𝟎𝟎𝟖. 𝖨 𝗍𝗁𝗂𝗇𝗄 𝗁𝖾 𝖽𝗂𝖽 𝗂𝗍 𝖻𝗎𝗍 𝖨 𝗃𝗎𝗌𝗍 𝖼𝖺𝗇'𝗍 𝗉𝗋𝗈𝗏𝖾 𝗂𝗍
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❪ ꧏ𓈒 𝟎𝟎𝟖. ── 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 ৫ ᠀ ❜
❥ ๋𓄹𓏲。 𝘄𝘄𝘄.𝐦𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐫𝐚𝐢𝐧. • °
⟆ 🐉 ▋◖ 𝘷𝘪𝘨𝘪𝘭𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴𝘩𝘷𝘵◞。𓍢 ׄ *
ৎ 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝗻𝗼 𝗯𝗼𝗱𝘆, 𝗻𝗼 𝗰𝗿𝗶𝗺𝗲 ୭ ❫
Dorcas se encontraba se encontraba siguiendo a sus primos y hermano a la cacería cuando lo vieron.
Raelon Targaryen se encontraba dejando a todos con la boca abierta tras regresar de Volantis por primera vez en años había miradas con resentimiento, enojadas, sorprendidas y luego estaba Dorcas quien mantenía una sonrisa de oreja a oreja, Raelon era su tío favorito desde que era una niña y lo perseguía por horas ahora ella se encontraba bastante contenta de que su tío favorito estuviera en la Fortaleza Roja dejando al resto de su familia molestos o sorprendidos.
—¿Sabías que vendría? —preguntó Jacaerys al oído de la chica dejándola bastante nerviosa más no lo demostró pero el gesto de Jacaerys no paso desapercibido por nadie—.
Lucerys los miraba atentamente, desconociendo los motivos por los que su hermano y mejor amiga actuaban tan cómodamente al lado del otro, casi con complicidad y no era una con rivalidad como anteriormente lo hacían. Luke podría jurar que hasta parecían disfrutar estar junto al otro aunque no hablaran.
—Supuse que lo haría —asintió Dorcas sin alejarse del Velaryon quien se mantenía pegado a la espalda de la Stark.
—¿Qué es lo que pasa entre ustedes?
La pregunta de Lucerys hizo que los mayores se separaran de inmediato y fingieran demencia hacia el segundo hijo de Rhaenyra Targaryen.
—Que ocurrencias tienes —murmuró Jacaerys.
—Estamos igual que antes —mintió Dorcas.
Jacaerys asintió de inmediato y Dimitri Waters se aproximó hacia la chica que ya se había alejado de sus primos.
—¿Debo de preocuparme cada vez que estés con alguien de tu familia?
Dorcas tomó del brazo al pirata con molestia disfrazada de dulzura que fue suficiente para enredar al pirata.
—No lo sé —respondió Dorcas a la defensiva—. ¿Debería de preocuparme que estés tan cerca de Asteria?
—Asumo que eso es un si —bufó Dimitri con frustración—. Te prometí que no pasaría nada con ella, prométeme que no pasará nada con Cregan.
Dorcas asintió mirando al mencionado por el pirata que se mantenía con su mirada sobre ellos, la menor se mantuvo firme al caminar hacia su tío favorito, esperando a que terminase de saludar a sus padres y hermanos para saltar a sus brazos, y lo hizo en cuanto salió de la carpa de los reyes.
Ella podía sentir las miradas curiosas de los nobles sobre ella, sabía lo que dirían ¿Cómo se atrevía a abrazar al hermano de su prometido el mismo día que se le vio coqueteando con el primogénito de Rhaenyra Targaryen y después de llevar a su amante a la boda de sus tíos?
Dorcas era una persona escandalosa y estaba bien con ello, había sido una estrategia que el mismo Corlys Velaryon había planeado "se tan ruidosa que todos hablen de ti y crean que debes temerle a la opinión pública mientras sigues en las sombras" quizás no lo veía mucho desde que se había mudado a Driftmark pero sus interacciones siempre eran interesantes.
En cuanto Raelon la miró ella lo abrazo antes de tocar con cuidado su mejilla ya que tenía la nariz rota.
—¿Qué te hicieron? —cuestionó Dorcas horrorizada antes de negar con la cabeza—. Olvídalo hablaremos de eso después, es un placer tener a mi tío preferido de regreso.
Dorcas notó las miradas molestas de Aegon, Aemond y Cregan sobre ella tras darle un cumplido a su adorado tío.
—También te extrañe —le sonrió Raelon revolviendo el cabello de su sobrina—. Creo que debería presumir con el resto de tus tíos sobre quien es tu preferido.
La menor negó divertida antes de guiarlo hacía su carpa en la que Darren se encontraba saliendo siendo seguido por Lucerys.
—Te tengo un regalo de cumpleaños —le sonrió Dorcas con diversión—. Me dijeron que te gusta tener mascotas.
Raelon miraba con confusión a su sobrina antes de asentir con la cabeza aunque la pelinegra no lo estaba mirando ya que había entrado a donde estaban sus cosas mientras él estaba detrás de ella.
La chica se giro y le ofreció a un cachorro de lobo grisáceo y con partes de su pelaje de color café, el castaño lo miró con confusión antes de tomarlo mientras que los otros tres lobos lo miraban cargarlo.
—Nacieron hace poco —informó Dorcas—, son hijos de los lobos de mi padre y yo los reclame ya que Darren les tiene pavor lo que es ridículo ya que es el jinete de una dragona de guerra. Espero que te guste, la próxima vez que estés en una guerra podrías enviarme un cuervo a Pegasus le encantaría devorar gente esta en esa fase en la que se quiere comer a todos.
Raelon miraba al pequeño lobo sin prestarle mucha atención a su parlanchina sobrina pero asintiendo ante sus palabras.
—¿Qué tan grande puede ser? —preguntó Raelon sin despegar los ojos del lobo—.
—Del tamaño de un caballo —respondió Dorcas restándole importancia—, ellos son Corvus, Cygnus y Cefeo, también conocidos como quienes destruyen los sillones de Driftmark —tras notar que estaba perdiendo la atención de Raelon decidió hacer una pregunta cuya respuesta sabía de primera mano—. ¿Cómo se llama tu hija mayor? No recuerdo que lo hayas puesto en tus cartas.
—Halah.
La menor asintió tratando de recordar cualquier cosa en la que Raelon había llegado a estar interesado para seguir pasando tiempo a su lado en lugar de que huyera a hablar con cualquiera de sus hermanos, quizás era egoísta pero sabía que ellos lo acapararían la mayor parte del tiempo en su estadía por lo que trataría de hacer hasta lo imposible para evitar que se fuera pero antes de que pudiera seguir hablando Jacaerys entró a la carpa junto a Cregan.
Le sacaron un bufido a la menor por ver que no importaba lo que dijera ahora Raelon se iría para evitar la compañía de Jacaerys.
—¿Por qué tienes cuatro lobos en una cacería? —cuestionó Jacaerys confundido—. ¿Piensas llevarlos?
Dorcas negó con la cabeza aún observando a Raelon quien ya se encontraba en su mundo, lo que hizo que ella se resignara a saber que probablemente esa sería su interacción más larga durante las festividades de la boda.
—La cacería ya va a iniciar —informó Cregan ignorando al príncipe a su lado—, será mejor que salgan de aquí.
—Déjalo aquí si quieres —ofreció Dorcas cuando notó que Raelon no sabía que hacer con su lobo—, Darren se quedará a cuidarlos.
Jacaerys recibió una mirada de Dorcas similar a las que le brindaba cuando eran niños y debían de disculparse mutuamente en alguna pelea, el primogénito de Rhaenyra Targaryen asintió bajo resignación antes de mirar a su tío.
—También Rhaena —comentó Jacaerys con rapidez—, no desea ver la cacería.
O no quería ver a Raelon, pensó Dorcas, aparentemente no fue la única que lo hizo ya que Raelon se veía apagado.
Dorcas notó como Raelon se tensó ante la mención de la hija de Daemon Targaryen más no comento nada al respecto tratando de que su tío no notase lo mucho que disfrutaba de meterse en asuntos que no le correspondían.
Había cuatro grupos en la cacería que apenas y se estaban formando, los que seguían al novio que eran conformado por jóvenes lords y los miembros de la casa Lannister, Strong y Baratheon quienes ya estaban planeando dividirse entre ellos algunos con el novio y otros con Aemond Targaryen.
El tercer grupo era liderado por Cregan Stark quien se había negado a seguir a los hijos de Alicent Hightower debido a su reciente disputa con el príncipe Aemond y junto a él se reunían los Stark, Aeron, Tully y Greyjoy, Dorcas reconoció a algunos miembros de la casa Blackwood entre ellos.
Y el último grupo se había formado por los Velaryon, Ser Jensen Stark, los Celtigar, Fell y Frey quienes estaban siguiendo a los príncipes Jacaerys, Lucerys y la princesa Dorcas.
—Cuando usted diga mi príncipe estamos listos para partir —habló Bartimos Celtigar hacía el príncipe Jacaerys.
Pero en lugar de responder los ojos del príncipe se posaron en Dorcas Stark quien estaba riendo con Taelarys Velaryon, el sobrino de Lord Corlys Velaryon.
—Mi princesa —Jacaerys puso su mano en el hombro de la menor—. Cuando usted diga partiremos.
Dorcas lo miró con confusión pero fue la presencia de Corlys Velaryon sonriéndole lo que la hizo saber que el príncipe Jacaerys no se estaba burlando de ella.
—Entonces no habrá que hacerlos esperar —le sonrió Dorcas al mayor bastante emocionada con haber recibido el mando del grupo.
Los hombres siguieron a la menor en sus caballos en tres filas que eran lideradas por los príncipes y la princesa, Dorcas y Jacaerys se mantenían juntos ya que la curiosidad de la menor estaba inundando su mente.
—¿Por qué lo hiciste?
—Dijiste que estuviera detrás de ti y te diera un arco para tener la mejor presa —le recordó Jacaerys—. Confío en que acertarás con las flechas, Baela siempre habla de lo buena arquera que eres.
Dorcas se sonrojó ante la mención de Baela hablando sobre ella, sonrió levemente con orgullo en sus ojos que Jacaerys creyó que era por ser reconocida pero Lucerys sabía la verdad y lo lejos que estaba una cosa de la otra.
Ya que desde niña Dorcas había tenido una tendencia de tratar de impresionar a Baela con cualquier acción que realizara, incluso cuando la dejó inconsciente.
El cotillo entre los hombres se hacía cada vez más fuerte con cada minuto que pasaba llegando a fastidiar a Dorcas.
—¿Se encuentra bien mi princesa? —cuestionó Ser Jensen mientras observaba a la menor—. ¿Desea algo?
—Seguiremos a pie desde aquí —informó Dorcas viendo a los príncipes a sus lados—. Regresaremos en unas horas, no se preocupe por nosotros y así abarcaremos más terreno.
—Majestad —la llamó Bartimos Celtigar—. Podría ser peligroso para usted estar sola en el bosque.
—Nosotros iremos con ella —intervino Jacaerys—, aunque creo que será más seguro para nosotros estar en su compañía de lo que será para la princesa Dorcas tener la nuestra.
Lord Corlys Velaryon los veía atentamente sabiendo que la princesa planeaba algo en cuanto está le sonrió con diversión en sus ojos, más no intervino ya que estaba demasiado interesado en saber lo que saldría de esa tarde.
—Sigamos por el Oeste —habló Corlys con tranquilidad antes de darle a Dorcas su daga—. La olvidaste en la carpa, será mejor que la lleves contigo.
—Gracias, kepa (padre).
Los nobles miraban con sorpresa a la menor tras escucharla llamar de tal forma a la Serpiente Marina, incluso Corlys se sorprendió ya que era la primera vez que ella lo llamaba de dicha manera y Ser Jensen Stark pudo jurar que vio los ojos del Velaryon llenarse de lágrimas por un segundo.
Antes de ver a la menor partir siendo seguida por sus primos.
La cacería acababa de empezar y los tres chicos ya se encontraban separados del grupo del resto de su familia con tal de encontrar a algún venado.
—Estoy empezando a pensar que esto fue una mala idea —se quejó Lucerys quien a duras penas lograba igualar el ritmo de los mayores—. No hemos visto a ningún animal desde que entramos al bosque.
—No desesperes —le sonrió Dorcas con simpatía—, acabamos de empezar.
Los tres chicos escucharon como una rama crujía a metro y medio de ellos cuando Dorcas casi dispara una flecha para su suerte, o tal vez desgracia, Jacaerys notó que quien había hecho la rama crujir era Aemond Targaryen y la detuvo lanzando su daga antes de que ella le diera en su único ojo a Aemond.
—¿Qué fue eso? —cuestionó Jacaerys sorprendido.
Aemond se encontraba tembloroso y molestó al haber sido salvado por Jacaerys Velaryon de ser asesinado por su prometida, le parecía inconcebible que el bastardo que había coqueteado con la menor fuera quien evitó que lo matarán.
—¡Creí que era un animal! —se excuso Dorcas de inmediato—. Aunque realmente no esta muy lejos de serlo.
Aemond miró con furia y miedo a la Stark, no se esperaba casi perder su ojo en una cacería más no reprocho nada porque ya tenía demasiados problemas con su prometida pero si le gritó a Lucerys quien se reía con diversión.
—¡Te cortaré la lengua! —sentenció Aemond antes de lanzarse a golpear al menor—.
Rápidamente fue jalado del cabello por la Stark, tirando al príncipe tuerto al suelo antes de brindarle una patada que le saco el aire y lo apunto con su arco directamente a la cabeza cuando trato de levantarse.
—Discúlpate ahora.
Aemond miraba con miedo a la menor mientras que trataba de buscar alguna salida para librarse de ella pero sus esperanzas decayeron cuando ella puso su pie en su cuello aplicando la suficiente presión para quitarle el aire pero no lo suficiente para matarlo sin dejar de apuntar con su arco a su ojo.
—Lo siento —gimoteó Aemond mirando a Lucerys cuando se dio cuenta que no podía quitarse a la Stark de encima, la menor lo dejo ir y lo ayudo a levantarse—.
—Nada de esto paso o terminaré el trabajo ¿Entendiste?
Aemond asintió con la cabeza antes de irse hacia el camino contrario al de sus tres sobrinos.
—Definitivamente vamos a tener una buena cacería —sonrió Jacaerys.
Lucerys miraba con agradecimiento a su prima por pelear en su nombre, en ese momento Lucerys Velaryon lo vio como una deuda que estaba más que dispuesto a pagar con su vida sirviendo a la chica que había salvado la suya ya que sabía que en ese momento Aemond Targaryen lo habría matado junto a su hermano mayor sino fuera por ella ya que ellos sabían que no podían vencer al príncipe tuerto en batalla, al menos no aún.
—Sigamos, no tenemos todo el día.
Los menores siguieron a Jacaerys durante horas y no habían encontrado animal alguno pero encontraron algo más preciado en la tercera hora de cacería.
Ya que Jacaerys se había tropezado con huevos de dragón.
—Oh por Aegarax —murmuró Dorcas con sorpresa antes de tomar el huevo para después meter los cinco huevos en la bolsa que llevaba—. Tenemos algo mejor que los ciervos.
Lucerys abrió la boca antes de señalar detrás de su prima quien rápidamente se giro mientras tomaba su arco, finalmente habían encontrado a tres venados.
Jacaerys busco entre sus prendas el cuerno que llevaba antes de soplar con fuerza en el haciéndolo sonar fuertemente y logrando que Dorcas y Lucerys se cubrieran los oídos.
—No tienes dones musicales —bufó Dorcas sobando sus oídos.
Luke le quitó el cuerno a su hermano mayor mientras lo guardaba en su cinturón para evitar que su hermano mayor volviera a hacer sonar el cuerno.
Y media hora después llegaron una orea de sirvientes con los caballos de los príncipes siendo guiados por Taelarys Velaryon y Ser Jensen Stark.
—¿Le dio a alguno majestad? —cuestionó Taelarys a Lucerys en cuanto esté subió a su caballo.
—No —negó el menor—, fue Dorcas quien les dio en el ojo a los tres. Hizo un buen trabajo al entrenarla, Ser Jensen.
Ser Jensen le dedicó una sonrisa a la menor lleno de orgullo en sus ojos, casi paternal.
—Me temo que no puedo llevarme todo el mérito de su educación la princesa Rhaenys es una tutora magnífica —dijo el norteño con tranquilidad y honestidad—. Pero la princesa Dorcas es una buena alumna, podría asegurar que es mi mejor aprendiz.
Dorcas le sonrió al mayor mientras se acercaba a su caballo pero en lugar de tomar la mano de un sirviente fue la de Jacaerys la que tomó de impulso para subir al caballo negro.
—Tenías razón después de todo, bruja loca —murmuró Jacaerys—. Solo debíamos de darte un arco.
—¿Es eso alguna clase de cumplido? —le sonrió Dorcas.
Jacaerys dejó salir una suave risa antes de asentir y besar la mano de la menor en la que seguía estando el anillo que le había dado hace unas horas.
—Debemos partir ahora sino queremos perdernos el festín —sentenció Jacaerys.
Los tres adolescentes regresaron mientras un grupo de sirvientes traían a los tres venados con flechas en sus ojos hacía las carpas mientras que los chicos eran felicitados por eso Dorcas estaba recibiendo un regaño de parte de su padre.
—Eres una princesa no se supone que mates venados.
—Soy una Targaryen, se supone que conquiste y cace como una.
Rhaenys se acercó a los dos Stark antes de mirar con fastidio a Aryon.
—Deja a la niña —ordenó Rhaenys—, esta siguiendo tradiciones. Deberías estar complacido con que no sea inútil y que tenga una excelente puntería, esta honrando a tu casa como algunos de sus miembros no logran hacer.
Aryon estaba colérico más no dijo nada más porque no quería discutir con alguien que le daba miedo desde que era un niño, incluso ahora la presencia de Rhaenys Targaryen le provocaba miedo al segundo hijo de Rickon Stark por eso no protesto cuando ella se ofreció a criar a su única hija.
Corlys Velaryon se acercó a la menor en cuanto vio que Aryon se marchaba con furia.
—Un gran logro si me lo preguntas —le sonrió Corlys con orgullo a la menor—. Cazar tres venados en la primera cacería a la que asistes, es bastante impresionante casi tanto como la propuesta de matrimonio que recibiste.
Dorcas se enderezó sorprendida por escuchar a Lord Corlys hablar con tanta tranquilidad de un tema de tal magnitud cuando generalmente solo maldecía a Aemond por haber pedido su mano a una edad tan prematura.
—¿Otro Lannister? —Dorcas fingió ignorancia que se ganó una mirada escéptica del mayor—. ¿O esta vez fue un Celtigar?
—Un Targaryen en realidad —corrigió Corlys fingiendo creer en la ignorancia de la menor—, el príncipe Jacaerys para ser exactos. Es bastante sorprendente que lo haya pedido cuando se desprecian desde hace años ¿No lo crees?
Dorcas negó con la cabeza sabiendo que debía de dar una buena excusa para no causar molestia en Corlys.
—Siempre ha sido terco y testarudo —comentó Dorcas con tranquilidad—. Ha decir verdad me sorprende que no lo haya hecho antes, sé lo mucho que le gustan las cosas que no puede tener; solo imagina a una persona.
—Me parece que estar tanto tiempo comprometida con el príncipe tuerto te ha contagiado de su mala vista —comentó Corlys bebiendo una copa de agua—. Confundes de qué príncipe estamos hablando y la diferencia clara qué hay entre ambos. La reina ha hecho a sus hijos que viven en la Fortaleza Roja que de Targaryen solo tienen la apariencia, son Hightower puros mientras que la princesa Rhaenyra ha criado a excepcionales personas que estoy seguro reconocerás, por alguna razón es que te mantienes cercana al príncipe Lucerys.
—¿Desde cuando defiendes tanto a los hijos de Rhaenyra? —cuestionó Dorcas con burla—. Claro que son excepcionales pero Raelon es...
—¿Realmente puedes considerar que es hijo de la reina y no de la princesa Saera? —interrumpió el platinado—. Sería un insulto para él que así lo vieras, especialmente cuando tú no te consideras la hija de Dysis Targaryen. Raelon y Daeron no fueron criados por los reyes, por ende son la copia de quienes los criaron, así como tú.
Los ojos de Dorcas se posaron en Rhaenys Targaryen con una sonrisa agradecida mientras la veía hablar con Renaela Velaryon, una prima lejana de la Serpiente Marina.
—Nunca les agradecí por haberme cuidado durante tantos años —comentó Dorcas—, sin ustedes habría muerto desangrada en la isla. Me salvaron de tantas maneras que ni siquiera creo que podrían estar conscientes, gracias por estar conmigo incluso cuando mi padre me abandonó.
El mayor puso una mano en el hombro de la menor en una muestra de apoyo.
—No fuiste la única que fue salvada cuando te encontré en la isla —le sonrió Corlys con tristeza en los ojos—. Nos salvaste a nosotros en cuanto aceptaste quedarte en Driftmark, tal vez no tengas mi sangre pero eres mi hija. Tanto como Laenor y Laena, tú eres mi hija y eres parte de mí.
La menor supo que no podría evitar dejar que las lágrimas se escurrieran por sus mejillas así que en cuanto sintió la primera bajar se lanzó a abrazar a Corlys Velaryon obteniendo miradas curiosas cuando el mayor la llevó a su carpa.
—Voy a traer al pirata —comentó Corlys en cuanto Dorcas se calmó—, no hagas nada de lo que puedas arrepentirte y considera la oferta de matrimonio del príncipe Jacaerys, necesitas más aliados de los que cuentas en este momento, olvida a los Lannister, Celtigar, Arryn y a los dornienses debes concentrarte en el resto que aún no han elegido un bando en la guerra.
La menor asintió y se marchó hacia donde se encontraban sus sirvientas.
—Traigan el vestido dorado con la tiara de flores y prepárenme un baño de agua fría —ordenó la menor—. Y por el amor de los dioses, tráiganme a Baela.
Las mujeres rápidamente corrieron a hacer lo que la menor les había indicado y se metió a la tina improvisada en cuanto está estuvo llena de pétalos de jazmín.
—Eyla quédate —pidió la menor mientras que el resto de las sirvientas se iban en cuanto llegó Baela—. Hola prima.
Baela apartó la mirada en cuanto vio el estado en el que se encontraba la mayor y le dio la espalda obteniendo una carcajada de parte de la pelinegra que sólo logró molestar a la menor.
—Dijeron que requerías de mi presencia —dijo Baela aún de espaldas—. ¿Qué es lo que quieres?
—A ti ¿Qué no es obvio? —cuestionó la norteña en cuanto Eyla comenzó a lavar su cabello—. Revisa mi bolso, tengo un regalo para ti.
La menor dudó en revisar el bolso pero en cuanto volteó a ver a la pelinegra se encontró con ella observándola como un lobo a su presa por lo que dejó la indecisión de lado y abrió el bolso con nerviosismo.
Los ojos de Baela se abrieron de par en par al ver los huevos más se mantuvo bloqueando la vista para la sirviente.
—¿Lo encontraste en la cacería?
—Correcto —asintió Dorcas saliendo de la tina de madera mientras que Eyla la secaba—. Toma el que más te guste, puedes dárselo a tu hermana si así lo deseas.
Pero la molestia se asomó en el rostro de la morena antes de negar con la cabeza al ver al pirata entrar en la carpa con tanta libertad y tranquilidad.
—No lo necesita —sentenció la platinada—. A diferencia de él que estará más que dispuesto a venderlos.
Dorcas asintió negándose a rogar para que la menor aceptase su regalo.
—Si así lo deseas —suspiró Dorcas mientras era vestida por Eyla bajo las miradas del pirata y la princesa sobre ella—, no hay nada más para lo que fuiste requerida así que puedes irte.
Baela casi arde ante la ira pero obedeció y salió de la carpa no sin antes mirar al pirata con desprecio.
—Te ves encantadora —le sonrió Dimitri—. ¿Pero no has pensado en que podría ser demasiado el color que estás utilizando?
—¿Y que sugieres? —preguntó la menor mientras su sirviente ataba su corsé—. ¿Qué me vista de negro o verde?
Dimitri negó con la cabeza de inmediato mientras se acercaba a la menor y la princesa le indicó a su sirviente que se marchará.
—No lo haría jamás —negó el pirata mientras se posicionaba detrás de la princesa y la ayudaba a atar los lazos de su vestido—, no sería justo para ti.
Dimitri dejó un beso en en hombro de la menor mientras ella se veía al espejo encontrándose con la sonrisa torcida del pirata sobre ella.
—Eres bastante hábil atando un vestido —comentó Dorcas—, es una pena que lo hagas de la manera en que lo atan las prostitutas. Debo asumir que volviste a tus viejos hábitos ¿Aegon tuvo algo que ver?
—¿Por qué crees que Aegon está relacionado en cada elección que tomó?
Dorcas lo miró a los ojos antes de dejar una caricia en su mejilla para después atar su vestido correctamente y tomar su cepillo.
—Porque quiero pensar que no me engañarías bajo una idea sólo tuya —admitió la menor—. Pero está bien, no puedo culparte de saciar tus deseos en otra parte cuando deseo hacer lo mismo.
La menor tomo sus tiara antes de ponérsela y dejar su largo cabello suelto con solo la tiara adornándolo.
—¿Puedo saber el nombre del afortunado?
Los dos amantes ya habían salido de la carpa llamando la atención de los nobles presentes.
—¿Quién dice que es un hombre?
Los ojos de Dimitri se abrieron de par en par ante la sorpresa.
—No le limitas con un solo género.
La celebración apenas comenzaba cuando Dorcas ya se encontraba riendo con Dimitri quien se mantenía viéndola con ese brillo de cariño en sus ojos mientras que Cregan Stark y Jacaerys Velaryon pensaban en como ejecutar al pirata al lado de la bruja del Norte.
—Debería llevarte al barco y mantenerte en mi dormitorio —suspiró Dimitri acomodando un mechón del cabello de la Stark—. Así nadie podría apartarte de mi.
—Debo admitir que siempre me pregunte como sería la vida de pirata —le sonrió Dorcas—. Quizás te construya un barco para que podamos recorrer el mundo.
—¿Con todo y tus mascotas? —se burló Dimitri.
—Y la tuya —asintió Dorcas viendo Curly, el lémur morado de Dimitri que llevaba a todos lados—. Sería como viajar con un pequeño zoológico.
—No creo que estés dispuesta a dejar toda tu vida —murmuró Dimitri.
Dorcas lo había escuchado y para ser honesta, si que había estado pensando en eso desde hace meses ya que en Driftmark ya no se escuchaba a la pelinegra afirmar que se convertiría en la mejor reina que hubiera en el mundo.
Ella se cuestionaba así misma sobre si realmente quería el trono o si solo quería cumplir con las expectativas de Rhaenys y Cregan sobre su futuro.
—Tal vez lo estoy —susurró Dorcas más para si misma que para el pirata.
Sabía que su entrenamiento era duro como lo sería reinar si decidía hacerlo pero realmente amaba al pirata que alimentaba a su lémur a su lado, lo suficiente como para dejar tiradas las expectativas de su madre adoptiva y su tío que la seguían en cada uno de sus pasos.
Aunque había besado a Jacaerys Velaryon ese mismo día no significaba que no quisiera a Dimitri porque realmente lo amaba, besar al Velaryon solo fue un golpe de hormonas y sentimientos reprimidos desde hace años. Lo que sentía por Dimitri era real.
Era lo más real que había conocido en su vida y lo único que parecía ser permanente, aunque para ser justos Dorcas no tenía muchas cosas que la hicieran sentir feliz y que se quedarían aunque Dimitri tuviera otros amoríos era él único chico que creía capaz de quedarse a su lado por algo que no fuese interés.
¿Quién podría quedarse con alguien que había sido lanzada al mar por su propia madre sino era alguien tan roto como ella? Jacaerys y Cregan jamás entenderían lo que era temer por su vida día tras día sin tener la mínima protección más que sus propios recursos, ambos tenían a alguien que los protegería a muerte.
Dorcas no tenía a nadie que fuese capaz de hacerlo por ella, o al menos eso le habían hecho creer sus padres desde que tiene memoria.
Ella solo contaba con la lealtad de sus dragones y sus puños para sobrevivir, siempre había sido ella peleando por su vida y la de los que amaba porque aunque la amaban de regreso no podían protegerla como ella a ellos.
La menor se encontraba caminando hacia su habitación en los pasillos del castillo demasiado cansada después de la noche anterior ya que no estaba acostumbrada a dormir tan lejos de sus dragones.
Por lo que no fue de extrañarse que pasara toda la noche sin dormir estando bajo la inseguridad de llegar a ser atacada por Dysis Targaryen, se negó a comer cualquier cosa que le sirvieran mientras solo tocaba la comida que Rhaenys había traído para ella y había evitado que cualquier otra persona llegara a tocar.
—Pareces muerta en vida —la espeluznante voz de Dysis Targaryen retumbó en los oídos de la menor—. No te vi comer nada ayer, los nobles me han presentado su preocupación por tus hábitos alimenticios.
Dorcas no podía respirar, el pavor era claro en sus ojos Ser Jensen se mantuvo a su lado hasta que Dysis avanzó hacia ella y se puso frente a la menor de forma protectora.
—¿Qué cree que hace? —cuestionó Dysis con sorna—. ¿Le parece que podría atacar a mi propia hija?
El sarcasmo había sido escupido con veneno saliendo de cada palabra pero eso no hizo que Ser Jensen retrocediera, se mantuvo firme incluso cuando Frey, el niño que Dysis había tomado como suyo se puso frente a él con una mirada aterradora mientras lo apuntaba con su espada. Eso fue lo que hizo reaccionar a Dorcas.
—Baja tu espada —ordenó la menor tomando su cuchillo en su mano.
Los rugidos de Pegasus se escucharon a lo lejos y gracias al ventanal se vio la silueta del dragón esmeralda que hizo que Frey palideciera notablemente.
Ser Criston Cole llegó corriendo detrás de la menor tras escuchar la disputa.
—Mi señor, debe bajar su espada ahora —le gruñó el guardián de la reina—. La princesa le ha dado una orden.
Dorcas tomó su espada al ver que el platinado no se había movido y jalo de Ser Jensen hacia ella tan rápido que no le dio la oportunidad a Frey de reaccionar cuando ella se encontraba sobre el con su espada apuntando a su cuello y su cuchillo estaba a centímetros de atravesar su pecho obteniendo un grito horrorizado de Dysis.
—Vuelve a apuntarle con un arma y te cortare la lengua, bastardo de mierda —advirtió Dorcas dando un corte en el cuello del mayor sin ser lo demasiado profundo como para matarlo o herirlo de gravedad pero lo suficiente como para alarmarlo—. ¿Se encuentra bien, Ser Jensen?
—Perfectamente, majestad.
La menor se paro del suelo dejando al mayor temblando en el suelo demasiado aterrado por la herida proporcionada por la pelinegra que se encontraba siendo escoltada por Ser Criston y Ser Jensen hacia su dormitorio.
—Gracias, mi princesa.
—No hay nada que agradecer —negó la menor—, usted haría lo mismo por mi.
Ser Criston se encontraba fascinado por la escena que acababa de presenciar, finalmente alguien se había atrevido a frenar al demente muchacho platinado que Dysis Targaryen insistía en que era su hijo.
La menor entró a su habitación dejando a los dos guardias afuera del mismo, Ser Jensen miraba al dorniense con sospecha de sus acciones al involucrarse o haber llegado tan rápido al rescate de la princesa.
—No hay razón para que se mantenga aquí Ser Criston —habló Ser Jensen con molestia—. Yo me encargaré de cuidar de la seguridad de la princesa Dorcas y usted debería de hacer lo mismo con la reina Alicent.
Dentro de la habitación se encontraba Dorcas viendo fijamente a la reina Alicent Hightower quien se encontraba sentada en su cama mientras la observaba con una sonrisa tétrica en su rostro.
—Dorcas querida —la llamó la reina haciendo que la menor la viera con mayor curiosidad—. Ven y acompáñame, hija.
—¿Disculpe?
La reina la miró con ternura como si la tuviera en la palma de su mano.
—Serás la esposa de mi hijo en poco menos de dos inviernos querida —se explicó la reina con falsa ternura que hizo que la menor la mirase con repulsión—. Siéntate.
La pelinegra obedeció con incomodidad en sus acciones.
—Asumo que sabrás de las horribles acusaciones qué hay sobre ti en la corte, dulce niña —le hablo Alicent como si hablase con un ser inocente y puro—. Él porque la mitad de la misma utiliza prendas azules y los atroces rumores qué hay sobre la herencia del trono de hierro, que planeas usurparle el derecho de nacimiento a mi hijo.
Dorcas se habría reído ya que Aegon era tan usurpador como ella, más no lo hizo porque la mujer frente a ella tenía locura en sus ojos que disfrazaba de condescendencia.
—¿Por qué querría hacer algo así? —cuestionó Dorcas siguiendo el juego de la reina utilizando toda la ironía que estaba dentro de ella—. Cuando la heredera al trono es mi querida tía, Rhaenyra y estoy felizmente comprometida con el príncipe Aemond ¿Qué podría hacerme desear el trono de la princesa Rhaenyra?
La burla era clara en las expresiones de la menor pero la reina se rehusaba a aceptarlo.
—En aquel caso no te molestará utilizar el vestido que mi hijo ha enviado para ti —siseó Alicent furiosa tras escuchar como la menor decía la verdad que ella no quería aceptar.
Si bien Rhaenyra era la heredera de Viserys quien era el rey que había sido elegido por el consejo del rey Jaehaerys, Dorcas era la heredera de Rhaenys quien fue injustamente despreciada por los nobles que seguían una tradición absurda.
Rhaenyra era la heredera del rey pacifico.
Dorcas era la heredera de la reina que debió ser pero también era su venganza ante los Siete Reinos.
—Claro que no me molestaría, su majestad.
La reina asintió antes de dejar un beso en la frente de la menor antes de retirarse, Ser Jensen entró a la habitación en cuestión de segundos para ver el estado en el que se encontraba la menor.
Pero grande fue su sorpresa al verla quemando un vestido verde en su chimenea.
—Llame a Eyla, Ser Jensen —demando la pelinegra con tranquilidad—, dígale que es hora de que traiga el vestido que acordamos.
—Majestad —la llamó Eyla—. ¿Está segura de que esto es una buena idea?
—Si estuviera segura de que mis acciones son buenas ideas antes de hacerlas no haría nada —contestó Dorcas con simpleza—, no te preocupes demasiado ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Eyla estaba por responder pero la pelinegra ya se había ido y su vestido violeta se mezclaba entre los otros vestidos de las damas de la iglesia, Dorcas se mantuvo en las filas de los nobles invitados del novio en lugar del de la novia. No le serviría enterarse de lo que Asteria hacía si ya tenía a alguien vigilándola.
Pero era lo mismo de siempre, rumores de años pasados o información que ella ya tenía, hablaban de bandos, guerra, batallas, cotillería, embarazos fuera del matrimonio y amantes.
A la princesa no le quedó otra opción que ir del lado de la novia donde descubrió que en realidad era la parte del novio con cotillería más interesante y fresca.
Hablaban desde estafas, ataques a barcos, negocios hasta asesinatos, planes de guerra y estrategias.
Dorcas se encontraba haciendo lo único que podía calmar sus nervios cuando estaba en una situación tensa, averiguar los secretos de todos los nobles que encontraba.
Le había dicho a Rhaenys que se sentía mal por el viaje pero realmente estaba entre la multitud escuchando los sobornos de cualquier persona a que estuviera a su alcance y tomando notas, cuando alguien le preguntaba que escribía les mentía diciendo que estaba narrando la boda para tenerlo en los registros para sus descendientes.
Ser Criston Cole seguía de cercas a la princesa ya que la había visto vagando por ahí y le preocupaba que la terminasen lastimando alguno de los plebeyos o nobles.
Cuando notó que uno de los Lannister la seguía Ser Criston fue con ella.
—Majestad su tía me ha enviado para escoltarla a su dormitorio —mintió Ser Criston señalando con la cabeza al Lannister—.
La menor asintió comprendiendo la situación de inmediato por lo que empezaron a caminar hacia el dormitorio de la chica bajo la mirada curiosa de Cregan Stark quien se encontraba siguiéndola.
—Debo agradecerle Ser Criston —suspiró Dorcas con alivio—. No soy muy popular entre los Lannister a menos que sea para tratar de arreglar un matrimonio entre los hijos que no tengo.
Ser Criston sonrió levemente antes de decirle que ese era su trabajo.
—Su tío también lleva tiempo siguiéndola.
—¿Cuál de ellos?
—Lord Cregan Stark.
Dorcas miró hacia atrás encontrado la mirada del Stark aún sobre ella sin notar que ya había sido descubierto hasta que Dorcas lo saludo con burla haciéndolo bufar con molestia.
Ser Criston rió levemente ante la escena pero fingió no haberlo hecho cuando la chica Stark lo miró divertida.
—Así que los caballeros si ríen —sonrió Dorcas—, creí que era una norma secreta que no lo hicieran públicamente.
—Le ruego no le diga a nadie mi Lady —Ser Criston le siguió el juego a la de ojos violetas—. Destrozaría mi reputación por completo, podrían despedirme por reírme frente a una princesa.
—Sería tan escandaloso si alguien se enterase de tal atrevimiento —dramatizó Dorcas con una sonrisa ladeada—. Tal vez termine acusada de traición por hacerlo reír aunque valdría la pena, se ve bien riendo Ser.
La sonrisa de Ser Criston se borró ante el coqueteo de la princesa debido a un recuerdo de la tía de la princesa a su lado.
—Por eso si que podrían acusarme de traición mi Lady —dijo Ser Criston con seriedad.
—No sino se enteran —sonrió Dorcas ladinamente—, y yo no pienso reportar ninguna traición de su parte, Ser ¿Usted piensa reportar algo de esta conversación al rey?
Ser Criston negó con la cabeza sin saber que estaba cayendo en los juegos de Dorcas Stark, la menor fingió inocencia que sabía que mantendría confundido al caballero cosa que pasó de inmediato en cuanto ella se despidió con una sonrisa para entrar a su cuarto y cerrar la puerta antes de volverla a abrir.
—¿Podría ayudarme con los lazos? —preguntó Dorcas con falsa desesperación—. Están muy ajustados y me están lastimando.
Ser Criston asintió sin entrar a la habitación deshizo el moño con rapidez antes de voltearse y cerrar la puerta negándose a caer ante alguna otra mujer Targaryen.
Dorcas se encontraba riendo ante el intento de resistencia del caballero antes de hacer la mayor cantidad de ruido cuando se desvestía con el mero propósito de fastidiar la paciencia del caballero jurado de la protección de la reina, desde que lo vio pelear con Ser Harwin Strong hace años había descubierto que realmente le gustaban los amantes de su tía Rhaenyra.
En especial Ser Criston Cole por su fuerza y protección que irradiaba aunque debía de admitir que si Ser Harwin Strong estuviese vivo no se habría interesado en lo más mínimo por alguien que no fuese él.
Pero como no lo estaba su atención estaba siendo dirigida hacia Ser Criston Cole ya que le gustaba lo mucho que la cuidaba en cada visita que tenía en la Fortaleza Roja, además de que su barba le parecía bastante atractiva.
Y tal vez la motivo ser vista por Cregan Stark durante cada segundo que había jugado con la mente de Ser Criston y la de él porque estaba decidida a hacer que alguno de los dos se quebrara en esa visita.
Después de todo no le debía fidelidad a Dimitri si en cada puerto al que iba encontraba niños bastardos con bastante parecido al del pirata que insistía en seguir en su papel de amante engañado cuando él no tenía derecho a reprocharle nada si seguía dejando bastardos por cada lugar que su barco recorría.
El amor nunca había hecho ciega a Dorcas, ni siquiera por Baela que fue su primer amor lo había sido ¿Por qué daría más de lo que le ofrecían en una relación si podia divertirse en otras?
La puerta fue abierta con brusquedad cuando Dorcas había terminado de ponerse una camisa y un pantalón para ir al pueblo.
—Tus intentos por llamar mi atención se están volviendo patéticos —siseó Cregan con furia—. No es innovador coquetear con un guardia o salir con un pirata.
—¿No has pensado que realmente solo quiero la atención de Ser Criston? —cuestionó Dorcas con indiferencia—. Eres bastante ególatra si crees que todas mis acciones son realizadas para llamar tu atención.
Cregan la miró con furia al ver como lo trataba como si fuera solo un chico encaprichado con ella, aunque tal vez lo estaba siendo.
—¿Por qué querrías su atención? —gruñó Cregan lleno de ira—. No lo comprendo ¿Deseas que me ponga una armadura para que me hables a mi? ¿Debo vestirme de pirata? Dime lo que deseas y lo haré.
Dorcas realmente no esperaba eso pero si que planeaba ponerlo a prueba, Cregan no era el único que quería algo.
—¿Quieres saber que es lo que deseo, mi señor? —preguntó Dorcas mirando a los ojos al más alto hasta que el asintió—. Deseo que nos marchemos a Invernalia y me desposes, eso es lo que deseo ¿Puedes hacerlo?
Cregan estaba sorprendido ante la petición de su sobrina pero salió rápidamente de la sorpresa para cargarla hasta el tocador detrás de ella y besarla estaba molesto y siendo pasional y rudo con la chica que trataba de seguir el beso con la misma rapidez hasta que él se separo dejándola frustrada ante la falta de contacto.
—No vamos a seguir la historia de tus padres —negó Cregan juntando su frente con la de la menor—. Quiero casarme contigo con un enorme público no escapando del mundo como si estuviéramos cometiendo algún crimen de guerra.
La chica puso sus manos en las mejillas de Cregan en un intento de mantener físico contacto con él mientras que el mayor se aferraba a su cintura en un abrazo.
El abrazo se vio concluido cuando Cregan la soltó para quitarse uno de sus anillos y ponérselo a la menor quien lo miraba con sorpresa al ver el bonito anillo de plata con una enorme y extraño diamante azul que a Dorcas siempre le gusto.
—Le perteneció madre —informó Cregan jugando con un mechón del cabello de Dorcas—. Quería que se lo obsequiará mi futura esposa, Dor, abandona al pirata y ven conmigo a Invernalia cuando concluya la boda.
La de ojos violetas asintió con la cabeza antes de volver a besar al general, jugando con su cabello y sonriendo entre el beso, sabía que Cregan no era real pero de verdad deseaba que lo fuera y se estaba aferrando a la idea de poder tener lo que siempre deseo, a él, sabía que estaba siendo injusta consigo misma ya que dentro de sí misma conocía la cruda realidad de que el pirata y el general del ejército de Invernalia compartían de la atención que estaba recibiendo en ese momento también lo brindaban a sus amantes y prostitutas.
—Promete que realmente nos casaremos.
Cregan asintió mientras besaba la mano de la princesa con su habitual galantería que a Dorcas enloquecía.
—Cuando nos casemos prometo darte todo lo que desees.
—¿Me harás recordarte lo exigente que puedo llegar a ser? —cuestionó la menor con diversión en su tono—.
—¿Tendré que recordarte lo persistente que soy? —respondió de vuelta Cregan—. No hay nada que puedas pedirme que no esté dispuesto a hacer.
—Aparentemente no puedes acostarte conmigo aunque te lo pida —rebatió la princesa.
—No soy la clase de persona que planea deshonrarte.
Dorcas rodó los ojos con diversión y con un sonrojo en sus mejillas antes de tomar la mano callosa de Cregan entre las suyas y darle una de sus pulseras de plata.
—Es lo justo —le sonrió Dorcas ante la confusión de Cregan—. Tengo el anillo de tu madre y tu la pulsera de la mía.
—Me haces muy difícil no casarme contigo en la iglesia más cercana.
—Tu eres quien desea una gran boda.
—Es lo mínimo que mereces y también lo mínimo que te daré.
La puerta de la habitación fue tocada repetidamente por lo que la pareja se había separado y Cregan se había escondido detrás del tocador.
La menor abrió las puertas y se encontró con la mirada juzgadora de su padre quien observaba su cuarto en busca de cualquier clase de compañía.
—¿Has visto a Cregan? —cuestionó Aryon en un susurro.
—No.
—Bueno si lo encuentras dile que se lo que esconde —demando Aryon con falsa tranquilidad—, y que no puede esconderla para siempre.
Una mueca de confusión se hizo presente en el rostro de la menor pero asintió levemente.
Quiero aclarar que Dorcas es una adolescente así que tendrá muchas actitudes cuestionables durante su adolescencia porque como todos se está perdiendo y volviéndose a encontrar en muchos momentos y es una chica mirrorball así que va a cambiar constantemente de opinión o de actitudes.
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