"Sabes que un chico al que le gustan otros chicos es un chico muerto, a menos que mantenga la boca cerrada".

- Crush, Richard Siken

1.

El niño pelirrojo con un pequeño carro de juguete de plástico estaba llorando porque John le dijo que cerrara los ojos y luego John lo besó. Ambos tenían siete años y John no sabía nada de chicos que besaran a otros chicos. Todo lo que sabía era que los labios del otro niño estaban rojos y brillantes por chupar sus juguetes.

John no lo sabía entonces.

No sabía muchas cosas a los siete. No sabía qué hacía que los tocadiscos funcionaran, no sabía qué había debajo de la ropa de las chicas, y ni siquiera sabía para qué podía usarse su propio pene. Ciertamente no sabía que un chico al que le gustaba besar a otros chicos era un pecador y una broma y un caso de salud mental y una estadística de violencia que se ignoraba, que nunca se registraría.

2.

John, de once años, aprendió a hacerse sentir bien.

Aprendió y luego enseñó. Sentado con su vecino en el suelo, John abrió a su amigo a un nuevo tipo de placer. Todas las noches, después de la escuela, se sentaban en el piso de John y descubrían nuevas técnicas y hablaban sobre cosas que escuchaban de otras personas.

Un día John besó a su vecino. El chico no dijo nada, solo parecía confundido, pero era una especie de confusión traicionada y John sintió que una parte de sí mismo se rompía y se desmoronaba.

Su vecino no volvió después de eso y toda la familia se mudó unos meses después. John no sabía lo que había hecho mal.

3.

John tenía catorce años y sabía lo que les pasaba a los chicos como él.

Se enteró cuando tocó el muslo de su mejor amigo debajo de la mesa y la madre del niño lo arrastró fuera de la casa por la oreja. Se enteró cuando su mejor amigo dejó de ser su mejor amigo, cuando la madre del niño lo fulminó con la mirada y le susurró a otras mujeres.

Se enteró cuando su ex mejor amigo le dio un puñetazo en la nariz frente a sus nuevos amigos y luego lo besó en el cuello detrás de los baños de los chicos. Se enteró cuando su ex mejor amigo lo pateó en el estómago y luego se coló en su habitación para abrazarlo fuerte toda la noche. Se enteró cuando su ex mejor amigo le escupió en clase y luego compartió una ducha con él. Se enteró cuando su ex mejor amigo le gritaba en los pasillos y luego dejó de hablarle por completo.

Se enteró cuando su ex mejor amigo se puso una cuerda alrededor del cuello y se aventó de un árbol.

4.

Justo antes de cumplir quince años, John besó a una chica. Quería sentir eso también, esa cosa de la que otros chicos hablaban cuando besaban a las chicas, la sensación de revoloteo en el estómago.

Sí, eso no sucedió.

Besó a más chicas después de eso porque parecía más fácil. Las chicas no lloraban ni parecían confundidas cuando John las besaba, no lanzaban miradas por encima del hombro, simplemente lo besaban. A John le gustó eso.

Le gustaba ser deseado. Le gustaba poder tocar.

5.

John estaba enamorado. Estaba tan seguro de ello a los quince años.

Grabó sus nombres en árboles y sus iniciales en cemento húmedo. Escribió música y poesía y dibujó porque pensó que esto era permanente. Había encontrado a otro como él, alguien que no parecía trepar a los árboles ni tener una cuerda.

El otro chico era mayor, sabía dónde poner las manos y los labios y sabía cómo hacer que las cosas se sintieran bien. John disfrutaba tener su cuerpo torcido y doblado, él era arcilla y el niño mayor era un artista, John esperaba que el niño lo hiciera hermoso.

Finalmente, el chico arrojó a John a un lado, un títere usado con las cuerdas rotas. John pensó que el amor no estaba en las cartas para él.

6.

Paul.

John no sabía qué hacer con este; Paul, de quince años, con el pelo graciento y la guitarra colocada al revés. Tenía ojos grandes, labios carnosos y uñas que rogaban por la piel.

Paul era dos años más joven que John, pero más alto. Aunque, John siempre supo cómo hacer que las personas a su alrededor se vieran más pequeñas.

Pelearon mucho, desde el principio. Sin embargo, nunca peleas físicas, siempre encontraron diferentes formas de lastimarse mutuamente, mejores formas. Las palabras agudas llegaron primero, pero luego fueron los pulgares presionando las caderas y los dientes mordiendo la piel y las uñas arañando las espaldas desnudas.

John estaba en la cama de Paul fumando un cigarrillo y Paul estaba desnudo junto a la ventana.

John sabía que no era perfecto y que tal vez nunca lo sería. Sabía que todo se derrumbaría a su alrededor y no sería bonito.

Sabía cómo transcurría la historia, cómo terminaría, pero de todos modos desempeñó su papel, el héroe torturado que se acercaba a su propia tragedia.

Fin.