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𝟎𝟏𝟎. 𝖠𝗇𝖽 𝖨'𝖽 𝖽𝗈 𝗂𝗍 𝗈𝗏𝖾𝗋 𝖺𝗇𝖽 𝗈𝗏𝖾𝗋 𝖺𝗇𝖽 𝗈𝗏𝖾𝗋 𝖺𝗀𝖺𝗂𝗇 𝗂𝖿 𝖨 𝖼𝗈𝗎𝗅𝖽

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❪ ꧏ𓈒 𝟎𝟏𝟎. ── 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 ৫ ᠀ ❜
❥ ๋𓄹𓏲。 𝘄𝘄𝘄.𝐦𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐫𝐚𝐢𝐧. • °
⟆ 🐉 ▋◖ 𝘭𝘦𝘤𝘭𝘦𝘳𝘤𝘩𝘢𝘯𝘵𝘦𝘥 ◞。𓍢 ׄ *
ৎ 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝗜 𝗱𝗶𝗱 𝘀𝗼𝗺𝗲𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝗯𝗮𝗱 ୭ ❫

Pegasus había visto cada faceta de su jinete, la conocía mejor de lo que se conocía a sí mismo y aún así no entendía como ella lograba estar devastada y seguir con su vida como si nada hubiera pasado.

—Majestad —la llamó Corvina con una falsa sonrisa—. No la esperábamos tan pronto ¿Su regreso es por algún motivo oficial? Nos encargaremos de hacer lo que se nos pida.

La princesa vio como todos los ojos de los sirvientes chismosos estaban sobre ella por haber llegado una semana antes de lo planeado, se supone que ella debería de haberse quedado más tiempo en la Fortaleza Roja para terminar de dar los acuerdos de su matrimonio con el príncipe Aemond.

—La princesa no debe de darle explicaciones —respondió Ser Jensen con frialdad que heló la sangre de todos los sirvientes.

—Prepárenme un baño y el desayuno —demando Dorcas, la menor se acercó a una de las sirvientas que se encargaban de sus días del sangrado—. Trae sábanas limpias y lo de la última vez.

Ahí fue cuando las sirvientas dejaron de cuchichear para atender a la menor, Corvina palideció al notar que ahora ellas la miraban con desagrado por su cuestionamiento hacia la princesa en una circunstancia de ese tipo, pero ella notó como Ser Jensen le dió una mirada de burla y como parecía estar sonriéndole a la princesa como cada vez que ella lograba salirse con la suya en cualquier travesura, con complicidad.

—Si majestad, estará listo enseguida—asintió Johanne, la sirvienta de la princesa antes de mirar a Corvina quien palideció al instante—, ¿Desea que se le brinde un castigo en específico, mi princesa?

Dorcas realmente detestaba a Corvina y eso era de conocimiento público, pero su furia la hizo cegarse de cualquier otro tipo de molestia que no fuera la que sentía hacia Dysis Targaryen y Cregan Stark.

—Déjela, no me interesan sus niñerías —suspiró la princesa con cansancio—. Solo vayan a preparar mi baño.

Las sirvientes corrieron para seguir las órdenes de la menor mientras ella iba al gran salón de Driftmark y se dejó caer en el trono de la Serpiente Marina, sabía que no lo heredaría o que no tenía derecho a sentarse en el pero eso no evitaba que ella lo hiciera desde que había llegado de la isla; después de todo nunca a nadie pareció molestarle que lo hiciera.

—Majestad —la llamó Ser Jensen preocupado por no lograr descifrar la mirada en el rostro de la menor, algo que jamás le había pasado con ella en sus años juntos—. ¿Qué es lo que planea hacer?

Pero ese era el problema, por primera vez en su vida Dorcas se encontraba sin saber que hacer o cómo enfrentar el problema; no tenía idea de que era lo que podría hacer después de ver a su madre y prometido encamarse, haberse acostado con dos hombres en una misma noche y haber tenido una conversación decente con su tío y prometido oficial.

—Entrenar.

En  King's Landing se había realizado el torneo por la boda de los príncipes Aegon, Helaena y Asteria en el que a Darren le fue estrictamente prohibido competir por Daemon Targaryen ya que había retado al príncipe Raelon por haber tomado la virginidad de su hija Rhaena.

Los hijos del príncipe canalla y la princesa Rhaenyra se habían marchado junto con la heredera del rey Viserys durante el amanecer para evitar encontrarse con los príncipes.

Pero Darren se había quedado en la ciudad ya que la noche anterior había terminado en un burdel junto a Lucerys Velaryon en el que despertó solo.

—Príncipe —una niña platinada lo despertó y de no ser por su piel morena habría jurado que era su hermana menor—. Debe irse, su tiempo a concluido.

—¿Cómo te llamas niña? —cuestionó Darren con curiosidad al ver a alguien de cuatro años en un lugar como ese.

—Dorcas, Dorcas Mares.

—Si posees un apellido de bastardos eso significa que tienes un pariente de la nobleza —razonó Darren—. ¿Sabes quien es, Dorcas?

—Mi madre dice que es el futuro rey y que es un ebrio —comentó la niña con tranquilidad mientras que veía a Darren tender la cama—, viene aquí seguido.

—¿Te gustaría conocer a un príncipe de verdad? —cuestionó Darren—. Quien será el verdadero rey.

La niña asintió con curiosidad y credulidad desconociendo las intenciones del príncipe Darren o sus sospechas sobre la paternidad de la niña.

El príncipe al ver a Mysaria le lanzó una bolsa de oro extra que dejó a la mujer atónita.

—¿Por qué me das esto? —cuestionó la antigua amante del príncipe canalla—. ¿Qué estás comprando?

—A la niña que posee el nombre de mi hermana —le sonrió Darren con falsa simpatía—. Conozco a alguien interesado de conocerla, pero eso ya lo sabes y por eso la enviaste ¿O me equivoco?

El entrenamiento de la princesa se vio interrumpido al amanecer debido a que habían llegado dos maestres junto con Ser Criston Cole.

—Majestad ha llegado un grupo de hombres enviados por la reina —informó Johanne—. Dos de ellos son maestres.

—Déjelos pasar —asintió Dorcas con cansancio.

La sirvienta asintió y el resto de sirvientes salieron del comedor por orden de Ser Jensen.

—Podrían hacerle una prueba de su virtud —habló Ser Jensen—, por los rumores que la conectan con el príncipe Jacaerys.

Dorcas tomó un sorbo de vino con cansancio y fatiga pero asintió desanimada.

—¿Sabe cómo puedo hacer que salga positiva? —preguntó la menor.

Ser Jensen se acercó a la menor con cautela.

—Tendrá que gritar por ayuda —ordenó Ser Jensen—, diremos que trató de abusar de usted y lo mataré, deberá de decir que él le dijo que después de todo ya se había corroborado de su virtud ahora le pertenecía. No hay otra manera, majestad ¿Cree que pueda hacerlo?

La menor asintió con resignación, pero se mantuvo comiendo cuando entraron los tres hombres.

—¿Qué es lo que desean? —cuestionó la pelinegra observando a los hombres que llegaron al comedor—. ¿A qué fueron enviados cuando Lord Corlys Velaryon no se encuentra presente?

—La reina nos ha enviado a cerciorarnos de que se mantenga intacta para su prometido —murmuró el maestre con incomodidad—. Para que pueda desposar al príncipe.

—¿El rey accedió a mantener el compromiso?

—No aún —respondió Ser Criston con la mandíbula tensa—. Pero la reina desea que se le realice la prueba de virginidad para comprometerla ya sea con el príncipe Aemond, Raelon o Daeron.

Dorcas palideció considerablemente antes de negar con la cabeza.

—Cualquier compromiso que traten de proponerme deberá ser recibido por la Serpiente Marina —sentenció la menor—. Y una prueba de virginidad insulta enormemente mi honor, no he hecho nada para merecer semejantes acusaciones mucho menos para someterme a una prueba tan denigrante.

—Lo lamento princesa —murmuró el maestre—. Pero son órdenes de la reina, no puede negarse.

Dorcas suspiró y asintió con falsa resignación.

—Se hará después del desayuna —concluyó la menor.

—Príncipe Darren —lo llamó Aleixa Hightower—. Debo de hablar con usted urgentemente.

—Carezco de su tiempo mi lady —bufó Darren mientras se mantenía cargando a la niña y la escondía bajo su capa—.

—¿Ella es una princesa? —la niña asomó la cabeza frustrando al príncipe que la cargaba.

Aleixa abrió los ojos con sorpresa tras ver a la niña de cabellos platinados.

—Es idéntica a...

Darren cubrió la boca de la pelirroja quien quedó atónita por tal arrebato y más cuando el mayor jalo de ella hasta el dormitorio de Daemon Targaryen.

—No lo digas —demando Darren—, creo que podría ser la hija de Aegon y tiene el mismo nombre que ella.

Los ojos de Aleixa estaban llenos de pánico.

La princesa se encontraba en su dormitorio con el maestre quien la estaba revisando mientras ella se quejaba por sus materiales.

—Bueno majestad —suspiró el maestre—, sus resultados le serán enviados a la reina.

Dorcas sabía que estaba mal pero no había otra alternativa si quería mantener su libertad por más tiempo.

—¡Auxilio, Ser Jensen! —los gritos podrían haber resonado por todo Driftmark los cuales desconcertaron al maestre y más al ver a la menor llorar—. ¡Ser Jensen, ayuda!

El caballero entró a la habitación y aunque el maestre gritaba que todo era un malentendido y rogaba por su vida pero el hombre no dudó en decapitarlo.

La menor siguió llorando mientras se dejaba caer al suelo y se abrazaba a sí misma en el momento justo ya que Ser Criston Cole acababa de entrar a la habitación.

—¿Qué es lo que ocurrió? —cuestionó el caballero jurado de la Reina.

—Trató de abusar de la princesa —respondió Ser Jensen con frialdad.

Ser Criston se puso de rodillas para tomar a la princesa de los hombros mientras ella seguía llorando.

—El me tomo de las piernas cuando termino —sollozó Dorcas con fuerza—, él me dijo que ya había corroborado mi virtud —la menor lloro con más fuerza—.Y dijo que ahora le pertenecía.

Ser Criston Cole abrazo a la menor mientras que la princesa le sonrió levemente a su caballero jurado mientras este limpiaba su espada y le daba un asentimiento.

—Le diremos lo ocurrido a la reina —prometió Ser Criston Cole—, no se le volverá a pedir algo semejante.

Daemon entró en sus habitaciones con una sonrisa victoriosa hasta que vio a Darren sentado en el sillón esperándolo.

—Si planeas reclamarme por la pelea de hoy te ahorraré la saliva —habló Daemon con tranquilidad—, cuando tengas una hija entenderás lo que es esto y cómo no puedes dejar que las serpientes Hightower se involucren en su vida.

—No tengo una hija pero si una hermana —Darren habló con seriedad que Daemon no podía reconocer—. Cuyo nombre le ha sido puesto a la bastarda de Aegon, conozco tu sentir tío.

Daemon poso los ojos en la niña que dormía en su cama con tranquilidad.

—Es igual a ella —dijo Daemon aterrorizado—. ¿Qué edad tiene?

—Cuatro inviernos —respondió Darren—. Se llama Dorcas Mares, la encontré en el burdel de Mysaria.

Daemon observaba cada una de las facciones de la niña mientras recordaba a su sobrina cuando tenía su edad, de no ser por su cabello platinado y piel bronceada juraría que esa niña era la princesa azul.

—Depravado —murmuró Daemon—, cogerse a alguien parecida a tu hermana era algo menos enfermo que ponerle su nombre a su bastarda ¿Por qué crees que la haya dejado vivir por tanto tiempo? ¿Crees que Alicent lo sepa o el rey?

—No creo que nadie lo sepa en realidad —respondió Darren con simpleza—. Si mi hermana lo supiera ella habría degollado a Aegon hace mucho tiempo pero si la reina lo supiera la niña no seguiría respirando.

—Hablaré con el rey.

El entrenamiento de Dorcas se había vuelto mucho más agresivo que antes, Jensen no cuestionó a la princesa cuando ella le ordeno que dejase de ser suave con ella y solo habían entrenado durante los últimos cuatro días con descansos para dormir, comer y asearse.

El dragón verde estuvo presente en cada entrenamiento, escondiendo el anillo que Cregan le había obsequiado a Dorcas de la menor ya que lo había dejado en manos de Ser Jensen Stark, el caballero no tardo en entender al dragón cuando él ruguió como generalmente lo hacia cuando llamaba a la princesa que entrenaba.

—Majestad —habló Jensen con cansancio y cortes en cada parte de su cuerpo—. Me apena decirle que no creo poder seguir con la rutina de entrenamiento por dos días, los maestres dicen que primero deben sanar los cortes.

Dorcas asintió pesadamente, no esperaba que pudiese haber tenido tantas peleas al punto de dejar a su entrenador como una armadura rota.

—Lo lamento —murmuró Dorcas arrepentida—. No creí que podría llegar a herirlo hasta dejarlo indispuesto.

Ser Jensen se acercó a la adolescente antes de poner su mano en el hombro de la princesa que había visto crecer.

—Su repentino interés por entrenar esta relacionado con la boda de Asteria ¿No es así?

—No exactamente —suspiró Dorcas con tristeza.

Ser Jensen le dio el anillo que Pegasus le había dado a cuidar a la adolescente a su lado.

—Siento decirle mi Lady que su tío no toma las mejores decisiones —habló Jensen—. El general Cregan Stark es inteligente en batalla pero carece de inteligencia en asuntos del corazón, ciertamente usted no merece a alguien que duda de cada acción que toma.

Dorcas se aferro a Ser Jensen como si su vida dependiera de eso, había visto en él al fallecido Ser Harwin Strong en la noche que la consoló por ser llamada bruja.

Pero más importante, había visto al Aryon Stark que llegó a matar para defenderla.

Se permitió llorar en sus brazos y desahogarse, después de todo Ser Jensen había visto cada grieta en ella en las sombras ya que había estado ahí desde que su madre trató de asesinarla hasta ese fatídico momento en el que lloraba por el hombre del que había vivido enamorada.

El caballero dejó que la princesa fuese vulnerable con él sin pensarlo dos veces, podía estar al servicio de los Velaryon pero su lealtad estaba con Dorcas Stark desde que la conoció.

Las noches en Driftmark parecían frías y distantes para la chica que creció en Invernalia, las paredes que antes eran grandes e imponentes a sus ojos se habían vuelto pequeñas y atrapantes, como una cárcel.

No había un lugar de Driftmark que no hubiera visto o recorrido con Asteria, Baela y Aleixa, las extrañaba. Sabía que las tres seguían en las celebraciones de la boda triple pero no podía regresar ya que en la carta que Raelon le había enviado le había informado que Cregan Stark seguiría ahí hasta que concluyese la celebración junto con los Velaryon, Dorcas era más que consciente que si regresaba había grandes probabilidades de que perdonara al general ya que aunque odiaba lo que le había hecho una parte de ella seguía enamorada.

—Estúpida y masoquista —se quejó Dorcas viendo el anillo de Cregan en su mano.

Las puertas de la biblioteca se abrieron y de ellas entró Dimitri Waters corriendo a abrazar a la jinete, Dorcas supo que él sabía lo que había pasado en el momento en el que estuvo en sus brazos.

—¿Cómo te enteraste?

—No es relevante —negó Dimitri tomando las mejillas de la princesa en sus manos—. ¿Por qué no me lo contó? Habría estado para usted.

—No es justo que lo estés —dijo Dorcas con tristeza—. No puedo ofrecerle lo que usted a mi, no puedo entregarme por completo y eso no es justo para ti.

—Nunca le pedí que lo hiciera —suspiró Dimitri—, sigo aquí porque lo deseo no porque espere lo mismo de su parte. Siempre supe lo que ofrecías y no te pido nada más de lo que esté dispuesta a darme.

Ninguno de ellos hablaba de fidelidad porque eran incapaces de dárselo al otro, ellos hablaban de algo más profundo.

Siempre hablaron de amor aunque no mencionarán esa palabra jamás.

—Voy a partir hacía a Volantis —informó Dorcas—, no pretendo regresar pronto y no pediré que esperes por mi regreso. Es sumamente nefasto para ti el haber tenido que partir de la fiesta de Asteria para consolarme por mi tío.

—No debe de pedirme que la espere —bufó Dimitri soltando a Dorcas—, voy a hacerlo de todas formas. No se sienta culpable por eso, majestad, además mi capitana cree que debo partir en el siguiente muelle con la tripulación.

Dorcas sonrió ante la mención de Miranna Greyjoy, sabía quien era más nunca la había conocido pero aún así estaba agradecida de que sus escándalos con el príncipe tuerto pudiesen atrasar su compromiso con él.

—Es bueno que regreses al mar —le sonrió Dorcas—, conozco lo mucho que lo extrañabas.

—No lo suficiente como para dejarla.

Dimitri besó la mano de Dorcas mientras que Curly subía al cabello del pirata, la princesa se culpaba a sí misma todo el tiempo por cosas fuera de su control pero de lo que más se culpaba era de no poder brindarle a Dimitri el amor que él le daba a ella constantemente.

Y era peor en momentos así ya que sabía que él jamás la trataría de mala manera pero su corazón no pensaba como ella.

Dorcas había enviado una carta cuando llego a Driftmark a Aleixa Hightower informándole que al finalizar la semana partiría hacia Volantis, en el quinto día después de la boda se entero gracias a Ser Jensen Stark que ella se encontraba en camino a Volantis para buscar un esposo.

Las cartas llegaban cada hora, cada una era de Cregan disculpándose y realmente la Stark no tenía el valor de quemarlas o leerlas así que las guardo en uno de sus escondites entre un pasadizo de la biblioteca que conducía hasta su habitación o hasta la costa dependiendo del camino que se tomara.

—Algo atormenta tu mente —habló Ser Jensen mirando a la princesa sentada en la costa—. ¿Es grave?

—He estado teniendo el mismo sueño desde que Asteria se fue —respondió Dorcas sin mirar al caballero—. Una copa envenenada, un bebé perdido y una danza entre los dragones de nuestra era, parecía la guerra. No estoy segura si solo es un simple sueño recurrente o la locura de mi familia finalmente arraso conmigo, seré muchas cosas Ser pero estoy segura de que no soy una soñadora como Helaena o el rey.

La menor notó como el caballero mantenía una expresión sombría, generalmente la hacia cuando trataba de mantener su boca cerrada frente a Rhaenys.

—Dilo —ordenó la de ojos violetas—. No voy a ejecutarte por eso, solo has que me sienta menos loca y dígalo.

—Solo se ha escuchado de esos síntomas en personas diferentes a nosotros —habló Jensen tratando de sonar amable—. Soy consciente de que usted odia ese título pero podría ser...

—Brujería —interrumpió Dorcas—, los estudio en libros y rumores. La titiritera es la única de la que se habla actualmente o al menos la única que tiene el don de la visión según mis informantes, ir a Volantis no es una decisión que tome al azar he decidido buscarla para que confirme o niegue mis sospechas y debo pedirte que me acompañes a Volantis.

Ser Jensen Stark miró con completa impresión, él pensaba que ella deseaba ir sin compañía a la que podría considerarse la ciudad de la demencia para personas de mente cerrada e hipócritas pero para Jensen era el paraíso en la tierra.

—Será un verdadero honor, majestad.

Dorcas le sonrió con agradecimiento a su entrenador y protector.

—Yo me encargare de sus gastos —informó Dorcas levantándose de la arena—. Empaque sus pertenencias, partiremos mañana al amanecer.

La menor sonrió con alivio en el momento en el que vio a los sirvientes y la tripulación preparar la nave, la mirada de Dimitri Waters sobre ella mientras se encontraba dirigiendo a la tripulación hizo que las mejillas de la pelinegra se tornaran de color escarlata y más con el guiño que el pirata le obsequió.

Podría no estar enamorada de él pero eso no evitaba que lo quisiera.

Cuatro sirvientes cargaban los baúles de Dorcas hasta su camarote en el barco, la Stark se aseguro cerrar los que contenían piedras preciosas o dinero con llaves que se mantenían en otro cofre bajo llave la cual estaba en una cadena de oro en el cuello de la chica por precaución.

Apenas amanecía cuando ella se encontraba subiendo al barco con la ayuda de Ser Jensen Stark y su hijo, Howard Stark, había llegado hace unas horas para acompañarlos a Volantis ya que la princesa insistió en que los acompañase para probarse como caballero del ejercito de Invernalia.

—Cregan te envió ¿No es cierto? —cuestionó Dorcas mirando a Howard—.

—No majestad —negó el caballero—. Fue Lord Mucilber Stark, me pidió que cuidase de usted en las tierras de la demencia.

Mucilber Stark, Señor de Invernalia, el Lobo de Sangre y el caníbal del Norte, su tío era un hombre sumamente curioso y aterrador pero ella sabía que era bueno, sus recuerdos con él no siempre fueron malos pero ahora no podía pensar perfectamente del hombre que no se molestó en buscarla incluso cuando era su aliado.

—¿Consideras a Volantis un lugar de dementes? —preguntó Dorcas con interés—. Sé que repites lo que dijo mi tío, dime tu opinión.

—Pienso que será divertido averiguarlo por cuenta propia, mi señora.

Dorcas le sonrió divertida por su respuesta pero complacida, cuando el barco partió se aferro al brazo del caballero completamente aterrada.

—Es horrible estar en el mar —se quejó la menor antes de mirar a sus dragones, Pegasus aparentaba tener el mismo miedo que ella sentía mientras Orion los miraba con burla—. Que este tormento termine rápido, Pegasus flies lower sīr konīr iksis tolī jelmio. (Pegasus vuela más bajo para hacer más viento)

Tanto el dragón como su jinete sabían la realidad, ella lo había llamado para evitar que estuviera cerca de Orion en el mar y más importante, que se mantuviera cerca de su jinete para mantener la calma entre ambos.

La Stark fue guiada hacia su camarote por Ser Jensen quien dejó que lo tomara del brazo ya que se veía bastante mareada aunque él se mantenía sonriendo con burla.

—Dígalo de una vez —exigió Dorcas con molestia debido a que ya estaban yendo más rápido gracias a su dragón—. Se que desea hacerlo así que hágalo.

—Es sorprendente que pueda volar por días en velocidad alarmante pero de maree con un simple barco —se burló Ser Jensen.

—Confío en mis dragones que no son temblorosos —bufó Dorcas—. No confío mi vida en un barco mucho menos conociendo las criaturas que lo habitan.

Ser Jensen finalmente pareció nervioso, claro que conocía los peligros del mar pero que le fuesen recordados en un barco que tardaría días en llegar a la ciudad de Volantis lo asustó por completo.

Dorcas habría sonreído ante el miedo del caballero de no ser por como el barco se movió bruscamente y escucho una carcajada de parte de Dimitri que la hizo estremecerse aterrada antes de que Ser Jensen se marchara mientras murmuraba que lo llamara si necesitaba algo.

—Oh bendito Caraxes ten piedad de mi —lloriqueo Dorcas sentándose en la silla de escritorio—. Balerion te ruego que aún no me lleves.

La princesa ya llevaba dos días encerrada en su camarote con una cubeta limpia cerca, había pasado la segunda noche en el mar vomitando ante el interminable mareo y también llorando por las arcadas.

Dimitri había estado consolando a la princesa mientras que su segundo al mando se encargaba del timón.

—Todo esta bien —aseguró Dimitri arrullando a la menor mientras la abrazaba contra su pecho—. Será solo una semana, después solo viajarás en tus dragones.

La Stark seguía sollozando aterrada de que ese fuera su castigo por haber influido en el asesinato de la pequeña Dinora, temía morir en ese barco sin saber que era lo que quería o sin lograr despedirse de Rhaenys y Corlys, lloró aún más fuerte cuando pensó en que dejaría sin protección a su hermano, Lucerys y Aleixa o que jamás vería en qué se convertiría Raelon y se lamento por no haber partido a la Fortaleza Roja para cuidar de Asteria.

—No deseo morir en el mar —sollozó Dorcas aterrada—. Odio los barcos, quiero morir volando con mis dragones no en el mar, es traicionero y apesta a pescado ¡Y yo odio el pescado!

Dimitri la abrazo con más fuerza mientras le peinaba el cabello con su mano izquierda.

—No vas a morir en el mar —aseguró Dimitri besando la frente de la pelinegra—. No dejaré que el barco se estrelle y mantendré a los maestres monitoreando que estés bien cada media hora, Ser Jensen no se apartara de la puerta y si hay un botín tus bestias aladas se comerán a quienes lo inicien sino mueren por manos de tus caballeros antes y probaré tu comida antes que tu para asegurarte que no esta envenenada.

—Gracias —balbuceo Dorcas entre sollozos.

Dimitri logró calmarla en media hora y consiguió dormir con ella en sus brazos por toda la noche asegurándose de que ella estuviera cómoda antes de rendirse ante el sueño.

—¡Majestad! —Ser Jensen despertó a la princesa alarmado—. Debe de irse inmediatamente, están atacando el barco ¡Es un kraken, váyase ahora mientras aún puede!

Dorcas se alarmó en el segundo que escuchó los gritos de la tripulación pero salió a ver lo que ocurría, ignorando las súplicas de su caballero para que escapara con Pegasus por la ventana.

Había un tentáculo en la cubierta y la bestia apenas y estaba saliendo del mar.

—¡Dorcas, vete! —le gritó Dimitri mientras utilizaba los cañones contra la vestida del mar—. ¡No puedes quedarte!

Los ojos de la menor se abrieron de par en par al ver como el kraken estaba volteando el barco, a duras penas logró aferrarse a uno de los barandales.

Sus dragones ya se habían aproximado en busca de cualquier orden de parte de su jinete.

—Orion, māzigon! (¡Orion, ven!) —ordenó la princesa en cuanto el kraken salió a la superficie—, ipradagon ziry (comételo) ¡Todos sujétense fuerte!

El dragón de hielo parecía estar sonriendo retorcida mente y la tripulación que seguía con vida estaban aterrados de ver al dragón platinado volar hacia ellos pero su terror creció en cuanto el dragón esmeralda hizo lo mismo, Dimitri casi se desmaya al ver a la princesa soltarse del barandal hasta que cayó en el lomo del dragón esmeralda.

La tripulación había vuelto a flote ya que con la pelea entre el dragón platino y el kraken ellos habían sido soltados por el monstruo marino.

—¡No ataquen al kraken! —ordenó la princesa—. ¡Yo me encargó de él, ustedes váyanse ahora!

—¡Majestad no podemos dejarla! —gritó Dimitri alarmado.

—¡Es una orden, no una pregunta! —siseó la menor.

Ser Jensen obligó a uno de los tripulantes a girar el barco para alejarse de ahí, Dimitri estaba furioso al ver a la menor quedarse mientras Pegasus se acercaba a la pelea en cuanto el kraken logró golpear al dragón de hielo.

Nadie apartaba sus ojos de los dragones o de la princesa quien no había gritado ni una orden mientras seguía en el lomo de su dragón, pero ambos dragones parecían sincronizados en cuanto Orion levantó con sus garras al kraken y Pegasus lanzaba brazas de fuego al monstruo quien se retorcía y rugía tratando de luchar por su vida pero todo fue en vano cuando Orion lo alzó en el cielo antes de morderle la cabeza.

No lo soltó mientras Pegasus devoraba sus tentáculos bañando tanto a los dos dragones de sangre como a su jinete, en cuestión de minutos no quedaban más que las entrañas de la gran bestia marina y el rojo en el mar.

Varios de los marineros habían vomitado al ver la escena, otros se habían negado a verla y el resto de ellos se encontraban celebrando cuando los dragones se acercaron a ellos para dejar a la menor en el barco.

—Majestad, lo hizo bien —le sonrió Ser Jensen—. Debería ir a darse un baño, llamaré a Eyla ella se escondió en mi camarote.

Dimitri corrió a abrazar a la princesa, la tripulación se dividía entre aquellos que no querían mirar a la princesa y aquellos que la felicitaban por lo que acababa de hacer.

—No te atrevas a asustarme así de nuevo —murmuró el pirata al oído de la princesa—. No interesa cuántos dragones tengas, no eres inmune a la muerte.

—Aún no —bromeó la menor—, descuida seguirás teniendo tu trabajo mientras yo viva.

Ser Jensen miró a la princesa con diversión, aunque hubiera estado preocupado por ella no dudaba de sus capacidades y en realidad fue el segundo que se sintió más orgulloso de verla cazar a un kraken, el primero fue Pegasus.

—Apesto a muerto —bufó Dorcas—, me daré un baño.

El par de maestres que habían traído ya habían ido a ver a la princesa nauseabunda tratando de calmar su humor y dándole remedios para el mareo y dándole un suero para que pudiese dormir durante la segunda y tercera noche.

—Es recomendable que duerma en lugar de encontrarse...

—Pareciendo un muerto —interrumpió Dorcas con dramatismo—. Sé como luzco pero me rehusó a morir estando dormida.

Los maestres creían que la princesa estaba dramatizando –y era completamente cierto ya que ahora podía comer bastante bien– más sabían que decirlo en voz alta haría que terminaran decapitados en el mejor de los casos, ya habían visto a los dos dragones devorar entre ambos a un kraken y no pretendían arriesgarse a terminar igual que la bestia marina.

—Si le parece mejor majestad —interrumpió Ser Jensen—. El capitán ha dicho que podría viajar en alguno de sus dragones hasta el siguiente puerto, esta a dos horas quizás menos con los dragones ayudando.

Dorcas asintió de inmediato y los maestres salieron del camarote, cuando Ser Jensen estaba por salir la pelinegra lo llamo.

—Cierra la puerta —pidió Dorcas, en cuanto el caballero obedeció ella se dispuso a hablar—. Dime los rumores, estoy segura de que los conoces así que dilos.

Jensen se sentó frente a la princesa en uno de los sillones que había en el camarote con una pequeña mesa redonda separándolos.

—La llaman verdevidente —respondió el caballero sin expresión alguna—. Ya existían esos rumores antes de que partiéramos pero ahora crecieron, como usted sabe los verdevientes no son muy afectos al mar suelen tener pesadillas, alucinaciones, mareos, enfermedad o mueren en el mar incluso algunos llegan a creer que morirán en el mar.

—Ellos poseen poderes de la naturaleza —le recordó Dorcas al caballero frente a ella—. Son videntes y cuentan miles de absurdas profecías, algunos son cambiapieles como mi tío Mucilber. Yo no poseo ninguna de esas cualidades, Ser.

Jensen había aprendido en esos tres días que tenía el permiso de contradecir a la adolescente y dar su opinión sin necesidad de pedirla ni temer por ser despedido o ejecutado.

—Ambos sabemos que se equivoca mi señora —sentenció Jensen—, ha tenido visiones, he escuchado algunas de ellas. No pienso juzgar lo que es majestad porque no me corresponde y ciertamente no me parece relevante, tiene mi lealtad y respeto por eso espero que entienda que no puede seguir negando quien es por el bien de otros.

La menor mordía sus uñas, se negaba a admitir la realidad como siempre lo había hecho pero ¿Qué ganaba siguiendo con su mentira ahora? Era más que obvia la realidad, ya no podía seguir escapando de lo que era.

—Mi hermano y primo me aborrecerían si llegasen a enterarse —dijo Dorcas—. Ya es suficiente con que me llamen bruja, no puedo ser una verdevidente por el bien de mis relaciones familiares que aún mantengo.

—Estoy seguro que ninguno de los príncipes la juzgarían —le sonrió Ser Jensen—. La adoran princesa, saben cada parte de su vida desde hace años creo firmemente que no importaría si fuera una bruja o la reencarnación de Maegor el cruel ellos seguirían teniéndole cariño.

La menor finalmente cedió, supo que debía ser completamente honesta por una vez en su vida y Ser Jensen Stark era el único que no fuera un dragón con el que sentía la capacidad de serlo sin temor a su reacción.

—Creo que comenzó el día de la tormenta.

Ser Jensen había escuchado ese termino antes, así se le conocía al día en el que Dysis Stark casi asesinó a sus dos hijos pero nunca lo había escuchado de la boca de la princesa más que en las ocasiones que despertaba de una pesadilla relacionada al fatídico día y lo hablaba con Baela o Asteria.

—Empecé con mi primera visión cuando Koryn me araño la espalda —habló Dorcas, el caballero pudo jurar que veía lágrimas siendo retenidas de los ojos de la adolescente—. Yo caía al mar cuando la tuve, vi a Pegasus morir ahogado en el mar por eso luche por nuestras vidas no podría haber vivido con la culpa de dejarlo morir. Mentí cuando dije que Dysis me contó lo que iba a hacerle a Darren, lo vi todo.

La voz de la chica de ojos morados se quebró en un sollozo el cual destrozo el corazón de Jensen Stark en mil pedazos.

—Vi como mi hermano casi moría de hipotermia —siguió la princesa sin soltar una sola lágrima de sus ojos—, y como los lobos de caza trataban de devorarlo si Pegasus no hubiera estado al borde de la muerte o no hubiera estado entre la consciencia y el desmayo hasta que Orion lamio mis heridas y congelo la sangre habría ido por él así tal vez hubiera logrado hablar en esa semana, tal vez habrían asesinado a mi madre antes de que lograse escapar en ese maldito barco.

—Hubiera habido una guerra por eso.

Una sonrisa se apodero de los labios de la menor causando que al caballero se le helara la sangre y se enderezó con incomodidad.

—Y habríamos ganado —espetó Dorcas con frialdad—, ni veinte dragones de fuego son capaces de acabar con un dragón de hielo. He estudiado a mi dragón, devoran cada tipo de dragón si tienen el hambre suficiente, sus escamas heladas son casi imposibles de atravesar Orion es un dragón de la antigua Valyria que fue entrenado para cazar a su propia especie solo imagina como sería en una guerra de humanos.

Los ojos de la princesa finalmente mostraban una emoción actual, la fantasía y el deseo de cumplir con sus palabras. Al caballero le aterró la idea de que ese fuera el deseo de la menor, pero extrañamente le intrigaba ver lo que podría hacer si lo cumplía.

Quería estar ahí para verlo todo y seguirla, por más macabro que eso pudiera sonar.

—No habría sobrevivientes —dijo Ser Jensen con horror.

—Los habría si están en el bando correcto —sentenció la menor con calma—. Me han intentado casar con hombres que dicen ser más fuertes que yo desde que tengo memoria ¿Después de saber lo que sabe de Orion, cree que exista alguien así?

Ser Jensen negó con honestidad, solo si hubiera alguien que pudiera controlar a los dragones podría controlar a la bestia helada que se encontraba volando arriba de ellos y que la princesa insistía en ver como un cachorro necesitado de amor y afecto.

—Sería injusto si se me forzará a desposar a un hombre al que le ofrezco algo que nadie más podría obtener sin que me de algo a cambio —habló Dorcas mirando la copa en su mano pensativamente—. Si lo que he visto es mi futuro, no tendré que hacerlo pero necesitare alguien en quien confiarle mi seguridad cuando no tenga un arma cerca o mis dragones estén demasiado lejos como para escucharme ¿Cree que su hijo pueda con esa carga?

Ser Jensen se encontraba plasmado, no creía que a su único hijo —y bastardo— pudiese presentársele la oportunidad de ser caballero de alguien de la familia real, mucho menos ser el de su futura reina pero aún así asintió confiando en su hijo y en la princesa frente a él.

—El la servirá con su vida e incluso en su muerte —aseguró Ser Jensen—, pero majestad ¿Realmente desea participar en semejante matanza?

Los ojos violetas dejaron de estar sobre la copa de oro para posarse en el caballero.

—He sido traicionada, han intentado asesinarme o venderme y han fallado más veces de las que puedo contar —dijo la menor con tranquilidad—, no me desagrada la idea de devolver el favor en cuanto se me presente la oportunidad ¿Realmente sería un monstruo por hacer lo que está en mi poder para evitar que a alguien más le ocurra lo que nos ha pasado a las mujeres Targaryen desde que llegamos a este mundo? ¿Sería tan malo que haya un cambio permanente?

En ese momento Ser Jensen lo supo, ella no era la hija de Aryon Stark y Dysis Targaryen, ella era la hija de la Serpiente Marina y la Reina que Nunca Fue porque no había forma de que la niña dulce y traviesa que vio en Invernalia fuera la misma persona que la princesa que había asesinado a un kraken hace unas horas aunque todos le hubieran dicho que escapara, ella era una Targaryen y no le quedaban dudas de ello.

—No sería algo realmente malo —asintió Ser Jensen—, después de todo para cada revolución se han necesitado de pérdidas significativas para realizar un cambio.

El frío golpeaba a Dorcas como un entrenamiento interminable, solo veía cenizas en la tierra que solía ser impenetrable pero la nieve las estaba cubriendo.

Escuchaba el llanto y los gritos mientras caminaba por las calles de King's Landing.

—¡Un dragón! —gritaba un hombre mientras corría a la iglesia—. ¡Es ella!

Dorcas volteó al cielo en busca de alguna respuesta, los hombres la empujaban mientras corrían hacia la iglesia y ahí fue cuando la vio; Vhagar.

La anciana dragona estaba volando mientras su jinete buscaba algo con la mirada pero su único ojo pareció aterrorizado cuando escuchó un rugido, el rugido de Pegasus.

El dragón esmeralda era más grande que Caraxes, casi alcanzaba al tamaño de Vermithor y se vio a sí misma en una armadura plateada con la corona de Maegor el Cruel sobre su cabeza y ya no estaba entre la multitud, ahora estaba su dragón.

—La mataste, asesinaste a tu sangre como sino valieran nada —se burló Aemond mientras se aferraba a su espada—. ¿Qué clase de monstruo mata a su propia madre?

—Tu la mataste, yo asesine a una loca —le sonrió la menor con falsa simpatía—. Tu madre me ha enviado una última carta, me ofrece a cualquiera de sus hijos para que me una a ustedes. Yo no me uno a la zorra de un Rey, mucho menos a sus monstruos que han asesinado al verdadero linaje de la Casa del Dragón; Visenya y Maegor tenían razón la sangre Hightower debe de ser extinta permanentemente.

—¡Drakarys, Vhagar!

La anciana dragona lanzó fuego de su hocico antes de ser atrapada en las garras del dragón de hielo mientras ambos se enredaban en una pelea que Aemond sabía que no ganaría pero seguía gritando órdenes a su dragona para que siguiera peleando mientras observaba a la norteña volar hacia la Fortaleza Roja, hacia la torre de la reina madre.

Agua fría cayó al cuerpo de la menor despertándola.

—Lo siento Dorcas —se disculpó Dimitri—. Te estabas retorciendo y estabas hablando en antiguo Valyrio, creí que te ocurría algo.

—Descuida está bien —murmuró la menor mientras se levantaba de la cama mientras su ropa escurría del agua helada—. Yo iré a cambiarme.

La menor no espero respuesta alguna antes de entrar a su armario y dejarse caer en el suelo en cuanto cerró la puerta.

—Oh dioses —suspiró la menor mientras se frotaba el puente de su nariz en un intento de tranquilizar su mente—.

La menor corrió a escribirle a Lord Corlys Velaryon con sin importarle manchar el tapete de tinta.

Querido Kepa,

Otra vez he tenido el mismo sueño pero es la primera vez en el que ha aparecido Pegasus, creo que ya no estoy teniendo solo un sueño de una fantasía me temo que tengo la teoría de que podría ser una visión, no podemos seguir con la farsa de buscar aliarnos con los Verdes creo que es hora de aceptar la realidad; dos usurpadores del mismo bando no son una buena idea así que debemos aceptar la propuesta de matrimonio del príncipe Jacaerys. Me temo que no creo que nos quede mucho tiempo para prepararnos para la guerra ya está pisando nuestros talones y según veo no creo que muchos de nosotros sobrevivamos así que debes arreglar tus problemas con Muña antes de que no puedas hacerlo.

Posdata; asesine a un kraken hace unos días, deberás buscar mejores sirvientes para que limpien las manchas de sangre.

Te quiere, Aerenys Velaryon.

—Dorcas —Dimitri tocó la puerta del armario—. ¿Está todo bien?

La menor se acercó a las dos jaulas donde se encontraban un águila y un búho real en cada una.

—Perfectamente —mintió la pelinegra—, vuelve a dormir. Hola Shianne, necesito que entregues esta carta a Kepa inmediatamente, no hay tiempo que perder.

El búho ululó haciendo que la menor le sonriera y tomara uno de los ratones muertos que había traído para dárselo Shianne antes de darle otro a Snowlight, el águila.

La princesa dobló la carta para poder atarla en la pata del búho antes de poner el sello de la Casa Targaryen con cera para evitar que alguien que no fuera Corlys lograse abrirla sin ser reprimidos, en la parte trasera puso las iniciales de la Serpiente Marina.

La menor abrió la jaula dejando que Shianne se posara en uno de las sillas para dejar que la princesa le atara su carta a su pata.

—Ve a casa Shianne —le sonrió la menor antes de abrir la ventana—. Solo Corlys puede recibir la carta.

Él ave chilló fuertemente antes de salir volando por la ventana y se perdió en la oscuridad de la noche.

—¡Eres un insensato! —gritaba Alicent con frustración hacia su primogénito—. Otra vez tenías que hacerlo, no te basto tener dos esposas siempre tienes que arruinarlo todo ¿Qué crees que dirá la corte en cuanto se entere de esto? No solo te atreviste a tener una bastarda por tu obsesión con la prometida de tu hermano sino que también le pusiste su nombre.

—Nadie tiene porque saber que es mía —suspiró Aegon con aburrimiento—. Siempre te deshaces de ellos ¿Por qué sería diferente esta vez?

—Porque Darren lo sabe —gruñó Alicent antes de tomar el rostro de su hijo entre sus manos, rasguñándolo—. ¿Crees que el monstruo criado por Daemon Targaryen no va a decirle a su hermana lo que has hecho? ¿Crees que no querrá asesinarte en cuanto tenga la oportunidad? No te equivoques, que tú no sientas aprecio o nada por tus hermanos no significa que ellos sean iguales a ti Darren es peor que Daemon y no podemos dejar que se convierta en el siguiente príncipe canalla y te corte las pelotas por lo que has hecho.

—¿Y qué he hecho? —siseó Aegon separándose del agarre de su madre—. No toque a Dorcas como lo ordenaste, ella sigue siendo pura y casta para tu preciado Aemond esa niña podría ser o podría no ser mía. Daemon estuvo ahí cuando la bastarda fue creada en el funeral de Laena y mi tío tiene una fascinación por sus sobrinas, la tuvo con Rhaenyra ¿Qué nos asegura que no la tiene por Dorcas?

Los ojos de ambos brillaban ante la idea que Aegon acababa de sembrar.

—Y la pobre niña tuvo que esconderse en sus aposentos en cuanto vio al hombre loco llegar a tu boda —sonrió Alicent con maldad—. Estuvo desaparecida en toda la velada hasta que no lo soportó más y escapó, nadie podría dudarlo.

—Nadie tendría que dudarlo —asintió Aegon.

Alicent asintió de acuerdo con su primogénito mientras planificaba el plan en su mente hasta que su padre entró por la puerta.

—Debes saber lo que tu hijo a hecho —Otto miró con desdén a su nieto—, tomó a una moza similar a Dorcas y la embarazó...

—No ha sido él —intervino Alicent dejando a su padre desconcertado—, Daemon Targaryen estuvo sumamente dolido esa noche y encontró consuelo en alguien semejante a su pequeña sobrina antes de casarse con Rhaenyra para evitar ser descubierto con sus repulsivas preferencias, la pobre niña al verlo nuevamente se tuvo que esconder en sus aposentos y al no soportar su presencia escapó antes de ser abusada por él en cuanto ganase el torneo.

Una sonrisa ladeada creció en el rostro de la Mano del Rey.

—Y nosotros la comprometimos con el príncipe Aemond ya que es el único que podrá protegerla de las garras de Daemon —completó Otto—, ella nos debe mucho ya que le brindamos seguridad que no podría obtener de nadie más.

El pirata se encontraba atado contra la cabecera de la cama mientras que la princesa lo besaba estando sentada sobre su regazo.

—Dorcas, por favor —se quejó Dimitri—. Me está doliendo.

La menor balanceó sus caderas contra la entrepierna desnuda del chico haciendo que esté tratará de moverse en busca de mayor contacto.

—Debiste de pensarlo antes de burlarte de las costumbres de mi casa.

Dimitri dejó que su cabeza cayera en el hombro de la princesa mientras ella seguía moviéndose sobre su regazo lo suficiente como para crear fricción pero no lo suficiente como para complacerlo, era la mejor clase de tortura que él pirata había experimentado.

—Majestad —Ser Jensen entró al camarote antes de darse la vuelta para mirar a la puerta—. Se necesita de la presencia del capitán, su segundo al mando necesita dormir.

Dorcas desató las manos del pirata para después ponerse de pie y dejar que el de rulos negros se vistiera al igual que ella.

Ser Jensen le abrió la puerta al pirata y la mantuvo abierta hasta que este salió para luego sentarse en uno de los sillones.

—¿Ha ocurrido algo, Ser Jensen? —cuestionó Dorcas para sentarse frente a él.

—Majestad han llegado tres carras para usted —informó Ser Jensen—. Y me temo que recibí órdenes de leerlas antes que usted.

Dorcas asintió para darle la palabra nuevamente al caballero.

—La Serpiente Marina ha sido informado por su hermano y el príncipe Daemon sobre una niña bastarda del príncipe Aegon —habló el caballero con incomodidad—. Aseguran que posee un parecido increíble con usted majestad, solo que la niña es platinada y de piel morena.

—¿Creen que me embaracé de Aegon? —se burló Dorcas—. Es una locura, no estaría en una habitación vacía con el por nada en el mundo.

—Mi princesa ellos no creen algo semejante —negó el norteño—, lo que les preocupa es el nombre de la bastarda. Ella posee su nombre.

Las nauseas habían regresado al estómago de la menor quien corrió por la cuneta antes de vomitar su desayuno en ella.

—Ese enfermo le puso mi nombre —dijo la menor horrorizada—. Es repulsivo y denigrante ¿Qué es lo que dicen las otras cartas?

—La segunda es la de su hermano quien dice que encontró a la niña en el burdel de Mysaria —continuo Ser Jensen mientras palmeaba la espalda de la menor en forma de consuelo—. Y la última es de la reina Alicent, ella dice que la bastarda es del príncipe Daemon.

El vomito volvió a salir de la menor quien ya se encontraba sollozando fuertemente.

—Asegura que dicha niña fue concebida en el funeral de lady Laena.

—Dimitri tenía razón —la menor se limpió con la falda de su vestido aún sentada en el suelo—. Esta familia es repulsiva en cada aspecto.

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