Tom tropezó por el bosque maldiciendo a todas las deidades en las que no creía. Dumbledore. Culpó a Dumbledore. Fue culpa suya, como siempre. Al cruzar un claro, prácticamente se cayó antes de congelarse como los fragmentos helados que lo rodeaban. Tom no podía creer lo que veía. Harry Potter, su enemigo mortal yacía ante él. Se veía tan tranquilo y sereno con una expresión pacífica en su rostro que Tom nunca le había visto antes.

Voldemort siempre había estado obsesionado con Potter. El niño que vivió para ser un dolor de cabeza. Pero desde el cuarto año, ha sido más difícil odiarlo. Era tan similar al chico. Potente, fuerte. Solo. Harry se había vuelto guapo con los años. La feroz determinación y la magia atrajeron a Tom como ... bueno, Voldemort al poder. Pero Harry estaba feliz con esa puta comadreja y luchando por la supuesta luz. Además, solo tenía catorce años. Si bien Voldemort admitió que no era la gente más estable, no iría tan lejos.

Pero ahora aquí estaba él, con dieciséis años y tendido en la nieve en medio del invierno, luciendo deslumbrante y extrañamente inocente. Las pestañas oscuras enmarcadas en los párpados cerrados. Sabía que escondían orbes de colores de maldición asesina luminiscentes (absolutamente cautivadores en opinión de Tom). La piel pálida y cremosa yacía inmaculada, salvo por la suya, sin la marca de Tom. La cicatriz en su frente. Parecía la perfección con su cabello de ébano flameado contra el lienzo invernal. Piel blanca golpeando contra la nieve empapada de sangre ... ¿Espera? ¿Sangre?

N.M: Bueno, el primer capítulo es corto pero algunos serán más largos que otros. Los invito a pasar por mi perfil y leer las otras traducciones que he publicado, todas con permiso del autor original.

Cada voto y comentario me ayuda a seguir publicando la historia, me esfuerzo para que no haya ningún error ortográfico pero si encuentran uno, son libres de comentarlo y lo corregiré lo antes posible.

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