Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟎𝟎𝟓. 𝖸𝗈𝗎𝗋 𝖽𝖺𝖽 𝗂𝗌 𝖺𝗅𝗐𝖺𝗒𝗌 𝗆𝖺𝖽 𝖺𝗇𝖽 𝗍𝗁𝖺𝗍 𝗆𝗎𝗌𝗍 𝖻𝖾 𝗐𝗁𝗒

████████████████████
❪ ꧏ𓈒 𝟎𝟎𝟓. ── 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 ৫ ᠀ ❜
❥ ๋𓄹𓏲。 𝘄𝘄𝘄.𝐦𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐫𝐚𝐢𝐧. • °
⟆ 🐉 ▋◖ 𝘷𝘪𝘨𝘪𝘭𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴𝘩𝘷𝘵◞。𓍢 ׄ *
ৎ 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻 ୭ ❫

Cregan Stark no era muy bueno en negarle cosas a la menor de su casa porque Dorcas siempre había sido la persona que se encontraba ahí, lo había estado desde que Mucilber lo hizo entrenar a la pequeña en cuanto cumplió tres días con el nombre, incluso cuando se mudo a Driftmark seguían en contacto y las visitas de fin de semana de ella se habían convertido en algo rutinario para Cregan hasta que Aryon y ella comenzaron a pelear por el entrenamiento que estaba recibiendo Dorcas para convertirse en reina y que Aryon quisiera mantenerla en un grado inferior al de él no ayudaba para nada.

A diferencia de Cregan, el mellizo de Aegon Targaryen, Raelon Targaryen el príncipe desterrado realmente quería a su sobrina porque lo había seguido incluso después de su destierro de la Fortaleza Roja seguía enviando cartas para él y enviaba obsequios durante todo un mes en el que es su día con el nombre, para él fue bastante extraño llevarse bien con Cregan Stark después de ser invitado a Invernalia bajo las órdenes de su padre y abuelo para comprometerlo con Eloise Stark, la hija del Lobo de Sangre y Señor de Invernalia.

—Tu hermano llego ebrio anoche —informó Raelon mirando a Cregan con burla—. Fue a mi habitación y empezó a maldecir a nuestra sobrina.

La mirada de Cregan se endureció tras escuchar las palabras del Targaryen, ahí pareció entrar en confianza con él ante la mención de la menor.

—Mi hermano odia pensar en que sus hijos sean más poderosos que cualquiera de nosotros —suspiró Cregan mirando la nieve caer—. Claro que es bastante estúpido si cree que puede frenar a cualquiera de los dos de ser más poderosos que él, pero será divertido verlo fracasar.

El Raelon miró con curiosidad a su amigo pero el pánico se hizo frente en su rostro en cuanto las puertas de la biblioteca fueron abiertas y cerradas con brusquedad, se quedó estático ante la idea de que fuera Mucilber Stark quien abriera las puertas.

—¡Cregan se que estás aquí! —el gritó de Dorcas resonó por toda la habitación—.

—¡Yo también lo estoy! —grito Raelon de vuelta.

Se escucharon los pasos de Dorcas hacía ellos y la menor se lanzó a los brazos del Targaryen, hace mucho que no se veían después de él corrió a los brazos del Stark y Cregan sintió como mojaba su camiseta sabía que estaba llorando pero no sabía porque pero lo que sea que fuera iba a pagar muy caro haber lastimado a la menor, Raelon ya se había ido cuando ella lo soltó.

—¿Qué paso? —preguntó Cregan—. Solo dame un nombre y haré que se arrepienta.

—Mi padre me comprometió con Aemond Targaryen —sollozó Dorcas—, quiere mantenerme bajo su control. No le importa como sea o lo que podrían hacerme, Aemond intento asesinar a mi hermano hace años ¿Y si llegase a forzarme a...?

Cregan abrazo a la menor sorprendido de que su hermano hubiera comprometido a su prometida con alguien más sin decírselo primero, o decirle a Mucilber.

No quiso dejarla terminar de hablar por el terror que le generaba siquiera pensar en lo que el príncipe con un ojo podría hacerle a su adorada princesa, sabía que si bien no era perfecto jamás la habría forzado a nada.

Pero no podía contar con que Aemond le daría el mismo trato como su esposa, no cuando fue criado por las ratas de la corte.

—Te prometo que no tendrás que casarte con él o estar bajo el control de nadie —Cregan tomó el rostro de Dorcas entre sus manos antes de limpiar sus lágrimas y sonreírle—. Te prometí un ejercito hace años y yo jamás rompo mis promesas, serás mi reina azul.

Cregan no tenía idea de que ella se encontraba llorando porque no se casaría con él y no porque tuviera que comprometerse con alguien con nulas posibilidades de ser rey, Dorcas quería que Cregan Stark fuera su rey.

—¿Y qué hay de ti? —preguntó Dorcas mirando a Cregan fijamente—. ¿Tu qué serás?

—Tu comandante naval —dijo Cregan si apartar la mirada de los rastros de lágrimas de Dorcas—. O lo que tu decidas, te serviré como tu lo desees.

Cregan no sabía que la menor estaba encaprichada con él y que sus palabras solo alimentaban la ambición de ser reina con tal de poder elegirlo como su esposo, porque había algo que ella deseaba más que gobernar y eso era convertirse en la esposa de Cregan.

Dorcas sabía que Cregan no sabía lo que ella pensaba de él, al menos no aún pero ella estaba segura de que si él podía darle el trono con su ejército también podría ser su esposo.

La menor salió de la biblioteca para seguir a su tío de parte de su madre, había extrañado a Raelon Targaryen más de lo que le gustaría admitir.

—¿Siempre son tan rígidos en este lugar? —se quejó Raelon tomando una de las rosas que tenía su tallo torcido.

La menor sonrió ladinamente, le divertía saber que su tío quien siempre le contaba grandes historias que a ella le parecían indescriptiblemente asombrosas se mantenía incómodo ante las costumbres del Norte.

—Las celebraciones son más... familiares —explicó la pelinegra con simpleza.

Dorcas mentiría si dijera no estar feliz por ser conocedora de algo que su tío carecía de información pero aunque lo explicara de tal modo no se sentía como parte de la familia, ella no podía volver a ser la pequeña de tres días con el nombre que confiaba en las personas que compartía genética, no después de cada maltrato que había recibido de parte de sus padres, en las únicas personas de su familia en la que confiaba ciegamente eran Rhaenys Targaryen, Corlys Velaryon y Lucerys Velaryon porque habían sido quienes se quedaron con ella y no la veían con lástima después de lo que vivió en la isla.

Rhaenys la había forzado a mejorar, incluso cuando se negaba a salir de la cama por días, Corlys la había criado como a su hija y jamás se atrevió a juzgarla y Lucerys jamás se apartó de su lado incluso cuando todos lo hicieron.

—Tú eres un extraño para todos. Además, querido tío, ¿No has pensado que tal vez eres tú el que vive con demasiadas fiestas?

El recuerdo del llanto de Rhaena Targaryen cuando escucho que Raelon había dejado encinta a una mujer resonó en la memoria de Dorcas dejándola furiosa ante el solo recuerdo de haber estado una semana consolando a la hija de Daemon Targaryen y Laena Velaryon quien mantenía un fuerte enamoramiento por el hombre castaño frente a ella.

—Dorcas, la vida es en sí misma una celebración que debe honrarse en cada momento, yo sólo disfruto de las delicias que ofrece el camino —apuntó el castaño oliendo la rosa—. Están frescas. Nunca había visto una, ¿No pueden llevarse? Estoy seguro que a Neysi le encantarían.

Una mueca de desdén se formó en el rostro de la menor, bufó al pensar que seguramente se trataba de otra amante de su tío. A veces deseaba haber nacido como un hombre para poder tener el acceso a el libertinaje sin ser obligada a casarse o ser exiliada por el más mínimo rumor.

—Eres bastante considerado con tus amantes, tal vez deberías de poner ese empeño con mi prima antes que llegue su padre, no le gustan los desaires.

—Neysilla es mi hija, Dorcas —corrigió Raelon—. No una amante.

—Aunque mujeres no te faltan —recriminó la menor con simpleza.

—¿Por qué me siento regañado?

—Tu conciencia te carcome seguramente, tío.

Raelon se encontraba confuso ante las palabras de su sobrina quien seguía pensando en las noches de llanto –que podrían parecer de duelo– que había estado consolando a Rhaena Targaryen cada vez que un nuevo hijo del príncipe Raelon llegaba al mundo.

¿Aunque cómo culpar al hombre si no lo sabía?

—A Eloise tampoco la note muy entusiasta de conocerme.

Dorcas arqueó una ceja interesada por las palabras de su tío, no era una persona que disfrutase de la cotillería pero no le molestaba mantenerse informada.

—No es fácil de impresionar, ella prefiera a los caballos antes que a las personas. Se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza para su padre cuando yo estaba aquí y por lo que veo, no ha cambiado, ya que sigue sin un esposo —comentó Dorcas sin parar, era cómo si las preguntas le sacaran todos los condimentos de la sopa, Raelon lo encontró encantador.

Ella era parlanchina y él un conversador hábil, así que se llevaban bien. Todo el tiempo fue así. Alguno empezaba el hilo, el otro lo seguía mientras juntaban las piezas hasta que su rompecabezas encajara.

—Y yo no tengo intensiones de molestarla, sí te soy sincero, las mujeres norteñas me dan más miedo que mi madre de niño —siguió Raelon divirtiendo a su sobrina—, hubo una vez en la que yo rompí su corona de esmeraldas. Era nueva, las habían traído desde Yunkai, recuerdo bien. Aegon escondió las piezas, pero al final, una dama las encontró y... —Raelon rio mordiendo su lengua—, le dijimos que fue Aemond.

Dorcas lo miró con la boca entreabierta y golpeó su brazo, claro que recordaba aquel incidente. Ella había consolado a Aemond después de haber estado horas deprimido ante la idea de ser acusado de mentiroso por su madre.

—¡Lo sabía! Aemond no tocaba las cosas de su madre, y ustedes lo arrojaron tras el hacha.

Raelon rodó los ojos con diversión, Dorcas lo miraba expectante. Se sentía de regreso a su infancia en los días buenos, cuando rogaba que llegara la noche para correr en los pasillos con sus tíos o esperaba ansiosamente a Raelon en el dormitorio de Helaena para escuchar como le contaba sus aventuras a su hermana menor y a ella ya que su tía se negaba a dejarla ir.

—Aegon fue el de la idea.

—No esperaba algo diferente —confesó la menor—, siempre me he preguntado cómo puede haber dos personas tan similares pero diferentes. Dudo llegar a conocer a alguien así sin contarte a ti y a Aegon.

—En Volantis se rumorea de alguien parecida a tu prima Eloise —comentó Raelon.

—Asumo que no será alguien muy cuerdo —bromeó la menor arrancándole una sonrisa al castaño—.

—Es una bruja de sangre —explicó Raelon a su sobrina—, la más fuerte qué hay. Vive frente a uno de los ríos, nadie sabe cuál, pero evitamos pasar las noches cerca de cualquiera de ellos ya que se rumorea que hace sacrificios humanos y que tiene un aquelarre monstruoso.

La princesa se aseguró de repetir las palabras de su tío mentalmente para no olvidarlas y documentarlas en sus diarios.

Dorcas no sabía mucho de Volantis pero aprovechó cada segundo junto a su tío para tratar de sacar la mínima información que le pudiera parecer útil.

—¿Y qué pasó con Aemond después de que la reina se enteró? —cuestionó Dorcas cambiando de tema para mantener a su tío interesado.

—Era Aemond, madre nunca le haría nada —sonrió Raelon sin gracia.

Dorcas lo comprendía más de lo que le gustaba admitir; ambos eran el niño no deseado y maltratado de sus familias aunque lo disimularan con bromas eran solo intentos de llamar la atención y buscar el amor que les fue negado, se habían ido de casa demasiado jóvenes y habían tomado a otra familia, una que de verdad los amaba.

Pero ambos habían tomado caminos diferentes, Raelon se convirtió en un reconocido guerrero mientras que Dorcas se preparaba para tomar un trono por la fuerza. Él lo había hecho por deseo propio mientras que ella no tuvo elección, era gobernar o rogar para sobrevivir junto a su hermano.

Ella no quería sobrevivir, quería vivir una vida digna de ser recordada.

—¡Y no lo hizo! —exclamó Raelon—. Sólo no lo mandó a rezar al septo por una hora por mentir.

—Ahora entiendo de dónde le viene lo mojigato —se burló la menor.

El príncipe soltó una pequeña risa, ahí fue cuando Dorcas lo notó, su tío que había sido exiliado a Volantis ya no existía.

Ahora frente a ella estaba el hijo adoptivo de Saera Targaryen, moldeado a su imagen extrovertida y rebelde no a la remilgada y mustia de Alicent Hightower.

La oveja negra se había convertido en el único hijo que a Dorcas le parecía decente de la reina.

—Él y Helaena eran los únicos que no se quejaban de ir al septo —siguió Raelon con nostalgia en sus ojos—, Aegon y yo no la pasábamos jugando a patearnos por debajo de la almohadilla o haciendo muecas hasta que Daeron lloraba, parque pudiéramos irnos. Creo que, en parte, eso los hizo más fáciles de criar.

—¿La devoción en dioses que ni siquiera escuchan?

Raelon miró con diversión a su sobrina, no era una sorpresa para él que ella mantuviera su fe en los dioses Valyrios en lugar de los Siete, si había alguien que repugnaba las costumbres de los Siete Reinos era Dorcas, podría hacerse pasar como la reina Visenya o el rey Maegor con bastante facilidad.

—No, las similitudes con madre —se explicó el mayor—. Aegon y yo éramos más... nosotros. Madre los veía todo el tiempo, estaba ocupada, pero no puedes hacer que una criada haga el trabajo de una madre. No es lo mismo —Raelon carraspeó, sintiendo que se había desviado del tema, debido a la mirada comprensiva de Dorcas—. Entonces... tú y mi hermanito, ¿Eh? Cuando le dijiste a Cregan que los habían comprometido, parecía que te habían sentenciado a muerte ahí dentro.

—Una lenta y dolorosa —Dorcas
resopló negando.

Raelon se detuvo, tendiéndole la rosa, que ella aceptó mientras él se sentaba en la banca de piedra gris y señalaba con su cabeza el lugar a su lado, Dorcas se sentó a su lado evitando quejarse por el frío y aferrándose a su abrigo de piel blanca de oso polar.

—¿Qué hay de malo en Aemond? —Raelon cuestionó confundido ante el disgusto de su prima por su hermano menor— no es el ojo ¿O sí? Nunca se lo he visto, pero he visto a un par que perdieron incluso ambos ojos...

—El ojo no es el problema —lo interrumpió Dorcas—. Se ha vuelto un huraño que vive obsesionada con el deber con Estrella de Siete Puntas, sí, pero... aun así, podría manejarlo.

—No lo dudo, no sería al primer dragón salvaje que domas con toda la improbabilidad como sí Maegor volviera a ser elegido rey en un consejo —el príncipe intentó bromear, pero el tono era más cálido y con toques serios que Dorcas jamás se sintió burlada.

Dorcas le sonrió, pero el cansancio, la pena y los rastros de lágrimas secas seguían en su rostro, el pavor que sentía por convertirse en la esposa de Aemond Targaryen no se iría jamás ella sabía lo que le hacían a las mujeres con sangre Valyria, como las utilizaban.

Como a la reina Aemma, Rhaenyra, Laena, Rhaenys, Visenya, entre muchas más. Ella sería una de miles de mujeres torturadas, ese era el único legado que le seguiría a todas las mujeres de su línea sanguínea.

—Es sólo que amo a otra persona, tío.

La princesa no mintió más no dijo la verdad, ¿Ella no quería desposar a Aemond por amor a Cregan? No, amaba a su tío pero sabía que llegado el momento se casaría por conveniencia, el amor al que se refería era al que sentía por Lucerys Velaryon.

Ella no podría casarse con Aemond Targaryen porque sería traicionar a Lucerys, pero a su vez no deseaba desposarlo porque ¿Qué fuerza podría tener un tercer hijo en una elección real? ¿Cómo podría casarse que no tendría nada con que pelear por ella? ¿Cómo mantendría con vida a su hermano si no se casaba con alguien que pudiera protegerlos?

—Ah... el amor, que maldición y bendición es a la vez —Raelon abrió sus brazos, levantando su pesada capa blanca que parecía un auténtico manto de nieve, bajo el que Dorcas accedió a cobijarse mientras recargaba su cabeza en su hombro—, déjame adivinar,
¿Tiene cara de enojado, pero no es tan malo, excelente con la espada y también es Stark, para variar?

La mueca en el rostro de Dorcas se volvió ligeramente más animada y abrazó a Raelon con una fuerza nostálgica que los golpeó a ambos, pues el príncipe también devolvió el gesto al pasar su mano por los hombros con cariño.

Cómo habría deseado que hubieran enviado a Aegon lejos en lugar de a Raelon, pensó la menor mientras sentía el calor de su tío inundarla.

—Has hecho tanta falta aquí, que no imaginas. Te necesitábamos, hubiera sido diferente sí no te hubieran alejado.

—No creo que haya hecho tanta falta sí todos siguieron con sus vidas, ¿No?
Además, me ha ido bastante bien en Volantis, probablemente mejor de lo que sea que hubiera hecho aquí.

—Yo te extrañe.

—Eres desafortunada, me temo.

Dorcas golpeó sus costillas, un poco fuerte, al menos lo suficiente para hacerlo gemir por el doloroso cosquilleo, ella se arrepintió al instante por verlo adolorido. A decir verdad esperaba que fuera más resistente.

—No fui la única.

Una sonrisa maliciosa se hizo presente en el rostro de la pelinegra, el recuerdo de Rhaena volvía a su mente y sus gritos agudos de emoción cada vez que le llegaba una carta de Raelon.

—Ah, sí, ¿Cómo quién?

Raelon no la miró, fingiendo desinterés, pero estaba ansioso por saber, la menor ensanchó su sonrisa tras notar como había logrado su cometido.

—Pues... cómo Rhaena —dijo la menor suavemente, como el mayor de sus secretos—. Lo dice todo el tiempo.

El nombre le dibujó instantáneamente una sonrisa a Raelon y Dorcas la siguió cuando la notó, orgullosa de su trabajo. Sí su prima no daba el primer paso, ella les señalaría el camino ¿No es lo que una reina hace? Construir el camino.

—No la he visto desde que tenía unos ocho y yo trece.

—Nunca dejaste de escribirle —canturreo la menor con diversión.

Dorcas no era sádica y cruel como muchos sospechaban, podría ser una niña pero había pasado por mucho.

Si lograba evitar que aunque sea una de sus primas lograsen evitar por todo el sacrificio y el dolor de estar en un matrimonio sin amor lo haría sin pensarlo, Rhaena era su prima favorita como Raelon es su tío favorito y ambos merecían lo mejor pero eran bastante lentos para dar el primer paso.

—Costumbre, supongo.

Si había algo que Dorcas no extrañaba del Norte era la comida, era sorprendente lo mala que era en comparación a la de Driftmark.

—Entonces, ¿Quieres casarte con mi hija? —Mulciber le preguntó seriamente a Raelon, Dorcas se sentía aliviada que por una vez la voz llena de seriedad de su tío que utilizaba cuando buscaba respuestas no fuera para ella.

—Hablar de matrimonio sin apenas una conversación es un poco apresurado, mi lord —respondió Raelon.

Dorcas llevó su mano a su copa rozando los dedos de Cregan quien le sonrió levemente ante el toque suave de la menor.

—¿Lo es? La Mano del Rey fue muy clara con el propósito de su visita, de lo contario, no habríamos gastado bebidas, madera y alimentos en vano con usted; recursos de los que no podemos darnos el lujo de desperdiciar en este lugar, príncipe.

En lugar de escuchar la disputa entre el Señor de Invernalia y del príncipe exiliado Dorcas hacia muecas para su primo, Peter quien estaba frente a ella y le sonreía ante cada mueca que hacía la pelinegra en su dirección bajo la mirada furiosa de la madre del menor, Eirene Bolton, la esposa de Mucilber que creía firmemente en los rumores de que la niña de ojos violetas era la bastarda de su esposo.

—Mi abuelo se toma muchas libertades cuando mi padre tiene que atender asuntos más importantes.

Finalmente la atención de Dorcas se poso en su tío, alarmada por sus palabras y la mano de Cregan fue directamente a la suya por debajo de la mesa, evitando que tomara su daga.

La daga que Mucilber Stark le había dado hace tantos años y que ahora quería utilizar contra él en caso de que lastimara a su tío Raelon.

—¿Más importantes que su hijo?

El silencio se hizo presente en la habitación, parecía que ni siquiera estaban respirando. Dorcas notaba como Raelon se tensaba, Mucilber lo miraba de mala manera y su padre se burlaba de la situación mientras tomaba de su copa más vino, Eirene sonreía con malicia, los menores –los hijos de Mucilber incluso– se veían bastante nerviosos y preocupados.

—Más importantes que un príncipe exiliado —Raelon aclaró, Mulciber, pasó de consternación un ceño fruncido por la arruga entre sus cejas—. Veo que mi abuelo no se lo ha comentado, pero yo le quitaré la venda que mi abuelo le ha puesto con engaños. Estoy exiliado y no voy a recibir nada de mi padre ni del reino a su muerte.

—Su padre nunca lo anunció en público.

Dorcas sabía que Mucilber se encontraba sumamente tenso e impaciente, ella apretó la mano de Cregan ante el terror de que el Lobo de Sangre decidiera devorar al Targaryen en un ataque de furia.

— No se pregunta lo que es evidente, mi lord —suspiró Raelon—. Soy un segundo hijo, yo tengo lo que me gano por mi cuenta. A futuro, sólo podría ofrecerle a su hija... ser dueña de un par de jardines de placer.

Oliver, el hijo mayor de Mulciber se rio, en comparación al desdeñoso gruñido de su madre, lady Bolton.

—Ser la princesa de los burdeles, no es a lo que aspiro, padre —Eloise protestó sin levantar la mirada.

Dorcas notó como Raelon recargó su boca contra sus manos para tapar la sonrisa que se estaba formando en su rostro.

—Poco honorable, pero un negocio bastante productivo. ¿No? Tienes el dinero para darle una buena vida, es lo que importa —repuso Mulciber.

La tensión se hizo palpable en el ambiente hasta que se dirigió a otro punto, a otra persona. La única persona en la mesa que era una jinete de dragones.

Raelon notó la tensión en la mesa en cuanto Aryon vio a su hija menor sentada junto a él y Cregan, también la molestia de parte de Mucilber hacía el ebrio de los Stark.

—No es viernes —habló Aryon mirando mal a su hija—. ¿Por qué estas aquí?

—¿Por qué la comprometiste con el príncipe tuerto? —siseó Mucilber furioso mientras comía la mano de alguna persona que lo molesto—. Ella iba a ser la esposa del señor de Invernalia.

—¿Voy a ser el señor de Invernalia? —preguntó Cregan entusiasmado.

La mirada asesina de Mucilber hizo que el menor de los hermanos Stark dejará su emoción de lado.

Dorcas le sonrió levemente a Cregan y por debajo de la mesa ella se quitó uno de sus anillos para ponérselo a él en un acto de nerviosismo y una promesa hacia sí misma, que se casaría con él.

—¿Por qué importa si comprometí o no a mi hija? —bufó Aryon con aburrimiento.

—Porque tu hija es una Stark —gruñó Mucilber harto de su hermano—. Y ella estaba comprometida con Cregan hasta que decidiste comprometerla con Aemond Targaryen.

Raelon y Dorcas se limitaban a mirarse o tomar vino tratando de que Mucilber y Aryon no los involucraran en su pelea a diferencia de Cregan que ya estaba preparándose para unirse a la discusión.

—¿A quién le importa con quien se case? —Aryon miraba con aburrimiento a Mucilber—. Mientras sirva de acuerdo político no interesa con quien se case.

—Lo que tu quieres es mantenerla bajo tu control como un vil peón —siseó Cregan furioso—. ¿Y para qué? Para que tu frágil ego no sea herido ¡Despierta! Ella ya está más arriba que tú y no puedes controlarla, tu decidiste casarte con una Targaryen y tus hijos son claramente más importantes que tú por esa elección.

Mucilber miró con sorpresa a su hermano menor pero asintió de acuerdo con sus palabras antes de sonreírle a Dorcas con diversión.

—Discutiremos esto en otro lugar —sentenció Mucilber para luego salir del comedor siendo seguido por Aryon—.

En cuanto a Dorcas ella se encontraba bastante sorprendida por tener el apoyo de Mucilber o de haberlo visto sonreírle, no era que tuvieran una mala relación pero ella no creía agradarle a su tío gracias a los rumores de brujería que la rodeaban.

El príncipe y la princesa comieron lo más rápido que pudieron para salir de ahí antes de verse involucrados en otra disputa bajo el nombre de cualquiera de los dos.

—Debería de estar enoiado porque me has robado el protagonismo de la noche, pero... —Raelon se rio entre dientes—, hoy tengo que agradecértelo.

Dorcas hizo una mueca tras percibir el amargo olor a alcohol en su tío, bufó al notar que había consumido la misma basura que su padre había bebido en cada visita en la que lo encontraba.

—¿Estas ebrio?

—Necesario para noche, ahora creo que entiendo un poco a tu padre —Dorcas hizo una mueca de disgusto ante las palabras de su tío, ella jamás podría comprender cómo es que alguien con hijos podría cometer semejantes estupideces frente a ellos y luego actuar como si tuvieran la moralidad para reclamar por algo—, se necesita para sobrevivir... aquí.

—Aegon decía lo mismo a los catorce y ahora no puede permanecer sobrio un día, tío.

El veneno se derramó de la lengua de la menor bajo el desprecio y recuerdo de las palabras que Rhaenys le solía decir "un hombre sabio sabe que tanto veneno puede consumir, uno estúpido se envenena a sí mismo en alcohol" la reina que no fue siempre le pareció a Dorcas la persona más sensata de la familia.

—Yo no soy él.
Ahí fue cuando Dorcas notó las lágrimas acumulándose en los ojos de su tío. La menor e levantó y tomó su brazo con sus labios fruncidos, no iba a dejarlo solo en los corredores con Mucilber furioso; podría devorarlo más fácil en su condición.

—Vamos, Ser Erryk debería llevarte a tus habitaciones.

Dorcas gruñó como un lobo al obtener la resistencia de su tío al ser llevado a sus habitaciones, pero no lo soltó y este se tambaleó más fuerte de lo que ella habría esperado. Asumió que era el alcohol lo que lo hizo inestable.

—No dejaré que me arrastren como a un ebrio.

Dorcas hizo su mayor esfuerzo por no arrastrarlo por los pisos de la Fortaleza y hablar lo más amable que lo fue posible forzándose a recordar que hace años que no había visto a su tío y que debía ser cuando menos cordial para no dejar una mala impresión del cuidado que recibía de los señores de Driftmark para no avergonzarlos.

—Al menos deja que yo lo haga.

Sólo de esa forma lo aceptó y abandonaron el Gran Salón cómo si estuvieran inmersos en una conversación banal. Dorcas lo llevó hasta el Gran Torreón, no porque Raelon no fuera capaz de llegar o caminar adecuadamente, su sobrina sólo lo sintió necesario por la forma en que él se apretó un poco más fuerte su brazo, como sí se aferrar a ella en medio de un vacío.

La misma clase de vacío que ella sentía constantemente cuando iba a la corte y veía como su madre trataba con amor al chico platinado que había tomado como su hijo con tal de negarla a ella y a Darren, era el vacío con el que se aferraba a Rhaenys.

—Mañana me voy en cuanto pueda levantarme de la cama, no le digas a nadie —Raelon le dijo ya en la puerta de su habitación.

Dorcas asintió, no completamente feliz, pero creía entenderlo. El Norte no eran para todos.

No era para ella.

—¿Cuándo volveré a verte? —preguntó en cambio, Dorcas intentaba controlar sus sentimientos como Rhaenys le había estado enseñando, no quería que su tío se fuera triste.

—Cuándo Vhagar te de la fuerza de dejar esta tunda, los dragones no estamos hechos para el hielo, Volantis es más cálido —Raelon apretó sus labios y asintió dejando un descuidado beso en la sien de la pelinegra—, a la tía Saera le gustaría conocerte.

Dorcas no fue a la habitación de su hermano cuando Raelon cerró la puerta, fue a la de Cregan.

No era buena expresando sus emociones ya que se había obligado por años a reprimirlas con tal de no salir herida, pero Cregan siempre la entendió por lo que no preguntó nada cuando vio a Dorcas entrando a sus habitaciones con un camisón en brazos.

Tras la ruptura de relación entre los hermanos Stark se sabía muy poco a que se debía pero hace meses que no podían estar los tres en una misma habitación.

Dorcas se encontraba entrenando mientras veía a Aemond y Asteria compitiendo sobre si Vaghar o Asteria era más rápida, antes solía asustarle ver a su compañera de cuarto en su forma de dragón ahora solo se divertía viéndola ganarle a Aemond y Vaghar en sus carreras.

Los nervios de la Stark aparecieron cuando sintió el calor que irradiaba Pegasus acercarse a ella y como tembló levemente debido al aterrizaje de Vaghar a unos metros de ella, Pegasus ya se encontraba al lado de su jinete y aún siendo apenas del tamaño para poder volar con ella estaba esperando sus ordenes para atacar.

Podría ser que Pegasus fuera un dragón joven, pero era leal como ningún otro y lo había probado incontables ocasiones hacia su jinete quien siempre supo cómo corresponder dicha lealtad.

Podría tener a Orion como su nuevo dragón, podría ser más fuerte, grande o experimentado que Pegasus pero eso nunca lo hizo quererlo más que al dragón cuyo huevo eclosionó al mismo tiempo que ella nació. Estaban ligados de una manera irrompible, ella no tendría esa conexión con nadie más.

—Tío —saludo Dorcas mientras trataba de calmar a Pegasus—. Es un gusto verte.

Pegasus le rugió a Vaghar y Aemond obteniendo una risa de su jinete.

—No es muy agradable ser llamado tío por mi prometida —le sonrió Aemond.

Una mueca de asco se formó en el rostro de la princesa, repugnaba la idea de desposarlo pero era peor cuando él le recordaba su compromiso.

—Tampoco es agradable no haber sido consultada sobre si deseaba serlo —siseó Dorcas—. Extrañamente te habría sorprendido mi respuesta.

El ojo del platinado se iluminó ante la curiosidad.

—¿Habría sido un si?

Dorcas sonrió toscamente mientras acariciaba el cuello de su dragón quien se cernía sobre ella de forma protectora.

—Habría sido un prefiero morir —respondió Dorcas borrando la sonrisa de Aemond—, ya estaba comprometida antes de que emborracharás a mi padre y arreglaran nuestro compromiso a mis espaldas y las de Cregan.

El golpe en el orgullo fue mucho peor que haber perdido su ojo.

—¿Así que me habrías rechazado para casarte con Cregan Stark? —se burló Aemond—. Ambos sabemos que podemos sacar mucho de esta unión, todos saben que seríamos imparables juntos.

—Esa es la cosa —sonrió Dorcas con ironía—. Yo soy imparable con o sin ti porque tengo a los Velaryon y los Stark de mi lado, tu necesitas apoyo para ser imparable porque tu madre no te dejará estar arriba que cualquiera de tus hermanos.

—Tu padre no permitirá que estes sobre él o sobre tu hermano.

—Mi padre no va a decidir mi futuro, eso lo harán Rhaenys, Corlys o Mucilber no él —negó Dorcas—. Es demasiado blando como para evitar lo inevitable.

Aemond iba a responder hasta que Dorcas miró detrás de él y se encontró con Corvina Blackwood, la hija de una fallecida dama de compañía de Rhaenys Targaryen y causante de la mayoría de problemas de la Stark.

—Gīda lo aōha kepa kostagon't rūsīr ao (Aunque tu padre no pueda contigo) —habló Aemond acercándose a la menor con molestia—, bona daoriot nūmāzma īlva engagement iksos pryjagon. (Eso no significa que nuestro compromiso se cancela)

—Ziry jāhor sagon kirimves naejot ūndegon skorkydoso ao tepagon bē va bisa union (Será divertido ver como te rindes con esta unión) —Dorcas le sonrió con diversión antes de darle palmadas en el hombro—, nos vemos más tarde querido tío.

La menor se fue con aburrimiento acercándose a Corvina con una sonrisa falsa mientras que ella trataba de irse antes de que ella pudiera hablarle.

—Podrías omitirle a Asteria la parte en la que me burló de su amigo, no sería divertido —se burló Dorcas acorralando a Corvina—. Y no te molestes en decirle a Rhaenys algo sobre esta conversación, ella lo sabrá por mi.

—¿Y qué deseas que le diga a lady Baela? —cuestionó Corvina—. Tal vez que te encontrabas coqueteándole a la persona que robó el dragón de su madre.

La mirada de Dorcas dejo de ser divertida y empezó a mirar a la mayor con fastidio, todos en Driftmark sabían de ella y Baela pero tenían prohibido hablar de eso.

—Podrían cortarte la lengua por eso —siseó Dorcas sacando su daga ganándose el pánico de Corvina—. Podría hacerle un favor a Rhaenys y hacerlo yo misma, pero eso no sería tan divertido como ver que alguien más te despoja de ella. Dile lo que desees a Baela, no es un secreto que estoy comprometida con el príncipe Aemond.

—El príncipe no querría casarse con una bruja.

—Ni él príncipe Jacaerys querría desposar a la hija de una simple dama de compañía muerta —sentenció Dorcas—, no cuando puede casarse con la hija de Daemon Targaryen y Laena Velaryon.

Corvina miró furiosa a Dorcas tentada a tratar de quitarle la daga que estaba apuntando a su cuello, sabía que fallaría pero aún así deseaba profundamente hacerlo.

—Recuerda tu lugar.

La Stark se fue y Corvina finalmente pudo soltar el aire que había contenido para no ser cortada con la daga.

—¿Entonces Aemond y tu pelearon por su compromiso? —cuestionó Rhaenys.

—Si y le dije que él no podía hacer nada sin la aprobación de su madre.

Rhaenys miraba con diversión a Dorcas antes de negar con la cabeza.

—¿Y lo hiciste porque no quieres casarte con él o porque sigues encaprichada con Cregan Stark? —preguntó Rhaenys—. Ya he visto esto antes, con Rhaenyra y Daemon ¿Realmente estás dispuesta a dejar una alianza por un hombre?

—Los verdes solo nos traerán problemas a futuro —sentenció Dorcas—. Aegon es un ebrio, Halaena es demasiado dulce como para entrar en batalla y Aemond solo hará lo que su madre le ordene, Daeron es fácil de manipular y a Raelon no podrían importarle menos nuestros bandos. No estoy dejando una alianza importante, casarme con Cregan me dará un ejercito y a un esposo leal que no se involucrará en mis asuntos además tu sabes que en los verdes se encuentra uno de mis espías.

—Sigo creyendo que tenerlo de nuestro lado podría afectarnos a futuro —suspiró Rhaenys—. Pero mientras siga siendo de utilidad es mejor que nada ¿Te ha dicho algo sobre tu madre?

—Me informó que ella le obsequió un cofre de tesoros a Alicent —comentó Dorcas—. Uno de los zafiros fue tomado por el príncipe tuerto como reemplazo del ojo que perdió, ese zafiro esta maldito antes de que fuese de él le perteneció a la reina Aemma Arryn. Mi abuela murió por ese zafiro, hace que su portador sea infeliz y tenga una muerte peor.

Rhaenys miró a la menor con sorpresa, si él espía de Dorcas sabía sobre esa maldición ¿Por qué no se lo dijo a la reina Alicent pero si a Dorcas?

—¿Alicent lo sabe?

—¿Realmente te parece que mi madre seguiría en la Fortaleza Roja si Alicent lo supiera? —cuestionó Dorcas mirando a Rhaenys con el ceño fruncido—. No lo sabe ni lo sabrá jamás, solo lo sabemos mi madre, él, tu y yo. Aemond sufrirá por los errores de su abuelo y madre, incluso los que cometerá a futuro.

—Nada sale de esta habitación —sentenció Rhaenys con seriedad—. Si alguien se entera de todo esto podrían ejecutarnos por traición.

Dorcas asintió a la mayor pensando seriamente si podía utilizar esa información para perjudicar a su madre en la corte o esperar a tener más evidencia contra ella.

Tomó la segunda opción para que el castigo de su madre pudiera ser peor de lo que ya sería ya que sabía que Dysis no se mantendría quieta o dejaría de ser un problema para cualquiera que la conociera.

—No voy a decirle a nadie más —mintió Dorcas pero Rhaenys le creyó, ella siempre le creía—. Esto no saldrá de aquí.

En lugar de visitar Invernalia la niña Stark había ido a Dragonstone con un solo objetivo, obtener información de su madre y no había nadie mejor que Daemon Targaryen para dársela porque él odiaba más a Dysis de lo que ella lo hacía.

—Daemon —le sonrió Dorcas al mayor—. ¿Sabes donde está Rhaenyra? Rhaenys me envió a darle un mensaje.

—Eres igual de directa que tu madre —se burló Daemon—. Ella salió a dar un paseo con Syrax hace unas horas, si quieres puedes darme tu mensaje.

Un amargo sabor inundó la garganta de la pelinegra ante la mención de su progenitora.

—No creo que pueda, es sobre mi madre —dijo Dorcas fingiendo pensarlo—.

—Vamos Dorcas —suspiró Daemon con aburrimiento—. No creo que puedas llegar en la madrugada a Invernalia desde aquí.

Dorcas fingió pensarlo por unos minutos dejando a Daemon bastante intrigado ante la duda de su confiada sobrina, definitivamente debía de ser algo grande.

—Tienes razón tengo algo de prisa —asintió Dorcas fingiendo ceder ante Daemon—, mi madre acaba de obsequiarle un cofre de tesoros a la reina Alicent. Rhaenys cree que podría estarle dando su apoyo para que Aegon usurpe el trono cuando el rey muera.

La cara de Daemon cambió drásticamente y empezó a maldecir a Dysis, Dorcas sabía que él ya había caído y que diría algo grave de su madre que pudiera servirle para presentar cargos ante la corte en su contra en el futuro, debía de ser algo grande como para ser digno de estar en uno de los diarios que Rhaenys le obsequio.

—Sabía que tarde o temprano se vendería a los verdes —siseó Daemon—. Lo supe desde que pidió atacar a Invernalia y masacrar a los miembros de la casa Stark hace tres años era obvio cuando entró a la corte y trato de hacer que Viserys nombrará a Frey como un Stark y le diera un huevo de dragón. Ella esta demente y será una traidora.

Dorcas no estaba preparada para escuchar nada de eso y Daemon notó como ella había perdido el brillo de sus ojos en segundos por lo que se agacho para abrazarla.

—Lo lamento, no tenías porque enterarte de nada de eso —suspiró Daemon—. ¿Quieres entrar? Seguramente a Lucerys le encantará verte.

Ella asintió sin mirarlo a los ojos, sabía que no debía de sorprenderse de lo que hacía su madre después de haber sido lanzada al mar junto a Pegasus por ella hace tres años pero eso no evitaba que lo que ella hiciera le doliera menos, aunque tenía a Rhaenys no podía olvidar el odio que recibía de parte de su progenitora.

Y aunque no había llegado a tanto con su padre ella estaba segura de que Corlys la quería mucho más de lo que Aryon lo hacía, porque desde que regreso de la isla su padre jamás la había vuelto a tratar como a su hija.

Esa noche Dorcas se encontraba buscando a su hermano quien se había perdido de su vista después de llegar al bar y ahora se encontraba buscándolo por el cuarto burdel que encontró.

Sin notar que desde hace dos burdeles la habían estado siguiendo hasta que terminó contra la pared y con una espada apuntando a su espalda.

Dorcas se encontraba pensando en como quitarse al hombre de encima ya había ideado un plan cuando alguien más se deshizo de él por ella.

—Es mi primera vez salvando a una bruja —sonrió el chico frente a ella—. Lo mejor sería seguirme si no quiere encontrarse con otro demente, princesa.

Dorcas volteó a ver al hombre en el suelo quien se encontraba inconsciente por haberse golpeado la cabeza con uno de los barriles que contenían cerveza, ella estaba nerviosa por llamar la atención y que los rumores llegaran a oídos de Rhaenys.

—No uses mi título aquí no es seguro ni para usted o para mi —ordenó Dorcas al extraño que era bastante atractivo—. ¿Quién es?

—De nada —se burló el chico de dientes filosos—. Dimitri Waters, si quiere agradecerme puede enviarme tesoros a mi barco o hacerme socio de la serpiente marina.

Dorcas lo habría abofeteado de no ser porque ya tenía varias miradas sobre ella y había gente que podría reconocerla y hacer que rumores sobre lo que acababa de pasar llegaran hasta la antigua Valyria si se lo proponían.

—Primero necesito de su ayuda —pidió Dorcas llamando la atención del pirata—. Debo encontrar a mi hermano, le daré lo que desee si me ayuda a llevarlo de vuelta con mi tía.

Los ojos del pirata brillaron alegremente antes de darle la mano a la princesa para sellar el trato.

—Dos cofres llenos de gemas.

—Hecho.

Dimitri le sonrió a Dorcas antes de guiarla a la salida de burdel donde se encontraba Darren atado e inconsciente en el suelo.

—Lo tenias todo planeado —gruñó Dorcas furiosa—. ¿El hombre que me atacó es tu cómplice?

La menor tomó su daga dispuesta a degollarlo si trataba de acercarse demasiado a ella o peor, tratar de violarla.

—Eso no lo planee —admitió Dimitri—. Solo quería un trago y luego ofrecería un rescate para tu hermano que estuvieras aquí no estaba planeado.

Dorcas titubeó antes de guardar su daga tras escuchar los gritos de las personas en el bar.

—Mantendremos el trato si lo traes conmigo —suspiró Dorcas—. Lo cargaras hasta el castillo y te iras sin hacer ruido o llamar la atención, nadie se enterara de esto o te asesino.

Dimitri miró con diversión a la menor pero asintió antes de cargar a Darren como si fuera un costal.

—Usted es mi guía, majestad.

Dorcas asintió mirando con preocupación a su hermano y como colgaba inconsciente sobre los hombros del pirata aún con sus manos atadas, sería lo mejor que se mantuviera así en caso de que despertará.

Ella no lo sabía pero ese día había estado con un futuro traidor y un posible aliado que le pondrían grandes retos para poder llegar al trono de hierro.

Dorcas tenía veinticuatro diarios, cada uno lleno de secretos y crimines de las personas más importantes que había, Rhaenys la había hecho escribirlos desde que cumplió su primer año en Driftmark.

—¿Qué averiguaste hoy? —preguntó Aleixa quien estaba comiendo uvas y leía el tercer diario de Dorcas, ella era la única aparte de Rhaenys que sabía de los diarios—. ¿Alguna pelea entre Rhaenyra y Daemon? ¿Has escuchado sobre la relación de Mucilber Stark y Daemon Targaryen? Se dice que durante la guerra fueron amantes hasta que murió tu abuelo.

Dorcas asintió con aburrimiento sabiendo que tendría que contarle a Aleixa lo que sabía sobre su madre para que fuera más útil para ella, sin contar que era su amiga más cercana y la primera persona que la apoyo en cuanto dijo que deseaba convertirse en reina pero el primer ser fue Orion aunque Dorcas confiaba en ambos con su vida no les diría eso a ninguno.

—Mi madre trato de hacer que el rey nombrará a Frey como un Stark —informó Dorcas con seriedad—. También quería que se le diera un huevo de dragón y sugirió atacar Invernalia y masacrar a los Stark.

Aleixa dejo las uvas para mirar a la pelinegra con preocupación, no hizo ningún movimiento o intento para acercarse y consolarla. Aleixa sabía que la princesa no deseaba consuelo solo necesitaba de su compañía.

—¿Qué es lo que deseas hacer?

—Quiero que pague —sentenció Dorcas—, voy a hacer que pague por cada acto de traición hacía mi casa. Lo que quiero es que todo el mundo vea a la heredera fugitiva siendo torturada por la hija que ha rechazado desde que nació, quiero hacerla sufrir tanto que todos teman lo que puedo hacer si soy provocada o insultada pero no será hoy. Ese día llegará y cuando llegue solo se escucharan sus gritos suplicando por piedad.

Aleixa estaba claramente preocupada por lo que su amiga deseaba hacer pero no planeaba pararla porque sabía que no podría hacerlo así que se limitó a asentir.

—Sabes que cuentas conmigo —le sonrió Aleixa—. Si quieres matar y torturar a tu madre es una especie de avance para que mejores, solo pídeme lo que necesites.

Dorcas miró a su amiga con una sonrisa maliciosa y ahí fue cuando la Hightower notó que había caído en la trampa de su mejor amiga.

—De hecho hay una cosa que necesito que hagas por mi —dijo Dorcas mirando a la pelirroja con una sonrisa ladina—. Ocupamos una excelente actuación para que sea creíble y que nadie dude de lo que vamos a hacer.

—¿Qué es lo que haremos? —cuestionó Aleixa intrigada.

—Necesito a una espía que pueda acercarse a Alicent Hightower —suspiro Dorcas—. Alguien en quien pueda confiar y guiar como si fuera su hija, necesito que crea que estás de su lado para que te cuente cada cosa que haga y cada cosa que haga mi madre ¿Estás dentro?

—Tienes a un espía en la corte —le recordó Aleixa—, sería sospechoso que tu dama de compañía fuera a la Fortaleza Roja para ser guiada por la reina incluso si soy su sobrina lejana ¿No crees que podrían sospechar de nosotras?

—No si fingimos que trate de asesinarte —le guiñó Dorcas a Aleixa—. Uno de los maestres será sobornado para que crean en nuestra palabra y Alicent sentirá empatía por ti ya que fuiste traicionada por tu mejor amiga Targaryen por tratar de avanzar en el mundo.

—¿Hace cuanto lo planeaste?

—Ayer un pirata me dio la idea —informó Dorcas con una mirada divertida—. Era astuto pero y me tendió una trampa, pero sirvió para algo. Porque entraremos a la Fortaleza Roja y ya entré a Dragonstone.

—¿Entraste a Dragonstone? —preguntó Aleixa sorprendida—. ¿Cómo conseguiste tener un espía en Dragonstone? Nadie es tan tonto como para traicionar a la princesa Rhaenyra y menos alguien que viva en Dragonstone.

Dorcas rio levemente irritando a Aleixa por no haber sido informada de nada de lo que había hecho la Stark hasta ahora.

—No es tonto —negó la pelinegra—, solo es leal a mi. La partida ya esta lista solo falta que el rey caiga para inciar el juego.

Minutos después las dos chicas se encontraban haciendo un enorme escándalo, lanzaban objetos contra las paredes mientras que Aleixa gritara por piedad.

Fue la princesa Asteria quien las encontró cuando Dorcas tenía a Aleixa asfixiándola con sus manos y la tenía contra la pared, rápidamente llegó Rhaenys y obligó a Dorcas a soltar a la pelirroja.

—¡¿Qué es lo que les pasa?! —gritó Rhaenys alterada tras ver a su pequeña niña asfixiando a su mejor amiga—. Explíquense ahora.

—Insultó a los hijos de la princesa Rhaenyra —acusó Dorcas sin bajar la mirada y retorciéndose entre los brazos de los guardias—. Los llamó bastardos.

Esa noche Aleixa partió de regreso a King's Landing siendo recibida con los brazos abiertos de la reina Alicent quien estaba más que complacida por la lealtad de su sobrina.

Desconociendo que dicha lealtad estaba en Driftmark con la niña Stark y que solo había caído en el juego retorcido de la princesa resentida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro