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🌼Capítulo 2

Tzuyu se acomodó sobre la silla, antes de atender al llamado de la alfa mayor.

De hecho, la castaña mujer se veía como alguien que estaba en un lugar en donde no quería estar, y la niña sabía que no se trataba precisamente del lugar, sino del instante y de su específica compañía.

Es que Tzuyu, sabía perfectamente de eso de "estar demás" y podía percibirlo perfectamente desde que era muy cachorra.

—Bueno, Tzuyu comenzamos, ¿Cuál es el nombre, ubicación y teléfono de tu madre?

—¿Dice que el formulario es confidencial? —Tartamudeó la pequeña, repentinamente nerviosa con la idea de exponer a su madre entre tantos extraños.

Bien podía desviar el punto de partida de su proyecto en uno más viable, aunque dudaba mucho que encontrara una idea mejor que la que se traía entre manos en aquella agencia.

—Completamente. Tranquila chica, esta es una agencia muy famosa. Ahora responde. —Señaló Nayeon con algo de prisa.

—Yoo Jeongyeon —Inquieta, después de dar las referencias —Pero usted no irá a llamarla, ¿No?

—Eso es cosa de mi abuela. ¿Qué edad tiene tu madre? —Siguió preguntando Nayeon, sin preocuparse por disimular su apuro.

—Ya es vieja... —«Si la oyera su madre» pensó Nayeon —Es por eso que debemos darnos prisa, mañana cumple treinta y un años. Como ve, ya no le queda mucho tiempo, y además tiene una que otra arruguita, por aquí, mire... —Declaró Tzuyu, llevándose los dedos al rabillo de los ojos.

—Está en plena decadencia, ¿Verdad? —Preguntó una sarcástica Nayeon, al tiempo que intentaba evitar la risa por la forma que Tzuyu se expresaba de su madre, dando por hecho que la mayoría de los cachorros ven a cualquier adulto mayor de treinta años como a una persona en decadencia.

—Pero no escriba eso. Tal vez si van a un sitio romántico así con velas o luces tenues, la candidata no se de cuenta del desafortunado detalle. Ella es muy bonita de todos modos. —Concluyó la pequeña alfa, muy segura en sus palabras.

La cara de Nayeon desapareció detrás del formulario, incapaz de ocultar su hilaridad.

—Sigamos. Estatura y peso, aroma... —Preguntó la alfa, con voz neutra al cabo de un instante.

—Mi mamá no es gorda, tampoco es una escuálida, supongo que su peso es normal. Y es de estatura media, puede que un poco alta... ella tiene lindas piernas, pero no gusta de usar faldas o vestidos, le he dicho que le favorecen más pero no hace caso. —Se quejó la mocosa, muy metida en sus pensamientos —Yo soy poco menos alta que ella, aunque no me preocupa porque la estatura es un rasgo genético característico de la familia, y todas las posibilidades juegan a mi favor —Declaró, adelantando la barbilla, presumida.

—Estoy de acuerdo contigo. —Sonrió Nayeon, meciendo la cabeza. Vaya niña, la castaña estaba segura de que lo había visto todo en aquel lugar, pero entonces ella llegó para recordarle que la vida podía llegar a ser bastante inusual.

—Su aroma es bastante dulce para mi gusto, pero es bonito, a los alfas promedio les agrada, es cupcake de arándanos. —Comentó, arrugando su linda nariz.

—De acuerdo —Sonrió la alfa, meciendo la cabeza ante sus simpáticas referencias —¿Color del cabello y de ojos?

—Su pelo es oscuro, aunque se lo pinta mucho, ahora es adecuadamente oscuro y sus ojos también lo son, como la mayoría de la población que habita este país. —Señaló la menor, al voltear los ojos ante lo que, para ella, era una pregunta muy tonta.

—¿Ocupación? —Prosiguió Nayeon, sin agregar nada ante su osadía.

—Actualmente, trabaja en el restaurante de un amigo como anfitriona. Ella atiende y acomoda en sus lugares a los clientes cuando llegan al restaurante. A propósito, ¿Quiere que le enseñe una fotografía? —Sin esperar respuesta, Tzuyu sacó una fotografía del bolsillo y se la enseñó a la alfa orgullosamente. —Ella es mi mamá.

Tzuyu ocultó una mueca burlona al ver la reacción de Nayeon. La expresión de la alfa era igual a la suya cuando le servían una gran copa de helado napolitano y a ella le gustaba mucho el helado. Desde luego que su madre era bastante mejor que los helados, hasta sus propios compañeros de clase lo admitían. Sin hacer comentarios, Nayeon le devolvió la fotografía a la jovencita y siguió escribiendo detalles.

—¿Anfitriona? —Consultó la alfa, negándose a hacer comentario alguno.

—Bueno a mi madre le hubiese gustado ser idol o trabajar como asistente social pero lamentablemente no tuvo el tiempo disponible porque ella se dedicó a mí. Tiene unos ojos muy bonitos, ¿No lo cree? —Se sonrió la niña —Como le dije, actualmente es la anfitriona en el restaurante de un amigo y la verdad es que trabaja mucho —Afirmó con cierto matiz tristeza que se pudo percibir en su aroma —Aunque ella insiste en ocultarlo, se que hace su mayor esfuerzo por mi bienestar, y le aseguro que no quiere pareja alguna para que la ayude a pagar sus cuentas, siempre ha solucionado todo eso ella sola.

Nayeon alzó las manos. Eran unas manos de largos dedos, pero claro que más grandes que las suyas.

—Tranquila, niña. Yo solo hago las preguntas, pero no estoy en plan de juzgar a nadie aquí, ¿De acuerdo? —Se apresuró en advertir la mayor.

—De acuerdo. ¿Qué más quiere saber sobre mi madre?

—Su estado civil actual, cuántos cachorros tiene y tipo de residencia. —Prosiguió la castaña con las preguntas de aquel formulario.

Tzuyu respiró hondo.

—Ella es soltera. Vivimos en un apartamento. Choi Hansol era mi papá y si fuera por cuenta, evitaría mi apellido y usaría el de mi mamá ya que ese alfa se marchó hace ocho años, pero mamá dice que mi apellido es parte de mi identidad. —Lamentó la jovencita, en medio de sus pensamientos —Creo que debí haber dicho divorciada. Los papeles del divorcio llegaron tiempo después de la partida de ese alfa —Declaró Tzuyu encogiéndose de hombros —En cuanto a los hijos, bueno, solo soy yo. Así que la candidata no tendrá que esforzarse mucho. Solo somos las dos, y yo no le daré problemas.

—Estoy segura de que así será —Comentó Nayeon, bajando la mirada.

"Pobre niña, ¿Acaso se dará cuenta de que realmente tenía desesperación por encontrar un reemplazo para el vacío que dejó su padre, más bien, su necesidad de tener una figura de alfa?" Muy dudosa, pensó Nayeon que así fuera, pues Tzuyu creía tenerlo todo estudiado, o al menos así lo pensaba con toda veracidad.

—¿Cuál sería la compañera ideal para tu madre? ¿Tienes alguna idea? —Le volvió a preguntar la alfa, tras una pausa en la que le tomó anotar los detalles.

—Una idol, una panadera o una actriz. —Ennumero la mocosilla.

—Estás de broma. —Carcajeó Nayeon.

—Bueno, es lo único que le falta por conocer, creo yo. —Dudó apoyando el dedo índice en su barbilla, mientras analizaba su respuesta.

—¿Lo único? —Preguntó la alfa, ahora alzando una ceja irónica.

—Sí. Me refiero a las personas con esas profesiones.

Nayeon sintió que la referencia a “lo único que le faltaba por conocer” le molestaba. ¿Es que la chica quería decir que su madre había salido con varias clases de alfas buscando a la compañera ideal? Apretó los labios ante la ridícula posibilidad, pues por alguna extraña razón, le molestaba considerar esa posibilidad, especialmente después de haber observado la foto que Tzuyu le había enseñado, misma en la que pudo observar a una bellísima, amplia e hipnotizadora sonrisa que iluminaba cualquier oscuridad, como también pudo observar una vulnerabilidad que asomaba desde el fondo de sus almendrados grandes ojos oscuros y se molestó ante el estúpido interés espontaneo de su loba, porque quería saber mas, mucho más.

—¿Viajan mucho? —Consultó la alfa, ignorando que esa pregunta fuera dirigida desde su propio interés y no de parte del formulario de la agencia.

—Estamos obligadas. Al principio lo hacíamos con ese alfa. Ahora mamá intenta encontrar un hogar perfecto para nosotras, pero la manera en que lo intenta no funciona. Por eso es que decidí ayudarla. —Respondió una Tzuyu firme ante su decisión de aparecer por allí.

—¿Y tú crees que resultará de esta manera? —Insistió la mayor.

—Un ordenador lo resuelve todo. —Declaró la pequeña, satisfecha —¿Qué más necesita saber?

—¿Cuáles son las cosas que le desagradan a tu madre? —Preguntó entonces la castaña, decidida a cambiar de tema.

—Irene. —Deletreó la pequeña con inmenso desprecio.

—¿Cómo dices?

—Esa es la omega con la cual ese alfa se escapó. Tuvo que esperar hasta que ella terminara el colegio antes de abandonarnos y eso le dolió mucho a mi mamá. ¿Ya hemos terminado? —Preguntó, moviendo las rodillas con impaciencia.

—No todavía. Ahora viene la parte más difícil. Me temo que las próximas preguntas serán más... personales.

Tzuyu observó a Nayeon con el ceño fruncido. Le disgustaba someterla al interrogatorio que vendría a continuación, pero era parte del funcionamiento de la agencia.

—Usted bromea. ¿Cree que las otras preguntas fueron muy fáciles? —Explotó la menor —¿Más personales aún? ¿Qué más les interesaría saber? ¿O tal vez usted se refiera a...? —Balbuceó con una mirada de horror haciendo la seña con sus dos dedos índices —¡Eso es repugnante! Mi mamá no hace esa clase de-de-de…

Nayeon intentó ocultar su regocijo. De uno u otro modo ella tendría que haberlo hecho alguna vez, puesto que la evidencia de ello se encontraba sentada frente a ella, mirándola furiosa y propagando su lindo aroma a pan dulce.

—Verás niña... esto sería mucho más fácil si pudiéramos hablar con ella directamente. ¿Estás segura de que no puedes traerla aquí el día de su cumpleaños? Podríamos hacerle todas estas preguntas y así conseguir una mejor…

—¡No! Mi madre no lo hará si... —Tzuyu se detuvo bruscamente, intensamente ruborizada.

—Vamos, vamos. No te pares, continúa. ¿Tú crees que ella se molestaría si supiera lo que intentas hacer? —Preguntó Nayeon, directamente.

La expresión divertida de la alfa se había borrado de su cara. Claro, justo lo que su abuela necesitaba, más problemas para su negocio. Se inclinó sobre el escritorio, no sin antes apartar un delicado florero que contenía una sola rosa amarilla y se dirigió con toda su intimidante complexión, hacia la cachorra frente a ella.

—Mira, niña. Si esto es algo que ella no aprobaría, ¿Por qué obligarla a aceptarlo? —Insistió ahora con una férrea desaprobación.

—Es posible que no lo apruebe, pero lo aceptará como sea —Respondió Tzuyu, desafiante ante la negativa de la mayor.

—Tzuyu, debes aceptar los hechos. —La amonestó secamente —Si no eres capaz de responder las preguntas, no podré componer su perfil. Así que o tú o ella tendrán que responder el cuestionario. ¿Qué me dices?

—¿Cuáles son las otras preguntas? —Preguntó la jovencita, disgustada con su negatividad.

Nayeon hojeó el formulario.

—Sobre sus intereses generales, aficiones, cosas en que se siente fuerte y en las que se siente débil. Tipo de personalidad. Metas y ambiciones. Y además se supone que tiene que hacer una descripción de sí misma.

La expresión de Tzuyu era de total perplejidad, pero eso fue solo al principio.

—Bueno, vamos a ello —Habló resueltamente al cabo de un instante —¿Su teléfono tiene altavoz para que ambas podamos escuchar a mi madre y también dejarla en espera sin que nos oiga?

—Por supuesto que sí. —Respondió Nayeon, con fastidio.

—¿Puedo utilizarlo? —Dudó la menor y Nayeon volteó los ojos.

—Aquí lo tienes. —Habló, al tiempo que le acercaba el aparato telefónico.

Luego de un instante de marcar varios números y de esperar en el tono de llamada, la jovencita habló.

—Hola, mamá. Soy yo. ¿Vas a salir? Ah, muy bien. Te voy a poner en el altavoz, ¿No te importa? —Consultó en respuesta y pronto le indicó a la castaña que estaba lista.

Nayeon presionó un botón y un tono de voz neutro y más dulce que la miel invadió la oficina de su abuela.

—No, no me importa, cariño. ¿Qué sucede? ¿Dónde estás, nena? No me dijiste que tardarías en llegar hoy. —Intentaba monumentalmente por no exponer su preocupación.

—Estoy en casa de una amiga y necesito de tu ayuda. Estoy trabajando en un proyecto científico para el colegio y…

—¡Una amiga! ¿La conozco? ¿O es una amigo? ¿Cómo se llama? —Preguntó con un entusiasmo que intentaba disfrazar su cálida preocupación maternal.

—Se llama Nayeon, mamá... —Bufó Tzuyu, ante su interrupción.

—¡Vaya, que bien mi niña! —Expresó la omega con genuina alegría.

Nayeon tragó al oír a la omega del otro lado de la llamada, pues esta se oía sencillamente encantadora.

—De veras sí mamá. Ahora préstame mucha atención. Estamos haciendo un trabajo sobre la personalidad y necesito hacerte unas cuantas preguntas.

—¿Y me reconocerán en ese trabajo? —Se preocupó Jeongyeon.

—Es confidencial —Murmuró la alfa mayor, ante el titubeo de la menor por responder.

—¿Eres tú, Nayeon? Que gracioso, tu voz suena como la de una adulta.

Tzuyu se sobresaltó.

—Mamá, bien sabes que todos mis compañeros son mayores que yo. Y Nayeon es realmente grande. —No se inmutó en reconocer.

—¡Dios mío! ¿He sido desconsiderada? Lo siento, Nayeon. Espero no haberte molestado.

A la alfa le llegó su nombre a través del teléfono como un leve y cálido suspiro de omega. Quizá había acertado con aquello del tono dulce porque su voz era parecida a la de un ángel que solo existía para deleitar a la diosa Luna, y de pronto sintió el súbito deseo de conocer a aquella omega de casi treinta y un años, de ojos bonitos almendrados y cabello muy oscuro que brillaba como la noche. Deseaba comprobar de cerca si aquellas pequeñas arrugas en los extremos de sus ojos que a Tzuyu tanto le perturbaban, eran tan intensamente atrayentes como las había captado al ver la fotografía que le había enseñado la mocosa hace varios minutos atrás.

—No, no me ha molestado señora Yoo. —Respondió Nayeon, tras un largo silencio y en tono suave para que Jeongyeon no notara que era una mujer adulta y no una chica que acompañaba a su hija en sus travesuras o más bien, "en sus tareas escolares".

—Bueno, mamá. ¿Podemos hacerte las preguntas, ya? —Intervino una Tzuyu, muy impaciente.

—Claro que sí, cariño. Vamos allá. —Aprobó Jeongyeon con entusiasmo.

—Mamá, te vamos a dejar a la espera un segundo mientras Nayeon y yo seleccionamos las preguntas más convenientes.

—¿Pero no sería mejor que lo hiciéramos personalmente? —Rió Jeongyeon con una risilla encantadora.

—No, porque eso podría estropear los resultados. —La detuvo la jovencita.

—Y sería grave, ¿Verdad, cariño? De acuerdo, esperaré. —Aceptó la omega con aquel suave tono de infinita paciencia.

—Gracias, mamá. Espera un poco. —La pequeña alfa presionó el botón para interrumpir la comunicación.

Nayeon, que todavía no podía creer el efecto que esa sola voz le había producido, miró severamente a Tzuyu.

—Escúchame, no me gusta engañar a las personas de ninguna manera. La próxima vez, no me metas en tus mentiras, porque no lo voy a tolerar. ¿Queda claro, jovencita? —Masculló la castaña, señalándola con uno de sus dedos largos acusadores.

Abatida, Tzuyu asintió con la cabeza reiteradas veces.

—Sí, señora. De acuerdo.

—Bueno, prosigamos. —Exhaló la mayor, con irritación —Vas a leerle a tu madre una lista de adjetivos y ella debe elegir los que considere más ajustados a su personalidad.

Después de volver conectar la comunicación, Tzuyu le leyó la lista de los adjetivos a su madre.

—Creo que definitivamente soy sentimental y afectiva, a veces demasiado —Confesó Jeongyeon con esa risilla tímida —También me considero muy introvertida, aunque me gusta trabajar en contacto con la gente. Creo que... soy muy segura de mí misma, hago lo que me parece que es lo mejor sin importarme la opinión de los demás. Pienso que se podría decir que tengo un espíritu aventurero, pero a la misma vez me gusta la paz y tranquilidad que me da la naturaleza. —Agregó vacilante —Ya ves que a menudo nos trasladamos de un lugar a otro. Pero definitivamente no soy muy romántica.

—Vamos, mamá, y ¿cómo le llamarías a eso de las velas románticas con olor a flores, el baño con burbujas y todo lo demás? —Reprochó Tzuyu con burla.

—Eso, mi pobre niña, se llama ser femenina, no romántica. Me puede gustar oler bien, sin tener que implicar a un alfa o vivir un romance con ello. Todo eso es por mi propio placer, no para seducir a alguien más.

Nayeon pensó que obviamente su ex la había dejado muy resentida, pues ella parecía recalcar con todas sus palabras que odiaba la idea de compartir su vida y miró a Tzuyu con reproche. La pequeña alfa la ignoró imperiosamente.

—¿Y qué más? —Agregó Tzuyu, incentivándola a seguir hablando de sí misma.

—Veamos, soy tolerante, práctica.

—¡Eso sí que no, mamá!

—¿Qué te hace pensar que no lo soy? —Preguntó la omega, evidentemente perpleja.

—Si fueras práctica, no te pasarías la vida evitando a tus admiradoras. Además, habrías demandado a ese alfa cuando te robó todo el dinero para escaparse con la tal Irene, en tu auto nuevo.

—Siempre he deseado que tu papá no hubiera hecho eso… —Admitió en voz baja —Me temo que te dejó un mal ejemplo y eso malogró tu relación con él.

La sencilla observación de Jeongyeon se le hizo a Nayeon insoportablemente penosa, y quitó el altavoz de la comunicación antes de que Tzuyu reanudara la conversación.

—Jovencita, limítate a hacer las preguntas y a dejar que tu madre responda, ¿Queda claro? —Advirtió con los ojos entrecerrados.

—No fue la partida de ese alfa lo que malogró la relación, fue lo que le dijo cuando él se marchó de casa. Hizo llorar a mi mamá por muchos días, por eso quiero que sea una alfa quien case con ella en esta ocasión. De todos modos, nadie la hará llorar nunca, excepto si es por alguna razón de alegría, solo la tendrá que hacer reír siempre ¿Porqué es tan difícil? Yo puedo hacerla reír seguido, es muy sencillo. —Murmuró la cachorra con la barbilla temblorosa.

—Mira, niña —Habló Nayeon suavemente, luchando con el sentimiento de simpatía que sentía hacia esas dos seres heridas —La felicidad no se encuentra por el simple hecho de casarse con alguien mas o hacer un lazo con un alfa o una alfa. Primero hay que encontrarla dentro de uno mismo y luego compartirla con los demás. A veces a través del matrimonio, otras a través de una gran amistad, y así…

—Usted habla como mi mamá. —Replicó la chica, al tiempo que cruzaba los brazos sobre el pecho, disconforme.

—Quizás deberías escucharla más. Ahora si no te importa, yo le leeré el próximo apartado y te ruego que no interrumpas. —Suplicó la castaña.

—No lo haré, a menos que esté equivocada —puchereó la chica, encogiéndose de hombros.

Nayeon se mordió la respuesta y apretó el botón de la comunicación.

—¿Señora Yoo?

—Dime Nayeon, te escucho.

—Las próximas preguntas serán más personales. Conteste lo mejor que pueda, por favor.

—Veamos…

—¿Cuál sería una velada ideal para usted? —Preguntó la alfa, extrañamente curiosa por conocer de sus respuestas.

—Esa pregunta es muy fácil. Pasaría largas horas en un buen baño fragante de espuma y rodeada de esas velas aromáticas que Tzuyu odia tanto. Ah, y con un buen libro, estoy segura.

Nayeon parpadeó ante la imagen que su mente empezaba a recrear, la luz de las velas iluminando los cabellos recogidos sobre la cabeza, sus ojos almendrados brillando con una chispa de picardía, montones de burbujas de colores realzaban la pureza de su piel. La alfa se inclinaba hacia ella y le quitaba una burbuja de su tierna nariz antes de dirigir su mirada en esos labios y…

—¿Ya has terminado? —La voz de Jeongyeon trajo a Nayeon a la realidad saliendo de su repentino y extraño sueño.

—Lo siento. —Acomodó la voz —Todavía quedan algunas preguntas más. La próxima pregunta es ¿Cuáles son sus virtudes y defectos?

—Vaya, esas son preguntas difíciles. Bueno, diría que una de mis virtudes es que soy muy trabajadora. Y en cuanto a los defectos…

—Eres demasiado generosa —Interrumpió Tzuyu, y luego se arrepintió al ver la crudq expresión de Nayeon en su dirección.

—Ese no es un defecto, mi cielo —Murmuró la omega y luego dejó escapar un profundo suspiro —Para ser honesta, creo que soy demasiado orgullosa. Quiero cuidar de mí misma y de Tzuyu sin tener que volver a depender de nadie. Deseo conseguir todo lo que necesito por mi propio esfuerzo.

La respuesta de Jeongyeon hizo a la alfa recordar a su abuela Hyobum, una omega fuerte, decidida, llena de pasión y energía positiva.

Linda.

—¿Cuál es su idea de una cita perfecta? —Irrumpió Nayeon de pronto.

—¡Cielos! —Habló la omega con aquella linda risilla que parecía nerviosa, pero que a la vez era muy natural —Esa sí que es una pregunta extraña —Comentó, vacilante —¿Dices que todo esto es para un trabajo de ciencias?

—Sí —Rápidamente intervino Tzuyu —Te lo explicaré cuando quede terminado.

—Bueno, creo que una cita perfecta podría consistir en que me obsequien un bello ramo de rosas, acompañado de una excelente cena. Soy feliz con una buena comida, la verdad… —Habló y otra vez dejó oír esa linda risa.

—¿Y las rosas amarillas? —Consultó Nayeon en broma y se asombró con la respuesta que llegó en conjunto.

—Me gustan, de hecho las amarillas son mis preferidas. Para mí es el color más lindo entre todas las rosas. —Habló la omega, apasionadamente.

—Le gustan a rabiar… —Susurró Tzuyu, luego de oprimir el botón del altavoz —Por eso elegí este lugar.

—Tiene sentido. —Contestó Nayeon, no pudiendo evitar la sonrisa en sus labios. Aquella situación ya se estaba volviendo completamente cómica.

—Escuchen chicas —Tzuyu vuelve a oprimir el botón del altavoz del teléfono —Tengo que irme ya. ¿Falta mucho para terminar?

—Una última pregunta —Habló Nayeon, impaciente —¿Cuáles son sus metas y ambiciones?

—Educar a mi hija lo mejor posible. Estoy ahorrando para poder comprar una casa, un pequeño lugar que sea nuestro, con un patio y un pequeño jardín en donde pueda cultivar mis rosas amarillas. Un hogar donde podamos echar raíces hondas y duraderas, esa es mi única ambición.

Nayeon sabía mucho de eso. Durante generaciones su familia había vivido en Busan, mudarse a Seúl había sido una locura por parte de sus abuelos paternos.

—Es bueno echar raíces en algún lugar. —Comentó la alfa, muy de acuerdo con la omega.

—Me alegra que así lo pienses, Nayeon. Esa es mi meta y no deseo otra cosa.

—¿Ni siquiera una pareja? —Intentó la pequeña.

—¡Cielo santo, no! —Chilló la omega de pronto —No quiero una pareja para nada. —Respondió Jeongyeon de inmediato y con gran vehemencia —Tzuyu, ¿Qué te hizo pensar en esa locura?

Durante un largo instante Nayeon guardó silencio, luchando por controlarse para no evidenciar a aquella pequeña mocosa, solo por el simple hecho de que le había dado su palabra de que sería confidencial.

—Se me ocurrió de repente —Contestó la mocosilla, con los dientes apretados.

Nayeon quería estrangular a Tzuyu por la interrupción inesperada. 

—Muchas gracias, señora Yoo. Le agradezco mucho que nos haya dedicado su tiempo.

—No hay de qué, Nayeon. Tzuyu cariño, ¿A qué hora regresas a casa?

—Estaré allí a la hora de cenar, mamá.

—Llámame si vas a llegar más tarde ¿De acuerdo? Y si quieres invitar a Nayeon, no dejes de hacerlo. Ten cuidado al regresar, te amo. —Dijo antes de cortar la comunicación.

—¿Todavía pretendes seguir adelante después de lo que has oído? —Preguntó Nayeon a Tzuyu, con toda seriedad.

—El deseo de independencia de mi madre es una fijación temporal. Ya se le pasará. Y yo me encargaré de que así sea —Replicó la pequeña alfa en tono despreocupado.

—Bueno, quedaba una última pregunta que tendrás que responder en su lugar. Aunque creo que es una pérdida de tiempo —Habló la alfa, ya irritada —¿Qué crees que buscaría tu madre en una relación sentimental?

La pregunta ya no tenía sentido para Nayeon, pero había que terminar el maldito cuestionario si querían regresar a sus vidas.

—Diría que ella todavía no lo sabe, pero desea casarse. —Respondió Tzuyu con una sonrisa entrañable que provocó en Nayeon casi que una úlcera.

Esa mocosa sería una buena abogada, o sinó una buena empresaria, o sino una jodida chantajista profesional, pero de que sería buena, Nayeon estaba segura de que lo sería.

Hola hola Ü un nuevo capítulo para que vayas viendo masomenos de que va esta hermosa historia.

Estaré esperando ansiosa tu opinión, comentarios, y todo lo que tengas para decirme.

Tqm, ten bonito lunes♡

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