
05. Baile
Chase, Adam y Charlotte se quedaron mirando el enorme cartel que anunciaba el baile del sábado por la noche. Adam y él se giraron a la vez hacia ella, esperando alguna reacción. Charlotte ni se inmutó. Chase intercambió una mirada fulminante con Adam.
-Adam, tú puedes ir con Saya. Lo justo es que vaya con Chase -dijo Charlotte.
Chase se burló de Adam con una sonrisa triunfante.
-Pero me da miedo hablar con ella -respondió Adam.
Ambos lo miraron.
-Grandullón, le encantas. Créeme. Lo peor que te puede decir es no, y no creo que lo haga -dijo Chase. Adam le agradeció el gesto a ambos, aunque a Charlie le dedicó una sonrisa, y a Chase una mueca de asco.
Adam agradeció el gesto y se marchó. Charlotte, sin despedirse, también se fue, dejándolo solo. Chase se quedó mirando el camino que ella había tomado, deseando entenderla, pero sin poder hacer nada más que irse a clase.
Pasaron las horas. Charlotte seguía evitándolos a todos. Esa versión suya tan cerrada se hacía cada vez más dolorosa.
-Vamos a ver, a Charlie le pasa algo, y muy grave -dijo Max, reuniendo a Leo, Saya, Adam, Bree y a Chase en una mesa.
-Muchas gracias, Sherlock -contestó Saya a su hermano, sarcástica.
-En el mes que la conocemos siempre nos saluda, siempre sonríe. Lleva dos semanas sin hacerlo -añadió Chase, pasándose las manos por la cara, agotado.
Desde que descubrió lo de su madre, Charlotte había cambiado. Más fría. Más distante. Aquella sonrisa que tanto le gustaba había desaparecido, y no parecía que fuese a volver pronto.
Habían pasado meses desde aquel descubrimiento, y el impacto se sentía en todos. Chase, como los demás, se preocupaba. Pero a él le dolía más que a nadie. Verla así, tan apagada, era como tener a una versión incompleta de la chica que había aprendido a admirar... y a amar.
Recordaba perfectamente la primera vez que notó el cambio. Estaban todos en casa, riendo, y de pronto vio su rostro apagarse. Su mirada perdió la chispa. Su sonrisa, la misma que lo iluminaba todo, se borró como si nunca hubiera estado.
Trató de hacerla reír. De sacarle una palabra. Pero ella solo respondía con monosílabos, sin mirarlo a los ojos. Pensó que necesitaba tiempo, y se lo dio.
Pero los días pasaron, luego semanas. Charlotte seguía igual. Estaba allí... pero no estaba.
De repente, notó una mirada clavada en ellos. Era ella. Era Charlie. Bree y él se levantaron y la llevaron a un sitio apartado. Su expresión era de fastidio, sus gestos tensos. Estaba al borde.
-Charlie, necesitamos que nos digas qué está pasando -dijo Chase, con suavidad, aunque por dentro lo invadía la frustración.
-No puedo... no puedo hablar de ello -respondió ella, con la voz rota. Bree intentó abrazarla, pero Charlotte se alejó.
-No puedes seguir así, Charlie -insistió Bree, con lágrimas en los ojos-. Te necesitamos. Todos. Estamos aquí para ti, pero no podemos ayudarte si no nos dejas entrar.
-No quiero ser una carga -susurró.
Chase le tomó la mano con cuidado.
-No eres una carga, Charlie. Las amistades son para eso, para apoyarse. Y estamos dispuestos a hacerlo por ti. Pero necesitamos saber qué te pasa.
-No quiero que me veáis así... débil -dijo, rompiéndose-. Se supone que salvamos el mundo. No puedo ser débil.
Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Chase se acercó y la abrazó con fuerza.
-Llorar no te hace débil. Te hace humana. Te hace fuerte por confiar en nosotros.
Charlotte se aferró a él, soltando todo el dolor que llevaba guardado. Bree se unió al abrazo, luego el resto del grupo. Nadie dijo nada. No hacía falta.
-Dioses, esto es super cursi -soltó Charlotte entre lágrimas y una leve risa. Todos rieron con ella.
-¿Estás bien? -preguntó Max, pasándole un brazo por los hombros.
-Sí. Estoy genial -respondió con una sonrisa que, por primera vez en semanas, parecía real.
-Bien, pues en cinco días es el baile. Y tenemos que organizarlo todo -dijo Saya de golpe.
-¿Por qué nosotros? -protestó Bree.
-Tal vez... la directora Perry me prometió un notable en Literatura si lo hacíamos -admitió Saya. Chase soltó una risa y se pasó una mano por el pelo.
-Bien, pues manos a la obra.
Chase no pudo evitar sonreír al ver cómo poco a poco el ambiente recuperaba su tono habitual. Charlotte aún tenía los ojos algo hinchados, pero había vuelto a ser ella, al menos por un instante. Verla así le dio un pequeño rayo de esperanza.
-Vale, entonces necesitamos música, decoración, comida... y luces -empezó Bree, sacando su cuaderno para tomar notas.
-Y un tema -añadió Saya-. No puede ser un baile aburrido sin tema.
-¿Y si hacemos algo tipo "Galaxia retro"? -propuso Leo-. Con luces de neón y trajes espaciales.
-Eso suena horrible -murmuró Adam-. ¿Y qué hay de algo más elegante? Como "Noche en París".
-Cliché -contestaron Bree y Saya al unísono.
Mientras todos discutían ideas, Chase desvió la mirada hacia Charlotte. Ella los observaba en silencio, con esa pequeña sonrisa que él conocía tan bien. Su sonrisa real. No la forzada que usaba para ocultarse.
-¿Y tú qué opinas? -le preguntó, acercándose un poco más.
Ella lo miró, sorprendida por la pregunta.
-Creo... que me gustaría algo sencillo. Algo que nos haga sentir bien. -dijo con sinceridad.
Chase asintió despacio. Ella no hablaba solo del baile, y él lo sabía. Hablaba de ellos, de su grupo, de todo lo que habían pasado.
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