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🌼Capitulo 14

La directora Park Jihyo, una alfa bastante baja de altura como imponente, había hecho buscar a Tzuyu para citarla en la oficina principal luego de que la profesora de ciencias de octavo grado, le informase el tema de su proyecto de ciencias.

De inmediato la directora, mediante su secretaria, le avisó a Hyobum la urgencia de reunirse con sus responsables, y apenas Jeongyeon  y Nayeon estuvieron fuera, las hicieron pasar a un salón de conferencias.

Unos minutos más tarde, entraba la directora con una mujer beta que se presentó como la señorita Kim Dahyun, la profesora de ciencias de octavo grado.

—Gracias por haber venido cuanto antes —habló la directora, al tiempo que le estrechaba la mano a Jeongyeon y luego a Nayeon —Mi nombre es Park Jihyo, directora de la Escuela Superior de Zaona.

—¿Ha hecho algo malo mi hija? —Jeongyeon fue incapaz de contenerse por más tiempo, feromonas de omega alterada en el aire.

La directora Park y la profesora Kim intercambiaron una mirada de circunstancia.

—Se trata de su proyecto de ciencias para la Feria Científica de este año, señora Yoo —Explicó la profesora de su hija —Ya que también nuestro programa de estudios contempla trabajos de ese tipo, quise leerlo.

—¿Un proyecto científico? ¿Y qué desea hacer mi pequeña, este año? ¿Un experimento genético, curar el cáncer o algo así? —Preguntó esta vez la omega pelinegra, con una sonrisa de alivio.

—Am, bueno, no exactamente —Se apenó la profesora con el ceño fruncido —He enviado a buscar a su hija. Espera en la oficina, porque antes quería conversar con ambas. La verdad es que no sé cómo decirlo de otra manera, pero me temo que el objetivo del proyecto científico de Tzuyu-yah consiste en que usted, señora Im, se case con la señora Yoo. Diría que se trata de un... experimento amoroso, por llamarlo así.

Desde luego que era eso.

Nayeon maldijo entre dientes, así se explicaban todas aquellas ingeniosas estrategias y trampas que Tzuyu había realizado con premeditación. El amor... como un asunto de lógica experimental.

—Naturalmente creo que usted, Señora Yoo no lo aprobará —habló la directora Park, en su basta seriedad.

—Se equivoca, realmente ella siempre cuenta con toda mi aprobación.

Lo que Nayeon no aprobaba, era el modo en que ambas profesionales miraban a Jeongyeon, somo si hubiera mal educado a su hija.

—Tal vez usted no alcanza a comprender la magnitud de las intenciones de su hija, señora Yoo… —Habló la profesora Kim al tiempo que abría una carpeta —De acuerdo a la introducción incluida en el proyecto, Tzuyu se presentó a la agencia matrimonial "Yellow Flowers" con la expresa intención de encontrar…

— Una alfa —interviene Nayeon —Lo sé desde el principio, mi abuela y yo somos las propietarias de dicha agencia. Yo estaba allí el día que llegó Tzuyu, ella busca una alfa para su madre.

—¿Y usted aprueba ese tipo de manipulación? —La alfa educadora alzó una ceja prejuiciosa.

Nayeon se inclinó sobre la mesa, mirándolas a ambas de frente. Quería que supieran que hablaba con toda seriedad.

—Vean, yo aceptaría cualquier condición para que la madre de Tzuyu se casara conmigo.

Muy agitadas, ambas profesionales se volvieron a Jeongyeon.

—¿Usted se da cuenta que todo fue producto de la maquinación de una cachorra de trece años? Ella fue la causante de que la echaran del apartamento, señora Yoo. También desconectó la batería de su coche para dejarla a merced de la señora Im. Tzuyu, bueno… ella desmontó los largueros de su cama —Terminó la profesora Kim, ruborizada hasta la raíz de los cabellos.

La beta se veía realmente escandaliza y Nayeon deseó preguntarle si acaso ella había nacido del germen de una planta de huerto o si comprendía que el sexo existía y que era bastante natural como común.

Pero recordó que era una beta, y una bastante conservadora, cabe destacar pues, no parecía comprender de instintos facilmente.

—Sí, de acuerdo. Pero lo único que quería Tzuyu era que Nayeon fuera a rescatarme como una salvadora andante, ustedes entienden. —Musitó Jeongyeon, en defensa de su pequeña alfa.

Y es que aunque no la hubiera reprendido, ella sabía lo que buscaba con esas tretas, aunque no hubiera imaginado lo del proyecto, tampoco le sorprendía, sabía cuán lista podía llegar a ser Tzuyu.

—Si usted lo dice. —Opinó Park, dudosa.

Y entonces fue Jeongyeon la que se ruborizó.

—¡Oiga! Pero si solo es una niña de trece años. Tzuyu no pensaba en... ella no intentaba... bueno —Se quejó Nayeon, algo mareada con las especulaciones de ese par de mujeres —Los asuntos de su interés no se trataban con los asuntos de cama… era una misión de rescate y no me parece correcto que la malinterpreten de este modo. —Se quejó la alfa castaña, sintiéndose tan a la defensiva como protectora con la pequeña cachorra de su omega.

—Veamos, lo del apartamento. ¿Tampoco le importa? —inquirió la profesora Kim nuevamente en dirección de Jeongyeon.

—Se equivoca, nos echaron a causa de Miss Mopsey. —Habló Jeongyeon, bastante intimidada por sus insistentes miradas reprobatorias.

—Sí, la perrita. Ya lo sé —habló la profesora beta, ajustándose las gafas al tiempo que se inclinaba sobre los papeles —Escuche, por favor. El asunto del perro forma parte del Plan B. Dice literalmente "Hay que pasar delante de la puerta de la señora Kim, haciendo mucho ruido. Espero que nos oiga...". Desgraciadamente para usted, así fue.

—¿Todo esto es realmente necesario? —Preguntó la alfa, incómoda hasta en su impregnante aroma —Si Jeongyeon hubiera entrado a hablar con la señora Kim habría sabido que no la obligaba a marcharse esa misma noche. Jiha le hubiera dado tiempo a encontrar otra casa. —Explicó Nayeon, como si fuera lo más obvio.

Sus ojos se contaron de inmediato con los de la omega que amaba, quien poco tardó en preguntar.

—Y tú, ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes su nombre?

Nayeon se encogió de hombros, arrepentida. Había hablado más de la cuenta.

— Pensé que no era justo que las hubiera echado de la casa en plena noche. Así que cuando fui a recoger tu coche, hablé con ella.

—¡Ah, sí! El coche... —continuó la profesora Kim, al tiempo que examinaba más papeles —No se estropeó a causa de... Aquí lo tenemos. A causa de un calibrador.

—¿Un calibrador? ¿Y qué se supone que eso? —preguntó Park, confundida.

— Sí, ya lo sé. —Gruñó Nayeon, intentando mantener la gracia —Los cables de la batería estaban desconectados.

Jeongyeon se volvió hacia ella bruscamente, alertando a la alfa de inmediato.

—Nayeon, ¿Tú lo sabías? ¿Lo sabías y no me dijiste nada? —Se quejó la omega, asombrada en esta ocasión.

—Amor, recuerda que rechazaste mi ayuda —Replicó la alfa a la defensiva —Dijiste que Tzuyu podría repararlo sola. Si te hubieras molestado en preguntar, yo te habría explicado que le ocurría verdaderamente a ese trasto. —Se defendió la alfa, y las miradas fueron eternas por un instante.

—Querías llevarnos a tu casa, por eso mentiste, oh Luna, ¿Estuviste mintiendo todo este tiempo, Im? —Jeongyeon se tomó los labios, anonadada.

—Bueno, regresando a lo que nos interesa —interrumpió Park, incómoda —¿Por qué no aclaramos el asunto de la zorrilla en la cabaña?

—No intenten convencerme de que Tzuyu también es la responsable porque me niego a creerlo. Mi hija no pudo haber encontrado una zorrilla y haberla metido en la cabaña en el poco tiempo que estuvimos en casa de Nayeon. —Se quejó Jeongyeon, en dirección de ambas mujeres con aquella mirada acusatoria que incomodaba a su omega.

—La verdad es que no existió tal zorrilla, señora Yoo. —Habló ahora la profesora Kim —Su hija puso en la cabaña unos productos químicos que huelen igual que la orina de ese animal.

—Pero no hubo ningún daño —insistió Nayeon —Mantuve una larga conversación con ella y luego hice que limpiara la cabaña de arriba abajo, para que entendiera que sus travesuras comenzarían a tener consecuencias y no volvió a hacer algo similar. —Se quejó la alfa, en defensa de la cachorra.

—¡Así que tú sabías todas esas cosas y nunca me las dijiste! —Exclamó Jeongyeon, poniendose en pie, ahora airada.

—¡Pensé que tú te habías dado cuenta de que algo pasaba, Jeongyeon! ¿Te acuerdas cuando nos quedamos sin gasolina? Te dije que había sido Tzuyu y decidiste que teníamos que ignorarla y dejar se ponerle atención a sus juegos. —Recordó la alfa, dejando a la omega sin habla por un momento que para Nayeon fue eterno.

—Pero no lo sabía con certeza, creí que exagerabas, decidí seguir tu juego. —La señaló —Soy su madre, Nayeon. Debiste habérmelo contado todo desde el principio, no tenías derecho…

— ¿Y darte una excusa para que te marcharas? ¡Maldición! ¡Si yo hubiera traicionado a la mocosa, tú ya estarías muy lejos de aquí, omega, y no podía permitirlo! —Nayeon se mantuvo firme, cuando se puso en pie mediante su argumento.

—¡Pero prometiste ser honesta conmigo!

—Ya entiendo qué sucedió. Tzuyu ideó todos esos incidentes a instancias de la señora Im —Sugirió la directora Park, con su afilada mirada prejuiciosa.

—¡Oh diablos, eso no es lo que realmente sucedió! —Explotó la alfa, con una mirada furibunda contra Park —Ahí es donde usted se equivoca. Esta niña solo busca desesperadamente un alfa en donde apoyarse, y a su inequívoca manera, decidió hacer algo. Dada la forma en que funciona su mente, planificó sus acciones de una manera metódica, utilizando la lógica y la inteligencia con el propósito de…

—Manipular a las personas, señora Im. Reconozca que usted ha respaldado todo este asunto para proteger a su abuela y a los intereses comerciales que ambas comparten, pero deberá estar de acuerdo conmigo que esa no es la manera más apropiada —La amonestó la directora, implacable.

—Perdone, ¿pero quiere repetir lo que ha dicho? —intervino Jeongyeon, incrédula.

—¿Cómo se atreve a decir algo semejante? No estoy haciendo esto en beneficio de la empresa de mi abuela —Interrumpió Nayeon, duramente —Ya le dije claramente por qué lo hago, ¿no me escuchó?

—¿Está segura? Tzuyu nos habló de los periodistas que se encontraban en la agencia el día que fue allí a solicitar el servicio. Ellos han estado haciendo una crónica de sus aventuras. ¿Sabían ustedes que la niña les ha estado enviando constantes informes acerca del progreso de sus relaciones sentimentales? —Les informó la directora Park y aquella insoportable expresión de reprobación comenzaba a irritar a la loba de Nayeon. 

—No, no lo sabía. —Respondió súbitamente insegura, peinándose el cabello hacia atrás.

—¿Pero de qué hablan? —Se quejó Jeongyeon, al borde de perder la paciencia.

—Espera un poco amor, ya te lo explicaré.

—Y no olvide decirle la importancia de esa crónica para el futuro de la agencia. Eso será un espaldarazo publicitario para la empresa, ¿no es así? —Presionó Park, haciendo gruñir a Nayeon en su contra.

—Eso es una asquerosa especulación en contra de mi abuela y no se lo pienso permitir a usted, ni a nadie. —Ladró la alfa, poniendo a la otra alfa a la defensiva.

—No es necesario que me expliques nada, Nayeon. Ya lo entiendo muy bien. ¿Por eso te enfadaste tanto cuando el ordenador nos emparejó, no es así? Con los periodistas como testigos, no tenías más alternativa que aceptar salir conmigo. —Musitó la omega con latente decepción, dejándose caer sobre la silla nuevamente.

—De acuerdo. En ese momento no tuve otra alternativa, pero luego algo sucedió entre tu y yo, y tú lo sabes bien, omega. —Nayeon se arrodillo frente a ella —Amor, puedo asegurarte que no sabía nada sobre el dichoso artículo, ni de la relación de Tzuyu con los periodistas.

—O sea que lo nuestro es producto de una manipulación de mi hija... —Comentó Jeongyeon con la mirada lejana y su aroma se alteró de inmediato, pero esta vez era de decepción.

—¡Por la diosa Luna! —Rugió la alfa, poniendo a todos a la defensiva de inmediato —Nos besamos Jeongyeon ¿Recuerdas eso? Porque lo recuerdo muy bien, hallé a mi omega en ti, mi alma gemela, mi otra mitad, ese roce de labios me sacudió tan profundamente, y aunque tú no hubieras sentido nada entonces, yo no podía dejar de pensar en ti un solo maldito segundo. Además recuerda como nos amamos las pasadas noches, Tzuyu no tienen nada que ver con eso y tu lo sabes muy bien, omega.

La directora carraspeó, interrumpiendo el ambiente y dándole a Nayeon una mirada de absoluto reproche.

—Señora Im, por favor. No olvide que este es un centro educativo.

Nayeon intentó controlarse ante la evidente soberbia de la directora. Al menos agradecía que la profesora Kim se mantenga en silencio.

—¿Dónde está la niña? Por favor mándela buscar. Nos vamos antes de que usted y su personal sigan hurgando en mi intimidad y en la de mi omega con tanta osadía, señora. —Determinó la alfa.

—Sí —Confirmó Jeongyeon, con tranquila firmeza —Nos vamos.

—No acabo de creer tal maravilla —Murmuró la alfa, con una sonrisa de lado —Al fin estás de acuerdo conmigo en algo, amor. —Rió Nayeon, intentando calmar un poco aquella insoportable tensión.

—Claro que estoy de acuerdo, Im Nayeon. Marcharnos es una buena idea —Habló entre dientes, con una amarga sonrisa —Siento mucho lo del proyecto científico, directora Park. Haré que mi hija piense en otro, durante nuestro próximo viaje —Agregó Jeongyeon, con una sonrisa amable.

—Tú no harás ningún jodido viaje, Jeongyeon. —Advirtió la alfa, con los dientes igual de apretados —Por si lo has olvidado ya, estamos comprometidas y vamos a casarnos pronto.

—Pienso que este no es el lugar adecuado para discusiones personales, señora Im. —Observó prudentemente, la directora Park.

A estas alturas, el aroma de Nayeon colmaba e impregnaba el lugar a causa del enojo e indignación que sentían ella y su loba.

—Tiene razón, directora Park —Rugió Nayeon, volviéndose a la educadora, con palpable reproche —Pero quiero que tenga en claro que, no solo apruebo el experimento de Tzuyu, sino que estoy muy orgullosa de ella. No sé que clase de vida vacía tenga usted para no idénticar qué la niña tan solo buscaba un referente de alfa con el cual contar, apoyar a su madre en las ausencias injustas y las carencias crueles. No es tan difícil de identificar que solo busca de una familia unida, algo que nunca ha tenido en su vida. Entonces ¿Cuál sería una razón más valiosa para una niña, que esa? —Avanzó Nayeon ante la alfa mas baja, que la veía con los ojos asombrados pero desde ya, conmovidos —Si en este mundo enloquecido ese no es el proyecto científico más inteligente, ingenioso y práctico que una cachorra desesperada intente emprender para alcanzar la felicidad no solo suya, sino la de su madre también, es que no entiendo nada. Y le diré otra cosa más, voy a hacer que su experimento se vea coronado como el mejor —Agregó la castaña convencida, al tiempo que cogía la mano de Jeongyeon —De hecho, me voy a asegurar de que obtenga una excelente nota por su trabajo. Quédese tranquila que si no es aquí, en otro lugar será, pero en alguna parte tienen que existir educadores competentes que vean la perfección en un jodido proyecto tan lleno de alma como el que creó mi cachorra. Gracias por su preocupación.

Jeongyeon la miraba con las lágrimas rodando por sus mejillas, cuando salieron del salón de conferencias seguidas por la directora y la profesora. Tzuyu se acercó a ellas, al verlas salir en su encuentro.

—¿Ya nos vamos, verdad? —Preguntó la pequeña alfa, alertada de ver a su madre llorando.

—Si chica, ya nos vamos. —Gruñó Nayeon, tomando a Tzuyu del hombro, incapaz de soltar el brazos de su omega para ayudarla a andar.

Jeongyeon había quedado bastante confundida con sus palabras.

—Pe-pero unnie, podemos regresar. —Intentó soltarse Tzuyu, del protector agarre de la alfa castaña.

—No necesitas estar en donde no te valoran Tzuyu, escúchame … —Nayeon se detuvo sin soltar a su omega, para buscar la atención de la pequeña alfa, tomando su mejilla y atrapando su mirada con una determinación que la hizo temblar —Tu eres demasiado lista y valiosa para invalidarte, ¿Entiendes? Lo eres para tu madre, lo eres para mí y eso es más que suficiente.

Nayeon acarició su delgada mejilla y las lágrimas humedecieron los ojos de la pequeña, antes de lanzarse sobre ella. Nayeon jadeó cuando la abrazó con la fuerza de sus brazos, mientras la jovencita olía de su impregnante aroma dejando que sus dulces y amables feromonas la llenen de calma y renueve sus esperanzas rotas.

—Eres la mejor, eres la mejor, eres la mejor… —Murmuró Nayeon besando su frente, dejándola llorar y sollozar. —Tu madre te ama, yo te amo, no necesitas nada más, todo estará bien... —Nayeon acarició su espalda, mientras la cachorra se quebraba contra su pecho, dejando ir aquella carga de unos largos seis años de angustia, de tristeza y de una basta e inexplicable soledad que siquiera su amorosa madre podía llenar.

Una soledad que solo el rechazo de un padre podía sembrar.

Nayeon respiró el calido aroma que recibía de la pequeña alfa entre sus brazos y su loba reconoció en ella mucho más que un lazo, una familiaridad, una complicidad que la ataba y la unía a la cachorra de su omega, brindándole mas de eso que las hacía a ambas un hogar, su hogar.

Tzuyu sollozó y se limpió su tierna nariz contra el dorso de su suéter de uniforme escolar, antes de tomar el proyecto que había dejado caer para abrazarse contra su unnie, y caminar en dirección de la directora Park.

—Tome, directora Park. Esto es para usted —susurró la cachorra, al tiempo que le entregaba un abultado rejunte de hojas entre sus manos. —Es otro proyecto científico, uno mejor. —Sorbió la nariz, incapaz de verse con ella —Creo que a usted y a la profesora Kim les gustará mucho más. Se trata de la erosión del suelo, de la irrigación y algunas sugerencias técnicas para obtener agua suficiente y no padecer sequías. No es lo que quería hacer porque ahora no me importa nada sino mi mamá —Agregó con una sonrisa tímida y temblorosa —Solo intentaba que ella fuera feliz, y de paso, tener una buena alfa que quizas me quiera de verdad y no me abandone como mi papá lo hizo.

La profesora Kim miró a la directora Park con indicimulada compasión y luego dejó escapar un hondo suspiro, que contagió a la alfa.

—Concédanos un día para discutir el asunto más a fondo, señora Im. Pienso que puede haber algo muy valioso en lo que usted y Tzuyu han dicho. —Habló Park, presionando los labios ante los segundos en los que la alfa dudó.

Nayeon creía que ya habían hecho suficiente daño sembrando dudas inútiles en su hermosa omega, y abriendo heridas injustamente en su pequeña alfa, como para pretender su comprensión. Pero no deseaba seguir perdiendo su tiempo y exponiendo la intimidad de su familia, frente a ese par de extrañas.

—Muy bien. Aprecio su buena intención, directora Park, hasta luego. Vámonos Tzuyu. —Habló la alfa a la defensiva, al tiempo que le tendía la mano a la cachorra, quien se acercó a tomarla de inmediato.

Jeongyeon sonrió cuando Tzuyu lo hizo, al percibir la seguridad que les brindaba la loba alerta y protectora de Nayeon.

Acto seguido las tres salieron apresuradamente del establecimiento, intentando seguir el paso de la alfa, aún bastante molesta.

Jeongyeon miró en dirección de Tzuyu y la cachorra estudio a ambas, al parecer intentando asegurarse de que no se masacrarían frente a sus ojos. Una vez estuvo segura de que no lo harían, asintió en dirección de su madre y se metió en el auto de Nayeon sin atreverse a decir más.

El tenso e inquebrantable silencio se volvía cada vez más incómodo por la latente alteración de la alfa castaña.

—Nayeon… —Habló Jeongyeon, llamando la atención de la alfa alerta, al instante —Me conmovió lo último que le dijiste a la directora Park. Pero, ¿por qué me mentiste? —Preguntó la omega, aún con los ojos llenos de lágrimas por salir.

—Omitir no es mentir, amor. No te comenté sobre las trampas de Tzuyu, porque realmente no sabía lo que tramaba en el fondo, lo descubrí con el tiempo, con sus actitudes, con lo que mi loba sentía...

—Pero tú dijiste que seríamos honestas, te dije todas mis verdades Nayeon, abrí mi corazón y confíe ciegamente en ti…

Sus tiernos y aguados ojos hicieron chillar a su loba, pero Nayeon no permitiría que su omega se le escape de las manos tan fácilmente.

—No podía traicionarla, omega. Ella también confiaba en mi, le di mi palabra y me habría roto el corazón, nos habría roto el corazón a ambas si te hubieras ido lejos de aquí, ¿Entiendes? Te necesito, las necesito a ambas.

Jeongyeon sollozó tan confundida que se tapó el rostro entre las manos.

Nayeon se volteó incapaz de ver a su omega llorar por su causa, su pecho martillaba de culpa, de alivio, de tristeza y de melancolía. No quería hacerle daño a su omega, pero tampoco podía hacerle daño a esa pequeña con la confianza rota, no podía…

—Mamá, no te enojes con Nayeon unnie. —Musitó la pequeña alfa, llegando junto a ambas —Ella no te mintió, ella solo se hacía algunas ideas, pero jamás le dije que trabajaba en un experimento científico. Supongo que unnie se figuró que yo deseaba un alfa, pero pensó que todas mis trampas se debían a mi ingenio, y nada más.

—No debiste hacer algo así, mi amor. —Musitó Jeongyeon irgiéndose en su lugar al oír a su cachorra.

—Lo siento, si hubiera sabido que sería un problema para ti, no lo hubiera hecho, no buscaba hacerte daño, solo quería que fueras feliz.

—Tu ya me hacías feliz, Tzuyu. —Le recordó su madre, con aquellos tiernos ojos que la amaban como nadie.

—Pero ahora Nayeon unnie también te hace muy feliz, yo te he visto mamá, no puedes engañarme. —Musitó Tzuyu, insistente.

La omega optó por el silencio.

—Jeongyeon, perdóname por favor. Sé que debí haberte dicho lo del apartamento, lo del coche y lo de la zorrila desee un principio. Lo admito, tienes toda la razón. Pero sabía que ella no quería hacer daño a nadie y eso me daba una buena oportunidad para cortejarte, amor…

— ¿Entonces la razón para salir conmigo no fue la necesidad de proteger los intereses económicos de la agencia? —Preguntó Jeongyeon mirándola a los ojos con una sonrisa temblorosa.

Nayeon se apresuró a negar, notando así lo que realmente más daño le había provocado. Entonces sus lindos ojos almendrados la vieron con tanto temor, que el corazón de la alfa se apretó contra su pecho.

Oh diablos, mataría a esa estúpida directora Park por traer tantas inútiles conjeturas con las que atormentó a su hermosa omega que se veía tan feliz justo esa mañana, cuando regresaban de ese momento de ensueño en el que consiguió ganarse su confianza.

Diablos, mataría a quien sea por iluminar nuevamente esa preciosa y dulce mirada que adoraba.

—Claro que no, amor, ¡Que testaruda es la mujer que amo! Dime, ¿Cómo puedo convencerte? ¿Qué más quieres que te diga que no te haya dicho hasta el cansancion, ya? Te amo Jeongyeon, amo a la maravillosa mujer que eres, amo cada centímetro de ti. Eres mi omega, la mujer de mis sueños, te amo.

Tzuyu no podía creer lo que oían y miraban sus oídos y ojos. Ella veía una complicidad amorosa entre Nayeon y su madre que no había visto jamás, e internamente estaba segura de que su plan había dado los mejores resultados.

—Por favor, amor… —Nayeon estiró su mano en su dirección, su corazón latía con prisa ante la expectante duda.

La sola idea de que Jeongyeon decidiera no perdonarla, irse y huir de su lado, atormentó a su loba aquellos largos segundos en los que la omega se halló en su oscura mirada, antes de decirse a tomar su mano.

Nayeon la abrazó contra su cuerpo y la omega hundió su tierna nariz contra su cuello, para sentir su aroma.

—Tranquila, mi amor, confío en ti. Pongo en tus manos no solo mi vida, sino la de mi hija, porque jamás he conocido una alfa tan maravillosa como tu, Im Nayeon, y no creo que exista una igual… —Declaró al tiempo que se dejaba tomar por esos vidriosos ojos oscuros y sonrientes.

—¿Y dime, cuándo te vas a casar conmigo? —Murmuró la alfa, uniéndose a su omega en un suave beso de esquimal.

—De inmediato. Tan pronto como consigamos la licencia, seré toda tuya. —Suspiró Jeongyeon, dejándose besar por esos suaves labios pomposos que rodeaban su rostro sin pausas.

—¿Y dónde vamos a vivir? —Musitó Nayeon una nueva pregunta, haciendo sonreír a su hermosa Jeongyeon.

—Dónde sea, donde tú quieras, pero si me preguntas, me gustaría que fuera en la hermosa casa en la que me hospedas, y continuar con su larga historia.

—¿Eso te gustaría? ¿Echar más raíces allá y ser la señora Im?

—Oh sí, me muero por ser la señora Im, mi amor… —Gruñó la omega, haciendo reír a la alfa, quien poco tardó en responder sobre esos enmarcados labios rojos que, junto a sus transparentes ojos cálidos, la volvieron loca desde un principio.

—Entonces será un jodido placer complacerte, amor. —Prometió Nayeon a esa preciosa mirada, para besarla ya falta de fuerzas para resistirse, podía percibir como lo deseaba y ella en su interior, no podía soportar un segundo más de distancia.

Nayeon saboreó sus preciosos labios y contuvo un gemido al oírla jadear como respuesta, antes de entregarse a ella, pero al profundizar el beso, Tzuyu se acercó a ambas y las abrazó con fuerza.

Fue durante el trayecto de vuelta a casa cuando Jeongyeon finalmente se convenció de la verdad y esa verdad era que volvía a un hogar al fin, un hogar donde su pequeña alfa y ella pertenecían.

Holas buenas noches Tu, espero que hayas disfrutado este hermoso capítulo pues, ya van quedando muy poquitos por aquí.

Nayeon es el estándar y nadie me hará cambiar de parecer, chau ;-;

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