𝟎𝟏𝟑. 𝖳𝗁𝖾𝗋𝖾 𝗀𝗈𝖾𝗌 𝗍𝗁𝖾 𝗆𝖺𝖽𝖽𝖾𝗌𝗍 𝗐𝗈𝗆𝖺𝗇 𝗍𝗁𝗂𝗌 𝗍𝗈𝗐𝗇 𝗁𝖺𝗌 𝖾𝗏𝖾𝗋 𝗌𝖾𝖾𝗇
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❪ ꧏ𓈒 𝟎𝟏𝟑. ── 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 ৫ ᠀ ❜
❥ ๋𓄹𓏲。 𝘄𝘄𝘄.𝐦𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐫𝐚𝐢𝐧. • °
⟆ 🐉 ▋◖ 𝘭𝘦𝘤𝘭𝘦𝘳𝘤𝘩𝘢𝘯𝘵𝘦𝘥 ◞。𓍢 ׄ *
ৎ 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝘁𝗵𝗲 𝗹𝗮𝘀𝘁 𝗴𝗿𝗲𝗮𝘁 𝗮𝗺𝗲𝗿𝗶𝗰𝗮𝗻 𝗱𝘆𝗻𝗮𝘀𝘁𝘆 ୭ ❫
Rhaenys Targaryen se encontraba observando el mar con pesar, no carecía de ansias para ir en búsqueda de la única de sus hijos que seguía con vida pero sabía que no podía arriesgarse porque lo había jurado ante la memoria de sus fallecidos hijos ante la menor de ellos para tranquilizarla, claro que ahora no le agradaba cumplir a su palabra.
—No va a regresar ni aunque fuéramos a buscarla —habló Baela Targaryen con cansancio—. Ella no regresará hasta que haya cumplido con su misión, sea lo que sea, abuela la has criado y la conoces; Dorcas se quedará lo que quiera quedarse y sabe cuidarse así que estará bien.
—Su seguridad no es lo que me preocupa, Baela —se explicó la reina que no fue—. No he sido la única que ha tomado a un príncipe como mi hijo y lo he criado como tal, Saera posee a un dragón sin alas en Volantis y al ser criado por ella me preocupa que tenga sus mismas actitudes como lo demostró llevándote a un burdel junto a tu hermana y tomando su pureza.
Baela la miró anonadada, no esperaba que su abuela fuese tan seca para hablar de sus acciones en la boda de la princesa Asteria con los bastardos verdes.
—Dorcas no haría algo semejante —la defendió Baela—. No se acostaría con nadie antes del matrimonio.
Rhaenys dejó salir una risa nasal que dejó confundida a su nieta.
—En eso te equivocas —le sonrió Rhaenys—, ella es una Targaryen después de todo ¿No te has preguntado sobre porque murió el enviado de la reina que iba a probar su virginidad? Ella es inteligente y Ser Jensen es leal a ella, pero eso no quita que él sea lo que es; un estratega de guerra que ha estado a su lado mucho más tiempo que cualquiera.
—¿Estás insinuando que ellos lo mataron porque ella estuvo con alguien en la Fortaleza Roja...?
—Estoy compartiéndote información que no dirás a nadie más y llevarás a la tumba —sentenció la princesa Rhaenys—. Nosotras hablamos diariamente y conozco sus aventuras para poder negarlas en cuanto la acusen de ellas, como la suya.
Baela estaba atónita, sabía la que la relación que tenía su abuela con su antigua amante era más que excelente y era una relación de madre e hija pero jamás espero que ellas se tuvieran tal grado de confianza, le aterraba que su abuela la llegase a poner sobre ella si en algún momento tenía que elegir entre una de las dos.
La hija del príncipe canalla era más que ignorante que eso ya había ocurrido, en el momento en el que Rhaenys le abrió las puertas de su hogar a Dorcas no había sido solo por compasión y amor; la reina que no fue decidió que iba a ser ella quien pusiera la corona sobre la cabeza de la primera Reina Targaryen que fuese coronada, ella había elegido coronar a Dorcas sobre a Baela.
Una reina por una reina, una hija por una nieta. El amor de la princesa Rhaenys tenía no tenía un límite si se trataba de su hija adoptiva; le daría la vida que ninguno de sus hijos biológicos lograron alcanzar.
La vida de una reina.
La llegada de la correspondencia nunca se hacía esperar, Lucerys, Rhaena, Darren, Rhaenys y Corlys le escribían todos los días a Dorcas pero esta vez llegó más correspondencia de lo usual.
Mi reina azul.
Espero que te encuentres bien y estés obteniendo lo que fuiste a buscar en Volantis, debo contarte las novedades que han ocurrido después de tu partida.
Mucilber ha decidido comprometerme con Raina Bolton, la única sobrina de Eirene, quizás no sea de tu interés saber lo que haya ocurrido conmigo pero espero que sigas disfrutando obtener información antes que el resto del mundo.
Sé que Mucilber no te permite responder cartas del Norte pero realmente espero que uses tu usual rebeldía para responder esta, aunque en realidad estoy en Driftmark. Vine a ver a Rhaenys, esta bastante afligida por tu partida y llegada a Volantis en plena guerra civil, todos compartimos el sentimiento, yo comparto la preocupación y la culpa por tu partida.
Si me dejarás explicarte en persona lo que ocurrió te lo agradecería mucho, lamento que tu compromiso con el príncipe Aemond siga en pie pero no tanto como que el nuestro no lo esté.
Mantente a salvo y no hagas nada impulsivo, por favor cuídate Cassy. Rhaenys y Corlys no soportarían la perdida de otro hijo, yo no soportaría perderte.
Te amo y extraño,
Cregan Stark.
Raelon se encontraba incinerando la carta después de leer su contenido, no planeaba permitir que su sobrina tuviese otra recaída emocional por culpa del general del ejercito del Norte, también quemaba las cartas que Aemond le enviaba a su sobrina desde que había llegado a Volon Therys se había encargado de que no recibiera ni una de ellas.
—¿Qué estás haciendo? —cuestionó Dorcas con Neysilla en brazos.
—Dorie quiere mostrarme a sus dragones —habló Neysilla emocionada mientras tomaba la diadema de perlas de la jinete y se la ponía sin obtener protestas de la mayor—. ¿Puedo ir?
Los ojos de cachorro de su hija derritieron el corazón de Raelon pero primero miró a su sobrina con cautela y desconfianza mientras que la Stark hacía una sonrisa inocente tratando de no obtener una negativa de su tío.
—No la dejes acercarse al verde si tiene hambre —demandó Raelon.
Dorcas miró con falsa indignación a su tío mientras su prima le acomodaba el cabello que ella había despeinado por quitarle su diadema.
—Pegasus no se comerá a tu hija —aseguró Dorcas con demasiada confianza para el gusto de Raelon que lo llevó a molestarse—. Ya lo alimentaron, así que Ness estará segura.
—¡Quiero volar sobre Orion! —exigió Neysilla con un puchero.
A Dorcas le parecía increíblemente adorable su pequeña prima, tanto que creía que no podría negarle nada de lo que ella pidiera o viera con una sola pisca de deseo.
Raelon a diferencia de su sobrina se encontraba horrorizado con la idea de que su hija volará sobre el dragón más grande del mundo, pero no tanto como se encontraba sobre que Dorcas lo permitiera.
—¿Quién podría decirle que no a ese dulce rostro? —sonrió Dorcas para segundos después besar las mejillas de su prima—. Toda una princesa Targaryen, te enseñaré a volar y todo el Valyrio que desees aprender.
—¿Hasta usar una espada?
Raelon realmente deseaba que su sobrina dejará de hablar sobre enseñarle a volar o a pelear a su hija como si ella fuese un guerrero del Norte o una jinete de dragones en lugar de su pequeña princesa.
—Dorie —la llamó Raelon con tonó burlesco—. Te han llegado cartas, la de Lucerys es pesada en comparación al resto.
—¿Las leíste? —cuestionó Dorcas bajando a la niña de sus brazos.
—Algunas —admitió Raelon con cinismo que hizo reír a la princesa—. Lucerys habla de lo mucho que te extraña Jacaerys y como tuvieron que encerrarlo en su habitación para que no viniera en tu rescate, la de Rhaena es la más interesante ya que habla de un pirata, se llama Dimitri.
Dorcas notó la molestia en Raelon debido a que Rhaena hablase de otro en sus cartas, ella había estado a su lado cada vez que llegaban noticias a Dragonstone sobre que el ahora Triarca tenía un nuevo amante u otro hijo.
Los celos de su tío hicieron sonreír a la jinete ya que le parecía justo que él se encontrara en tal situación después de todo lo que había sufrido Rhaena por él.
—Si, a todos nos agrada Dimitri —sonrió la princesa para molestar a su tío—. Es quien me trajo aquí y peleo conmigo.
—¿Es tu prometido?
Raelon notó rápidamente que su sobrina había perdido esa chispa en ella tras la pregunta inocente de su hija, más no dejo que Neysilla lo notará.
—No Ness —negó Dorcas con incomodidad—. Estoy prometida con el príncipe Aemond.
—¿Nuestro tío? —el rostro de la menor fue de horror en segundos ganándose risas de los mayores.
—Es algo común en nuestra familia —explicó Raelon a su hija—. Más de lo que nos gustaría admitir.
La mirada de espanto de Neysilla mantenía a los mayores de buen humor.
—Bueno hay matrimonios peores —aseguró Dorcas tratando de que la niña se animara—. Algunas no cuentan con la opción de casarse con un príncipe guerrero.
Neysilla creía que era injusto que su prima tuviese que desposar a alguien que solo tenía un ojo y más cuando ella poseía dos dragones, pero no lo diría en voz alta. En lugar de eso la arrastro al foso de dragones para ver a los de su prima mayor.
En Dragonstone las cosas empeoraban con el asunto de la bastarda de Aegon, al haber sido encontrada por los príncipes Jacaerys y Lucerys el caos dominó a los tres príncipes mientras que Daemon Targaryen trataba de contenerlos de cometer un asesinato en contra del tercer hijo de su hermano.
—Mi hermana era una niña cuando ese bastardo se acosto con esa prostituta y la embarazó —rugió Darren furioso tras la negativa de su tío de atacar a la Fortaleza Roja al amanecer—. Si esa niña se llamará Baela o Rhaena ¿Qué es lo que harías? ¿Seguirías creyendo que exagero, tío?
—Pero no posee tal nombre mocoso —Daemon puso su mano sobre el hombro del niño que había acogido, el guerrero que había criado—. No le ha puesto una mano encima a tu hermana así que no ha cometido una falta real.
Darren dejó escapar una carcajada agria antes de apartar a Daemon de un tirón, el mayor lo miró anonadado ya que en sus años de conocerlo jamás lo había reaccionar de esa manera ante nadie.
Mucho menos ante él.
—Siempre has querido a tu sangre en el trono, por eso no estás con mi tío Mucilber sino con Rhaenyra —sonrió Darren con colera—. Por eso has tenido cuatro hijos, dos hijas para casarlas con el heredero y su hermano menor y dos hijos que puedan tomar el trono ¿O me equivocó, Daemon? Por eso estoy aquí, cerca de ustedes ya que soy por derecho de nacimiento el segundo en la línea de sucesión en el momento en el que mi madre decida aceptar su lugar como heredera ¿Me casaras con Baela o te casarás con mi madre?
La entrada del príncipe Jacaerys no evitó que Daemon se lanzara a golpear a Darren quien no dudó en responder con la misma intensidad, logrando dejar al príncipe canalla contra el suelo y golpeándolo como si fuera un maniquí de entrenamiento.
—Si él no se hubiera acostado con mi hermana la estarías defendiendo —siseó Darren mientras pateaba a su tío en el estómago—. Ella es tu sobrina y una princesa, su orgullo fue manchado por culpa de Aegon y quieres que me quede sin hacer nada como un cobarde.
Jacaerys jalo de Darren con ayuda de Baeserys Velaryon, el enviado secreto de Lord Corlys Velaryon para las negociaciones del compromiso entre Jacaerys y Dorcas.
—¡Suéltame! —demandó Darren furioso a su primo—. ¡Esto es tu culpa!
Baeserys ayudó a Daemon a ponerse de pie para llevarlo con algún sanador mientras Jacaerys aún podía mantener a Darren alejado de ellos.
—Te cogiste a mi hermana —gruñó Darren furioso.
—Y tú te acostaste con mi hermano —recriminó Jacaerys—. Estamos a mano.
—¿Lo hiciste por eso? —cuestionó Darren tomando al menor por el cuello de su camisa y estampándolo contra el muro—. ¿La deshonraste por venganza?
Jacaerys empujó a Darren para que lo soltara, logrando tirarlo en el suelo.
—Sabes tan bien como yo que nadie puede doblegar a tu hermana —dijo Jacaerys fastidiado de las acusaciones de su primo—. Si, me acoste con ella pero no eres lo suficientemente importante como para tomar venganza en tu contra; pasamos la noche juntos porque así lo deseamos.
—Hasta que ella te abandonó como si no fueras nada —sonrió Darren—. ¿Cómo fue ser rechazado por primera vez en tu vida?
Jacaerys se sentó a unos metros de su primo sin soltar su daga por si Darren volvía a perder la compostura.
—Nos hemos rechazado desde que tengo memoria —suspiró Jacaerys con pesar—. Pero creí que esta vez sería diferente, que nosotros seríamos diferentes pero creo que seguimos siendo los mismos niños con miedo de lo que sentimos después de todo. Voy a casarme con tu hermana si me acepta, no valora la opinión de Lord Mucilber Stark o la de tu padre así que te lo pregunto a ti ¿Me darías tu bendición para desposarla?
—Te doy mi bendición si realmente crees que podrás atarla a ti —se burló Darren—, si ella acepta espero que logres mantenerla entretenida; es más probable que consiga un harem a que logres complacerla por completo esa niña siempre ha sido exigente, por eso tiene dos dragones.
La jinete del dragón esmeralda era excelente leyendo a las personas, como si fueran libros esperados ser abiertos; ella adoraba tener conocimiento que la mayoría no lograba alcanzar. Le encantaba saber más que el resto incluso de si mismos.
Pero no era buena sabiendo lo que deseaba y diferenciarlo de lo que deseaban para ella o de ella, eso fue algo que la llevó a Volon Therys. No solo la guerra civil la afecto durante el mes y medio que llevaba viviendo con la única hija viva de Jahaerys Targaryen.
—¿En que piensas, niña lobo? —cuestionó Saera con aburrimiento.
Saera no lo demostraba todo el tiempo, pero se preocupaba por todos sus sobrinos. Claro que tenía preferencias por aquellos que no compartían sangre con Mucilber Stark pero aún así los quería y se preocupaba por ellos.
En la última semana se había asegurado que Dorcas se mantuviera comiendo y tomando aire, la había enviado a jugar con sus sobrinas y a entrenar con sus caballeros. Saera no era estúpida, ella sabía todo lo que ocurría con las personas que vivían bajo su mismo techo y conocía todo lo que ocurría entre la princesa y su antigua dama de compañía.
Y Dorcas sabía que ella estaba al tanto de cada uno de sus movimientos, exceptuando el porque visitaba constantemente a la bruja de sangre.
—Sabes porque vine.
—No has querido contarme al respecto aunque vives bajo mi techo —respondió Saera tomando vino—. Rhaenys te lo ha prohibido.
—No es como si desconocieras el principal motivo —sonrió Dorcas con cansancio—. Sé que conoces sobre lo que pasa en la casa del dragón, nuestra casa. Verdes, Negros y Azules, conoces nuestros bandos.
Saera bebió de su copa con aburrimiento, casi miraba a su sobrina con indiferencia.
—Sé que Rhaenys te crío como su venganza hacía los Lores de Poniente —comentó Saera como si hablasen del clima—. Desea hacerte la reina, la primera reina que gobierne en realidad no una simple consorte. Todos lo saben y saben que posees el apoyo del Norte, te llaman su heredera, no te preocupes de como lo sé son lo suficientemente listos para no decirlo frente a alguien que apoye a otro bando.
Raelon le había dicho, de eso estaba segura la menor pero ¿Quién habría sido la persona que se lo habría confiado? Dorcas supuso que había sido su prima, nunca había sido bueno para guardar secretos como cualquiera de sus hermanos.
—¿Piensas divulgar esa información en Poniente? —cuestionó Dorcas con falsa indiferencia.
—Los asuntos de Poniente no son problema mío —sentenció Saera—. Pero lo que pase con las personas que viven bajo mi techo si que lo son, eso te incluye ahora niña lobo.
Ahora la diversión era clara en el rostro de la norteña, era estúpido creer que alguien que hubiera criado a Raelon Targaryen se preocuparía por ella solo por estar viviendo en la misma casa.
—¿Por qué te interesa lo que me pase?
—Somos familia —suspiró Saera con cansancio—. Amo a mi familia incluso a la lejana y me preocupa su bienestar, pero me preocupan más mis hijos que cualquier otro miembro de la casa del dragón. Sé que Raelon odia pelear en guerras pero sé que peleará en la que tienes clara ventaja, tu pago por mi hospitalidad y mantener tus secretos guardados será que no importa en que bando se encuentre Raelon en la guerra por el trono de hierro, si ganas lo dejarás vivir y lo perdonarás sino esta en tu mismo bando.
—No pretendo ser una reina en este momento.
—Sé lo que es tener dudas y cuestionar todas tus decisiones cuando algo se complica, pero no puedes tomar esta decisión pensando solo en ti —regañó Saera—. Hay gente que se ha arriesgado y traicionado a la corona para ayudarte a tener la oportunidad de llegar al trono de hierro, ciertamente eres mejor opción que cualquiera de los verdes y tal vez que los negros. Pero hasta los reyes deben pagarle a quienes los ayudan, más te vale pagar tus deudas.
—Los Lores de Poniente tienen una deuda con Muña —comentó Dorcas—. Si hay alguien que debería estar en el trono en lugar de Viserys, Rhaenyra, Aegon o yo es ella, Rhaenys es la mejor elección y siempre lo ha sido.
—Ella te crío para tomar el trono que le fue arrebatado, no le arrebates el trono que se esforzó en darte durante todos estos años o serás igual que todos los Lores de Poniente.
Dorcas bufó con frustración y aburrimiento, todos le hablaban constantemente de las deudas que ella debía pagar pero nunca nadie mencionaba la que debía de cobrar.
—Tus padres han peleado después de tu partida —informó Saera para mantener la atención de Dorcas en la conversación—. Dicen que tu madre abuso de tu tío, Cregan, solo son rumores pero creí que te gustaría saberlo Raelon dice que eres... curiosa.
—La curiosidad mató al gato.
—Que suerte para ti que eres un dragón y no un gato, los Lannister son quienes deben preocuparse por su curiosidad no tú.
—¿Qué es lo que deseas? —cuestionó Dorcas con fastidio—. ¿Darme una charla de lo que ha hecho mi casa mal desde hace años o regañarme por irme de Poniente?
—Ni una de las dos —negó Saera con diversión—. No me interesa lo que hagas en realidad, solo me interesa que no te arrepientas de tus acciones o que no hagas a nadie miserable como nuestra familia acostumbra.
—Querida tía —sonrió Dorcas con confianza—. Olvidas como la mayoría la mitad de mi, crecí en el Norte y el Norte nunca olvida, el invierno se acerca a Poniente ya sea con o sin mi liderándolos, encontraran a alguien que los lideré.
Saera negó con la cabeza, esa mocosa era igual de terca que Mucilber Stark y eso la estaba frustrando.
—El general te es leal solo a ti —la mención de Cregan molesto a Dorcas más de lo que debería—. No solo Rhaenys y Corlys te han ayudado, tu hermano te ha protegido desde que eres una niña ¿No es cierto? ¿Te parece que tu madre los dejará vivir después de que llegue la muerte del rey Viserys? No seas ingenua, te creen más lista de lo que estás demostrando hasta ahora ¿Por qué querías el trono en un principio?
—Para proteger a mi hermano.
—¿Qué cambió? —se burló Saera de la menor—. ¿Tu madre fue amable contigo? ¿Te pidió disculpas? ¿Ahora quiere ser tu madre con tu ex prometido?
Déjame comerla, déjame hacer que arda.
Dorcas no podía soportar que Pegasus entrará en su mente todo el tiempo, estaba tan cansada de tener que aguantar escucharlo querer devorar a todo Poniente y ahora a cada persona de Volantis.
—Tu hermano no obtendrá el privilegio de seguir con vida en cuanto Viserys muera, eres su única esperanza para que tu madre no lo asesine.
—Tenemos a Orion, Pegasus y Koryn.
—¿Realmente crees que ellos tres pueden vencer a los dragones de los Negros? —preguntó Saera, escupiendo la realidad que ella veía desconociendo que el dragón en su sótano era más peligroso que todos los dragones de Poniente juntos—. Solo un tonto lo creería o alguien que posee a un dragón de una raza extinta, como los de hielo y ciertamente tu no posees un dragón de hielo en tu bando.
Pruébale su error, deseas mostrárselo pulga. Adelante úsame.
El terror estaba claro en los ojos de Dorcas por escuchar al dragón de hielo en su cabeza, era la primera vez que lograba acceder a su mente y le aterraba que lo hubiera hecho antes sin que ella pudiera notarlo.
—Si lo que intentas es que elija pelear por el trono...
—Deseo que elijas sobrevivir —corrigió Saera—. Somos familia, pero Raelon y los niños te quieren por lo que yo te quiero y deseo seguir haciéndolo pero para eso debes vivir. Ambas sabemos que Rhaenys no podrá protegerte para siempre, tu debes protegerte y a tu hermano o nadie más lo hará.
Cregan lo haría.
La voz de Pegasus irritó a su jinete en cuestión de segundos, lo adoraba más de lo que podía amar a cualquier otro ser vivo pero detesto escucharlo pensar eso.
—Los Stark y Velaryon lo harían.
—Podrían vencer a un bando con solo ellos —aceptó Saera dejando su copa de vino de mala gana—, pero no a ambos y habría más muertos que sobrevivientes. Lo desees o no van a coronarte, ya le diste al Norte la opción de poner a alguien de la casa Stark en el trono y no olvidarán la promesa de hacer que llegues a el. No interesa lo que quieras o no, tu destino esta sellado pero el de tu hermano no lo esta así que o peleas por él o lo dejas morir como tu madre quería.
Antes de que Dorcas pudiera sacar su daga entraron los hijos de Raelon a la sala, la pelinegra salió de inmediato para evitar seguir con el tema frente a los niños.
Pero el Norte tenía otros planes, Aryon Stark tenía otros planes para el destino de sus hijos.
—Mi hijo, Darren Stark es la opción más viable para llegar al trono —habló Aryon a la junta de los Lords del Norte—. No conocerán a un príncipe con mejor reputación que él.
—¿Qué hay del príncipe Jacaerys Velaryon? —cuestionó un Lord que Aryon no logró identificar por el alcohol en su sistema—. Es mucho más mencionado y aclamado que el príncipe Darren, mejor para el puesto.
Cregan miró fijamente al hombre antes de que este notara su gélida mirada sobre él y se enderezara tratando de esconder su nerviosismo ante la mirada sanguinaria del menor de los lobos en la mesa.
—¿Mejor que la princesa Dorcas? —le sonrió Cregan con falsa simpatía—. Quien fue criada por la Serpiente Marina y la princesa Rhaenys Targaryen por su inteligencia y potencial, entrenada por el Lobo de Hierro, jinete de dos dragones criados para estar en guerra, la guerrera que yo mismo entrene y me superó siendo una niña, la niña que se quedó en una ciudad en guerra para seguir con la tarea que Rhaenys Targaryen le ha dado arriesgando su vida...
—Darren es el primogénito de la primogénita del rey Viserys y es jinete de la gran Koryn —interrumpió Aryon—, eso es mucho más relevante de lo que pretendas hablar de esa princesa mimada.
Cregan estuvo a punto de cortarle la lengua a su hermano por tales declaraciones e incongruencias, de no ser por la mirada de uno de los lobos de Mucilber sobre él.
—Ebrio estúpido —gruñó Lord Mucilber Stark con desdén tras escuchar el plan de su hermano menor—. No vamos a coronar a tu hijo mayor que solo tiene una vieja dragona cuando tu hija posee a dos dragones de guerra ¿Cuándo fue la última vez que viste a Koryn en una pelea? Ha dejado de estar en guerra desde que el rey Maegor murió.
—Mi hijo fue entrenado por el Norte —siguió Aryon en su intento desesperado por poner a Darren en el trono—. Vivió aquí más tiempo que Dorcas, es leal a nuestra gente y a nosotros ¿A qué le es leal Dorcas? A un dragón que podría aniquilar a nuestro pueblo, es una mocosa mimada con aires de grandeza...
Aryon estaba por excusarse para seguir con sus intentos de coronar a su primogénito hasta que Cregan finalmente le hizo frente.
—Yo entrené a Dorcas por años —intervino Cregan poniéndose de pie y obteniendo la atención de los grandes señores del Norte—. Con solo ocho años fue capaz de vencerme, algo que nadie presente puede presumir, posee el apoyo de las casas Velaryon, Strong, Royce, Chambers, Wylde, Cerwyn, Blackwood, Thorne, Dustin, Rosby, Charlton, Tully, Greyjoy e incluso miembros de las casas Hightower, Peake, Martell, Lannister y Targaryen; no hay miembro de la casa del dragón que consiga entablar una conversación con miembros de bandos contrarios que no sea ella, si ella no es la reina que el Norte va a seguir entonces el Norte tendrá que tener a un nuevo ejército porque mis hombres sólo pelearán por la Reina de Hielo.
Aryon abrió la boca para refutar los grandes señores del Norte ya habían tomado su decisión.
—Seguiremos a la Reina Azul —sentenció Lord Bolton, el mayor enemigo de los Stark después de haber aniquilado la mayor parte de su familia tras el asesinato de su hermana, Helena Stark—. El príncipe Darren será un gran guerrero algún día, pero la princesa Dorcas es más hábil de mente de lo que alguno de nosotros alguna vez será y con el apoyo de casas que jamás lo seguirán.
Los Lores estuvieron de acuerdo ante las palabras del Bolton mientras que Aryon seguía furioso ante el apoyo a su hija en lugar de su primogénito; para él era indigno que se le apoyase a una mujer en lugar de a su hijo.
—Por la Reina Azul —brindó el Lobo de Sangre con una sonrisa torcida—. Y su futuro concejo.
Lord Mucilber Stark celebraba el título de la Mano del Rey por organizar tal reunión clandestina, pero Cregan sabía que su hermano mayor no sería considerado para tal título ya que conocía a Dorcas más que cualquiera.
La lealtad era más que valiosa para ella y Mucilber la había dado por muerta sin siquiera buscarla mientras estuvo en la isla; el no sería considerado para dicho puesto por nada en el mundo.
Dorcas llevaba días aterrada de lo que podría hacerle Dysis a su hermano mayor mientras ella estaba lejos, desde su platica con Saera cambió todo para ella. Y su paranoia creció significativamente, ahora solo permitía que sus caballeros pudieran acercarse a menos de medio metro a ella.
Ya no veía a Aleixa a menos que fuese entre las horas de comida o mientras merodeaba en la finca de Elaera que se encontraban visitando constantemente.
—¿Qué ocurre? —cuestionó la pelirroja harta de la actitud de la princesa—. ¿Estás actuando así porque nos besamos?
—No está realicionado contigo mi actitud —respondió Dorcas sin mirarla a la cara—. Solo comprendí que es hora de que siga con mis deberes como princesa y te deje seguir los tuyos como una Lady de Poniente y miembro de la casa Hightower.
—Crecí contigo en el Norte —le recordó Aleixa con molestia—. De Hightower solo poseo el apellido.
—Eso es más que suficiente como para que debas seguirlos.
Aleixa detestaba ser comparada con su familia, no tenía nada en común con la gente de su casa más allá de su astucia pero le molestaba más que su mejor amiga no le hablará.
—¿Qué te dijo la bruja?
—No se trata de Elaera —se quejó Dorcas de inmediato—. Ella no a hecho nada malo, solo me habló de mi futuro.
—¿Te gusta? —preguntó Aleixa temerosa de la respuesta.
—Tiene la edad de ser mi madre.
—Querías casarte con tu tío que es mayor que tu por nueve años y estás comprometida con Aemond quien tiene un año más que tú —le recordó Aleixa con molestia—. Los Targaryen no le ponen mucha atención si se casan con alguien mucho mayor o de su propia familia.
Dorcas sabía que su amiga no se equivocaba pero le fastidiaba que criticara los asuntos de su familia en especial si eran de sus relaciones maritales.
—Te amo —dijo Dorcas con pesar cambiando todo el ambiente en la habitación—. De verdad te amo, pero no como tu lo deseas yo te amo como amo a Darren o a Lucerys y no creo poder cambiar eso. No soportaría perderte, eres mi hermana pero entiendo si necesitas tiempo o dejar de hablarme.
—Es la segunda vez que haces lo mismo —siseó Aleixa fastidiada y con sus ojos llenos de lágrimas—. Primero con Baela, creí que como Cregan había salido de la ecuación tenía una oportunidad ¿Quién es ahora? ¿El estúpido pirata? ¿El príncipe Jacaerys? ¿Ser Criston Cole? ¿Raelon?
La mención de Raelon hizo que la pelinegra hiciera una mueca de disgusto, pero no iba a quejarse al respecto cuando se encontraban tratando un tema más importante.
—Soy yo —respondió Dorcas incómoda—. No hay nadie más, solo no puedo amarte de esa manera por más que lo desee.
Aleixa se encontraba llorando ante la confesión, demasiado furiosa consigo misma como para retener el llanto. Dorcas se acercó tratando de limpiar sus lágrimas siendo apartada de inmediato por la pelirroja.
Ser Howard miraba todo atentamente en busca de cualquier señal de peligro hacía la princesa.
—Lo siento mucho —balbuceó Dorcas tratando de contener el llanto—.
Aleixa se fue de la habitación dejando a la princesa derrumbándose en llanto en los brazos del caballero quien había corrido del otro lado de la habitación cuando vio las rodillas de Dorcas doblándose, negándose a dejarla caer.
—No puedo perderla por esto —sollozó Dorcas—, ella es mi mejor amiga.
—Estará todo bien mi señora —prometió Ser Howard peinando el cabello de la princesa en sus brazos—. Todo va a mejorar majestad, se lo aseguró.
Dorcas paso la tarde llorando mientras que Ser Howard la consolaba, hasta que ella se quedó dormida y él la llevó a su cama.
La llegada de Lord Corlys Velaryon a Dragonstone era de lo más esperado por la princesa Rhaenyra ya que así finalmente podría obtener una alianza directa con la princesa Rhaenys y el Señor de las Mareas ya que era bien sabido que aunque Rhaena fuese comprometida con Lucerys el amor de sus abuelos por ella no era comparable con el que sentían por su hija.
—Lord Corlys Velaryon, Señor de las Mareas, Señor de Driftmark y la Serpiente Marina —anunció uno de los sirvientes.
—Princesa Rhaenyra me complace volver a verla —le sonrió Lord Corlys con educación mientras avanzaba hacia su nieta, Rhaena y su sobrino Baeserys—. Tiempo sin vernos, se ven espléndidos.
Rhaena abrazo a su abuelo quien la recibió con una sonrisa de oreja a oreja antes de corresponder a la muestra de afecto de la menor de sus nietas.
—Es un placer tenerlo con nosotros mi Lord —le sonrió la princesa con simpatía mientras que sus hijos la seguían.
—Me temo que debo partir esta misma noche —informó Lord Corlys con tranquilidad—. Mi hija nos ha hecho jurar que no iríamos a buscarla mientras sigue de viaje pero debo enterarme de lo que ocurre en la guerra en Volantis.
—Es honorable que mantenga su palabra en una situación tan desafiante para cualquier padre y más con una princesa indefensa en una ciudad desconocida y en guerra.
Lord Corlys le sonrió a Baeserys con sorna en cuanto escuchó la palabra indefensa salir de los labios de la princesa Rhaenyra para describir a su hija.
—Me temo que se ha confundido de princesa, majestad —le sonrió Lord Corlys con condescendencia—. Mi querida Dorcas es muchas cosas pero no es indefensa, la princesa que desea comprometer con el príncipe Lucerys es una guerrera del Norte, entrenada por el cazador de cambiafuegos y el general del ejército del Norte; no estoy negociando por la mano de una segunda princesa Dysis o Helaena sino de una segunda reina Visenya.
La mirada atónita de Rhaenyra estuvo presente un solo segundo pero fue más que evidente para los Velaryon que ella no esperaba esa respuesta de parte del Señor de las Mareas.
—No es a Luke a quien pienso comprometer con Dorcas —negó Rhaenyra dejando a Rhaena bastante confundida, Lord Corlys trataba de disimular su sonrisa ya que sólo quería que la princesa Rhaenyra lo confirmara frente a los príncipes Daemon y Darren—. Será mi hijo y heredero Jacaerys quien la desposee si llegamos a un acuerdo justo.
Darren sonrió levemente tras escuchar la noticia, si bien seguía furioso con Jacaerys por tomar la virginidad de su hermana eso no evitaba que aceptase que si había alguien que fuera todo lo que él podía pedir para que estuviera al lado de su hermanita durante toda su vida lo escogería a él con los ojos cerrados.
—Será mejor que la negociación comience de una vez —sonrió Lord Corlys con tranquilidad—. Me encuentro limitado de tiempo, majestad.
Daemon parecía estar a punto de hablar pero el ver a su hija caminar del brazo de su abuelo con la sonrisa más genuina que había visto en su rostro después de regresar de la boda lo hizo mantenerse en silencio.
Pegasus se elevaba en el cielo bajo la tormenta, su jinete lo había llevado a volar en la madrugada.
El dragón esmeralda aterrizó frente a la finca de la Titiritera, Elaera estaba parada frente a la entrada de su casa. Dorcas asumió que los había visto venir en alguna visión.
—Llegas tarde —reprendió Elaera con diversión—. ¿Por qué trajiste a un dragón? ¿Es un método de pago?
Pegasus le rugió a la Titiritera, la princesa miró con disgusto a la bruja antes de negar con la cabeza.
—Los dioses saben que moriría antes de entregarlo.
—¿Le dijiste a tu amiga?
—No hagas preguntas a las que ya sabes su respuesta —siseó Dorcas con fastidio—. Asumo que has visto a que he venido.
Elaera negó con la cabeza antes de dejar entrar a la menor a su casa.
—No siempre soy consciente de lo que hacen en mi casa —respondió Elaera con aburrimiento—. Esta es una de ellas.
—Necesito saber algo.
—¿Qué me darás a cambio?
Dorcas miró a la platinada con incomodidad, realmente no llevaba nada en sus ropas para pagarle debido a que había partido con rapidez en busca de respuestas. Pero sabía que podía volar de regreso a Volon Therys para pagar su precio.
—¿Qué es lo que deseas? —cuestionó Dorcas.
—Una estudiante —contestó Elaera—. ¿Crees que podrás pagar el precio?
—Se que tus estudiantes suelen morir.
—Solo aquellas que no tienen la mínima magia como para aprender —aseguró Elaera—.
La princesa no dudó jamás de su elección, si debía de dar su vida para saber si su hermano estaría a salvo lo haría sin dudarlo. Darren era mucho más importante para Dorcas de lo que era su vida.
—Tenemos un trato —respondió Dorcas—. Ahora dime ¿Qué será de la vida de mi hermano si peleo por la corona?
—El ignorado, llegará al poder si tu logras tener la corona en tu cabeza y los dioses tomarán al que destruirá ciudades por la reina de los dragones, el cazador de dragones será quien lo vengara.
—No comprendo.
—No lo harás hasta que ocurra.
Dorcas asintió bastante intranquila pero no preguntó más por miedo de lo que le pediría la bruja si hacía más preguntas.
—Pregunta lo que desees —ordenó Elaera—. Una estudiante equivale a las preguntas que deseas hacerme, princesa.
—¿Aleixa me perdonará?
—Deberías preguntarte si tu la perdonarás cuando sepas lo que te oculta —le sonrió Elaera con malicia—. Ella ya te ha perdonado solo se siente herida.
—¿Cregan esta bien? —preguntó Dorcas inconscientemente.
—El lobo del Norte no lo estará por un año —contestó Elaera con rapidez—. Han quemado sus noticias, pero quien hizo arder sus declaraciones será azotado con la ira del canalla y vengado por tu primer esposo.
¿Primer esposo?
Dorcas asintió confundida tratando de aclarar su mente, haciendo todo lo posible para no ir a Invernalia en búsqueda de Cregan, ya había hecho demasiado para tratar de olvidarse de el general.
—¿Me amo en realidad? —preguntó Dorcas arrepintiéndose de inmediato por haber hecho la pregunta—. Olvídalo, es estúpido que siga creyendo que llego a hacerlo después de todo.
—Entreno a un ejercito para servirte —intervino Elaera—. Ha hecho cosas que no es mi deber informarte para mantenerte con vida, te ama más de lo que amará a alguien en toda su vida. Esta comprometido con Raina Bolton, tu tía Lady Eirene lo arreglo desde que él regreso a Invernalia.
—¿Esta comprometido? —los ojos violetas de la princesa se llenaron de lágrimas que nunca cayeron—. Es lo mejor, Lady Raina es una excelente opción como esposa y hará la paz entre nuestras casas después de todo lo que ocurrió en la boda sangrienta.
Elaera miró con una sonrisa torcida a la princesa antes de llevarla a la parte de los dormitorios de su casa.
—¿Ya tomaste tu elección? —cuestionó Elaera con interés—. Tu educación como bruja dependerá totalmente de lo que elijas, espero una respuesta inmediata.
—Mi hermano merece vivir una gran vida —sentenció Dorcas—. Él ha hecho mucho por mi, no logré protegerlo de Dysis hace cinco años y ahora tengo la elección de lograr salvarlo. No deseo ser la reina de nada pero lo haré porque mi hermano me necesita más de lo que yo necesito hacer lo que me plazca.
—Pelear por un trono con dos bandos poderosos solo por tu hermano —habló Elaera—. ¿Realmente crees que lo valga?
Dorcas miró a la mayor con solo la luz de la luna iluminando su rostro.
—Por mi hermano pelearía contra los mismos dioses —contesto Dorcas con seriedad—. Todos hacemos algo por alguien a quien amamos injustificadamente, por eso traicionaré mis valores para salvarlo. Enséñame todo lo que sepas, si me odia o no al menos habré hecho lo que es necesario para salvarlo de los Negros y Verdes.
—Sé lo que se siente hacer algo que la persona que más amas odia —suspiró Elaera con nostalgia—. Te enseñaré a ser más fuerte que el dragón de hielo que montas.
—¿Qué quieres a cambio?
—Mi aquelarre peleará a tu lado en la guerra —demando Elaera—. Y deberás tener a al menos una bruja en tu corte, pero no confió en tu palabra princesa. Haremos un pacto de sangre si lo aceptas.
—¿Qué pasará si alguna rompe el pacto?
—Morirá lo que más ama.
El pavor entro en el cuerpo de Dorcas, sería una buena estrategia si aceptara. Mantener un pacto con una bruja sería difícil pero si era necesario para salvar a su hermano lo valía.
—Bien —accedió la princesa—. Haremos el pacto cuando me mude en la finca junto a la tuya.
—Mi señora —las miradas de las dos se posaron en una mujer de cabello morado frente a ellas—. Esta iniciando la ceremonia.
—Neyra, lleva a la princesa a nuestra ceremonia. Yo debo hacer preparativos faltantes.
La platinada se fue dejando a las dos adolescentes solas, la princesa se encontraba embelesada al ver a la hermosa chica frente a ella con ojos grises.
—¿Realmente eres una princesa? —cuestionó Neyra con desconfianza—.
—Ajá —balbuceo Dorcas sin salir del encanto de la chica.
—Oh lo siento —murmuró la de cabellos morados quitándose un amuleto—. Generalmente solo atrae a los hombres, no creí que atraería a una princesa.
Si bien el amuleto ya no estaba en el cuello de la bruja, la jinete seguía embobada con la bruja.
—Sirve incluso si el —le sonrió Dorcas ladinamente haciendo sonrojar a la mayor—. ¿Eres de las aprendices de Elaera?
—Si —asintió Neyra devolviéndole la sonrisa a la pelinegra—. Me especializo en hechizos y pociones de amor y fertilidad.
—No creo que los necesites —dijo Dorcas observando a la de cabellos morados con una llama en sus ojos—. Podrías poner a un reino a tus pies con solo una sonrisa.
—No a un reino pero aparentemente si a la futura reina —murmuró Neyra acorralando a la princesa—. Elaera ha dicho que llegará al trono, majestad.
—Neyra —la llamó una mujer de cabellos castaños—. Creí que la Titiritera te dijo que llevarás a la princesa a la ceremonia, no que tratarás de ser una reina consorte.
—Podrías lograr ambas si lo desearás —aseguró Dorcas acomodando un mechón de cabello de la de cabellos violetas—.
—Majestad le presentó a Aerella es una bruja verde —habló Neyra sin apartar sus ojos del par de amatistas brillantes de la pelinegra—. Se encarga principalmente de cuidar las plantas del invernadero y sanación.
—Un placer —sonrió Dorcas a la castaña para volver a ver a la de ojos grises—. Supongo que nos veremos en la ceremonia.
—Así es majestad —asintió Aerella mirando mal a la otra bruja—. Espero que lleguen temprano.
La castaña se fue de inmediato dejando a las dos adolescentes nuevamente a solas.
—Creo que deberíamos irnos —comentó Dorcas—.
—Deberíamos —concordó Neyra sin mucha emoción—. Los dioses no nos esperaran para que iniciemos sus tributos.
—Quizás Meleys entienda porque llegaremos tarde.
—Me hará sonrojarme, majestad —se burló Neyra—. No creo que los señores de Poniente vean apropiado que una simple bruja haga que una princesa se retrase.
—Los señores de Poniente están muy lejos y su opinión no podría interesarme menos —debatió Dorcas—. Mucho menos si estoy frente a la mujer más bella de los siete reinos, la negativa de los señores no son un impedimento si tenemos el permiso de los dioses.
—Es incorregible, mi señora.
La pelinegra tomó la mano de la bruja antes de besar sus nudillos.
—Y apenas estamos comenzando.
Cuando la bruja se acerco para besar a la princesa la menor se aparto mientras le daba uno de sus anillos de plata a la bruja.
—Seguiremos con esto después de la ceremonia —prometió Dorcas—, no le temo a los dioses pero si a la ira de la Titiritera.
—No creí que le temiera mucho cuando estaba coqueteando con su alumna favorita.
Dorcas miró a Neyra con una sonrisa torcida antes de acorralarla en uno de los pasillos, la de cabellos violetas se lanzó a besar a la menor en cuestión de segundos mientras que ella acariciaba las mejillas con pecas de la bruja.
Las manos de Neyra en cambio vagaban libremente por el cuerpo de la princesa mientras volteaba a la menor siendo Dorcas quien se encontraba contra la pared ahora.
La jinete pudo jurar que besar a la bruja era como volar tan cerca del Sol, podrías quemarte pero la luz era tan cegadora que te mantenía embelesado en tu lugar deseando la adrenalina de seguir adelante.
Pero en cuanto los ojos violetas finalmente se abrieron ella vio a Aleixa parada frente a ellas, no entendía que hacía ahí pero se separo de la bruja de inmediato dejándola completamente confundida.
—¿Qué haces aquí? —cuestionó Dorcas aterrorizada.
—Elaera me invitó a su ceremonia de iniciación —respondió Aleixa mirando mal a la de cabellos violetas—. Parece que te diviertes.
—Neyra, ella es Aleixa mi antigua dama de compañía y mejor amiga —las presentó Dorcas notablemente incomoda—. Aleixa ella es Neyra, la aprendiz favorita de Elaera y una bruja especializada en el área amorosa y fértil.
—Mucho gusto —le sonrió Neyra—. Debemos irnos, Elaera desea que tengas una entrada especial majestad.
Dorcas asintió antes de seguir a la hermosa mujer de cabellos violetas.
En cuanto entraron a una habitación llena de mujeres con vestidos blancos y peinados con flores o diademas donde habían polvos de colores por todos lados, la menor sonrió entusiasmada al ver toda la diversión que estaba en el rostro de aquellas mujeres y hasta ese momento se encontraba experimentando.
Neyra y Aerrella llevaron a la princesa al centro de la habitación mientras cambiaban sus ropas grises por un vestido blanco con encaje violeta como sus ojos, Neyra le coloco una corona de lavanda y un collar de amatista y plata, ni una de las brujas se atrevió a tratar de quitarle sus anillos aunque ni una de las otras chicas en el dormitorio utilizaran algún accesorio más que las coronas de flores.
—Va a disfrutar la iniciación —sonrió Neyra besando la mejilla de la princesa—. Siempre es la mejor parte, majestad.
Aerella dibuja con pintura violeta algunas runas de la Antigua Valyria en la piel de la princesa mientras que Neyra peinaba su cabello siendo trenzado con los listones y la corona.
El salón ya se encontraba vacío cuando habían terminado de alistar a la princesa entre risas y devorando frutas.
—Es hora —habló Aerella al ver una señal de humo azul—. Majestad, debemos ir a su iniciación.
En cuanto las tres mujeres bajaron a uno de los jardines fue cuando Dorcas escuchó a Elaera.
—¡Los dioses nos han sonreído! —gritaba la Titiritera—. ¡Está noche en la iniciación se nos ha unido la reina que será! ¡La Reina Azul esta con nosotras y me ha prometido tener a una afortunada en su corte cuando gobierne en Poniente! ¡La jinete del cazador de dragones y la bestia esmeralda, la bruja del Norte!
La mirada de las brujas se puso rápidamente en ella haciéndola sonreír, si algo tenía en común con los Targaryen es que ella también adoraba ser el centro de atención.
Algunas de las brujas se arrodillaron mientras que otras solo hacían pequeñas reverencias hacía la pelinegra.
—Ella ha prometido que nos dejará vivir en paz en su reinado —siguió Elaera obteniendo vítores de la multitud—, si la ayudamos a llegar al trono.
La adolescente siguió caminando hasta que llego frente a Elaera.
—Bebé, veremos que tenemos que enseñarte bruja del Norte.
La menor tomó la copa que la bruja de sangre le ofrecía sin titubear, bebió la mitad de la copa que le fue arrebatada por Elaera antes de que acabará con su contenido.
Elaera la tiró al fuego y el fuego se tornó plateado dejando confundida y sorprendida a la pelinegra pero no tanto como lo estuvo cuando el encaje morado se convirtió en uno plateado.
—Bruja del caos será —sonrió Elaera con malicia—. ¡Que comiencen los rituales!
Mientras era seguida por las brujas que la alistaron, la hoguera azotaba con fuego mucho más fuerte y cálido, las brujas bailaban alrededor de la hoguera y lanzaban ofrendas al fuego en sincronía mientras danzaban.
Neyra jalo de ella para que se uniera a los bailes, rápidamente la siguió mientras se unía a las extrañas danzas, reía, bebía y bromeaba mientras seguía a la hermosa chica frente a ella hasta que vio una cabellera pelirroja al otro lado del jardín.
Aleixa estaba frente a ella con su vestido con encajes rosas, hasta ese momento se dio cuenta que las visitas de su amiga habían sido para también unirse al aquelarre de Elaera. La princesa volteó a ver a la bruja esta le sonrió antes de beber a su copa de vino mientras que ella la miraba furiosa, eso no era parte del trato.
Las brujas temblaron horrorizadas en el momento en el que escucharon el rugido de Orion tan cercano a ellas, Elaera jalo a la princesa del brazo hasta llegar a uno de los pasillos desiertos.
—No era parte del trato —gruñó Dorcas con furia—. Aleixa no es parte de nuestros acuerdos.
—Ella se ofreció a reemplazarte...
La princesa se encontraba de rodillas frente a la bruja de sangre ya que está había logrado poseer su cuerpo mientras la menor se retorcía y los grandes dragones llegaban para defender a su jinete.
—Yo tomaré el lugar como tu estudiante —la interrumpió Dorcas—, si quieres entrar a mi corte no le ensañarás magia a ella.
—¿Por qué no lo haría?
El rugido de Pegasus aterrorizó a las brujas ya que él había traspasado la barrera mágica sin el mínimo esfuerzo, Aerella y las brujas verdes lo contenían enredando plantas en sus patas pero él las arrancó de un tirón causando que la tierra se abriera y muchas brujas salieran corriendo de ahí.
—Porque me necesitas como yo te necesito a ti o más —contestó Dorcas sin dudarlo—. Si quieres que las brujas sean aceptadas durante mi reinado y tomarme como tu aprendiz no harás que Aleixa se asesine por unirse a tu aquelarre.
Elaera parecía molesta pero al notar que la princesa no planeaba ceder o llegar a un acuerdo decidió aceptar a regañadientes.
—Más te vale llegar al trono.
Elaera había soltado a Dorcas y cuando la princesa se puso de pie con la ayuda de la bruja Pegasus se puso detrás de su jinete en modo de protección con Aleixa detrás de él.
—Vuelve a utilizar magia en mi contra y nuestro trato quedará anulado —sentenció la menor—. Y tú aquelarre será solo cenizas.
El dragón de hielo observaba a la Titiritera detrás del dragón verde le rugió con fuerza haciéndola caer al suelo junto a múltiples brujas quienes lloraban aterrorizadas, ni una podía moverse siendo presas del pánico y la magia que irradiaba el último dragón de hielo.
—Lo hiciste bien —felicitó Elaera—. Dorcas parece estar más que atraída hacia ti, con suerte te convertirás en la bruja que estará en su corte y como su amante podrías llegar a controlarla.
Neyra sonrió con egolatría tras recibir los cumplidos de Elaera.
—No creo que su prometido me permita acercarme lo suficiente como para lograrlo —informó Neyra—, y mi hechizo se está debilitando con cada segundo que está lejos de mí. Ella ama a otra persona más de lo que un hechizo puede causar la ilusión del amor.
—Estoy segura de que lograrás hacer que te ame como lo has hecho antes —sentenció Elaera con tranquilidad—, ella es una niña triste que solo quiere la más mínima atención femenina que no obtuvo por su madre y tú le brindarás toda la atención que desee a cambio de estar en el poder sin que ella lo note.
Dos figuras se encontraban sumergiéndose a la oscuridad del bosque, una de ellas era seguida por un par de dragones y un hombre en armadura mientras que la segunda tenía un séquito de doce personas encapuchadas.
—¿Por qué querías verme? —cuestionó Dorcas con curiosidad—. Creí que no querías involucrarte en los asuntos de la corte, por eso te han llamado el traidor por medio siglo, Varys Calreos.
—Sabes mi nombre, sabes de mi y has venido aquí sin hacer preguntas —sonrió el anciano mago—. ¿No has pensado que podría cobrar el pago por su cabeza, princesa?
La norteña dejó escapar una risita burlona al mirar al hombre frente a ella.
—Lo lamento, hace mucho que no me divertía tanto —sonrió la menor con sorna—. Pero seamos realistas Varys, vengo con dos dragones entrenados para matar y con el Lobo de Hierro como mis protectores; tú no puedes matarme ni con tu orden de magos mediocres, con solo Pegasus basto para aterrar a Elaera y todo su aquelarre. Tu serías mucho más fácil de derrotar.
La orden de magos estaba enfurecida por las palabras de la princesa pero el terror era mayor a la cólera, el dragón verde los miraba como un bocadillo y se tambalearon al escuchar a su estómago rugir.
—No nos teme eso es obvio —suspiró Varys con resignación—, no es una máscara que muestres sino la seguridad que posees lo que me preocupa ¿Por qué has aceptado a encontrarnos en la hora del lobo?
—Porque no soy solo un dragón, soy un lobo al igual que mi acompañante y en esta hora los lobos jugamos con nuestras presas o negociamos por nuestra protección —sentenció Dorcas con simpleza—, protección que sé que necesitan con urgencia.
El mago asintió rendido al no poder entrar en la mente de la princesa frente a él.
—Es verdad que necesitamos protección, al igual que tú —sonrió el mago con malicia—. La futura reina que ha escuchado demasiadas mentiras de parte de la Titiritera, te ha dicho que morirías por dos hombres o vivirías junto a ellos ¿Pero te hablo de la mujer por la que te arrodillarás?
—No pretendo arrodillarme frente a nadie ni aunque me maten por negarme a hacerlo —gruñó Dorcas al psíquico.
El traidor dejó escapar una risa seca que se mezcló con su tos.
—O pero rogarás por arrodillarte ante esa hermosa mujer —aseguró el Traidor—, tendrás a millones de hombres dispuestos a morir, pelear y matar por usted majestad, más usted jamás amará un hombre como a ella.
Los ojos de la princesa se posaron en su protector quien sostenía sus espadas con fuerza.
—Su vida será solo fuego cuando el tiempo se la arrebate —continuó Varys—, quemará ciudades por ella, congelará reinos, cazará a su propia sangre por su pérdida porque amará a miles de personas en su vida ¿Pero ella? Ella será su mayor amor y la causante de la destrucción de los siete reinos ¿Qué hacen los dragones cuando les roban a su más grande tesoro? Lo queman todo.
Las risas histéricas del brujo solo lograron molestar a la princesa, su visión del futuro la estaba haciendo molestarse. No quería ni pensar en quien se refería, ya tenía demasiado en qué pensar como para sumar a otro amorío a la lista.
—La muerte no la sigue porque ha visto que no le asusta —carcajeó el mago—, no tanto como perderlo otra vez, siempre lo perderás. En cada vida que tengas él morirá y usted lo vengará; está escrito en hielo y fuego.
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