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𝐈𝐕




⌗𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜#



˗ˏˋ 𝒑𝒂𝒊𝒏 ˎˊ˗

⋮𝘱𝘢𝘳𝘵 𝘵𝘸𝘰⋮


Mientras los chicos hacían su practica de quidditch, sudando y corriendo a lo loco por ordenes de James, Calliope se encontraba muy tranquila en la banca leyendo su libro. Cuando escucho que el entrenamiento estaba llegando a su fin, levantó la mirada. Cuando esta por fin diviso a su amigo de palo negro, su ceño se frunció. Sirius Black no estaba bien. Se notaba lo mucho que le costaba mantenerse de pie y su ceño también estaba preocupado, o mas bien adolorido.

Esto hizo que la chica se preocupara, hasta que vio como su otro amigo se le acercaba. James y Sirius eran como hermanos. Supuso que eso sería algo bueno, hasta que vio la falsa sonrisa, bastante convincente para cualquier persona, pero no para ella ni Potter.

Bajo rapidamente las escaleras, y llego justo para escucha al moreno decir que su culo no era peludo.

— Gracias por la información, aunque haya siendo bastante poco necesaria. 

— Calli! Sos mi salvadora! O no que Sirius esta raro? —pregunto James con una mirada preocupada mientras ambos veían a Black basicamente correr hacia las duchas.— Black, espera!

El nombrado de dio vuelta con una notable molestia. 

— Que?!

— Estas sangrando amigo.

Los ojos de Calli y Sirius bajaron a las piernas de este. Estaban empapadas en sangre. La chica abrió sus ojos en grande.

— Sirius, esta-

— Estoy bien, Fawcett. —espetó Sirius, con el rostro ardiendo de vergüenza. "Sólo... voy a ducharme". Se alejó rápidamente, mortificado, con el dolor palpitando a cada paso que daba.

Pero si había pensado que estaría a salvo en las duchas, Sirius estaba equivocado. Por supuesto que ni Potter ni Calliope podían dejar pasar eso, y justo cuando comenzaba a relajarse bajo el agua caliente, hubo dos gritos ahogado detrás de él. Sirius giró instintivamente hacia el ruido, gritando de sorpresa y buscando a tientas una toalla para cubrirse. James y la chica desviaron la mirada, culpables, y los tres chicos se quedaron sonrojados entre las baldosas y el vapor.

— Merlín, qué carajo!

— Tus piernas... —dijo la adolecente, con la mirada perdida.

— Por que carajos me están espiando en las duchas? Les dije que estaba bien!

— Claramente era mentira.—volvió a hablar la muchacha.

Ahora James se volvió para mirarlo a los ojos, con una expresión testaruda en su rostro.

— Eso no se ve bien, Sirius. Por qué no me lo dijiste?! A cualquiera de nosotros! Nunca te habría hecho venir a practicar si lo hubiera sabido! —sus ojos se suavizaron y allí estaba: la lástima espantosa y repugnante, cuando empezó a preguntar.— ¿Tu madre...?

— Callarse la boca! —gritó Sirius. Estaba a punto de vomitar.— Solo vayanse, los dos!

— Sirius, estás herido, tienes que...

— Merlín, no puedes dejarme darme una maldita ducha en paz?! Deja de portarte como... como un gay!

James y Calliope retrocedieron en estado de shock.

— ...¿qué? —dijeron a la vez.

El agua caliente todavía golpeaba la espalda de Sirius, empapando la toalla que había envuelto alrededor de su cintura. Calli estaba dolida. No podía creer nada de lo recién sucedido. Ella sabía que a Sirius le iba a molestar, y aún así lo hizo. No podía llorar, no al frente de él.

— Déjenme en paz. —murmuró, cerrando el grifo y empujando a James, goteando. Agarró su ropa y se encerró en uno de los baños, donde finalmente pudo tener algo de privacidad.


Ambos chicos, fuera de los cubículos, se miraron antes de que el de anteojos saliera despavorido. 

— Sabes Black, yo no iba a preguntarte nada, por que se que no te gusta. Yo venía a hacerte reír, a que te olvides. —frunció el ceño fuertemente, pensando en las palabras que iba a usar. No quería lastimarlo ni mucho menos pelearse más con él.— Estar enojado no te da derecho a hablarle como quieras a las personas, y mucho menos a James. Quien estuvo para vos en cada momento en el que lo necesitabas. Es injusto, muy injusto. Él solo quería saber que era lo que te pasaba por que se preocupa por vos! Y... y esa lastima... no es fea. No es mala. Te esta haciendo saber que se preocupa por vos. —la puerta del baño se abrió, revelando a un Sirius con la cabeza agachada.— Yo se... yo se que no lo querías decir, o no de esa manera. 

"oh" pensó el chico "se refiere a lo de... gay."

— No te conviertas en uno más de ellos.



─── 🌑 🌒 🌓 🌔 🌕 🌖 🌗 🌘 🌑 ───



— Buenos días. —espetó la chica, sentándose al lado de Remus, quien le dio una sonrisa. Esta intentó devolversela, pero salió más como una mueca que hico que Remus frunciera su ceño.

Sirius. —dijo James, un poco demasiado fuerte para el gusto de la chica, quien le dedico una mirada asesina. Su amigo estaba lastimado, claro, eso no le daba el derecho de tratar a todo el mundo como se le de la gana, pero había que tenerle un poco de compasión.

— Ahora no, Potter. Estoy ocupado.

— Estás jugando con tu desayuno. —James arrugó su nariz.— Y por favor no te comas eso, me duelen los dientes de solo mirarlo. 

Calliope no puedo contener el suspiro que salió de sus labios al escuchar como se estaban comportando sus amigos. Le parecía inmaduro, pero quien era ella para hablar de madurez.

Sirius terminó de derramar la última cucharada de azúcar, revolvió vigorosamente, hasta que la mezcla se tornó de la textura y el color de la arena. Tomó una cucharada entera, luego, haciendo contacto visual con James en todo momento, la metió en su boca y la engulló. James sacudió su cabeza y la chica revoleo los ojos por quintadesima vez en el día.

— No tienes que ser así, no soy Regulus. —dijo, malhumorado Potter, haciendo que la boca de la chica se abra de par en par.

Sirius le frunció el ceño, luego se puso de pie.

— Voy a la biblioteca. —dijo, su boca aún estaba llena de avena dulce.— Nos vemos en Transformación.

James suspiró pesadamente, observando a Sirius irse. Remus dio un leve suspiro de alivio.

— Qué pasa? —preguntó el castaño.

— Lo ves cojear? —dijo James, aun observando a Sirius caminar fuera del salón. Remus lo miró. Claramente el chico se iba a dar cuenta de la pequeña inestabilidad que el de piel blanca tenía en los pies.

— Pasó algo en práctica? —Remus frunció el ceño.

—No. —James sacudió su cabeza.— Ha estado así desde ayer.

Potter. —habló la chica, con una voz dura y demandante, haciendo callar al chico. Ella pensaba que no estaba en su lugar decirle a Remus lo que le pasaba a Black.

—¿Crees que su mamá hizo algo? —preguntó, su estómago se revolvió.

—  que ella hizo algo. —respondió James, ferozmente. Estaba mirando a la mesa de Slytherin ahora.— Intentó de esconderlo en los camarines, pero lo encontré en las duchas y... Merlín, Moony, si lo vieras...

— Potter... te lo advierto. —volvió a ser ignorada olimpicamente.

—¿Qué?

James sacudió su cabeza, como si deseara poder quitarse la imagen.

—Lo masacró.

— James!

— Que?! Es la verdad! Vos también estabas ahí! Dios... él dice estar bien, —habló ahora mirando a Remus.— pero él no... no habla de eso, o dice nada. Ugh, no debí haber hablado de Regulus así. Él es solo tan jodidamente terco.

— Como todos los de esta mesa... —susurro la mujer, ahora medio irritada.

—¿Qué podemos hacer? —Remus se preocupó—No puede volver ahí, no está bien. ¿Tu familia puede hacer algo?

— Lo intentaron, el verano pasado, —dijo James, tristemente, —Pero no hay esperanza. Si puedo lograr que vaya con alguien; Dumbledore, o incluso Madam Pomfrey, si pudieran ver lo que hace la vieja perra...tal vez lo podemos sacar.

Esro hizo que la chica vuelva a ponerse triste. Odiaba saber lo mal que Sirius lo pasaba en su casa y no poder hacen nada al respecto.

—Aunque, no lo va hacer. —Remus suspiró. Sirius nunca mostraría debilidad así.—¿Puedes intentar, Moony? —preguntó James, desesperado, —No me va a hablar a mí, pero a veces tu puedes convencerlo.

— Yo!?

—Si, ya sabes, creo que te escucha más a ti, a veces. Siempre quiere impresionarte.

— También a Calli. Ustedes son como los padres del grupo. —continuó hablando, haciendo que las mejillas de Remus se encendieran.

Fueron a Transformación, y encontraron que Sirius ya estaba ahí, estudiosamente ignorándolos. Fue la misma historia por el resto del día, incluso al almuerzo, Sirius armó conversación con Mary y Marlene, haciendo que Calliope se tenga que sentar con los chicos por lo ignorada que se sentía al estar peleada con dos de esos individuos. Al menos Marlene le lanzaba miradas que pedían perdón. Las mantenía entretenidas con tontas imitaciones de Peter y Desdemona, para que estuvieran riendo histéricamente. James se sentó ahí, con una mueca severa, su expresión no se alteró ni una vez.No fueron capaces de atrapar a Sirius solo hasta mucho después de la cena. Peter estaba, una vez más, evidentemente ausente.

Atraparon a Sirius saliendo del baño, y James se puso de pie frente a la puerta, de modo que no pudiera escapar a la sala común. Remus decidió acercarse de forma directa.

—Escuché que tuviste una mierda de verano. —dijo, mirando a Sirius a los ojos. Era más fácil, si estabas listo para esto.  Lo directo que fue hizo que la chica se sorprenda un poco, pero así era Moony, dentro de todo.

Sirius resopló.— Qué han estado diciendo James y Calliope?

Calliope.

Le dijo Calliope.

Nunca la llama por su nombre.

—Que estás herido, pero eres demasiado imbécil para admitirlo.

—No estoy herido. —gruñó Sirius, disgustado.— Está sanando.

—Esta mañana estabas sangrando! —dijo James, enojado, claramente desesperado. Esta acción hizo que la chica le ponga una mano en el hombro para que se calme.

— Qué!? —dijo Remus, alarmado.— Dios, Sirius, tienes que ir con Madam Pomfrey!

— Y tener a toda la escuela sabiendo como a mi madre le gusta complacerse!? No gracias.

— Sirius! —gritó la chica. Remus había hablado muy pocas veces, pero las suficientes para recordarlo, con ella sobre Poppy, y sabía lo importante que era ella para él.

—Sí, porque Madam Pomfrey le dice a toda la escuela todo... —dijo Remus, arqueando una ceja sarcástica.— Déjame ver.

—No! Godric, sos peor que Potter!

—Vamos, te he mostrado las mías. —Remus lo miró a los ojos de nuevo y sostuvo la mirada.

Vio a Sirius calculando, pesando los beneficios, luego lentamente cediendo.—No quiero que James vea. —Dijo, bajando la mirada, avergonzado. Esto hico que Calli frunciera el ceño. Por que Remus y ella si, pero James no? o más importante, por que ella si pero James no?

Ella al lado de él no era nadie. Solo una chica que no para de pelearse con todo lo que se mueve a su alrededor.

Remus y ella se giraron y miraron a James, quien cuyos hombros se desplomaron un poco con decepción. Aun así, estoico como siempre, asintió y prontamente dejó la habitación. De repente, se sintió nerviosa. Por primera vez en mucho tiempo sentía que tenía unos gusanitos comiéndole el estómago.—Vamos entonces, —señaló a Sirius con la cabeza, —Déjame ver, de una víctima a otra. —eso hizo que le chica se sientiéra muy fuera de lugar. Ella no merecía estar allí. Ellos si. Tenían vidas... horribles. Ella solo desearía poder ayudarlos, poder entenderlos.

Y fue ahí, cuando un horrible pensamiento inundó su cabeza. "Por que a mi no me paso nada malo? Por que mis padres me quieren?" Pensó, ignorando todas las atrocidades por las que había pasado a lo largo de su vida, tomando las más pequeñas y comparándolas, pensando en lo tonta que era por ponerse mal por esos mínimos actos, que al lado de sus amigos, no eran nada.

Sirius se sentó en la cama más cercana, que justo resultó ser la de Remus, y levantó la pierna de su pantalón. Ambos tuvieron que aguantar un grito de horror. James había usado exactamente la palabra correcta, masacrado. Estas marcas no eran pulcras y ordenadas. Eran viciosas, cruzadas entre sí, variando en profundidad y severidad. Todas las partes traseras de sus pantorrillas lucían como si alguien las hubiera rebanado con un bisturí de cirujano.

— Lacero? —preguntó Calli, tratando de mantener su cara en blanco para no demostrar las preguntas que estaban creciendo dentro de su cabeza. Sirius hizo una pequeña mueca de dolor frente a la palabra pero asintió.

— Hija de puta. —dijo Remus. 

Sirius rio.— Siguen iguales hasta arriba. —dijo.

—Mierda. —dijeron a la vez. Remus retrocedió, y luego fue hacia su mesita de noche para hurgar algo.—Tengo algo que detendrá el dolor.

—No me- —intentó decir, intercalando su mirada entre ambos chicos.

—No mientas, —ordenó Remus, sacando su frasco de, lo que la chica reconoció como esencia de murtlap.— conozco el dolor.

Ese sentimiento de no pertenecer volvió a hacerse presente, comiéndole la cabeza.

Sirius lo aceptó. Remus volvió y le extendió el frasco. Sirius miró a Remus, expectante, a lo que el castaño hablo.— Lo untas encima. —dijo. Sacudió el frasco, impacientemente.— Vamos, no lo voy a hacer por ti, no soy tu elfo doméstico. —la chica rió.

Sirius sonrió y tomó la esencia de murtlap. Sacó una porción libremente con sus largos dedos, y la esparció en su pierna. Remus y Calli notaron por la mirada en su rostro que había funcionado enseguida; sus facciones se relajaron, parte de la severidad dejó sus ojos. Realmente debió haber estado adolorido.

— Maldita sea, eres increíble, Moony! —dijo Sirius, animándose mientras continuaba aplicando la esencia. 

Remus se sonrojó y encogió de hombros.— Es solo magia, no es que yo la haya descubierto.

—Si, pero aun así... —Sirius se puso de pie ahora, y empezó a desabrochar sus pantalones para poder hacer el resto de los cortes. 

Remus prácticamente saltó hacia atrás, y se tambaleó hacia la puerta, parloteando,—Yo em... te daré un poco de privacidad... tengo de irme de todas formas... tarea... —su voz estaba mucho más aguda de lo que quería.

Prácticamente corrió escaleras abajo, pero antes la chica lo agarro del hombro para susurrarle.

— Estas todo rojo. Tenés que aprender a esconderlo mejor, Moony.

 Sus mejillas se tornaron, si era posible, aún más rojas. Chasqueó la lengua y siguio bajando con la chica a su lado.


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