𝟎𝟎𝟑. 𝖳𝖾𝖺𝗋𝗌 𝗌𝗍𝗋𝖾𝖺𝗆𝗂𝗇𝗀 𝖽𝗈𝗐𝗇 𝗒𝗈𝗎𝗋 𝖿𝖺𝖼𝖾 𝗐𝗁𝖾𝗇 𝖨 𝗌𝖺𝗂𝖽 𝖨'𝗅𝗅 𝗇𝖾𝗏𝖾𝗋 𝗅𝖾𝗍 𝗒𝗈𝗎 𝗀𝗈
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❪ ꧏ𓈒 𝟎𝟎𝟑. ── 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 ৫ ᠀ ❜
❥ ๋𓄹𓏲。 𝘄𝘄𝘄.𝐦𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐫𝐚𝐢𝐧. • °
⟆ 🐉 ▋◖ 𝘷𝘪𝘨𝘪𝘭𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴𝘩𝘷𝘵◞。𓍢 ׄ *
ৎ 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝘀𝗮𝗳𝗲 𝗮𝗻𝗱 𝘀𝗼𝘂𝗻𝗱 ୭ ❫
Dorcas se encontraba bastante aburrida leyendo el cuento de hadas sobre los cambiafuego que sus nanas le contaban cada noche por los últimos dos años.
Ella no cuestionó cuando Rhaenys la llevó a una habitación que contenía dos camas, sabía lo que estaba tratando de hacer.
Las quería unir y ella estaba de acuerdo si eso lograba convertir a su hermano mayor en el jinete de la niña cambiafuego.
Los ojos de Dorcas se posaron en la rubia mientras dejaba caer su libro en su regazo cuando se dio cuenta de lo que realmente significaba, tendría que dormir al lado de ella.
Lo que significaba que si tenía alguna pesadilla podría convertirse en un dragón e incinerarla en un ataque de ira, el miedo se apoderó del cuerpo de la menor pero les sonrió a las dos rubias con falsa confianza. Tan bien ensayada que era imposible notar la falsedad en ella.
—Dorcas, te presentó a Asteria —Rhaenys habló llamando la atención de ambas niñas.
Dorcas se levantó de su lugar para acercarse a ellas con la mirada insegura de la princesa rubia sobre ella aunque ella solo miraba Rhaenys con desconfianza.
—Esperaba que ambas compartieran habitación mientras te acondicionó una. ¿Te molestaría?
Lo que ambas niñas no sabían era que Rhaenys Targaryen ya tenía sus teorías sobre la bastardía de Asteria, recordaba muchas veces cómo la misma Gael le confesó tener un amorío con el temible lobo de sangre. Dorcas, al ser hija de Aryon hermano menor de Mulciber, la hacia familia directa de Asteria. Y lo que más deseaba Rhaenys era que la pequeña se acostumbrará a su nueva vida con facilidad.
—Mucho gusto —le sonrió Dorcas a la cambiafuego.
Desde la cena estaba inquieta por conocer a la misteriosa niña que interrumpió en la pelea y ahora tenía tantas preguntas por hacer
—Espero y seamos amigas —siguió Dorcas tratando de mantener la compostura.
Asteria se quedó callada tomando fuertemente la mano de Rhaenys hasta que la princesa de cabellos platinados le sonrió suavemente para tranquilizarla. Dorcas se mantuvo lo suficientemente quieta como para no incomodar a la rubia.
La castaña miraba a la platinada en busca de ayuda, el silencio la mantenía sumamente incomoda y la mayor le sonrió antes de hablar.
—No debes de tener miedo, Asteria.
Ahora estás entre familia, nadie de aquí te hará daño y debes intentar descansar—Rhaenys le habló con una sonrisa dándole una mirada dulce a Dorcas expectante a su costado—. Las dejaré solas, descansen.
La Stark habría rogado para que ella no se fuera pero en lugar de eso le hizo una seña a Ser Jensen quien estaba frente a la puerta para ordenarle que se quedara.
Dorcas se despidió energéticamente de la Reina que nunca fue observándola desaparecer por la puerta principal
cerrándola detrás de ella. La castaña se acercó hasta Asteria tomándola del brazo llegando a sus camas sentándose frente a la otra.
—¿Estás cansada? —le preguntó la pelinegra al notar los ojos somnolientos
de la rubia frente a ella—, tengo millones de preguntas.
—Todos las tienen.
Antes de que ambas pudieran decir algo más la puerta se abrió de golpe dejando ver a un ansioso Darren Stark sonriendo mientras se acercaba hasta ellas.
—¿Eres una verdadera cambiafuego? —fue lo primero que el castaño preguntó sentándose junto a Dorcas
haciéndola quejarse.
—Que discreto —se burló Dorcas—.
Dorcas dejó que su hermano hablase todo lo que quisiera y trató de no meterse para darle la posibilidad de reclamar a la princesa perdida como su dragona.
—Solamente es curiosidad —Asteria se quedó en silencio únicamente asintiendo y alimentando la sonrisa en el rostro del Stark.
—¿Eres más grande que Vaghar o igual que Caraxes? ¿Lanzas fuego por la boca? ¿Necesitas un jinete?
Al ver la mueca ansiosa del rostro de Asteria fue cuando decidió meterse para evitar que su hermano mayor asustará a la cambiafuego y perdiera la oportunidad de ser su jinete.
—Déjala tranquila, Darren —la menor habló notando la ansiedad que empezaba a notarse en el rostro de la rubia—. Mañana podrá responder tus
preguntas, ahora vete antes de que madre nos regañé a ambos.
La norteña no logró dormir durante toda la noche, demasiado asustada de llegar a ser incinerada por la cambiafuego.
—¿Entonces puedes hablar con los dragones cómo si fueran humanos? —preguntó la pelinegra siguiéndole el paso a Asteria por la playa.
—¿No se supone que te irías hoy? —Asteria preguntó sin mirar a la pelinegra
detrás de ella.
—¡Hey! ¿Acaso estás corriéndome?
Porque no funcionará —la pelinegra de
ojos violetas hizo una pausa arrugando su cara debido al sol—, mi madre está esperando a que llegue tu padre.
Asteria se quedó nuevamante en silencio sin detener sus pasos constantes hasta llegar a la playa principal observando a los chicos platinados de la noche anterior.
La pelinegra sonrió levemente al ver a los Targaryen-Hightower estando a algunos metros de distancia, lo vio como su oportunidad de fracasar con los intentos de comprometerla con alguno de ellos.
Si bien le gustaba Aegon no iba a hacer de la vista ciega a las acciones del mayor, el le parecía repugnante por más bello que fuera. Con el único hijo de Alicent Hightower con el que aceptaría un compromiso sin rechistar sería con Raelon debido al simple hecho de que lo apreciaba como un hermano lo suficiente como para tratar de tener una relación amistosa en un matrimonio.
Pero si ella pudiera elegir a quien desposar no sería ninguno de ellos, ella prefería a Lucerys Velaryon, por el simple hecho de que podría cuidar de él o a Cregan Stark, su tío era la definición de lo que a ella le parecía el prospecto perfecto para lo que buscaba en una relación.
—¿ Te gusta uno de ellos? —preguntó nuevamente Dorcas llegando a su costado haciendo una mueca cuándo
Aemond miró en su dirección—. Aegon es lindo.
La menor miró a la platinada en busca de cualquier reacción que indicara que ella tenía el mínimo interés en él como para ser ella quien lo desposara en su lugar.
—¿Cuál es Aegon? —cuestionó Asteria viendo a la menor.
La sonrisa de Dorcas se había ensanchado al notar que si podría evitar su compromiso con el primogénito de Alicent Hightower.
—El más alto de los dos, es mayor que yo y que todos los primos y sobrinos de hecho —Dorcas explicó frunciendo el ceño observando a Aegon empezar a caminar hasta ellas—. Es el que te despertó y viene hacía acá.
A la menor le repugnaba la idea de tener alguna propuesta de matrimonio de parte del mayor por lo que siguió insistiendo en su tarea de hacerlo parecer interesante para Asteria.
—¿Por que viene para acá? —preguntó Asteria retrocediendo hasta que la Stark la detuvo tomándola por los hombros—.
—¿Nunca te ha gustado nadie?
La insistencia infantil le parecía normal a Asteria, desconociendo los verdaderos motivos de las acciones de la menor creyendo que era solo una niña curiosa e inquieta que no había tenido limites en cuanto a su curiosidad.
—Estuve encerrada toda mi vida —se excusó Asteria provocando una mueca en la menor—, bueno conoci a un chico una vez y eso me bastó para no querer conocer a otro más.
—Muy tarde porque ahí viene
Aegon —se burló Dorcas soltando los hombros de la mayor empujándola hacia él.
Aemond miraba con curiosidad las acciones de la pelinegra más no tuvo la oportunidad de acercarse a ella ya que la pelinegra ya se había ido caminando hacia su hermano mayor.
—Se lo que estas haciendo —reprendió Darren quien se mantenía al lado de Ser Jensen—. Ella podrá creer que eres molesta por tu edad pero yo puedo ver lo que tramas.
—¿Entonces deseas que me comprometan con Aegon? —interrogó Dorcas con una mueca molesta—. Creí que lo detestabas.
Ser Jensen sonrió ante las palabras de la menor dándose cuenta de lo mucho que había aprendido en el Norte de sí mismo.
Dorcas levantó la mano en el momento en el que Darren se fue con Jacaerys y el caballero la tomó sin protestar.
—Inteligente jugada, mi señora —le sonrió el mayor mientras era guiado por la niña hacia la playa—. ¿No le preocupa lo que el príncipe Aegon le podría hacer a su tía?
—Aegon es quien debería de estar asustado, ella es una cambiafuego —se explicó la menor con simpleza—. Es leal pero inestable, lo hará trizas si le hace lo que suele hacerle a las mozas o lo que desea hacerme a mi.
—¿Le teme al príncipe?
—¿Cómo no hacerlo? —bufó Dorcas—. Ha insistido constantemente en que contraigamos matrimonio, ser la esposa de alguien como él es un tormento que no deseo tener.
La sonrisa en el rostro de la princesa se hizo presente al ver un barco acercarse a la costa, uno que tenía las banderas de la casa Stark y en él logró ver las siluetas de Cregan y Mucilber Stark.
La niña soltó al caballero para correr hacia el muelle para recibir a sus parientes siendo seguida por Lucerys y Ser Jensen.
—Aerelys —le sonrió Mucilber en cuanto la vio—. ¿Vendrás con nosotros?
—Me temo que mi madre desea llevarnos personalmente —contestó Dorcas con una mueca incomoda ante la mención de Dysis—, será Frey quien los acompañará.
Mucilber hizo una mueca de desagrado pero asintió antes de caminar hacia el palco del rey, confirmando las sospechas sobre que él era el padre de la princesa perdida.
—Dorcas —le sonrió Cregan a la menor—. Me encantaría quedarme contigo pero me temo que debo seguir a Mucilber.
La mano de Cregan se poso en el hombro de la pelinegra mientras seguían a Mucilber.
—Descuida, comprendo —dijo la menor con una sonrisa nerviosa ante el contacto con el castaño—. Nos veremos luego.
La niña se fue con Lucerys y Ser Jensen bajo la mirada de Cregan sobre ella.
—Acabas de romper el corazón de Aegon —se burló Lucerys—, es una lástima que tus atenciones sean dirigidas para el lado con canibalismo de tu familia.
Dorcas golpeó juguetona mente el estómago del menor sacándole una carcajada bajo las miradas curiosas de sus tíos platinados sobre ellos.
—Mi padre jamás lo aprobaría.
—Oh pero apuesto a que deseas que lo haga —siguió Lucerys.
La pelinegra sonrió levemente haciendo que el menor se burlara aún más de ella.
Ambos vieron como segundos después los Stark se iban junto con Asteria, Cregan se despidió de Dorcas con la mano generando las burlas de Lucerys sobre ella.
Durante las horas siguientes Rhaenys Targaryen se encontraba despidiendo a sus invitados cuando notó la paz inusual que mostraba Dysis Targaryen aunque la noche anterior se había encontrado desconsolada e histérica tras ver a Dinora ser decapitada y comida por los lobos de su esposo.
Mientras que la reina que no fue miraba a la heredera fugitiva subir a la niña Stark a su dragón con amabilidad supo que algo iba a salir mal, más no dijo nada al respecto después de todo el alboroto de la noche anterior.
—¿Por qué quieres viajar conmigo? —preguntó Dorcas con confusión, su madre no la llevaba en Koryn a menos que fuera absolutamente necesario y era la primera vez que llevaba a Pegasus, el pequeño dragón verde esmeralda de Dorcas, con ellas—. Creí que no deseabas mi compañía.
Cuando Dysis le sonrió con dulzura la menor casi vomito del miedo e incomodidad extrañada de ver la cara de su madre con la desconocida expresión.
Solo había visto esa expresión en su rostro cuando estaba por azotarla con un látigo por un largo periodo de tiempo.
—Lo mejor es que empiece a actuar como tu madre —suspiró Dysis—, algún día te convertirás en el futuro político y necesitas de mi tutela para que no pasen encima de ti.
Dorcas no le presto atención a su madre después de eso solo se mantuvo aferrándose a la silla de montar y miraba a Pegasus con frecuencia ya que estaba dormido sobre el lomo de Koryn justo detrás de ella.
Habían pasado por lo menos media hora que habían iniciado el viaje de regreso a Invernalia cuando se tuvieron que separar del barco de los Stark.
Dorcas nunca estuvo lista para lo que estaba por venir, porque ella jamás imagino que su madre fuera a odiarla tanto como para hacerle algo similar hasta que lo vivió.
Cregan Stark se encontraba ayudando a su hermano a bajar sin caerse debido a su estado de ebriedad y mareo cuando vio al dragón azul marino aterrizar mientras que su cuñada bajaba de Koryn con elegancia y sin compañía, específicamente sin Dorcas.
—¿Dónde está Dorcas? —interrogó Aryon, a Cregan casi le pareció que se le había bajado cualquier rastro de licor del cerebro—. ¡¿Dónde está mi hija?!
—Cayó al mar en un giro inesperado —dijo Dysis con una mueca—. La tormenta no me permitió ver donde cayó.
Cregan notó como su hermano había tomado su espada pero con rapidez logró evitar que la desenvainara frente al tercer dragón más grande que había en los siete reinos.
—Vas a ir a dirigir la búsqueda —le gruñó Aryon a Cregan furioso por como no lo dejo tomar venganza—. Quiero que la encuentres, sino lo logras Mucilber dejará de considerarte como heredero si ni siquiera puedes encontrar a tu sobrina.
Cregan miró mal a su hermano mayor pero no le respondió porque sabía que en ese momento podría asesinarlo junto a su cuñada sin importarle si Koryn lo incineraba después de matar a su jinete.
—Y en cuanto a ti —siseó Aryon viendo a Dysis con odio—, más te vale llevarte al mocoso sino quieres que su destino sea igual o peor al de su hermana. Y sino aparece en dos días espero que seas consiente que cavaste tu tumba e iniciaste una guerra entre las casas.
Dysis miró con horror a su esposo antes de que logrará volver a subir a su dragón este se fue volando antes de que pudiera siquiera moverse.
Cregan ya se encontraba dando ordenes para seguir al dragón creyendo que los guiaría en su búsqueda por Dorcas mientras que Dysis se encontraba pensando en como haría para irse antes de que su esposo la asesinará y maldecía a Koryn por haberla abandonado.
—El príncipe Darren también ha desaparecido, la princesa Dysis y él llegaron una hora antes que ustedes pero siguieron volando hasta que llegaron ustedes —informó Ser Jensen a Cregan Stark—, mi señor ¿Qué es lo que planea hacer?
—Darren llegó con ella, mi sobrino debe de estar en algún lugar en el Norte —sentenció Cregan—. Hagan un grupo de búsqueda y rastreo para encontrarlo, yo me encargaré de buscar a Dorcas.
Ser Jensen asintió con rapidez antes de seguir al menor para crear un grupo de búsqueda.
El príncipe Darren se encontraba atado con las extremidades a un árbol formando una X con su pequeño cuerpo.
El niño estaba amordazado mientras sus lágrimas se congelaban en sus mejillas, estaba pálido, temblando y hambriento.
Los lobos trataban de alcanzarlo para devorarlo.
Pero una sombra lo atrapó en sus garras, las mismas garras que trataron de salvarla.
Las garras de Koryn.
Los ojos de la princesa se abrieron mientras un rayo la rozaba tras ser lanzada al mar veía a lo lejos la figura de Koryn marcharse pero gruñéndole a su jinete.
Peor lo que robó su atención fue el que su dragón, Pegasus, se encontraba rigiéndole a un grupo de tiburones y tenía mordidas en sus alas.
Ella estaba sobre un grupo de rocas junto a su dragón malherido.
—Drakarys.
El dragón esmeralda le sonrió a la menor por unos segundos antes de incinerar la cabeza de los seis tiburones antes de devorarlos aún en la tormenta.
—No podremos quedarnos aquí mucho tiempo —suspiró Dorcas recordando lo que había visto—.
Dorcas vio a lo lejos las sombras de una isla que parecía estar en el ojo de la tormenta.
Las piedras a su lado se estaban cayendo y ahí supo que se derrumbarían pronto por lo que ella y su dragón se miraron sabiendo lo que tendrían que hacer; debían nadar a la costa.
En el mar cercano a una isla cerca de Driftmark se encontraban Dorcas y Pegasus tratando de llegar a la costa aunque al dragón se le dificultaba debido a que no debía pasar mucho tiempo en el agua o podría morir la niña se negaba a dejarlo atrás e hizo su mayor esfuerzo para llegar a tiempo a la costa.
El dragón le gruñía a su jinete, ella sabía que le estaba rogando para que lo dejara y se salvara a sí misma.
—Kostilus, Pegasus, umbagon awake (Por favor, Pegasus, mantente despierto) —rogaba su jinete quien seguía nadando hacia la costa con las heridas de las garras de Koryn en su espalda—. Kesi botagon both iā neither! (¡Sobreviviremos ambos o ninguno!) que los dioses se apiaden de nosotros.
Pegasus se forzó a moverse con suma dificultad y dolor debido a que también mantenía heridas provocadas por haber defendido a su jinete de tiburones que trataron de devorarla.
Dio su ultimo esfuerzo por volar a la costa y solo gracias a una ola fue que lograron llegar a ella.
A duras penas llegaron con el dragón inconsciente y la Stark no perdió el tiempo en hacer una fogata con lo que pudo en cuanto llego.
—Vas a estar bien —prometió Dorcas a Pegasus y jamás se sintió tan agradecida de que su padre fuera un experto en herbolaría y haber crecido en Invernalia donde hacer una fogata era de lo más común—. No voy a dejarte ir, vas a quedarte conmigo cueste lo que cueste.
Mientras que la niña ataba su daga a un rama con hojas de palmas para tratar de cazar algo debido a que no sabía trepar arboles y mucho menos logró llegar a tirar plátanos de los arboles o los cocos.
Cuando Dorcas se encontraba cazando pescados notó que los que ya había dejado en la costa no se encontraban y Pegasus se encontraba durmiendo lo que la lleno de confusión, hasta que lo vió.
Un enorme dragón blanco, mucho más grande que el mismo Vaghar o de lo que alguna vez fue Balerion se encontraba viéndola esperando por más comida. En lugar de estar aterrada la niña se le acerco desafiante al enorme dragón platinado con escamas azuladas.
—Keligon comiendo a issa klios, ¡nyke cazó a ziry! (¡Deja de comerte mi pescado, yo lo cace!) —le gritó la niña furiosa al dragón—. Zaldrīzes perezosos! (¡Dragón holgazán!)
El dragón le gruñó a la niña mientras que Pegasus se ponía al lado de su jinete mirando con miedo al dragón platinado.
—Arghugon aōha propio sabor! (¡Caza tu propia comida!) —siguió gritando la niña ganándose las risas del gigantesco dragón—. ¡El jikagon pegaso de Ivestragī, Pegasus! (¡Vámonos Pegasus!)
Ese día se habían convertido en dos.
En el segundo día la niña había estado sangrando aún más que el día anterior y el dragón esmeralda temía por la supervivencia de su jinete, lloro para que el dragón platinado le diera auxilio a la menor en medio de la noche.
La niña gateaba hacia su dragón debido a que caminar le era bastante difícil por las heridas abiertas en su espalda.
—¡Pegasus no dejes que me coma! —sollozó la princesa aterrada en cuanto el dragón platinado abrió la boca—. ¡Pegasus! ¡Te lo ruego haré lo que sea!
La princesa fue interrumpida por la lengua del dragón platinado sobre su espalda, ella creía que ya era el último segundo que seguiría respirando pero la sorpresa fue para ella cuando sintió su espalda arder ante la fría lengua del dragón que se acababa de separar de ella. No la había dejado mojada, había congelado sus heridas.
No al punto de herirla sino de sanarla. Pegasus se acercó a su jinete observándola para buscar cualquier señal de haber sido herida pero le lamió la mejilla al notar que todo parecía estar en orden con ella.
—Kirimvose sīr olvie (muchas gracias) —murmuró la princesa obteniendo un asentimiento del dragón platinado—. Ao jorrāelagon iā brōzi, nyke kostagon daor brōzagon ao lazy tolī ao saved ñuha ābrar (necesitas un nombre, no puedo llamarte holgazán después de que salvarás mi vida) aunque lo seas constantemente.
El dragón platinado la miró con confusión ante su última frase mientras que él esmeralda reía abiertamente, el tipo de conexión que mantenían Pegasus y Dorcas solo podría ser semejante a la de Daemon y Caraxes, no había nadie más que ellos dos con similitudes o unión mayor a la de ellos.
—Orion —le sonrió la niña al dragón—. Aōha brōzi iksis Orion (tu nombre es Orion) mi padre nos sacará de aquí, lo prometo.
Los dos días pasaron a convertirse en una semana y Dorcas ya había perdido la esperanza de que su padre fuera a ir a buscarla.
—Nadie vendrá por nosotros —le dijo al jinete al dragón de hielo—. Hemos sido abandonados para morir, no hay mayor explicación. La princesa de la isla, que gran tragedia ¿No lo crees?
Orion no entendía ni una palabra de lo que la pelinegra le decía pero se mantuvo a su lado demostrando su apoyo hacia ella mientras la dejaba hablar como una demente tratando de recuperar su cordura.
El dragón de hielo derribó otro árbol como lo había estado haciendo durante toda la semana que llevaba la princesa en su isla para alimentar tanto a la niña como a su dragón ya que la menor ya había pescado para él.
Orion, ya se había encariñado con la pequeña niña gritona que lo alimentaba y lo llamaba holgazán constantemente, mientras ella cazaba pescados para él Orion tiraba arboles de mango o plátano para alimentar a la niña y le daba las sobras de su pescado a Pegasus.
—No eres tan holgazán como creía —murmuró la niña antes de derrumbarse a llorar—. Quiero a Ser Jensen, no quiero morir aquí.
La pequeña princesa sollozaba mientras se dejaba caer sobre una de las patas del dragón para dejar que su espalda volviera a ser congelada y evitar que sus heridas volvieran a sangrar ya que dudaba sobrevivir a otra noche sangrando.
El anochecer había llegado en la isla donde la niña y los dragones veían las estrellas, ella estaba acostada sobre su dragón quien estaba recargado en el dragón de hielo.
—Nyke va moriot hope naejot jikagon tolmiot, naejot sagon eternally remembered syt ñuha adventures. (Siempre espere llegar lejos, ser eternamente recordada por mis aventuras) —comentó la niña obteniendo la absoluta atención de los dos dragones—. Daor syt qilōni nyke married iā skoros ñuha riñar gōntan; jaelan naejot sagon known syt actions se eman decided bona lo īlon henujagon se tēgembōñ kesan sagon remembered hae mēre hen rovaja Targārien iā Stārke isse history. (No por con quien me case o que hicieron mis hijos; quiero ser conocida por mis acciones y he decidido que si salimos de la isla seré recordada como una de las Targaryen o Stark más grandes de la historia) Kesan sagon remembered. (Yo seré recordada)
El dragón platinado rugió bajo la mirada curiosa del esmeralda quien se sorprendió en cuanto el mayor se arrodilló frente a la princesa y le hizo una seña con la cabeza incitándola a subir a su lomo.
—Pegasus...
El dragón esmeralda asintió brindándole su aprobación a su jinete mientras ella se acercaba al dragón platinado para subir a su lomo.
La sorpresa y el miedo inundó el cuerpo de la princesa en cuanto el dragón desplegó sus enormes alas para volar siendo seguido por el dragón esmeralda, la niña se aferraba a las escamas del dragón para no caerse y rezaba a los dioses para no caer.
El cielo recibió una luz violeta, hielo de dragón. Pero no de un dragón salvaje que debería de dar una luz azul, era violeta de un dragón de hielo que acababa de reclamar a su jinete.
—Kivio nyke bisa (prométeme esto) —le gritó la niña al dragón esmeralda—, bona ao'll iōragon ondoso nyke forever (que estarás a mi lado para siempre) seremos recordados por siempre, mi dulce chico.
El dragón esmeralda asintió en el aire, esperando las palabras de su jinete como miles de rebeldes esperaban a un grito de guerra.
—Drakarys.
El fuego de su pequeño dragón se hizo presente y el mayor lo atravesó en un juego inocente, las risas de su jinete resonaban por todo el cielo; los dioses podrían estar escuchándola debido a la altura en la que se encontraban.
Ella sonrió ante el pensamiento de ser escuchada por los dioses.
—¡Recuerden este día! —gritó la niña al cielo, a sus dioses—. ¡Porque hoy el último dragón de hielo tomó a su jinete! Y haré que los mismos cielos tiemblen por él.
El dragón de hielo le rugió al cielo como si hubiera entendido una palabra de lo que la niña había dicho pero el gruñido adolorido de Pegasus se hizo presente y Orion rápidamente lo atrapó en sus garras para evitar que cayera al mar.
La menor los guió de regreso a la isla, ahí supo que si se iban ahora tendrían que abandonar a Pegasus ya que aunque Orion pudiera cargarlo aún corrían el riesgo de que lo apretara demás y desconfiaba de su nuevo dragón en cuanto a la seguridad del esmeralda.
—Nos quedaremos hasta que mejores mi dulce esmeralda —al jinete besó el mentón de su dragón—. Kesi botagon both iā neither (Sobreviviremos ambos o ninguno) tú vendrás conmigo o yo me quedaré contigo todo el tiempo que sea necesario en la isla.
El dragón acarició con su cabeza el hombro de su jinete mientras el dragón de hielo lamía las heridas en las alas del pequeño –en comparación– dragón para luego pasar a la espalda de la niña.
Por otro lado Dysis se encontraba en la Fortaleza Roja desde su pelea con Aryon bajo la protección de su padre y tomando su lugar en la corte.
Darren quien había aparecido dos días después de la desaparición de Dorcas con una manzana en la boca y manos atadas mientras estaba colgado en un árbol había sido encontrado por Mucilber Stark quien lo llevó inconsciente y con hipotermia con su padre para que lo sanará y su desesperación disminuyera aunque pasó lo contrario.
Mientras que Aryon y Cregan se encontraban cada vez más desesperados por encontrar el paradero de Dorcas, aunque el menor de los hermanos estaba cansado de ser utilizado como títere cada vez que alguno de sus hermanos lo necesitaba.
Sin contar que se habían quedado sin pistas debido a que habían perdido a Koryn gracias a una tormenta.
—¿No crees que sería mejor aceptar la realidad? —cuestionó Mucilber con aburrimiento—. Es una niña, seamos honestos es imposible que haya sobrevivido en el mar y más si contamos que Dysis la aventó al mar con su dragón. Lo más probable es que haya sido su cena.
—Ella no es solo una niña —siseó Aryon con furia—, ella es una Stark y mi hija. Si alguien puede sobrevivir al océano y a un dragón es ella, estoy seguro que está viva.
Cregan no discutió con sus hermanos mayores pero una parte de él esperaba que Aryon entrará en razón y lo dejará tomar un descanso de los viajes que parecían no tener fin mientras que otra parte le decía que debía encontrar a Dorcas porque ella seguía viva.
—Bien, llámenme cuando entren en razón —sentenció Mucilber con cansancio y fatiga—. Aerelys querría que ustedes fuesen realistas.
Ya habían pasado nueve días desde que Dorcas había llegado a la isla con Pegasus y tres desde que había nombrado a Orion.
La niña se encontraba trenzando hojas de palmera para hacer una trampa que su padre le había enseñado cuando habían viajado a una playa cerca de los escombros de la antigua Valyria hace unos meses.
Aunque había pasado más de una semana ella solo intentó recorrer la isla en una ocasión pero fue frenada por Orion en cuanto el dragón notó que no percibía su olor a una distancia prudente y la tomó en sus garras para llevarla de regreso a la costa.
Para suerte de Dorcas el dragón de hielo había marcado un camino hacía el agua potable desde lo que le pareció que podría ser que Orion podría estar ahí desde antes de la muerte del rey Jaehaerys.
Durante esos días Dorcas había aprendido cosas, la primera es que ella era bastante capaz de sobrevivir con la ayuda de los dos dragones, la segunda es que odiaba la arena, la tercera era que los dragones de hielo eran bastante caprichosos y mimados, la cuarta era que si volvía a ver a su madre ella podría matarla y la quinta era que no iba a morir en esa isla, ella iba a vivir una vida que sería recordada por más siglos que la de Aegon el conquistador.
Durante su décimo día en la isla, Dorcas lo vio. Había visto un barco, en cuanto lo vio despertó a Perseus tan rápido como pudo.
Aunque el dragón estaba molesto por ser despertado en cuanto vio el barco parecía mucho más emocionado que ella e inmediatamente volteó a ver a Dorcas esperando a que diera la orden con impaciencia.
—Drakarys —alentó Dorcas en cuanto vio que el barco era la Serpiente Marina—. ¡Drakarys, Pegasus!
La niña casi se puso a llorar cuando sintió a Orion tomándola en sus garras y a Pegasus siendo tomado por el dragón de hielo en su otra pata mientras volaba con rapidez hacía el barco.
—Skoros gaomagon ao pendagon ao sagon haciendo, zaldrīzes locos? (¿Qué es lo que crees que haces, dragón loco?) —cuestionó Dorcas aterrada, creyendo que Orion trataba de destruir al barco que podría ser su salvación—.
Pero grande fue su sorpresa cuando el dragón de hielo la soltó y a Pegasus dejando que cayeran en la cubierta del barco bajo la mirada asustada de Corlys Velaryon que inmediatamente cambio al notar que el dragón no iba a herir a su tripulación sino a hacer entrega de la Stark desaparecida.
—¿Dorcas? —habló Corlys con confusión—. Creíamos que estabas muerta, es bueno estar equivocados ¿Quieres que te llevemos a Invernalia o prefieres quedarte en Driftmark?
—A Driftmark.
Corlys ayudó a la niña a levantarse y la llevó hasta su camarote donde le dio una toalla y la ropa que llevaba de los días en los que Laena lo acompañaba en sus viajes.
—Llegaremos en unas horas —informó Corlys a la menor—. ¿Qué fue lo que te paso?
—Dysis me lanzó al mar —respondió la niña temblorosamente—, Koryn trató de salvarnos a Pegasus y a mí en cuanto ella nos lanzó pero ella lo obligó a volar más alto y solo logró rasguñarnos. Y las heridas que me hizo se abrieron.
Corlys parecía horrorizado ante las palabras de la infante.
—¿Qué heridas? —tras no obtener una respuesta Corlys decidió hacer otra pregunta para obtener respuestas—. ¿Podrías mostrármelas?
Dorcas abrió la parte de la espalda de su vestido alarmando a la Serpiente Marina pero el horror fue peor para él en cuanto ella se dio la vuelta, su espalda estaba llena congelada y llena de cicatrices algunas heridas aún sin sanar pero toda la carne de su espalda estaba marcada permanentemente con las heridas causadas por Dysis Targaryen.
—¿Hace cuanto tiempo lleva haciéndote esto? —cuestionó Corlys con lágrimas en sus ojos.
—Desde que llevó a Frey y Dinora a casa.
—Pero tú apenas tenías dos inviernos...
La máscara que Dorcas había utilizado durante sus nueve días con el nombre había caído, al menos para los ojos de Corlys.
—¿Alguien lo sabía?
Dorcas negó con la cabeza antes de que Corlys la abrazara fuertemente mientras prometía que nunca más iba a ser tocada por su madre, él sollozaba por no haber notado las señales y ella no sabía en que momento había empezado a llorar.
—Promete que mis dragones estarán a salvo de ella —demando la niña.
Eso fue todo lo que necesito Corlys para jurarse a sí mismo que no importaba lo que tuviera que hacer por ella pero no permitiría que Dorcas regresara a Invernalia o al lado de sus padres ya que mientras Dysis la torturaba desde que ella era una bebé, Aryon había sido tan ignorante que desconocía el horror que estaba viviendo su hija.
—Te juro que no los volverá a lastimar, tú estarás a salvo al igual que ellos —Corlys besó la frente de la niña en sus brazos—. Yo me encargaré de que lo estén.
—¡Aryon! —gritó Cregan corriendo hacía su hermano mayor y resbalándose por el vino que se encontraba en el suelo—. La Serpiente Marina encontró a Dorcas, ella esta en Driftmark y hay rumores sobre que un dragón más grande que Vaghar la siguió de la isla en la que estaba perdida.
Aryon dejo la copa de vino que estaba tomando en la mesa con rapidez antes de acercarse a su hermano menor.
—¿Ella está bien?
—Rhaenys envió un cuervo y decía que estaban atendiendo sus heridas en Driftmark —respondió Cregan dándole la carta—. Dorcas esta con ellos desde que el dragón la lanzó a la cubierta de la Serpiente Marina y ella dice que Dysis la lanzó de su dragón en cuanto nos perdió de vista y que a Darren lo planeaba dejar en el bosque para que se lo comieran los lobos.
Cregan pudo jurar que durante esas semanas había visto a su hermano mayor dejando de estar ebrio en cuestión de segundos más veces de las que lo había visto embriagándose.
Cuando Aryon y Cregan se encontraban saliendo de la habitación se encontraron con Mucilber arrastrando a una persona.
—¿Ya saliste de tu cueva? —se burló Mucilber—. Es bueno saber que entraste en razón por primera vez en tu vida hermanito.
—Dorcas esta viva y en Driftmark —respondió Aryon viendo con molestia a su hermano y a la persona que sostenía amordazada—. Dysis la lanzó de Koryn y llego a una isla, aparentemente a Dorcas la siguió un dragón más grande que Vaghar cuando partieron a Driftmark.
—Bueno al menos ganó algo más que aprender a nadar —le sonrió Mucilber a sus hermanos menores—, si me disculpan tengo una cena que preparar. Saluden a Aerelys por mi y háblenme cuando tengan un plan para deshacernos de Dysis, a menos que decidas perdonar que trato de matar a otro de tus hijos.
Cregan pretendía no escuchar nada de lo que acababan de decir, principalmente porque no quería escuchar sobre muertes hasta dentro de un mes a menos que ya haya muerto alguien. Pensar en la muerte de su sobrina le fue completamente agotador durante esos días.
—Una cosa más —dijo Mucilber deteniendo a Aryon de marcharse—, ve preparando a Aerelys para desposar a Cregan. Nos vendría bien tener a la jinete del dragón más grande como esposa del señor de Invernalia.
Eso si le intereso a Cregan ¿Finalmente su hermano estaba aceptando dejarlo como heredero de la casa Stark? Eso si que era una buena noticia, la mala desde luego sería lidiar con Aryon después de la mención de comprometerse con Dorcas. Seguramente trataría de degollarlo si Mucilber insistía.
—Dorcas —la llamó Rhaenys abriendo la puerta de la habitación en la que se estaba quedando la menor, la habitación de la fallecida Laena Velaryon—. ¿Cómo has estado? ¿Necesitas algo?
Dorcas volteó a ver a la reina que no fue con preocupación.
—No dejes que mi padre me haga regresar a Invernalia —pidió la menor—. No puedo volver.
—Dysis está en la Fortaleza Roja ella ya no podrá hacerte daño...
—No puedo regresar con o sin Dysis —suspiró Dorcas con tristeza—. No se molestaron en encontrarme o vengarme incluso cuando me creían muerta ¿Tu regresarías con las personas que no te vengaron y juraron protegerte?
La boca de Rhaenys se abrió y se cerró al saber que la menor tenía un punto con el que no podría cuestionarle, la comprendía a la perfección porque es lo que ella quería hacerle a Rhaenyra tras perder a su hijo o a Daemon por perder a Laena.
—No regresarás sino lo deseas —prometió Rhaenys—. Pero debes saber que Cregan te buscó por mucho tiempo, asumo que debes de saber lo que ocurrió cuando te fuiste.
Dorcas siguió mirándola por lo que Rhaenys asumió que debía de seguir hablando mientras los maestres entraban para curar las heridas de la niña.
—Koryn abandonó a Dysis —informó Rhaenys sorprendiendo a la menor—, ahora fue reclamada por Darren y él casi fue devorado por una manada de lobos.
—Lo sé —murmuró Dorcas dejando a la mayor sorprendida.
—Lucerys trató de llegar a Caraxes para ir a Invernalia a matar a Dysis —siguió Rhaenys—, Rhaenyra fue quien lo evitó aunque Daemon quería dejarlo hacerlo.
Dorcas no dijo nada más pero Rhaenys necesitaba preguntar, necesitaba saber.
—¿Cómo domaste al dragón?
—No lo hice —negó Dorcas sin voltear a ver a la mayor—. Él me eligió, yo solo volé en su lomo.
—Si volaste con él ¿Por qué no regresaste aquí?
Ahí fue cuando Dorcas volteó a verla y su mirada sombría asustó a Rhaenys, no era normal que alguien tan pequeño pudiera verse tan destruído.
—Porque no iba a regresar sin Pegasus, si él se quedaba en la isla para siempre yo me habría quedado con él.
Rhaenys asintió y ahogó un sollozo, no quería ni imaginar lo que sería de su vida sin Meleys pero la niña frente a ella lo vivió, lucho por sobrevivir y salvar a su dragón. Si eso no era lealtad no sabía que lo era.
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