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🔮 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐔𝐍𝐈𝐂𝐀 🔮

· ̩̩̥͙ ** • ̩̩͙ ♡ • ̩̩͙ * ˚ ˚ * • ̩̩͙ ♡ • ̩̩͙ * ˚ * · ̩̩̥͙

Hey boy. Look, I'm gonna make this simple for you
You got two choices
Yes or yes?

.

.

Muchos llamarían a Harry necio o terco, pero él prefería el término de "determinado", ya que una vez que tiene algo en mente o tiene una idea no se rinde fácilmente hasta lograrlo.

La gran parte de su vida había estado muy bien con eso, era un poco competitivo y gracias a su determinación siempre habia ganado en la mayoría de veces.

Y ese pensamiento de no rendirse hasta obtener lo que quería lo había llevado a la situación en la que se encuentra ahora.

Quizás muchos en su situación ya se hubieran rendido o dado por perdida la causa, pero él no.

Llevaba más de la mitad del ciclo escolar pidiéndole, bueno, básicamente rogándole a quien él estaba seguro que era su omega, que aceptará su cortejo o salir con él.

Pero en cada una de sus oportunidades el omega se las había arreglado para huir o rechazarlo de una manera gentil, haciendo que en lugar de que Harry dejará todo por la paz, se esforzará aún más en convencerlo en que él era el indicado.

Cada vez que veía al omega sonriendo o con un brillo en su mirada azul, cuando recibe uno de sus regalos o cumplidos, sabe que no debe rendirse.

El omega tendrá que decir si o si, a su propuesta algún día, lo sabe.

- ¿Has visto la serie de You? - cuestionó la mejor amiga de Louis, mirando con curiosidad la caja que tenía el omega en sus manos.

- Si. - asintió Louis sin ponerle mucha atención, estando ilusionado por saber que le había dado esta vez el alfa.

- Entonces deberías saber que un tipo obsesionado contigo no es una buena señal. A menos que seas una especie de Love Quinn y ni eso es buena combinación. - explicó la chica.

- Él no es una especie de Joe. - defendió en el castaño rodando los ojos.

- ¿Cómo lo sabes?, lleva meses insistiendo a pesar de que lo has rechazado muchas veces. - respondió la chica. - Sí tus amigos alfa comienzan a desaparecer no te sorprendas. - advirtió seriamente.

- Tú eres alfa. - dijo Louis mirándola, aguantando la risa cuando vio la cara de sorpresa y miedo de su amiga.

- Oh, por Dios. No quiero morir. - negó alterada.

- Estás loca. - negó el omega de nuevo, regresando su mirada a la caja que tenía en sus manos. - Solo es un alfa muy determinado. - defendió en voz baja.

- Y tú eres un omega cruel. - dijo la alfa seriamente.

- ¿Por qué soy cruel? - preguntó el chico sin comprender.

- Porqué sabes que le gustas, le gustas muchísimo, todos en la escuela lo sabemos y aún así sigues rechazandolo.

- No estoy obligado a corresponderle por la presión social de que todo el mundo lo sabe. - respondió el omega encogiendose de hombros.

- Si, pero por lo menos sí nunca vas aceptarlo deberías dejar de recibir sus regalos, solo le das esperanzas y es cruel. - aconsejó la chica.

- Me gustan los regalos. - admitió sin sentir remordimiento en absoluto. - Me gusta su atención. - agregó.

- Sigue siendo cruel. - murmuró la alfa no muy segura de que sea la mejor actitud.

- Ya se cansará algún día. - respondió Louis restandole importancia. - Vamos a clase. - dijo, dejando el regalo del alfa en su casillero para abrirlo después.

La alfa se encogió de hombros y asintió, sabiendo que su amigo no iba a cambiar de opinión tampoco, antes de tomar el brazo del chico para dirigirse a su salón de clases.

- Hola, Lou. - habló Harry en cuanto vió al castaño, lleno de emoción.

La mejor amiga de Louis de inmediato se fue a su lugar, no queriendo presenciar otro rechazo.

- Hola, Harry. - respondió el omega con una sonrisa.

- ¿Te gusto mi regalo? - preguntó directamente estando nervioso.

- No lo abrí. - admitió, mirando como la decepción cruzaba por el rostro del alfa, lo que lo hizo sentir sinceramente mal, así que se apresuró a decir lo primero que vino a su mente. - Pero cuando lo haga, te lo haré saber. - agregó con un pequeño guiño, tocando el pecho del rizado antes de dirigirse a su lugar.

Harry sonrió en grande y soltó un gran suspiró, tomando eso como que tenía una leve oportunidad.

- Yo opino que deberías rendirte. - habló su amigo Niall. - Ni siquiera le gustas, hermano. Deja de humillarte. - dijo en voz baja, siguiendo con el trabajo que les había asignado su profesor, mientras que Harry pensaba en cual seria su siguiente paso con el bonito omega.

- Dices eso porque no has visto lo mucho que le gustan mis regalos y mi presencia. - respondió Harry sin ponerle atención.

- Es un omega, obvio que le gusta la atención y le gustan los regalos como a cualquier persona. - argumentó Niall, rodando los ojos por la terquedad de su amigo. - Créeme, si alguien me hubiera dado la mitad de todo lo que tú les dado a él ya tendría una marca en mi cuello. - confesó.

- Tú no eres él. - dijo con simpleza, poniendole atención a su trabajo.

- Claro, yo soy más sexy. - bromeó el rubio, riendo. - Pero habló en serio hermano, hay muchos y muchas omegas dispuestas a salir contigo sí tan solo tú mente no estuviera perdida la mayoría del tiempo pensando en Tomlinson y su actitud de mierda. - agregó sincero.

- No hables así de él. - gruñó el rizado, molesto.

- ¡Styles, Horan! - habló el profesor. - ¿Han terminado? - cuestionó con la voz ronca y rostro serio.

- Ya casi. - mintió Niall apresurandose con el trabajo.

Harry suspiró pesadamente, mirando a un par de asientos de distancia a Louis, que estaba sentando junto a un alfa, del cual no sabía ni quisiera su nombre a pesar de estar en el mismo salón.

El rizado observó como Louis sonreía y parecía estar bromeando y pasándola muy bien con el alfa, sin ser nada más que sonrisas inofensivas que se podían llegar a entender desde ciertos puntos como coqueteo, pero no lo era o por lo menos eso es lo que quería pensar Harry, porque el ver o imaginarse a Louis con alguien más, lo hacía sentir enfermo, con el estómago revuelto.

Una vez que terminó la última clase del día, Louis se apresuró a salir del salón, para ir a su casillero y por fin ver el regalo le había dado esta vez Harry.

Era algo que Louis no admitía en voz alta, pero la verdad, es que amaba mucho los regalos de Harry, pero no por la cuestión material como muchos piensan, si no porque encuentra realmente hermoso que el alfa esté tan interesado en él, al grado de que cada día esté pensando en él, aunque sea para darle un pequeño detalle.

El omega ha contado cada regalo, cada detalle del alfa; como la vez en la que en el almuerzo Louis no alcanzó postre y Harry le dio el suyo.

Y muchos, incluyendo a su mejor amiga pensaban que era más acosador que tierno, pero Louis no pensaba eso.

Normalmente Harry hace ese tipo de cosas, es muy observador y detallista, eso le ha quedado claro al castaño en estos meses en el que el rizado a estado detrás de él.

Han sido muy pocas veces en las que el alfa realmente le ha regalado algo extravagante o raro al omega, así que Louis esta muy bien con eso.

Es por eso que esta vez al abrir la caja de regalo, no se espera lo que había dentro, es extraño y al inicio no lo entiende realmente.

Así que, con algo de confusión saca la pequeña bola de cristal que estaba adentro, pensando que sería una especie decoración simple, pero una vez que la tiene en sus manos, puede ver la tarjeta que había en el fondo de la caja.

Una brillante sonrisa se pinta en sus labios, al leer lo que tiene escrita.

"Bola mágica, ¿Louis debería salir con Harry?"

Por simple curiosidad, el castaño agitó la bola de cristal, no esperando en absoluto que en la bola apareciera la palabra "si" en grande.

Louis comenzó a reír encantado, volviendo agitar la bola de cristal para saber sí tenía otras respuestas como "no" o "tal vez", pero para su sorpresa, la única respuesta que aparecía era "si."

No le extrañaría en absoluto que Harry la hubiera comprado con ese propósito y amaba mucho eso internamente.

Y con todo el cuidado del mundo, Louis regresó la bola de cristal a su lugar en la caja junto con la tarjeta, lista para llevársela a casa como el resto de regalos del alfa.

Cuando va saliendo de la escuela, puede a ver a Harry mirándolo con ilusión en espera de su respuesta.

- ¿Has visto mi regalo? - preguntó el rizado acercándose a él.

- Si, lo he visto. - respondió Louis tratando de mantenerse tranquilo y no hacer evidente lo mucho que le había encantado.

- ¿Y qué dice? - cuestionó el alfa sonriendo en grande.

- Tú sabes perfectamente lo que dice tu regalo, Styles. - dijo el omega en su lugar, sin poder evitar no sonreír.

- ¿Y tú qué dices? - cambio su pregunta.

- No lo sé. - dijo pensativo.

- Deberias preguntarle a tu regalo, para eso te lo di. - respondió Harry con algo de orgullo.

- ¿Quieres que le pregunte si debo rechazarte? - habló Louis disfrutando ínternamente la desesperación del alfa.

- No. - negó de inmediato.

- Bien. Entonces, déjame pensarlo por mí mismo. - respondió el omega sonriendo aún más.

- Lou. - habló el alfa antes de que el omega se fuera. - Pero te gustó el regalo, ¿verdad? - preguntó un poco tímido a la respuesta del chico.

- Me encantó. - confesó el castaño con un suspiro. - Nos vemos, Harry. - agregó antes de irse, perdiéndose de ver el pequeño festejo que hizo el alfa, pero siendo consciente de que lo había hecho.

Cuando el omega llegó a su hogar, recibió la misma mirada acusadora de su madre y hermanas al ver el regalo en sus manos.

- Louis, ya hablamos de esto. - dijo su madre algo indignada.

- Y ya te dije que lo estoy pensando. - respondió Louis sin estar muy interesado en lo que tenía por decir su madre.

- Le gusta ilusionar a los hombres. - escuchó a una de sus hermanas decir, cuando subía las escaleras y él tan solo negó con la cabeza y decidió ignorarlo, para evitar una pelea.

Una vez en su habitación, sonrió sintiendose feliz de poner el regalo de Harry en su escritorio, donde también tenía la pulsera que le había dado el alfa hace unas semanas, junto con una caja de chocolates, donde guardaba todas las cartas y el anillo de promesa que también le había dado.

Y si, cada uno de sus regalos y cartas las atesoraba con mucho cariño e ilusión, pero sin duda alguna, su cosa favorita era el oso de peluche que le había dado en San Valentin.

Todas las noches Louis se dormía abrazando ese peluche y los primeros días el peluche conservo el aroma de Harry, y él no sabe si el alfa lo había hecho apropósito o simplemente su aroma se había impregnado en el oso sin querer, pero como haya sido, Louis había amado eso con todo su corazón y se sintió muy triste una vez que el aroma desapareció del peluche, esas noches con el aroma del alfa habían sido las mejores sin duda alguna.

Louis tomó el oso de su cama y lo abrazó como todo lo días, esperando, aunque fuera algo estúpido e ilógico que el aroma de Harry volviera, hundiendo su nariz en el, pero sin encontrar nada, obviamente.

Él sabe que sí le dijera al alfa que marcará el oso con su aroma, para que así él pueda volver a dormir tranquilo, Harry lo haría sin dudarlo, pero no quería darle una señal errónea al rizado, así que prefería seguir así.








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- Bien, Harry. - habló su amigo Liam. - Te hemos dejado hacerlo a tu manera, pero no podemos seguir viendo como Tomlinson sigue rechazandote. - dijo seriamente.

- No me ha rechazado. - defendió el rizado.

- No directamente, pero nunca te ha dicho que si. Así que, es hora que nosotros te ayudemos.

- ¿Ustedes van a decirme como conquistar a mi omega? - preguntó Harry incrédulo.

- Si, verás que con lo que te diremos que hagas, Louis será el que te regué a ti.

- No quiero que él me regué, quiero que me acepte. - corrigió el ojiverde.

- Como sea. - bufó Liam. - Solo pon atención y sigue al pie de la letra lo que te vamos a decir. ¿De acuerdo? - cuestionó.

- De acuerdo. - suspiró Harry inseguro de las ideas de su amigo, pero Liam tenía pareja y él no, así que debería de haber algo que él estaba haciendo mal con Louis. - Pero si no funciona, te voy a golpear. - advirtió.

- Tú no puedes ni con una mosca, Harold. - se burló su amigos.

Harry gruñó sin saber que decir a eso.

- Bien, comencemos. - habló de nuevo Liam. - A partir de mañana no vas hablarle, no vas ni a mirarlo, básicamente lo vas a ignorar. - explicó.

- No entiendo como funciona tu lógica. ¿Cómo Louis va ser mi omega si no le hablo? - interrumpió Harry confundido.

- Cállate y sígueme la corriente. Ese es el paso uno. Paso dos: celos. - siguió explicando su amigo con completa seguridad en sus ideas. - Ya hable con mi amiga Meridith y está dispuesta a fingir que le interesas. - agregó.

- No creo que sea buena idea. - negó Harry.

- Ya verás que para el fin de la semana Louis estará desesperado por tu atención. - aseguró Liam con un guiño.

El rizado soltó un profundo suspiró y asintió sin saber muy bien aún como se las arreglaría para ignorar de un día a otro al que estaba seguro era el amor de su vida.

Y justo, como Liam se lo ordenó, Harry al día siguiente no dejó ninguna nota de amor o regalo para Louis en su casillero como solía hacer, ni tampoco lo espero en la puerta de la escuela para darle algo.

Al inicio Louis se desconcertó y sintió una presión en su pecho, pero trató de animarse pensando que quizás Harry había tenido un día muy ocupado o un examen muy importante, aunque en el fondo una pequeña voz le recordaba que incluso la vez que Harry había tenido que presentar un examen extraordinario se había hecho el tiempo para darle una barra de chocolate y una nota.

Y esa misma voz le decía: "Por fin pasó. Él se aburrido de ti."

El omega se esforzó por no llorar cuando pensó en eso, respirando profundamente una y otra vez.

- ¿Qué te sucede? - preguntó a su amiga al verlo así.

- Nada. - negó el castaño, sacudiendo de su cabeza ese pensamiento tan deprimente. - Vamos a clase. - dijo actuando lo más normal posible.

Cuando llego al salón, él esperaba al Harry emocionado de verlo de siempre, pero en su lugar se encontró a un Harry centrado en su celular.

Bien. Eso sí le dolió mucho más que la falta de una nota o regalo.

Louis no sabe de donde tiene la fuerza para no llorar en ese momento, en su lugar solo va a su lugar, tratando de poner atención a su clase ignorando la presión en su pecho.

El omega trató de animarse, pensando que quizas Harry no estaba de humor ese día.

Pero su corazón se hundió en su pecho, cuando al día siguiente Harry igual lo ignoró por completo y lo mismo al día siguiente de ese.

Tres días sin ver la sonrisa del rizado o escuchar su voz llena de ilusión por hablarle, habían hecho que Louis llorará en su habitación abrazando el oso de peluche, sin entender que había pasado, que había hecho para que Harry se molestará con él.

Porque no podía haber sido su última respuesta, porque él siempre le había dicho lo mismo alfa y aún si Harry seguía ahí, pero ahora ya no.

Y de nuevo esa voz en su cabeza le repetía que Harry se habia cansado de él, se había hartado de seguir rogándole y ya no lo quería más.

De cierta manera lo entendía, era algo que había esperado que pasara, pero no sabía que iba a doler tanto como lo estaba haciendo.

Solo se sintió peor, cuando el último día de la semana vió a Harry hablar muy atento con una chica de la que no sabia su nombre, pero parecía que el alfa había encontrado a alguien que si le daba lo que quería.

- Si te duele, puedes llorar. - murmuró su mejor amiga en el almuerzo, notando como él no podía dejar de mirar como el rizado seguía con esa chica en el almuerzo, mirando como sus manos estaban enlazadas sobre la mesa.

- No me duele. - negó Louis con la voz rota.

- Es un idiota Louis. Que bueno que nunca le hiciste caso, solo te veía como un objetivo a alcanzar y al ver que no pudo te cambio por...

- Cállate, Suzie. - interrumpió el castaño, poniéndose de pie para salir de ahí, no quería seguir viendo como Harry se habia olvidado de él.

Louis lloró en lo baños antes de la última clase.

- Para la actividad de hoy, vamos hacer parejas. - informó su profesora. - Les diré quien serán sus parejas. - agregó sacando su lista.

El castaño ni siquiera estaba poniendo atención, solo quería irse a casa para seguir llorando.

Y su omega interior se removió en su pecho, emocionado cuando sintió el aroma de Harry cerca de él.

- Hola, Louis. - habló el rizado estando enfrente de él.

- Hola, Harry. - respondió sin verlo, porque sabía que no iba poder aguantar el llanto si lo veía.

- ¿Puedo sentarme? - cuestionó el alfa.

Louis quería decirle que no, pero el rizado habló primero.

- Somos pareja. - dijo Harry, el corazón del omega se aceleró por un momento, ilusionado. - Para el trabajo. - agregó después, rompiendo algo dentro de él nuevo.

El omega solo asintió secamente, haciendo su silla a un lado para que el alfa se sentará lo más lejos posible de él.

- ¿Por qué no hiciste pareja con tu novia? - preguntó Louis, sin haber escuchado lo que la maestra había dicho anteriormente.

- La maestra asignó las parejas. - respondió Harry confundido de lo que había dicho el omega. - Y ella no es mi novia. - aclaró después, al ver como las mejillas de Louis se tornaban de un rojo por su equivocación, y tuvo que reprimir el suspiro de enamorado que quería salir de sus labios por fin poder ver al omega, había sido una tortura no tener que verlo estos días por el estúpido plan de su amigo.

- Perdón. - murmuró el castaño. - Hay que hacer el trabajo. - dijo tomando la hoja con la actividad.

Durante todo el trabajo, Louis ni siquiera miró a Harry, no quiera hacerlo para no llorar o preguntarle algo más tonto como el porqué lo abandono o que habia hecho para que se aburriera de él y encontrará más ínteresante a la chica que subía cada cosa que hacía o veía a su instagram, porque tal vez Louis se había tomado demasiado tiempo para investigar quién era la chica que se había ganado a su chico.

- ¿Estás molesto, Louis? - preguntó Harry una vez que terminaron el trabajo.

"Yo debería preguntarte eso", pensó el omega internamente.

- No y no quiero hablar contigo. - gruñó el omega dolido, antes de tomar su mochila para irse sin mirarlo.

Harry suspiró frustrado, prometiendo matar a Liam por su idea, pues estaba más que seguro que su omega estaba enojado y triste.

Para agregarle algo al dolor de Louis, su hermana mayor se dió cuenta de lo que había pasado.

- Se cansó de rogarte, ¿No es asi? - cuestionó la chica en el lumbral de la puerta de su habitación.

- Jódete. - gruñó Louis abrazando más fuerte el oso de peluche, usando la pulsera y anillo que le dio Harry, como si eso llenará el vacío que siente por haber perdido al alfa.

- Te lo ganaste, hermanito. - comentó con burla. - Era demasiado bueno para ti y no supiste tomarlo cuando podías. - agregó antes de irse a su propia habitación.

Louis lloró una vez más, sabiendo que su hermana tenía razón, él había ocasionado que Harry se cansará, por tantas largas que le había dado, pero es que en el fondo sabía que esto iba a pasar, que Harry encontraría a alguien más listo, más interesante o atractiva que él y lo dejaría.

Pero el alfa había pasado tantos meses detrás de él, que realmente había comenzado a pensar que si estaba muy interesado en él y no iba a cansarse nunca, pero se había equivocado y dolía como nada en este mundo.







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Y para la siguiente semana, Louis no se sorprendió cuando Harry no estaba ahí esperándolo o cuando no encontró nada en su casillero, porque ya se había hecho a la idea, en base de lágrimas, que el alfa no volvería a él.

Pero vaya que se desconcertó cuando el rizado no había asistido a la primera clase ni la siguiente.

Genial, ahora además de ser ignorado no podía ni verlo, que era lo único que le quedaba y a lo que aspiraba.

Louis se fue al patio trasero a la hora del almuerzo a llorar un poco más, extrañando como el infierno al alfa, tanto que sentía como una apuñalada en su corazón.

Y estaba tan centrado en su dolor, que ni siquiera notó que alguien más había llegado, hasta que sintió como de nuevo su omega parecía recobrar la vida por el aroma del rizado.

- Lou. - habló el alfa lleno de preocupación.

Louis se apresuró a limpiar su lágrimas, sin querer mirar ahora al alfa.

- Perdón, omega. - dijo Harry, acercándose más a él, sentándose a su lado. - ¿Puedes verme, por favor? - pidió.

El omega miró primero los ojos verdes del alfa, antes de notar el enorme y bello ramo de flores azules que tenía el chico en sus manos.

- Son para ti, Lou. - dijo Harry estirando el ramo hacia él.

- ¿Me las das por lastima? - preguntó Louis aún con tristeza en su corazón y en su voz.

- No, claro que no. - negó de inmediato el alfa.

- Pensé que ya te habías cansado de mi. - murmuró el castaño tomando el ramo de flores.

- No es asi. Aún me gustas muchísimo Louis. - respondió Harry.

- Me ignoraste toda una semana. - dijo Louis sin creerle aún.

- Lo sé, por eso te estoy pidiendo perdón, omega. - dijo el alfa, pasando su pulgar por las mejillas del castaño, para limpiar sus lagrimas. - Mi amigo Liam me dijo que sí lo hacía, tú ibas a fijarte por fin en mi y la verdad nunca creía que funcionará y tenia razón, solo logré lastimarte. - explicó.

- Bueno, en realidad... si funcionó. - habló Louis con su mirada fija en el ramo, notando que había una nota entra las flores, una carta como las de siempre y el omega quería morirse de emoción por ese pequeño detalle en ese instante. - Me di cuenta que me duele mucho no tenerte en mi vida. - confesó.

- Así que... ¿Me quieres? - preguntó Harry ilusionado como siempre.

- Te quiero. - asintió Louis, mirándolo, sintiendose feliz de volver a ver esa emoción en el alfa por estar con él.

- Creo que es mi momento de suerte, así que... ¿Por qué no ves la nota? - preguntó el alfa emocionado.

Louis sonrió en grande, emocionado igual, notando la nota que estaba entre las flores, abriéndola para ver que decía esta vez.

"¿Quisieras tener una cita conmigo?"

En esa situación hace un par de días Louis hubiera dicho algo típico como: "Lo pensaré" o "Quizás luego", pero ahora no quiera decir nada de eso.

- Si quiero tener una cita contigo. - respondió Louis, mirando al alfa, esperando su respuesta.

- ¿En serio? - preguntó Harry sin creerle con una sonrisa iluminando su rostro.

- Si, Harry. - dijo el omega seguro.

- ¡Oh, Dios! - gritó el alfa casi brincando de su lugar. - Dijiste que si, no lo puedo creer. Debe ser el mejor día de mi vida. - dijo saltando de emoción.

Louis sonrió en grande, mirando con encanto la reacción del alfa por su respuesta.

- Voy hacer que valga la pena, te lo prometo. Va a valer la pena. Será la mejor cita que podrías tener. - prometió el rizado sincero.

- Lo sé, Harry. - respondió el castaño sin dejar de sonreír, sabiendo de alguna manera eso era verdad.

- Genial, ¿Cuándo quieres que sea nuestra cita? - preguntó el rizado, aún sonando casi irreal para él decir o pensar en algo como: "nuestra cita."

- ¿Te aparece bien el fin de semana? - propuso el omega.

- Si, omega. Lo que tú quieras. - asintió Harry.

El omega asintió igual, levantándose igual de su lugar.

- Gracias por las flores, Harry. Me encantaron. - dijo acercándose al alfa para darle un beso en la mejilla al chico antes de irse.

Louis caminó por los pasillo sin importarle las miradas curiosas, porque en su mente solo estaba el que por fin había aceptado una cita con Harry y en el bello detalle del ramo de flores que tenía en sus manos.

- Vaya, regresó. - dijo su amiga sorprendida cuando llegó a su lado.

- Si, aún le gusto mucho. - comentó Louis sin ocultar su emoción y su sonrisa. - Vamos a tener una cita. - agregó con un suspiro.

- Bien por ti. - celebró la chica.

El castaño sonrió aún más y asintió con un sonrojo en sus mejillas, sintiendo como su corazón se aceleraba por la emoción.












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El fin de semana llegó mucho más rápido de lo que el omega pensó y se encontraba extremadamente nervioso por la situación, al grado de que sin mentir él había casi vaciado su closet en busca del atuendo perfecto para su cita, encontrándose en apuros al no saber que usar exactamente, ya que el alfa no le dijo donde seria su cita.

- Llegó tu admirador. - habló una de sus hermanas.

Louis juró sentir como su corazón se aceleraba aún más, al escuchar eso y se obligo a tranquilizarse y mantener la calma antes de salir de su habitación.

- Harry. - habló el omega con un suspiro y una sonrisa en su rostro, rogando que no se notará el sonrojo de sus mejillas.

- Hola, Lou. - respondió el rizado sonriendo de la misma manera, marcando sus hoyuelos. - ¿Estás listo para nuestra cita? - preguntó aún emocionado.

- Totalmente listo. - respondió el castaño.

- Lou, ¿De verdad quieres esto? - cuestionó el alfa.

- ¿A qué te refieres? - dijo el omega un poco confundido.

- Es que... siempre me rechazaste y bueno, aún no puedo creerme que aceptaste. Si no quieres esto, puedes decirmelo, no quiero que te sientas presionado a decirme que si. - dijo Harry nervioso y algo torpe.

- Harry, si quiero tener esta cita contigo. No me siento presionado por ti ni por nada. - aseguró el castaño.

- De acuerdo. Si, si. - celebró de nuevo el alfa.

- Y bien, ¿A dónde me llevarás? - preguntó Louis con mucha ilusión.

- ¿Te gustan las ferias clásicas? - preguntó Harry alegremente.

- Me encantan. - asintió el castaño.

- Genial. Entonces, iremos a una. - respondió el alfa lleno de energía, brindándole su mano al omega para que la tomará.

Louis sabía que ésta definitivamente iba a ser una de las mejores citas de su vida.

No se equivocó en absoluto, nunca se hubiera imaginado que pasar tanto tiempo con Harry fuera tan divertido y mágico, pero claro que era algo que se había imaginado.

Ellos realmente se había divertido mucho, subiéndose casi a todos los juegos e incluso jugaron al tiro al blanco, donde el omega le ganó por mucho al alfa.

Después de eso, Harry había insistido en comprarle algo de comer al castaño, porque no creía que la bolsa de palomitas que habían comido anteriormente fuera suficiente ni mucho menos el algodón de azúcar que le acababa de comprar al chico.

Y le había costado mucho convencer al omega en que lo dejará invitarle algo de comer, aunque al final habían terminado comprando solo un paquete de papas fritas para ambos.

- ¿Quieres hacer algo más? - preguntó el omega, pensando que quizas ya era hora de volver a casa, pues ellos ya se habían subido casi a todos los juegos y no hay mucho más que puedan hacer.

- ¿Te gustaría... ir con la gitana? - preguntó Harry algo tímido a la respuesta del omega.

- ¿Con la de bola de cristal o con la de las cartas? - respondió Louis curioso, él no cree mucho en eso, pero podía hacerlo por Harry.

- ¿Ambas? - dijo el alfa con una sonrisa.

Louis rió en voz baja y asintió, pensando que no tiene nada que perder por intentarlo.

Parecía que Harry estaba encantado con que el omega ya aceptado eso, porque de inmediato lo toma de la mano, para llevarlo, mientras habla de todo lo que podían preguntarle a la gitana.

Una vez que llegan, Louis no hubiera esperado encontrarse con una mujer tan desagradable, de verdad estaba haciendo su mejor esfuerzo por quedarse callado por el alfa, pero es que cada cosa que decía era más absurda que la anterior, además de que su "bola de cristal" era demasiado falsa, incluso la que le había regalo Harry hace unos días era mucho más realista.

- Tu omega es una mujer muy bella, grandes ojos marrones.... - comenzó hablar la mujer y el omega tiene suficiente con eso, puede sentir como Harry se tensa al oír eso y él simplemente no puede soportar más oír eso.

- Disculpe, señora. - interrumpió Louis con una falsa sonrisa. - Pero la verdad es que no quiero seguir escuchando mentiras. ¿Cómo es que se atreve a estafar así a la gente? - dijo lo más tranquilo que le fue posible.

- ¿Por qué dices que son mentiras? - cuestionó la mujer.

"Porque yo soy su omega" se reprime de decir, con algo de celos en su pecho.

- Solo lo sé. Incluso su utileria es muy falsa. - respondió.

- Oh, ya veo lo que pasa. - habló la gitana riendo. - Estás molesto porque te das cuenta de que este alfa no es para ti. Porque es demasiado bueno para alguien tan grosero, irrespetuoso y a lo visto eres alguien muy egoísta, que solo le gusta la atención. - escupió la mujer con una muy notoria sonrisa falsa.

De alguna manera las palabras de la mujer resuenan en su cabeza, siendo muy similares a las que suelen decirle sus hermanas y algunas veces su madre.

Louis solo respira profundamente antes de ponerse de pie y salir de la ahí, siendo consciente de como Harry lo sigue casi de inmediato.

El omega no se da cuenta de como es comienza a llorar, solo se da cuenta de ello cuando las manos del alfa toman su rostro y sus dedos limpian sus lagrimas.

- Lou. - habló el alfa suavemente. - Nada de lo que dijo esa mujer es verdad. Eres la persona más genial que he conocido. Tienes tantas cualidades que me tienen muy enamorado de ti. Estoy tan enamorado que he sido un poco egoísta al seguir insistiendo en que me aceptes como pareja. - dijo sinceramente, mirando a los ojos al castaño.

Harry dice algo más, pero Louis no lo escucha del todo y simplemente se deja llevar por lo que está sintiendo en su corazón y enreda sus brazos en el cuello del más alta antes de acercase y unir sus labios en un beso, cortando las palabras del alfa.

Al inicio, Harry estaba algo sorprendido y siente su corazón palpitar con fuerza en su pecho, sin poder creer lo que está pasando.

Louis lo está besando.

Y es mucho mejor de lo que pudo imaginar todo este tiempo, así que antes de que el omega se arrepienta, él comienza mover su labios en un intenso beso, que hace que se sienta especial cuando Louis le corresponde, besandolo de la misma manera.

El beso dura lo suficiente para que ambos sientan como su corazón late en su pecho y les falte el aire por la intensidad del momento.

- Me gustas mucho, Lou. - confesó Harry en un suspiro, mirando los labios rojos y brillantes del omega, sabiendo que los suyos de seguro estaban igual por el beso.

- Eso ya lo sé, Harry. - suspiró el omega con una risa.

- ¿Aún podemos ir al tarot? - preguntó el alfa con sus ojos brillando de ilusión, mordiendo su labio inferior. - Solo si tú quieres. Si no, podemos hacer otra cosa. - agregó.

Louis le encantaría poder decirle no al alfa, pero no puede hacerlo y solo asiente, ganándose una enorme sonrisa de parte del rizado, haciendo que cualquier cosa valga la pena.

Por fortuna la chica del tarot es muchísimo más agradable que la gitana, llega incluso a inspirarle confianza a Louis.

- Cada uno elija un monto de cartas. - indicó la mujer, dividiendo el paquete de cartas en cuatro montones.

Ambos hacen lo indicado, después de eso, la mujer tomó dos cartas de cada montón, para luego mostrárselas a los chicos.

Louis no entiende mucho del tarot como quizás lo hace Harry, pero las cartas parecen bonitas, es en lo primero que piensa al ver las cuatro cartas, viendo cada una, una tiene unos corazones entre lazados, la segunda tiene un arcoiris con un sol, la tercera un lazo rojo y la última lo que parece rueda con una flecha en el centro.

- Vaya. - suspiró la mujer con una sonrisa. - Esto es muy bueno, chicos. - comentó, mirando las cartas con detenimiento. - Amor, prosperidad, lazo y destino. - dijo señala cada una de las cartas. - Son cuatro cartas muy buenas para una pareja. - dijo mirándolos a los dos. - Hay un gran amor entre ustedes con futuro, están destinados a estar enlazados en el futuro. - explicó con una sonrisa.

- ¿De verdad? - preguntó Louis con una brillo especial en sus ojos azules y una sonrisa en sus labios.

- Si, son una pareja especial. - respondió la mujer.

- Gracias. - suspiró el castaño con felicidad, haciendo sonreír igual al alfa.

- Somos una bonita pareja, ¿No es asi? - habló Harry pasando su brazo por los hombros del omega.

- Lo son realmente y no solo lo digo yo, si no que también las cartas. - respondió la mujer.

Louis sonrió con un ligero tono rosa en sus mejillas, antes de girar su rostro para darle un corto beso al alfa.

Después de eso no se sintió para nada extraño el que el alfa llevará al omega a casa con su manos entrelazadas.

- ¿Quisieras tener otra cita conmigo? - preguntó Harry, una vez que estaban en la puerta del hogar del omega.

- Me encantaría. - respondió Louis sonriendo aún más, danle un beso en la mejilla al rizado.

Ellos en realidad tuvieron muchas citas después de ese día y en la escuela pasaban la mayoría del tiempo juntos, pero incluso con eso, Harry seguía siendo el mismo alfa detallista, esforzándose cada día, para que algún día el omega aceptará su cortejo, dejando todos los día una pequeña nota de amor y de vez en cuando con dulce o algún otro detalle.

- ¿Y cuándo vas aceptar al pobre? - preguntó su amiga, mirando la sonrisa que tenía el castaño al ver la nota de ese día junto con el chocolate que sostenía en su mano.

- Quizás la próxima vez que me lo pregunte directamente. - murmuró Louis, leyendo la nota.

¿Quieres ir a mi casa esta tarde?
Si o Si.

- Dame una pluma. - pidió el castaño a la chica.

La alfa lo hizo sin preguntar para qué, mirando como el castaño tachaba una de las dos opciones.

Anteriormente Louis había escrito algo como: "Si, pero no hoy" o "Tal vez algún día."

Pero esta vez no, tan solo tacho la opción de "si", antes de cerrar su casillero.

- Iré con Harry. - dijo antes de regresarle el bolígrafo a su amiga e irse, sabiendo que en donde estaría el alfa.

Y la sonrisa de orgullo que puso el rizado al ver la respuesta había sido tan genuina, que Louis se culpó un poco por no haberlo aceptado antes.

- Valdrá la pena, Lou. - prometió Harry en un susurro, dándole un beso en la mejilla.

El omega tan solo asintió, sabiendo que eso era verdad.

Entre todas las ideas que Louis tenian en mente, sobre porque Harry había querido llevarlo a su casa, el omega nunca se hubiera imaginado que era porque el alfa se había esforzado en hacerle un pastel.

- ¿Y qué hubieras hecho si no hubiera aceptado? - cuestionó Louis curioso.

- Asumí que aceptarías. - confesó el alfa con un sonrojo en sus mejillas. - Y si no... quizás te lo hubiera llevado a tu casa. - agregó con algo de torpeza.

- Bien. - asintió Louis mirando el pastel que traía el alfa en sus manos. - Lo hiciste tú, ¿Verdad? - preguntó.

- Si. - asintió Harry. - Bueno, mi mamá me ayudó. - dijo con una sonrisa.

Y cuando el alfa dejó el pastel enfrente suyo, Louis pudo jurar que iba a morirse en ese instante, por el detalle y porque no podía creer lo que había hecho para él.

- ¿Me dejarías cortejarte, Lou? - preguntó Harry tratando de mantenerse tranquilo, pero aún así el omega podía sentir sus nervios.

Louis se puso de pie y miró por unos segundos los ojos verde del más alto, antes de pasar su mirada al bello pastel que estaba decorado a la perfección con las mismas dos opciones que siempre le daba el alfa "si o si."

- No sabía que ibas a responder, así que preparé éstas dos opciones, pero tú puedes decidir la que tú quieras. - aclaró Harry algo tímido.

El omega hizo un ruido de estar pensando, mirando el pastel una vez más, no pudiendo negar lo mucho que estaba amando el detalle y el momento en general.

- Elijo está. - habló el castaño señalando uno de los dos "si."

- ¿De verdad? - preguntó Harry con su rostro iluminado de felicidad.

- Si, Hazz. - respondió el omega asintiendo.

- ¡Oh, por Dios! - exclamó el alfa comenzando a llorar por la emoción.

Louis rió en voz baja, antes de tomar al alfa por su camiseta y unir sus labios en su suave beso, que no duró mucho ya que el rizado lo interrumpió para hablar de nuevo.

- Aprovechando mi suerte. - habló el rizado con algo de dificultad por su felicidad. - ¿También quisieras ser mi novio? - preguntó.

- Mhm... ¿Para eso también tengo que elegir una de tus dos opciones? - preguntó el omega.

- Sería lo más conveniente. - respondió Harry con una tierna risa nerviosa.

- Bien. Entonces, elijo la segunda opción. - respondió Louis riendo igual que el chico. - Si quiero ser tu novio, Harry. - agregó en un susurro.

- No te arrepentirás de aceptarme, Lou. Lo prometo. - dijo el alfa lleno de felicidad.

- Lo sé, Hazz. - suspiró el castaño.

Una vez que sus labios se volvieron a unir en beso dulce, Louis supo que en absoluto se iba a arrepentir de decirle sí a Harry.

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