Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟎𝟎𝟐. 𝖲𝗁𝖾 𝗍𝗁𝗂𝗇𝗄𝗌 𝖨 𝖽𝗂𝖽 𝗂𝗍 𝖻𝗎𝗍 𝗌𝗁𝖾 𝗃𝗎𝗌𝗍 𝖼𝖺𝗇'𝗍 𝗉𝗋𝗈𝗏𝖾 𝗂𝗍

████████████████████
❪ ꧏ𓈒 𝟎𝟎𝟐. ── 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 ৫ ᠀ ❜
❥ ๋𓄹𓏲。 𝘄𝘄𝘄.𝐦𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐫𝐚𝐢𝐧. • °
⟆ 🐉 ▋◖ 𝘷𝘪𝘨𝘪𝘭𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴𝘩𝘷𝘵◞。𓍢 ׄ *
ৎ 𝗽𝗹𝗮𝘆 𝗻𝗼 𝗯𝗼𝗱𝘆 𝗻𝗼 𝗰𝗿𝗶𝗺𝗲 ୭ ❫

La carta de la invitación al funeral de Laena Velaryon llegó en el momento en el que el par de hermanos Stark estaban por irse junto a Dysis de regreso a Invernalia.

—Es una pena —Dorcas escucho decir a Alicent Hightower dentro de sus camaras a su madre—. Bueno, no se le quitará lo muerta.

Dysis rió fuertemente haciendo enfurecer a la pelinegra tras escuchar como manchaban la memoria de Laena Velaryon, una de las mujeres nobles que más ansiaba conocer. Lastima que ya no tendría dicha oportunidad.

La niña corrió por los pasillos de la Fortaleza Roja en cuanto distinguió los pasos de su madre acercarse a la puerta de las habitaciones de la Reina.

—Majestad —Ser Criston seguía a la niña tras verla correr al Foso de Dragones—. ¡Majestad, por favor espere!

La niña lo ignoró mientras era perseguida por los guardias junto a su hermano, Lucerys y Aegon se unieron a ellos para seguir a la niña incluso estando enojados querían fastidiar a los guardias.

—¡Espérennos! —gritó Lucerys siguiendo a los mayores—.

Aegon lanzó su copa de vino a uno de los guardias para seguir a los menores mientras se reía al ver las caras molestas de los guardias.

Los menores eran más escurridizos que los caballeros por lo que no tardaron en llegar al Foso de Dragones, cuando los caballeros los alcanzaron ya era demasiado tarde.

Pegasus había salido del Foso de Dragones y estaba siendo acariciado por su jinete, ambos manteniendo una sonrisa maliciosa.

—Majestad —jadeó Ser Criston—, su dragón debe de regresar al Foso de Dragones. No es seguro ni está permitido por el rey que se mantenga afuera.

—No me parece que estemos en peligro, Ser —sonrió la niña obteniendo las risas de los príncipes.

—¿Le teme al fuego, Ser Criston? —se burló Aegon—. Además, yo lo autorizó de mantenerse fuera bajo el nombre de mi padre.

—No podrías ni autorizar que pelen una naranja bajo el nombre de tu padre —murmuró Darren obteniendo una mirada retadora del príncipe platinado que había sido el único que lo había escuchado—, ¿Qué? Solo estoy diciendo los hechos.

Darren rodó los ojos ante las palabras de su tío, no soportaba verlo más lo toleraba en ocasiones cómo está.

Pegasus acarició con su cabeza el hombro de la princesa mirando burlonamente al caballero quien estaba temblando al ver los ojos del dragón sobre cada movimiento que realizaba, recordando cómo estuvo en esa situación anteriormente con el príncipe Daemon.

—Que aburrido —se quejó Aegon—, mejor vamos a volar.

Ahí fue cuando los guardias se alarmaron ante las palabras del príncipe y Dorcas se vio obligada a enviar a Pegasus de regreso al Foso de Dragones para evitar meterse en más problemas y este último bufó más aún así obedeció a la seña de su jinete.

Los guardias se fueron en grupos de dos a tomar a uno de los príncipes para escoltarlos de regreso a la Fortaleza Roja.

Pero cuando se acercaron a la princesa Darren se soltó de los guardias que lo sostenían para evitar que Ser Criston llegase a acercarse a su hermana.

—Yo la escoltaré —le gruñó Darren al guardia de la reina—, usted vaya con el príncipe Aegon.

Ser Criston iba a protestar hasta que vio a Ser Jensen Stark, el guardián de la princesa, el lobo de piedra y piel de hierro acercarse a ellos con la mirada de un lobo cazando a su presa pero en lugar de un animal observaba a Ser Criston.

—Recibió una orden directa del príncipe Darren —siseó Ser Jensen—. ¿Qué espera? Váyase con el príncipe Aegon.

El dorniense no dijo nada más mientras seguía al hijo del rey y dejaba a los norteños atrás bajo las burlas de Aegon por la palidez que había tomado repentinamente tras ver al lobo de piedra.

—Majestades —les sonrió Ser Jensen—, será mejor que los sigamos antes de que su padre se entere de su pequeño paseo fuera del palacio.

Darren asintió con rapidez y camino por las escaleras para seguir a los demás mientras que Dorcas se mantenía con una mirada seria e impasible sin moverse de su lugar bajo la mirada atenta de Ser Jensen.

—Majestad —la llamó Ser Jensen con intriga—, debemos de seguir a su hermano.

La niña no cambió su expresión más levantó su mano obteniendo un asentimiento de parte del mayor antes de tomar la mano de la princesa y seguir al resto del grupo.

—Lo decapitaran si me caigo —se excusó la menor.

—Rogaré a los Dioses que eso no ocurra —respondió Ser Jensen fingiendo creer en las palabras de la princesa—. No sería bueno que su seguridad dependiera de alguien tal voluble como Ser Criston.

Dorcas sonrió levemente mientras tomaba con confianza la mano de su protector bajo las miradas curiosos y maliciosas del resto de los guardias.

Podría ser que Ser Jensen no fuera el más capaz a la hora de tratar con infantes pero después de haber pasado años junto a la princesa le era imposible el desconocer la mayoría de las costumbres de la niña.

Realmente Dorcas estaba completamente perdida en el funeral de Laena Velaryon, sabía que su tía había muerto pero no estaba segura de la reacción que su familia esperaba que tuviera por lo que simplemente se mantenía seria y dándole la mano a su prima Rhaena mientras que Lucerys se encontraba sentado a su lado.

La muerte la ponía bastante inquieta e intranquila aunque apenas conociera a la antigua jinete de Vhagar no podía evitar sentirse triste, siempre creyó que Laena Velaryon era una mujer increíblemente valiente y hermosa.

Lo único que pudo destacar en su joven mente fue como Jacaerys la miraba mal mientras tomaba la mano de Baela pero eso se vio eclipsado para ella cada vez que notaba la mirada de Aegon sobre ella.

Al igual que no pasó desapercibido el abrazo de consuelo que le brindó Daemon a sus dos hijas.

—Lo siento yo no lo quiero —escucho decir a Lucerys cuando se acercaba con agua para su primo—.

A su lado estaba Lord Corlys Velaryon quien parecía completamente sorprendido ante la negativa de su nieto.

—Es tu derecho de nacimiento —Corlys se hincó para estar a la altura de su nieto—.

Dorcas se acercó a paso rápido a su primo en cuanto vio la mirada llena de tristeza en sus ojos, temiendo lo peor.

—Si soy el señor de Driftmark significa que todos murieron —dijo Lucerys con tristeza haciendo que el corazón de Dorcas se partiera en pedazos ante el dolor de su primo—.

En ese momento Dorcas juro proteger a Lucerys de cualquier amenaza durante el resto de su vida sin importar el peligro.

Pero la sombra detrás de ella la hizo sentirse pequeña por unos segundos, por lo que volteó en cuanto escucho a su tío hablarle.

—Dorcas —le sonrió Aegon a la menor—. No te vi desde la cena, parecías molesta ¿Los Velaryon te molestaron?

Aegon siempre que podía se pavoneaba ante la pequeña niña conociendo de su fijación en él después de haber sido alejada abruptamente de Raelon, para ella era como tener al gemelo castaño más cerca.

Lástima que Aegon siempre le brindaba dicha atención en busca de un compromiso entre ambos, cosa que la niña intuía más no veía como una opción viable ya que la reina Alicent deseaba casar a su primogénito con su única hija.

—No —negó la niña evitando darle a conocer sus problemas al príncipe, desconfiando del mayor—. Parece que a ti te molestaron más que a mi.

Aegon estaba por responder pero Darren se acerco en cuanto vio como el platinado ponía una mano en el hombro de su hermana, y se puso frente a ella dándole la espalda a su tío.

Darren y Aegon mantenían una eterna rivalidad desde hace años, ambos eran los lados opuestos de una misma moneda. El lado de Aegon estaba carbonizado y podrido mientras que el de Darren era brillante e impecable, dos opuestos que solo lograban repelerse entre sí.

—Debemos irnos —le sonrió Darren—, madre desea que estés con nuestras primas.

Las marcas en su espalda hicieron que la princesa se tensara aterrada ante la idea de molestar a su madre, tomó la mano de su hermano aferrándose a él.

La menor miró con confusión a su hermano pero obedeció, no planeaba contradecir a su madre en ese momento en el que podría estallar de ira por la perdida de Laena.

Estallar en su contra.

Aegon bufó con molestia mientras se iba a la playa, sumamente frustrado ante la abrupta interrupción de su sobrino mientras que este se encontraba yendo con el príncipe Aemond para tratar de aligerar la incomodidad que había surgido después de la pelea en el entrenamiento.

La princesa fue interceptada por Jacaerys antes de que ella lograse llegar hasta sus primas.

—Así que piensas en ir por nuestro tío —se burló Jacaerys deteniendo a Dorcas a medio metro de Rhaena y Baela—.

La menor lo miraba con cansancio, le parecía absurdo e inadecuado el buscar pelea en un funeral; pero él había comenzado.

—Es más inteligente una unión entre las casas Stark y Targaryen que una que ya existente —le sonrió Dorcas con falsedad—, para ser hijo de Raenyra Targaryen eres bastante lento, también para ser un simple príncipe.

—No es inteligente de tu parte que te vean pelear conmigo —sonrió Jacaerys.

La menor asintió de acuerdo y le sonrió con condescendencia al más alto.

—Será mejor que no hagas nada estúpido en ese caso —Dorcas notó como su abuelo se acercaba a ellos.

—Eres una bruja odiosa —bufó Jacaerys—, por eso tu madre trata de reemplazarte.

La niña fingió llorar sorprendiendo a Jacaerys y Viserys quien se encontraba detrás de ellos corrió a abrazarla y cuando no estuvo a la vista de su abuelo le sonrió a Jacaerys con burla.

Jacaerys miró a su abuelo nervioso, no esperaba ser escuchado por nadie menos por una de las pocas personas que mimaban a Dorcas –aunque solo frente a los ojos de los nobles– y que podían hacerle algo.

—Estamos en un funeral —siseó Viserys furioso—, y te atreves a hablar así de tu prima, se supone que al menos tendrías el respeto de no decir blasfemias en este tipo de circunstancias.

Dorcas seguía llorando ganando miradas de compasión hacía ella mientras Jacaerys casi se desmaya cuando vio a su madre mirarlo mal, definitivamente no se salvaría de un regañó o castigo.

Aryon Stark llegó al lado de su hija a paso rápido, incluso parecía que el alcohol se le había bajado a diferencia de su esposa que miraba mal a la niña, Rhaenyra también se había acercado casi corriendo a Jacaerys.

Ser Jensen observaba a lo lejos la escena notando como la princesa seguía llorando, sus comisuras se levantaron levemente al verla así. Ella había aprendido a la perfección cada una de las lecciones que le había brindado.

—Habláremos de esto después —dijo Rhaenyra a Jacaerys con molestia.

—Sígueme —habló Aryon ofreciéndole su mano a Dorcas quien la tomó después de soltar un fuerte sollozo y limpiar sus lágrimas—.

Mientras que Aryon y Rhaenyra llevaban a sus hijos por lados opuestos Rhaenys Targaryen se encontraba mirando a la niña con simpatía.

—Me recuerda a Laena —suspiró Rhaenys hacia Corlys—. Tiene su astucia.

Corlys miró confundido a su esposa debido a que él no había visto a Dorcas sonreírle a Jacaerys pero asintió sin querer discutir con Rhaenys.

La princesa era llevada casi a rastras por su padre al interior de la fortaleza, esta seguía llorando pero ahora porque una de las heridas en su espalda se había abierto. Agradeció para sus adentros el estar utilizando un vestido negro.

Dinora quien se encontraba siguiendo a Dorcas y Aryon se encontraba furiosa por ver a la niña que Dysis le había dicho que fue intercambiada siendo consolada por su padre cuando ella ni siquiera tenía permitido llamarlo padre.

Los celos irradiaban de ella ante el ataque de cólera que estaba teniendo en ese momento, le parecía indignante como el hombre que se le había dicho hasta el cansancio que era su padre y la había abandonado con un cantinero para ayudar a los bastardos del Señor de Invernalia a llegar al trono siguiera con semejante farsa mientras la ignoraba constantemente.

—No serás insultada jamás —prometió Aryon limpiando los rastros de lágrimas de la cara de su hija—. Te prometo que estarás lejos de malos comentarios y estarás a salvo.

Dinora deseaba tener ese amor y dulces palabras de parte de su padre pero sabía que no lo obtendría con Dorcas viva.

Sin notar la mirada de Dorcas sobre ella Dinora se había escondido de la vista de Aryon.

Dorcas estaba aún más resentida que Dinora, el odio que sentía hacia la niña por la que había sido azotada con un látigo por su madre en constantes abusos diarios bajo las mentiras de Dinora y falsas acusaciones en su contra la molestaban más de lo que sus heridas.

La sangre debía ser pagada con sangre.

—Pero como podrás protegerme de los insultos de madre y esos niños —lloriqueó Dorcas—, madre ha dicho que solo espera que su majestad los nombre sus nietos para deshacerse de Darren y de mi.

Mientras que Aryon abrazaba a Dorcas y esta trataba de contener las lágrimas ante el dolor del contacto de su padre bajo sus heridas aún sin sanar, Dinora estaba formulando un plan que llevaría a cabo esa misma noche siendo externa de las realidad y de que con eso estaría llevando a cabo el plan que Dorcas ya había planificado.

—Jacaerys dijo que era una bruja —siguió Dorcas—, dicen que me llaman la bruja del Norte y que van a quemarme si su majestad se entera.

—No va a enterarse de rumores falsos, Dorcas.

La pelinegra no era un monstruo, ella solo quería justicia ya que se negaba a seguir siendo insultada y golpeada por aquella niña que su madre insistía en que era su hija en lugar de ella.

Ojo por ojo.

Hijo por hijo.

Sangre por sangre.

Aryon y Dysis se encontraban discutiendo sobre sus hijos, debido a que con la discusión entre Jacaerys y Dorcas había llegado a que Dysis tuviera un ataque de ira debido a que su esposo no quería escuchar sobre lo que Alicent una vez le dijo. Sus hijos habían sido intercambiados por bastardos del hermano mayor de Aryon, Mucilber Stark.

—¡Estás diciendo estupideces! —gritó Aryon harto de tener la misma discusión desde hace años—. Los cargue cuando nacieron, jamás me separe de ellos ni por un segundo durante meses.

—¡Eres un ebrio! —recriminó Dysis—. No me sorprendería sino lograrás diferencias tus manos de tus pies después de beber licor como si fuera agua.

—Sabes que jamás probé una sola gota de licor cuando ellos eran bebes —gruñó Aryon frustrado con su esposa—. Son idénticos a mi, Dorcas se parece bastante a tu hermana y ni siquiera así crees que son nuestros ¿Qué más quieres? No todos los Targaryen tienen el cabello platinado y lo sabes.

—¡Si fueran mis hijos se parecerían en mi aunque sea un poco!

—Tienen tus ojos.

Aryon le dio la espalda a su esposa antes de tomar un trago de licor para tranquilizarse antes de terminar diciéndole algo de lo que se arrepentiría más tarde.

—No vuelvas a tocar el tema a menos que quieras que desaparezca a los niños que trajiste —advirtió Aryon—, te he dejado cuidar de ellos mejor de lo que haces con los nuestros. Sobrepásate la línea ¿Cómo se te ocurre decir que vas a desacerté de nuestros hijos? Incluso si no fueran tuyos, son de la casa Stark y el Norte nunca olvida una traición.

La risa de Dysis no fue ignorada por Aryon que temblaba de la cólera por recibir tales insultos hacia su hijos.

—Tengo un maldito dragón que podría incinerar a tu adorado Norte —amenazó Dysis—. Los niños que cuido son los nuestros y los que te esfuerzas tanto en proteger son bastardos de tu hermano que hacerlos pasar por míos es traición a la corona y la casa Targaryen.

—Aunque lo niegues sigues creyendo ciegamente en Alicent —se burló Aryon—, lo cual es patético si te hizo adoptar a los primeros niños de cabello platinado que encontraste. Has lo que quieras con esos mocosos, pero no vuelvas a hablar con mis hijos, me he encargado de esconder cadáveres desde que cumplí cinco años a la mayoría no los conocía solo eran comida de Mucilber, jamás los encontraron ¿Imaginas como sería si escondiera el cuerpo de alguien que habló mierda de mis hijos frente a mi o a mis espaldas?

Dysis palideció ante la amenaza, más dudaba de que Aryon se atreviera a iniciar una guerra entre los Stark y Targaryen solo para proteger a los niños.

—No puedes matarme y lo sabes —dijo Dysis con seriedad—, iniciarías una guerra si lo haces.

—No me refería a ti.

Aryon se encontraba mirando detrás de su esposa haciendo que Dysis frunciera el ceño con confusión, se puso pálida cuando volteó a ver detrás de ella y encontrarse con las miradas asustadas de Dinora y Frey, los niños que ella aseguraba eran sus hijos.

—Sácalos de mi vista —ordenó Aryon antes de voltearse hacía su improvisado estudio—. Y mantenlos lejos de mis hijos, no quiero que crean que estamos adoptando niños al azar. Mucilber va a comernos si se entera que estas arruinando la reputación de la familia.

Lucerys y Dorcas se encontraban bajando a las cocinas cuando Baela y Rhaena fueron corriendo furiosas hacía ellos, Lucerys entro en pánico creyendo que querían quitarles los pasteles que habían tomado sin permiso hasta que vio a Darren ir hacia ellos.

Dorcas volteó a ver a su primo pero se sorprendió al no encontrarlo hasta que lo vio correr hacia su hermano mayor e instintivamente hizo lo mismo con confusión pero asegurándose de sostener los postres.

—¿Por qué corren? —preguntó Baela.

—Estamos molestas —le recordó Rhaena—, ellos tienen pasteles. Creo que piensan que vamos a delatarlos.

Baela rápidamente asintió comprendiendo a su gemela antes de poner sus manos a los lados de su boca para hacer mayor eco.

—¡No los vamos a delatar! —gritó Baela—. ¡Queremos su ayuda!

Lucerys y Darren ya estaban caminando de regreso mientras que Dorcas suspiraba con aburrimiento por tener que regresar hacia sus tías.

—¿Qué sucede? —preguntó Darren—. ¿Para qué necesitan ayuda?

Dorcas comía uno de los pasteles con aburrimiento, esperando que no dijeran que necesitaban acompañamiento para llorar por su luto. No era buena consolando a las personas y generalmente la incomodaba de sobremanera el tener que ver a personas llorando.

Era por eso que prefería pasar sus días con su dragón antes que con cualquier persona.

—Alguien ha robado a Vaghar —respondió Rhaena.

Los otros tres niños se miraron entre ellos con sorpresa mientras que Baela estaba corriendo hacía la habitación de Jacaerys para pedir su ayuda.

Mientras que su hermano y primo estaban molestos por el robo del dragón, Dorcas se encontraba sintiendo una envidia enorme por su nuevo jinete ¿Cómo es que se le ocurrió ir por pasteles con Lucerys en lugar de ir por el dragón más grande que hay?

Los niños habían esperado a que entrase el ladrón de Vaghar por algunos minutos, las gemelas estaban furiosas al ver a Aemond entrar, los Velaryon se encontraban sorprendidos por verlo precisamente a él y los Stark querían que todo acabara rápido para poder seguir comiendo sus postres tomados ilícitamente de las cocinas.

—Es él.

—Soy yo —dijo Aemond haciendo que Dorcas se riera discretamente—.

—Vaghar es el dragón de mi madre —gruñó Rhaena.

—Tu madre murió —corrigió Aemond con frialdad—, Vaghar tiene un nuevo jinete ahora.

En un punto Dorcas comprendía a su tío y le daba la razón, pero no lo diría en ese momento para evitar pelear con Rhaena o Baela.

—¡Es mía la reclamo! —gritó furiosa Rhaena.

—Entonces debiste reclamarla —sentenció Aemond ganándose un asentimiento de Dorcas que paso desapercibido por los presentes con la excepción de su hermano—, tal vez tus primos te encuentren un cerdo en el cual volar te quedaría bien.

Rhaena trato de golpear a Aemond y el mayor la esquivo con facilidad pero no se libro del puñetazo que le brindo Baela aunque se lo devolvió de inmediato y con eso la tiro.

—Atáquenme otra vez y se las daré a mi dragón.

Jacaerys se lanzo a golpear a Aemond aunque le proporciono múltiples golpes termino en el suelo seguido de Lucerys quien no logró dar ningún golpe pero de inmediato Jacaaerys lo pateo y tiró al suelo mientras que Baela, Rhaena y Darren se lanzaron a golpear al príncipe.

Dorcas a diferencia del resto trato de separarlos obteniendo un puñetazo de parte de Baela que rápidamente le fue devuelto seguido de al menos una docena de puñetazos de parte de la Stark antes de dejarla inconsciente.

Pero Jacaerys ya se había abalanzado sobre ella para golpearla solo logró jalarle el cabello hasta que la Stark de un codazo le saco el aire para segundos después taclearlo y empezar a lanzar puñetazos en la cara del Velaryon solamente se detuvo cuando vio que Aemond estaba ahorcando a Lucerys y había tomado una piedra de manera amenazante dejándola en shock, ni siquiera se molesto en preocuparse por si misma cuando Jacaerys se puso a su lado.

—¡Morirán gritando en llamas como lo hizo su padre! —gritó Aemond—. Bastardos

—Mi padre esta vivo —lloriqueó Lucerys.

Los ojos de Aemond pasaron de Lucerys a Jacaerys mientras miraba al mayor con burla y maldad en su rostro.

—¿El no lo sabe verdad? —Aemond bajo la piedra con burla—. Lord Strong.

Jacaerys saco su daga y Aemond soltó a Lucerys.

—¡Jacaerys!

Dorcas jalo del menor hacía ella para evitar que volvieran a lastimarlo mientras que Aemond se encargo de golpear a Jacaerys con la roca tirándolo al suelo.

Jacaerys le lanzó tierra a los ojos a Aemond mientras que para la sorpresa de Dorcas, Lucerys había tomado su daga y la utilizó para cortar el ojo de Aemond quien cayó al suelo cubriendo su ojo herido.

—Mierda —siseó Darren con sorpresa—.

—¡Detenganse de inmediato! —gritó un guardia que Dorcas no logró reconocer antes de quitarle su daga a Lucerys y tomar su mano para alejar a los guardias de él—.¡Alejense! Mi principe mi principe dejeme ver —Dorcas tapo los ojos de Darren y Lucerys antes de que Aemond quitará su mano para mostrarle al guardia su herida—. Oh mis dioses.

Dorcas se puso pálido al verlo pero se contuvo de hacer cualquier expresión para no herir los sentimientos de Aemond, solo hizo una mueca asustada cuando escucho los gritos de su padre y de Alicent.

—Estamos jodidos —susurro Dorcas.

—¡Les dije que estarían aquí! —celebraba Dinora antes de gritar aterrorizada tras ver la cara de Aemond—.

Dorcas se habría reído de la cara de Dinora de no ser porque Aemond había sido despojado de uno de su ojos, ella se había dado cuenta de que le había tirado dos dientes a Jacaerys y Baela estaba inconciente por su culpa sin contar que Lucerys tenía la nariz rota y su hermano estaba con el dedo anular roto, Rhaena tenía algunos moretones y ella se encontraba despeinada y con el labio inferior roto por culpa de Baela.

Aryon corrió de inmediato hacía sus hijos y sobrinos mientras evaluaba la cara se los cuatro mientras preguntaba que había pasado y se aferraba a su hija.

—¡Aemond robó a Vaghar! —gritó Rhaena molesta—.

—Dime que ganaste —murmuró Aryon al oído de Darren—.

El menor negó con la cabeza y Aryon volteó a ver a su hija menor quien se encontraba prometiendo a Lucerys que no le pasaría nada malo, cuando notó a su padre viéndola se limitó a asentir y señalar a Baela y los dientes que Jacaerys estaba guardando en su bolsillo.

Aryon no lo admitiría jamás pero cada vez que alguno de sus hijos ganaba una pelea su orgullo y ego crecía significativamente.

Más a quien Dorcas miró esa noche no fue a su padre, fue a Ser Jensen Stark quien le brindo una pequeña sonrisa llena de orgullo mientras que la princesa se acercaba a él en cuanto logró calmar a Lucerys.

—Para usted —la princesa le tendió uno de los tres dientes que le había tirado a Jacaerys Velaryon—. Para que recuerde mejorar sus entrenamientos, no le quite todos sus dientes. Usted falló.

La niña mantuvo una mirada serena mientras todos subían y ella se quedaba junto a su caballero.

—Lo hizo excelente, majestad.

—¿Cómo es que permitió que esto pasará? —cuestionó Viserys furioso hacía los guardias—. Tendré respuestas.

—Se suponía que los príncipes estaban en cama mi rey —se excuso el caballero—.

—¿Quién tenía la guardia?

—El joven príncipe fue atacado por sus primos majestad —dijo Ser Criston—.

—¡Ustedes juraron proteger y defender a mi sangre! —gritó Viserys.

—Lo siento mucho majestad.

—La guardia real nunca a defendido un príncipe de príncipes —se excuso Ser Criston.

Aryon tomó la mano temblorosa de su hijo en cuanto esté lo miró con nerviosismo.

—¡Esa no es una respuesta! —siseo Viserys.

—Va a sanar ¿cierto maestre? —pregunto Alicent.

—La piel va a sanar pero a perdido el ojo majestad —respondió el maestre—.

—¿Dónde estabas? —cuestionó Alicent a Aegon—.

—¿Yo? —preguntó Aegon antes de recibir una bofetada de parte de su madre—. ¿Por qué fue eso?

—No es nada comparado con el abuso que tu hermano sufrió mientras te ahogabas en copas imbécil.

—¿Qué significa esto?

Las puertas fueron abiertas dejando ver a Rhaenys y Corlys Velaryon entrar con preocupación a la habitación.

—¿Qué? —Rhaenys se acercó a sus nietas con rapidez—. ¿Qué paso?

Rhaenys se había acercado a sus nietas segundos antes de que Rhaenyra entrará y corriera hacia sus hijos quienes se encontraban junto a Dysis y Aryon.

—¡Jace! —Rhaenyra gritó preocupada antes de agacharse a la altura de sus hijos—. ¡Luke! Muéstrenme, muéstrenme ¿Quién hizo esto?

—¡Ellos me atacaron! —acuso Aemond—.

—¡Él ataco a Baela! —justifico Jacaerys.

—¡Baela me ataco a mi! —exclamó Dorcas señalando a la menor—.

—¡Dorcas me dejo inconsciente! —recriminó Baela.

—¡Ella me tiro dos dientes! —señaló Jacaerys a Dorcas—.

—¡A mi me defendió! —la excusó Lucerys.

Los niños empezaron a gritar desesperando a Viserys y a la mayoría de los adultos con la excepción de Daemon quien parecía bastante entretenido.

—Suficiente.

—¡Será mi hijo quien cuente la historia! —exclamó Alicent.

Dysis se tenso y tomó la daga de su esposo furiosa mientras era tratada de ser detenida por los guardias hasta que Viserys los miró con furia.

—Nadie toque a la princesa Dysis —demandó el rey.

Dorcas hizo una mueca de disgusto mientras los guardias se alejaban de su madre, sintió como su corazón palpitaba con más fuerza y las cicatrices en su espalda comenzaban a molestarla de nuevo ante el cosquilleo.

—¡Tu hijo trató de matar a los hijos de la heredera al trono de hierro, debe morir por traición! —le gritó Dysis.

—¡Silencio! —demando Viserys—. Aemond quiero la verdad de lo que paso, ahora.

—¿Qué más hay que oír? —cuestionó Alicent—. Tu hijo fue mutilado, su hijo es el responsable.

—Su hijo es el cuarto en la línea de sucesión —gruñó Dysis mirando con soberbia a la Reina Verde—. Tu hijo es apenas el doceavo en la línea.

Dorcas y Darren miraron a su madre sorprendidos de haber sido incluidos en la línea de sucesión, no esperaban ser mencionados.

—Fue solo un accidente —justifico Rhaenyra.

—¿Accidente? —gruñó Alicent mirando con furia a Rhaenyra—. El príncipe Lucerys trajo una navaja a una emboscada el pensaba matar a mi hijo.

Dorcas dio un paso al frente decidida a tomar la responsabilidad con tal de defender a Lucerys.

—Yo lleve la daga —interrumpió Dorcas—, Lucerys se estaba defendiendo de que Aemond matará a Jacaerys con una piedra.

La niña fue ignorada por los adultos logrando desesperarla instantáneamente.

—Son mis hijos los que fueron atacados y obligados a defenderse —gruñó Rhaenyra—. Se mencionaron insultos repugnantes contra ellos.

—¿Qué insultos? —interrogó Viserys.

—La legitimidad del nacimiento de mis hijos fue puesta en duda.

—¿Qué?

—Él nos llamo bastardos —dijo Lucerys.

—Mis hijos están en la línea para heredar el trono de hierro majestad —habló Rhaenyra—. Está es la más grande de las traiciones, el príncipe Aemond debe ser cuestionado para saber donde escucho esas calumnias.

Dorcas sabía que era imperdonable dejar a Aemond sin un ojo pero según las leyes él tenía suerte de seguir con vida después de llamar bastardos a dos personas que eran el tercer y cuarto en la línea de sucesión mientras él era apenas el doceavo en esta.

—¿Por un insulto? —cuestionó Alicent—. Mi hijo perdió un ojo.

—Pudo haber perdido la vida sino fuera un príncipe —intervino Dysis, defendiendo a su hermana—. Es una traición que a la mayoría le costaría la vida, yo me sentiría aliviada de que el príncipe siga con vida.

La mayoría en la sala estuvo de acuerdo con la princesa, ella tenía una manera de ser tan detestable casi en todo momento y estar errada. Pero esta vez tenía razón.

—Dímelo hijo —dijo Viserys hacia Aemond—. ¿Dónde escuchaste está mentira?

—El asunto fue jactancia del patio, broma de niños no fue nada...

Dysis dio un paso al frente hacia la reina haciendo que esta cerrara la boca nerviosa por un posible ataque de la platinada, lo quisiera o no sabía que ella era la heredera de Viserys en caso de que la princesa Rhaenyra muriera y que ella no sería defendida de alguna de ellas.

—Aemond te hice una pregunta —interrumpió Viserys.

—¿Dónde está Ser Laenor? —preguntó Alicent—. Me pregunto el padre del niño, tal vez el tenga algo que decir al respecto.

Dorcas miró mal a la Reina tras ver su intento mediocre de cambiar el tema para evitar que el príncipe tuerto respondiera la pregunta, pero a la vez haciendo obvio él quien le había hablado sobre la bastardía de los hijos de Rhaenyra Targaryen.

—Si —asintió Viserys—. ¿Dónde esta Ser Laenor?

—No lo sé majestad —negó Rhaenyra—. Yo no podía dormir y salí a caminar.

Dorcas miró a su tía con sospecha debido a que había entrado al mismo tiempo que Daemon Targaryen y sabía que ellos habían tenido algo en el pasado, al igual que lo tuvo con la fallecida Laena Velaryon.

—Entreteniendo a sus jovenes escuderos —siguió Alicent—, yo diría.

—¿Realmente es necesario hablar de tal forma de alguien que no está presente para defenderse de tales acusaciones? —cuestionó Aryon con furia ante el ataque hacia su antiguo amigo—. Podemos solucionar esto sin que él esté presente.

Los adultos Targaryen asintieron de acuerdo ante las palabras del Stark haciendo que Alicent cerrase la boca.

—Aemond mirame —ordenó Viserys—, tu rey demanda una respuesta ¿Quién te dijo esas mentiras?

—Fue Aegon.

Las miradas de los presentes se pusieron sobre el primogénito de Alicent Hightower y esta palideció al instante.

—¿Yo?

—Y tu hijo —Viserys se acerco a Aegon de manera amenazante—. ¿Dónde escuchaste estas calumnias? ¡Aegon dime la verdad!

—Lo sabemos padre —balbuceó Aegon—, todos lo saben solo míralos.

—¡Estas disputas interminables deben de acabar por todos! —sentenció Viserys—. ¡Somos familia! Ahora pidan disculpas y muestren buena voluntad al otro, su padre, su abuelo y su rey lo demanda.

El silencio reino la habitación por unos segundos hasta que Alicent volvió a hablar.

—Eso no será suficiente —negó Alicent—. Aemond ha sido dañado permanentemente mi rey, la buena voluntad no va a curarlo

—No —asintió Viserys—, lo se Alicent pero no puedo hacer que recobre el ojo.

—No, porque le fue arrancado.

—¿Qué quieres que haga?

—Hay una deuda que debe ser pagada —siseó Alicent—. Con el ojo de uno de sus hijos.

La mano de Dorcas fue directamente a la empuñadora de su daga sin apartar sus ojos de la reina.

—Mi querida esposa.

—¡El es tu hijo Viserys! —lloriqueó Alicent—. ¡Tu sangre!

—No dejes que tu enojo sea el que guie tu juicio —demando Viserys—.

—Si el rey no va a buscar justicia la reina lo hará —aseguró Alicent—. Ser Criston tráigame el ojo de Lucerys Velaryon.

Dorcas se posiciono junto a Lucerys instintivamente sin soltar su daga.

—Madre —llamó Lucerys.

—Alicent.

—Que elija con que ojo quedarse —senteció Alicent—. Un privilegio que no se le otorgo a mi hijo

—No van a hacer tal cosa —negó Rhaenyra—.

—No se mueva Ser Criston —exigió Viserys.

—¡No, está declarado a mi!

La histeria de la reina habría sido aplaudida por la princesa pelinegra de no ser porque estaba atacando al ser que más quería después de a su dragón, sabía que Alicent no tenía conocimiento alguno de la batalla por lo que sonrió al darse cuenta que ellos tenían la ventaja.

—Como su protector mi reina.

—Alicent este asunto a terminado —dijo Viserys acercándose a Alicent—. ¿Me has entendido? Y que sea sabido a cualquiera cuya lengua cuestione el nacimiento de los hijos de la princesa Rhaenyra le será cortada.

—Gracias padre.

En cuanto Rhaenyra se agacho para tratar de calmar a Lucerys, Alicent le quito su daga al rey Viserys y corrió hacia ella mientras que los hermanos Velaryon fueron protegidos por Corlys, Dorcas le dio su daga a Lucerys para que se protegiera mientras que Aryon ponía a Darren y Dorcas detrás de él en caso de que Alicent quisiera venganza de cada niño que golpeo a Aemond sin notar que su hija había tomado uno de sus cuchillos antes de que Rhaenys Targaryen la pusiera detrás de ella.

—¡Aléjese, Cole!

Mientras que Daemon se encontraba frenando a Ser Criston, Aryon se encontraba sosteniendo a Otto contra una de las paredes cercanas a la chimenea con uno de sus cuchillos contra su cuello antes de que se acercará lo suficiente a su esposa quien ya había tomado su ballesta.

—Has ido demasiado lejos.

Dysis se encontraba detrás de su hermana con su ballesta apuntando a la cabeza de Alicent.

Los niños Stark se encontraban detrás de Ser Jensen y Rhaenys Targaryen, junto a los niños Velaryon y las gemelas Targaryen.

—¿Yo? —cuestionó Alicent apuntando la daga a la cabeza de Rhaenyra—. ¿Qué he hecho más allá de lo que se espera de mi? Por siempre protegiendo al reino, a la familia, a la ley. Mientras tu te burlas de todo.

Dysis trataba de enfocar el tiro ya que el movimiento entre su hermana y madrastra hacía difícil tener un tiro limpio, podría herir a su hermana y era algo que jamás se podría permitir.

—¡Alicent, déjala!

—Suelta el cuchillo sino quieres que mis flechas estén en tus ojos —ordenó Dysis.

El terror en la mirada de Alicent se hizo presente al escuchar la amenaza de su hijastra mayor.

—¡¿Dónde esta el deber, dónde esta el sacrificio?! —exclamó Alicent—. ¡Aplastados por tu pie una y otra vez!

—¡Suelta a Rhaenyra o juro que no sólo el ojo de tu hijo será perdido! —gruñó Aryon a la Reina—. La cabeza de tu padre también puede perderse esta noche.

La sonrisa burlona de Aryon hizo que la mano del rey palideciera considerablemente e hiciera que este decidiera ceder.

—Suelta la daga Alicent —dijo Otto nerviosamente tras que su cuello fuera ligeramente cortado por la cuchilla del norteño.

—Escucha a tu padre —exigió Dysis con una sonrisa burlona—. Si es que no deseas correr con la misma suerte de tu hijo.

—Y ahora le quitas el ojo a mi hijo y hasta de eso crees tener derecho.

—Es agotador ¿No es así? —cuestionó Rhaenyra—. Esconderte detrás del mando de tu honradez pero ahora te ven por quien eres en verdad.

Las flechas de Dysis rápidamente le dieron a la pelirroja, una cortó su brazo y la otra le dio a centímetros de sus pies, los cinco lobos huargos de Aryon estaban detrás de cada Stark y dos de ellos estaban cubriendo a Dysis de los caballeros que se habían acercado a ella.

Alicent bajo la daga con brusquedad y retrocedió mientras que Rhaenyra hizo lo mismo siendo atrapada por Corlys Velaryon.

Inmediatamente las miradas de los presentes se pusieron sobre el brazo de la princesa que se encontraba sangrando.

—No te lamentes por mi madre —pidió Aemond rompiendo el silencio—. Fue un intercambio justo, tal vez perdí un ojo pero gane un dragón.

—Ese asunto a llegado a su fin.

—¡Tu hija me disparo con sus flechas! —recriminó Alicent furiosa.

—Apuñalaste a Rhaenyra —siseó Viserys harto de las quejas—. Ellas son mis herederas, ellas están sobre ti y ellas no serán castigadas ya que si las castigara tú terminarás siendo colgada por apuñalar a la heredera al trono.

Finalmente la pelirroja cerró la boca al igual que sus hijos.

En el salón entro un par de guardias con una niña a la que uno sostenía del codo, ganándose las miradas curiosas del resto de los presentes.

—Su majestad —habló uno de los guardias—, la hemos encontrado vagando por el castillo.

Dorcas asomo su cabeza para ver más que la espalda de Rhaenys con curiosidad, seguido de escuchar a Aegon soltar un sonido orgulloso antes de señalar a la rubia ganandose una mirada de desagrado de Darren y desaprobatorias de parte de su madre y hermano.

—¡Lo sabia! —exclamó Aegon caminando hacía Otto con una sonrisa victoriosa—. Te lo dije, esa es la niña que se convirtió en dragón.

Darren miro a su hermana menor en busca de ayuda para saber si lo que decía Aegon podría ser cierto o si solo estaba bastante ebrio como para tener alucinaciones.

—Se le llama cambiafuego —murmuró Dorcas siendo escuchada por Rhaenys y Darren—, había miles de ellos en la Antigua Valyria. Se dice que eran feroces si los hacías enojar pero también eran leales a aquellos que apreciaban pero los veían como seres temibles debido a que se les culpaba por las masacres que realizaban los dragones.

La niña narraba la historia que sus nanas le contaban desde que tenía memoria.

—¿Qué has dicho muchacho? —cuestionó Viserys mirando a su hijo quien estaba a metros de él—. ¿Quién eres jovencita?

—¡Es una bruja! —gritó Aegon—. La vi en las montañas con los dragones. Era el dragón negro y se convirtió en niña.

—Parece que no eres la única bruja en la habitación —se burló Jacaerys seguido de que Dorcas lo pisará fuertemente.

—No es una bruja —intervino Dysis sin quitarle la vista de encima a la niña desde que entró a la habitación obteniendo una mirada llena de sospecha de parte de su hija—, es un monstruo.

Aemond se separó del abrazo de Alicent obteniendo una mirada preocupada de la reina al ver como se acercaba con una mirada curiosa hacía la niña.

—Es una cambiafuego —susurró el niño.

Mientras que la cambiafuego analizaba a Daemon Targaryen, la niña Stark se encontraba analizando sus posibilidades de convertir a su hermano en el jinete de la niña rubia.

—Es la princesa perdida —sentenció Daemon, Dorcas lo miró con una mueca confundida ¿Cómo podía estar seguro tan rápido?—. Luego de años ha vuelto a casa.

Mientras el shock y la duda se planteaba a la sala seguida de varios murmullos entre los nobles.

Las puertas habían sido abiertas ruidosamente y corriendo entró Dinora con una mirada preocupada, dirigida a Aryon Stark quien se encontraba sosteniendo la mano de Darren en la que se podía apreciar perfectamente su dedo fracturado.

—Padre —lo llamó Dinora ganando miradas confundidas de los presentes—. ¿Qué esta pasando?

—¿Padre? —cuestionó Otto con confusión—.

—Impostora —dijo Viserys.

Cuando la niña se acerco para abrazar a Aryon este desenvaino su espada y en un rápido movimiento la cabeza de Dinora se encontraba en el suelo a unos centímetros del resto de su cuerpo.

—Denle su cena a los lobos —ordenó Aryon hacía sus sirvientes—, una impostora con lengua larga.

Mientras que todos los ojos se posaban en el cuerpo de la decapitada niña, Dysis se encontraba sollozando en los brazos de Rhaenyra obteniendo la atención de quienes no miraban el cuerpo con la excepción de Aemond quien fue él único en la habitación que notó la mirada burlona que Dorcas le dio al cuerpo antes de reemplazarla con una mueca asustada en cuanto su padre volteó a verla.

Los lobos rápidamente devoraron el cuerpo de la niña y Dorcas se encontraba satisfecha de que plan haya sido exitoso pero sabía muy dentro de ella que esa muerte le remordería la conciencia tarde o temprano.

Al igual que las que estaban por sumarse a su lista.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro