voz calma, colocó una mano en su mejilla para que girara a verla. Draco sonrió apenas perceptible y la tomó de la cintura para acercarla a él.

Hayley cayó sobre él, soltando una suave risa antes de acomodar cada una de sus piernas a sus costados y lanzarse a besarlo, inclinando su cuerpo sobre él. Draco la recibió con gusto, guiando una de sus manos a su espalda y haciendo pequeños círculos en ella.

Era un beso tranquilo y seguro, se separaban de vez en cuando para tomar aire y a los segundos volvían a juntarse... hasta que Hayley deslizó su lengua por el labio inferior de Draco y tiró de él.

Draco emitió un ruido no muy alto desde su garganta y sus manos divagaron, bajando hacia los bordes de la sudadera de la azabache, jugueteó un poco con ellos antes de alzarlos únicamente para introducir sus manos bajo ellos. Acaricio su piel con delicadeza, apenas rozando las yemas de los dedos mientras sus lenguas iniciaban una especia de batalla entre ellas. El tacto de sus manos frías ocasionaron que Hayley se arqueara, moviendo involuntariamente sus caderas.

Algo se desató. Draco tomó los brazos de Hayley y con agilidad logró ponerla debajo de él, sin apoyar completamente su peso sobre ella. Antes de que Hayley soltara algún comentario gracioso que matara el momento, buscó sus labios con necesidad y los movió lento pero apasionado, una de sus manos se paseaba por el costado de su cuerpo, hasta que paró en su muslo y lo acarició.

Los besos de Draco bajaron hasta su cuello, Hayley cerró los ojos y ladeó la cabeza para darle más acceso, le gustaba aquello, lo cual hizo a Draco a sonreír levemente antes de seguir con lo suyo.

Hayley tampoco se quedó atrás, pasó sus manos por su espalda y brazos; también sus hombros y el cuello, finalmente tomándolo de ahí para volver a unir sus labios.

Ambos comenzaban a percatarse que tanto los besos y sus cuerpos comenzaban a calentarse. Jadeos se escapaban de sus bocas cuando sus caderas se alzaban en busca de fricción y la conseguían.

―Nena.―gimió Draco cuando en un rápido movimiento Hayley volvía a estar de nuevo encima de él.

―¿Si?―susurró Hayley en su oído. Ahora era ella quien paseaba su lengua por su cuello y dejaba besos húmedos por ahí. Draco apretó su muslo, conteniéndose.

―Creo que deberíamos...―se paró a si mismo cuando Hayley movió sus caderas en círculos sobre su intimidad. Draco gimió.

―¿Ajá...?―lo incitó a seguir, tomando los bordes de su sudadera para despojarse de ella. Draco apartó el sudor de su frente y se apuró a tomarla por los brazos cuando iba por la mitad.

―Sabes a donde va esto, ¿cierto?―preguntó el rubio con la respiración acelerada. Hayley asintió.―¿Estás segura?

Como respuesta, Hayley terminó de quitar su prenda y miró a el chico debajo de ella con una sonrisa traviesa.

―Dedúcelo tú.

―¡Theo! ¡Blaise! ¡Draco! ¡Llegaron los resultados de los TIMO's!―Hayley abrió de golpe la puerta de la habitación de Theodore, en una mano sostenía cuatro cartas y en la otra una galleta que comía tranquilamente.

―¿Enserio?―preguntó Theo con una mueca. Hayley asintió y le lanzó la carta con su nombre.

―Zabini.―mencionó Hayley, lanzandole su carta al pecho.―Malfoy.

Al terminar de entregar la última carta, se echó a la cama de Theo junto a Blaise. Mordió una vez más la galleta antes de abrir el sobre y sacar la hoja de pergamino que contenía.

TÍTULO INDISPENSABLE DE MAGIA ORDINARIA

APROBADOS:
Extraordinario (E)
Supera las expectativas (S)
Aceptable (A)

SUSPENSOS:
Insatisfactorio (I)
Desastroso (D)
Troll (T)

RESULTADOS DE HAYLEY JILLIAN NOTT

Astronomía: S
Cuidado de Criaturas Mágicas: S
Encantamientos: E
Defensa Contra las Artes Oscuras: E
Estudio de Runas Antiguas: S
Herbología: S
Historia de la Magia: A
Pociones: E
Transformaciones: S

―Mierda.―masculló Hayley.―Aprobé Historia de la Magia.

―Por supuesto que la aprobaste, ¿no recuerdas que escribimos las respuestas en...?―se quejó Blaise. Luego, cayó en cuenta de lo que acaba de decir. Tanto él como Hayley, abrieron los ojos en par y guardaron completo silencio.

―¡¿Que hicieron qué?!―se escuchó fuera de la habitación. Seguido de eso, Killian entró a la habitación con los brazos cruzados.

―¿Nosotros? Nada.―contestó Hayley de inmediato.

―¡Hayley, como tu padre...! Uy, que raro decir eso.―Killian se interrumpió a si mismo, alzando una mano para rascarse la barbilla con confusión.

―Papá, ya te he llamado papá.―rió Hayley. Killian asintió.

―Buen punto. Como tu padre... debo de decir, que estoy orgullo de ti. Yo hubiera hecho lo mismo.―guiñó un ojo antes de salir de la habitación.

―¿Qué eso?―preguntó un confundido Blaise.

―No tengo ni idea.―contestó Theo perplejo.

―Esta no me gusta.―opinó Hayley.

―A mi tampoco.―concordó Killian, quien sostenía las manos en su cintura. El recuerdo de una vieja bruja no dejaba de aparecer en la mente de Hayley; ya había descubierto de donde había sacado Theodore aquella manía.

Hayley miró una vez más la prenda sobre su cuerpo a través del espejo. No estaba mal, pero tampoco le asentaba.

―Tal vez un color más oscuro.―dijo Hayley para variar. Killian asintió de acuerdo y fue un busca de la bruja que era dueña de la tienda.

Ultimo día de vacaciones y los Nott junto a Blaise, Draco y Narcissa Malfoy habían decidido ir juntos al callejón Diagón para hacer las compras escolares. Killian y Narcissa habían estado de acuerdo que no podían dejar a los cuatro andar solos como si nada, así que no dudaron nada en ir detrás de ellos cuando los cuatro decidieron salir.

Por un lado, Narcissa, Blaise y Draco se habían dirigido a la tienda de túnicas de Madame Malkin, mientras que Killian, Theodore y Hayley buscaban nueva ropa para Hayley.

―Es muy corta.―se quejó Theodore cuando Hayley salió de los probadores por décima vez.

―Genial, la llevo.―sonrió Hayley.

―¿Piensas matar a Malfoy acaso?―escuchó el grito de Theo fuera del pequeño cubículo.

―¡No necesito una falda corta para eso!

―Tal vez vaya a ver vestidos con Narcissa y también tenemos que ir a la tienda de ga...―Hayley se quedó con la palabra en la boca y detuvo su paso de golpe. Por consecuente, Killian y Theo la imitaron.

A penas a unos cuantos metros, Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley los miraban fijamente, sobre todo el primero, que al principio no podía despegar la vista de su hermana, pero tampoco podía pasar por desapercibido a las dos personas a sus costados.

―No vale la pena.―recordó Theo.

Hayley asintió y alzó la cabeza, ignorando el revoltijo de emociones que le provocaba ver a Harry de nuevo. ¿La habría perdonado ya? ¿Cómo estaría después de la muerte de su padrino?

Hayley cerró los ojos con fuerza y suspiró. Lo que pasara con Harry había dejado de ser problema de ella desde hace tiempo. Cualquier mínimo vínculo que tuvieran como hermanos, el azabache se había encargado de romperlo con sus crueles palabras y su manera de culparla por todo.

―¿Nena?―inquirió Theo.

Hayley salió de sus pensamientos y le dedicó una sonrisa sincera, pasó uno de sus brazos por su torso, formando un medio abrazo y comenzó a andar nuevamente. Killian los miró a ambos con una sonrisa, aún en silencio.

―Tenemos que ir a esa tienda de galletas.―retomó el tema anterior.―Las de chocolate en forma de hueso son las mejores.

Una vez más estaban de vuelta en el andén 9¾ para un nuevo comienzo de curso en Hogwarts. Hayley y Theo se despedían de Killian, charlando tranquilamente, aunque a Theo le seguía costando un poco entablar una conversación con su padre, Hayley hacia el ambiente más ligero y ambos lo agradecían.

―Será mejor que suban.―Killian dirigió una rápida mirada a su reloj.―No falta mucho para que parta el tren.

Killian se despidió de Theo con dos palmadas en la espalda y de Hayley con un beso en la frente, seguido de aquello, ambos tomaron sus respectivos baúles y subieron al expreso en busca de un compartimiento.

De rato llegó Blaise, seguido de Draco acompañado de Crabbe y Goyle, pero antes de entrar les hizo una seña y ambos se fueron por donde llegaron.

Refunfuñando, el rubio acomodó sus cosas en el compartimiento para el equipaje y tomó asiento a un lado de Hayley.

―¿Qué?―espetó al ver que todos lo miraban.

―Hola para ti también.―se burló Hayley, luego abrió los ojos en par.―Mierda, Draco.

―¿Qué?―repitió, esta vez confundido.

―Tenemos que ir al compartimiento de prefectos y luego patrullar los pasillos.―se quejó.

―Paso. Hazlo tú.―restó interés, recostándose sobre el asiento y acomodando su cabeza en el regazo de Hayley.

―Ñe. Para eso hay más prefectos.―decidió Hayley. Blaise soltó una carcajada acompañada de una pequeña risa de Theo. Draco apenas sonrió.

Hayley enredaba sus dedos entre el cabello de Draco, proporcionando un suave y relajante masaje, tanto que parecía que el rubio se había quedado dormido. De igual forma, Hayley siguió con sus caricias, apartando los cortos mechones que le caían por la frente.

De repente, la puerta del compartimiento se abrió, dejando ver a una jadeante niña.

―Traigo esto para Blaise Zabini, Theodore Nott y Hayley Potter.

Los tres se inclinaron en su lugar para tomar sus respectivos rollos de pergamino bajo la curiosa mirada de Draco, que al parecer no estaba tan dormido como Hayley pensaba. Lo desenrolló con rapidez para leer su contenido.

Hayley:

Me complacería mucho que vinieras al compartimiento C a comer algo conmigo.

Atentamente,
Prof. H.E.F. Slughorn

―¿Qué es?―inquirió Draco con curiosidad.

―Una invitación.―contestó Theo, encogiéndose de hombros.

―¿Vamos?―preguntó Blaise, Theo asintió y se puso de pie.

En cambio, Hayley bajó la vista a su regazo y le dedicó una mirada a Draco.

―Ya, ya entendí.―masculló el rubio, incorporándose para que Hayley pudiera levantarse también.―Si se encuentran con Crabbe y Goyle, ya saben que hacer.

Dejó caer su cabeza de nuevo en el lugar donde había estado Hayley. Los tres miraron al rubio confundidos pero al mismo tiempo le aseguraron que lo harían, después los tres salieron del compartimiento para buscar el del tal profesor Slughorn, siendo recibidos calidamente al llegar.

―¡Ah! ¡Los estábamos esperando! ¡Yo soy el profesor Horace Slughorn!―soltó un viejo mago con voz alegre.―¡Tu debes ser Zabini!―el moreno asintió, con su usual expresión seria que utilizaba alrededor de muchas personas y tomó asiento en una esquina.―¡Y tú Theodore Nott! ¿Cómo ha estado tu padre, muchacho?

―De maravilla, señor.―contestó el castaño, tomando asiento junto a Blaise. Hayley se encogió de hombros y tomó lugar a su lado.

―Y Hayley Potter.―el mago sonrió con orgullo.―Te pareces mucho a tu padre, ¿te lo han dicho?

―Bastantes veces.―respondió Hayley con una sonrisa.

―Sí, sí... no me extraña.―Slughorn soltó una risita.―¡Harry, amigo mío! ¡Pasa, pasa! ¡Los estábamos esperando! ¡Y tú debes ser Longbottom!

Hayley fingió una arcada al escuchar el nombre de su hermano, sacándole una risa a Theo. Blaise mordía su labio para no soltar una carcajada. La azabache negó y pasó su vista por el resto de personas que había en el compartimiento, entre ellas Ginny, que tenía expresión de no saber cómo había llegado ahí. Cuando sus miradas chocaron, Hayley le sonrió como forma de saludo y algo una sensación de alivio se extendió en ella cuando Ginny sonrió de vuelta.

―Bueno, ¿ya se conocen todos?

Y Hayley supo que sería una tarde larga.

Al salir por fin del compartimiento, Theo le dio un fuerte empujón a Harry y le lanzó una mirada asesina que el azabache devolvió, pero al final Nott sonrió burlón y pasó un brazo por los hombros de Hayley para acercarla a él. Harry entrecerró los ojos con profundo odio.

Sin embargo, Hayley no estaba ni enterada de lo que pasaba, pues se encontraba bostezando cada cinco segundos. Estaba segura de que esa había sido la reunión más aburrida que tendría en su vida.

Blaise le dio a Theo un codazo en el brazo con burla, a lo que Theo rodó los ojos.

Al llegar a su compartimiento, vieron a Crabbe y Goyle ahí a través de la ventanilla. Hayley bostezó nuevamente antes de correr la puerta y entrar siendo seguida de Theo y Zabini, aunque este último tenía problemas para cerrar la puerta tras él.

―¿Qué le pasa a esta puerta?―se extrañó Zabini tirando de ella.

―No lo sé, solo que tengo mucho sueño.―murmuró Hayley, dejándose caer a un lado de Draco.

Hayley ignoró el momento en el que Blaise cayó sobre el regazo de Goyle, incluso las carcajadas de Theo, pues enserio se estaba quedando dormida apoyada en el hombro del rubio. Finalmente, Draco alzó el brazo y Hayley cayó en su pecho. Ni siquiera se quejó; tenía los ojos cerrados y respiraba pausadamente contra su torso. Draco sonrió débilmente antes de besarle la coronilla, la rodeó nuevamente y la dejó descansar lo poco que quedaba del viaje.

―Nena, ya casi llegamos. Tienes que cambiarte.―Hayley gruñó al escuchar la voz de Draco y apretó más los ojos, como si eso hiciera que el rubio por fin se callase.―Nena...

―Ya te escuché, Malfoy.―farfulló Hayley enderezándose para después tallar sus ojos.

―Deberías cambiarte, el tren ya se está deteniendo.―Hayley asintió ante las palabras de Theo, aún medio adormilada y subió a su asiento en busca de su baúl.

Hayley parpadeó repetidamente al divisar unas zapatillas bastante conocidas en el compartimiento de maletas. Todo rastro de sueño se fue de repente. Hayley bajó su baúl, rebuscó su túnica y se la puso a tientas.

―¿Pasa algo?―preguntó Theo al verla con el entrecejo fruncido.

―Para nada.―Hayley le sonrió cortamente. Sin embargo, Draco no creyó aquello y conectó miradas con ella. Con eso los dos supieron que ambos lo habían notado.

Con una última sacudida, el tren se detuvo y los pasillos volvieron a llenarse de gente.

―¿No vienen?―preguntó Theo al ver como ni Draco ni Hayley se movían por salir del compartimiento.

―Creo que perdí uno de mis aritos, ahora bajo.―le dijo Hayley para que se tranquilizara y se fuera.

―Vamos, Theo. Déjalos besarse en paz.―bromeó Blaise tomándolo del brazo para sacarlo del compartimiento.

Draco y Hayley agradecieron mentalmente aquello, mientras Theo y Blaise se alejaban por el pasillo, el último aún mirando en su dirección con los ojos entrecerrados.

Cuando el pasillo se vio vacío por completo, Hayley tomó su equipaje, lo arrastró a la puerta y cerró las cortinillas, para al final cruzarse de brazos.

―Hazlo.―le apuró a Draco.

―¡Petrificus Totalus!

El cuerpo inmóvil de Harry Potter cayó casi que en cámara lenta frente a sus pies, cubierto por la capa invisible. Hayley se acercó y se la apartó de golpe, dejándola sobre uno de los asientos.

―Nunca te cansas de meterte en lo que no te importa, ¿cierto?―ni Harry ni Draco pasaron por alto el tono de decepción que teñía su voz, acompañado de una triste sonrisa.―Te espero afuera.―le dijo a Draco antes de tomar su baúl y salir del compartimiento.












































mente sana como manzana.

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