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𝐈𝐈


⌗𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑑𝑜𝑠#


˗ˏˋ 𝒔𝒊𝒍𝒗𝒆𝒓 ˎˊ˗


Calliope caminaba rapidamente por los pasillos del tren, ansiosa por volver a ver a sus amigos. Se había despedido de su familia hace cortos segundos, ya que si no lo hacia rapido probablemtente tendría que ir en el auto encantado con su padre, cosa que paso en su tercer año y no fue nada placentero.

flashback

— Mamá! No voy a llegar! —gritaba su yo de 13 años mientras su familia iba con el auto a toda velocidad, la cual no era muy rápida por todo el trafico que había. 

Ella y su familia vivían en una casa bastante grande y muy linda en Tadworth, una ciudad que queda a 1 hora de la estación de King's Cross. Cualquier persona pensaría que es un tiempo adecuado y nada difícil calcular el horario de partida para lograr llegar a tiempo.

Pero si había una familia que era terrible con los tiempos, eran los Fawcett.

Muy pocas veces habían llegado puntuales o sobre el horario a algún lado. Su padre trabajaba como auror mientras que su madre trabajaba en su propio bibliocafé en Hogsmeade. Leo amaba completamente el trabajo de su madre, no solo por ambas tener un amor enorme por el café y los libros, sino por que también tenía la oportunidad de verla en las visitas a Hogsmeade que hacía con el colegio. 

Elara Fawcett era una persona muy cariñosa y, al igual que Euphemia Potter, tenía un aura de maternidad que hacia que con un solo abrazo cualquier persona se pueda sentir como en casa. A decir verdad el matrimonio de Elara y Dorian y muy parecido al de los Potter, con las madres siendo las serias y cariñosas mientras que los padres eran los más graciosos y... bobos.

Los merodeadores ya habían conocido a la madre de la chica por la cantidad de veces en las que iban a este lugar. Los que más frecuentaban eran Remus y su hija, los dos que más amaban la lectura de este grupo de amigos. Pasaban horas y horas sentados con sus libros, mientras sonaba la musica tranquila de fondo y tomaban sus cafés de a pequeños sorbos.

— Elara, linda, me parece un buen momento para darle utilidad al encantamiento que le pusimos al auto años atrás. —hablo Dorian. Luego de esto, la madre de la familia concordó con el padre, haciendo que los dos más chicos de la familia bajaran del auto junto a ella para que su marido e hija fueran en paz, volando a la escuela de esta.

Luego de una despedida, tardaron un tiempo en llegar al colegio. Las risas junto a sus amigos no faltaron, pero algo que tampoco faltó fueron los retos de los profesores, avisandole que si volvía a pasar tendrían que suspender a la muchacha.

Fin del flashback

Claramente era algo que no quería repetir. Siguió caminando hasta llegar a aquel vagón. Al entrar, todos se quedaron mirándola. James, quien estaba hablando, se calló abruptamente. El único que actuó de una manera normal fue Peter, quien la saludo con una sonrisa en la cara.

— Hola? —fue más una pregunta, ya que no entendía bien lo que estaba pasando, pero los otros chicos, hasta Peter, sabían que ocurría.

Ella había cambiado mucho durante el verano. No solo la ropa, que pasaron de ser bastante infantiles, como remeras o buzos con palabras positivas o dibujos de personajes, a ser un sweater, como los que usaba Remus o remeras que pasaron a ser mas cortas y tomar tonos más marrones, verdes, azules o negros, si no también su cuerpo. Su pelo ahora se veía mas brillante, al igual que su rostro, como si se los hubiera empezado a cuidar más. Por otro lado, su flequillo y anteojos se acentuaban mejor aun sobre su rostro, el cual ahora estaba más afeminado y marcado, haciéndolo parecer más delicado. Su figura estaba marcada, a pesar de que el sweater no era apretado de ninguna forma, se podían ver los cambios que habían ocurrido.

Esto había dejado a todos en una especie de shock. Su mejor amiga, la que, a pesar de no serlo, se veía tan dulce como un cuadradito de azúcar y era tan bajita que normalmente se la confundía con gente de años menores, ahora se veía como una mujer. Pero su personalidad no había cambiado casi nada. Seguía siendo esa adicta a los libros que no paraba de cuestionarse el por que de las cosas, la cual no sabía el limite entre quedarse completamente callada hasta el punto en el que le preguntaban si estaba bien o hablar y hablar hasta darse cuanta que compartió su secreto más oscuro con una persona que acaba de conocer. Aquella que veías de lejos y por la cara de mal humor que llevaba todo el tiempo no te daba ninguna buena espina, pero una vez que la conocías se convierte en la persona más comprensible del mundo que, al igual que su madre, da unos abrazos increíbles. Pero no es una persona con la que sería recomendable meterse, y aún menos si se trata sobre las personas que quiere.

Al ella levantar la mirada, también se quedo sin palabras, pero lo supo ocultar mil veces mejor que los hombres que se mostrabas basicamente boquiabiertos delante de ella. Todos ellos habían tenído cambios drásticos en el verano. Bueno, menos Peter. 

Tenían la mandíbula marcada, al igual que los pómulos. Se veían más masculinos. Y no cave de más hablar sobre sus cuerpos. Por las barbas de merlín! James estaba completamente tonificado, Remus estaba igual, pero de una forma menor, al igual que Black. Fue shockeante.

— Cierren las bocas o voy a hacer una apuesta con Peter sobre que pasa primero: o se les cae la baba o les entra una mosca. —habló Calliope con una sonrisa burlona en la cara mientras enumeraba con los dedos largos y grandes de sus manos que ahora estaban repletas de anillos y pulseras de plata. También era muy importante decir que había pegado un gran estirón. Ahora medía más que Sirius y Peter. Para ser exactos, medía 1,79 lo mismo que Potter.

— Es que... cambiaste. Mucho. —el primero en hablar fue James, haciendo que la chica sonriera. Ella sabía sobre los cambios, pero todavía veía muchas fallas en si misma, como la panza que sobresalía o sus horrribles (como ella les decía) caderas que tenían su hendidura muy marcada para su gusto. O sus pechos o trasero, que al contrario, no estaban tan marcados.

— Gracias Jamie, pero no soy la única que cambio. Se ven muy bien —dijo, para luego pasar su mirada por los cuatro chicos y decir—, todos ustedes.

Sirius iba a hablar pero se vió interrumpido por la 'puerta del vagón, que fue abierta por alguien.

— Evans! —James exclamó, emocionado.— Me encontraste!

—Como si fuera difícil, Potter, —Lily puso sus ojos en blanco, —Ustedes chicos siempre están en el mismo compartimiento. Oh! Hola Leo! Te extrañe durante el verano —le dijo a la única chica que se encontraba en aquel compartimento junto a ella—. De todas formas, no estoy aquí por ti —le habló a James—, ¡Estoy aquí por ti! —apuntó a Remus, aún sonriendo.


— ¿¡Mí!? —Remus frunció el ceño, confundido por un momento, luego se dio cuenta. Suspiró, pesadamente, queriendo sumergirse en su asiento y desaparecer. Los otros tres merodeadores y ambas chicas lo estaban observando con variadas expresiones, todas expectantes.

— ¿Lo tienes, cierto? —dijo Lily, impaciente, — Vamos, tenemos que ir a la reunión en el—


— ¡Merlín! —Sirius repentinamente exclamó, golpeando su frente cómicamente. — ¿¡Como lo olvidamos!? Moony, eres un...


— ¡Un prefecto! —exclamó James. Remus dejó caer su cabeza.


— Seh...


— Lo había olvidado! —hablo Calliope— Felicidades Rem!

—Erm... Gracias Leo...

—¿¡Y no nos dijiste inmediatamente para poder joderte como se debe!? —el rostro de Sirius se había iluminado, parte de su ser revoltoso-de-once-años saliendo a la luz.


— Solo estás celoso, —dijo Lily altivamente.— Vamos Remus, dónde está tu insignia?

— La insignia! —Sirius estalló en risas, —Olvidé la insignia! Por favor, Moony, muéstranos la insignia!


Los hombros de Peter y James se estaban sacudiendo también, Calliope y Remus movieron sus cabezas, tratando de mostrar desaprobación.

— Está en mi maletero.

— Bueno póntela! —dijo Lily.— Vamos, tenemos nuestro propio carruaje y todo.

—Hey Evans, soy capitán de quidditch, sabes.

—Sí, Marlene me dijo. —dijo Lily, sin siquiera mirar en dirección a James.— Vamos Remus!

—Ugh, ok. Pero la insignia está al fondo de mi maletero, la usaré mañana. —dijo Remus, poniéndose de pie.

—Oh, no, podemos buscarla si quieres.

—No, estoy bien. —Remus se encogió de hombros, sin mirarla.

—Oh, vamos —bromeó Sirius, poniéndose de pie y alcanzando el maletero de Remus.—, queremos ver tu linda, brillante insignia...

— No! —escupió Remus, fulminando a Sirius – gracias a dios que todavía era fácil estar irritado con él – arqueó sus cejas, para que Lily no pudiera ver, y dijo muy intencionalmente.— Plata no es mi color.

Los ojos de Sirius y de Calli se ampliaron inmediatamente cuando se dieron cuenta. Remus arqueó sus cejas y siguió a Lily afuera. La chica que quedo en el vagón vió como James se sacaba rapidamente el pin.

— No me había dado cuenta... —habló el moreno.— Dicen que le habrá molestado?

Pedro se encogió de hombros.— Parecía estar bien. 


— Aquí, dámelo aquí —dijo Sirius, extendiendo su mano.—. Lo transfiguraremos. —

— En qué?! —

— Estaño! —dijo la chica


Black estiró el brazo y movió los dedos.

— Espera! —Peter dijo, justo cuando James estaba a punto de dejar caer el alfiler en la mano de Sirius.— Aún no estamos en Hogwarts!

Sirius parpadeó y luego gimió.

— Maldito astuto. —refunfuñó, dejándose caer en su asiento.— ¿Honestamente crees que les importarán algunos hechizos menores en el Expreso de Hogwarts?"

— Probablemente no, pero mejor no arriesgarse, no crees? Por si alguien empieza a hacer preguntas.

— Sí, supongo que sí... —refunfuñó Sirius, sintiéndose un poco molesto porque Peter había pensado en algo que no había pensado.

— No te podes enojar, te acaba de salvar el culo. —dijo Leo, tirándole una mirada asesina por hablarle mal a Peter. Black le pidió perdón con la mirada y ella asintió, dejándole en claro que no pasaba nada.

— Buen punto, Pete —sonrió James, desviando la conversación y guardándose el broche en el bolsillo. Miró hacia la puerta, asegurándose de que estuviera bien cerrada, antes de inclinarse hacia adelante y decir— Hablando del astuto secreto... cómo les fue? La tormenta?

Los tres restantes supieron inmediatamente de qué estaba hablando. Sirius sonrió ansiosamente, la emoción inundó sus venas al recordar la transformación, el vertiginoso éxito del momento, la libertad de correr más rápido que nunca antes mientras un relámpago destellaba sobre su cabeza. Peter se encogió un poco en su lugar y Calliope sonrió de lado con una mirada burlona.

— Brillante. —también se inclinó hacia adelante, bajando la voz en tono conspirador.— Absolutamente brillante. Qué hay de ustedes tres? Lo lograron...?

James sonrió y al igual que la chica, asintió y Peter meneó la cabeza de arriba para abajo con entusiasmo, con los ojos brillantes. Sirius se rió.

— No puedo creerlo —dijo, dejándose caer hacia atrás en su asiento.—. lo hicimos. Realmente somos...

— Animagos! —James susurró emocionado, pasando una mano por su cabello. Parecía tan mareado como se sentía Sirius. Peter saltaba ligeramente en su asiento, como si fuera a estallar de orgullo.

— Baja la voz inútil! Vas a hacer que nos atrapen! —lo retó Leo.

— Qué animal consiguieron? —Preguntó Sirius con entusiasmo, luego, cuando James comenzó a abrir la boca— No, espera, no me lo digas. Mostrémonos el uno al otro una vez que lleguemos a Hogwarts. —Los otros chicos asintieron y él sonrió.— Apuesto a que tengo el más genial.—

— No estaría tan seguro de eso, Black. —dijo James, cruzando los brazos detrás de la cabeza con una sonrisa engreída y satisfecha.

— Eso mismo digo yo, no se crean tanto. —demandó la muchacha.

— Ah, de verdad? Les parece hacer una apuesta?

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