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🌼Capítulo 11

Experimento “Una Alfa para Mamá”

Informe sobre el desarrollo de los acontecimientos:

He vuelto al colegio. Mamá me ha matriculado en esta escuela cerca del rancho de Nayeon, pero hay un gran problema. Alguien del otro colegio pasó el chisme sobre mi proyecto científico y aquí quieren verlo pronto, ya que mis nuevos compañeros también hacen trabajos similares. Me imagino que se armará una grande, especialmente cuando sepan lo que he estado haciendo con todos los informes que he escrito sobre el desarrollo de los acontecimientos.

Experimento 9: ¡Experimentos Interrumpidos!

Desde aquel día que había escuchado con cuánta confianza Tzuyu había sacado todo aquello que ocultaba desde que era una cachorra tan pequeña, frente a la alfa que la luna había elegido para ella, estuvo pensando en cuán sencillo había sido para aquella mujer sacarle la verdad a su pequeña y audaz hija. Sin duda tenía que albergar un gramo más de la audacia de la que colmaba de su pequeña hija, porque si no fuera por aquella tolerante mujer, jamás lo habría descubierto por cuenta propia.

Ya sabía lo que tenía que hacer.

En primer lugar debía secarse las lágrimas y dejar de lamentarse por haber sido tan ciega con su cachorra, quien sufría por la herida que había dejado en su ausencia, ese vil padre que le había tocado. Luego, debía mirar hacia el futuro en vez de mirar constantemente al pasado, que ya no contenía nada bueno para ella, ni para su hija.

La omega terminó de regar aquellas sus amadas rosas amarillas, dejando aquella nostalgia y grandes esperanzas de que no murieran. Subió las escaleras después de reflexionar durante los últimos días, decidida a comenzar a hacer la maleta para ir con Nayeon a su viaje. ¡Y sí! Si ella volvía a proponerle matrimonio, diría que sí y dejaría de fingir que dudaba, porque estaba segura de que jamás se había sentido tan segura, tan protegida y tan validada, hasta que esa alfa, su alfa había aparecido para sacudir su mundo.

Entonces le permitiría guiar sus pasos al amor y no al miedo que la había dirigido durante los pasados ocho años de su joven vida, luego abriría la boca para contarle lo que había estado guardando dentro de su corazón y le diría que la amaba como jamás creía que podría amar a alguien mas que no fuera su cachorra, que le enamoraba lo comprometida que estaba con hacerlas sentir seguras y libres, por haberlas abastecido ilimitadamente y haber traído una calma sin igual a sus vidas, que le había permitido dormir más de ocho horas, después de muchos años. El tiempo de huir de ahora en adelante quedaba atrás, quería entregarle su corazón a su alfa, y a su vez, quería recibirla entre sus brazos y cubrirla de todo lo que tenía para entregar y que no sabía que guardaba en su interior, solo para ella.

A partir de entonces, Jeongyeon estaba segura de que se aferraría a la felicidad con todo su ser y no la dejaría escapar.

La omega etaba en su habitación preparando una pequeña maleta que llevaría para festejar la previa a la navidad, como así lo estipulaba el contrato.

Nayeon había llegado silenciosamente y se recostó contra el marco de la puerta, admirando a la omega que enloquecía a su loba como ninguna otra.

Jeongyeon se veía mucho mejor que el día en que la conoció, y no precisamente porque no le gustara entonces, hacía unas muchas semanas atrás. Con la ausencia de cuentas y preocupaciones, había recuperado el buen descanso, también comenzaba a mejorar su alimentación y se podía notar el gran cambio de su estado de ánimo, no solo en lo increíble que se veía con aquellas libras que le hacían tanta falta, sino porque siquiera quedaba rastro de aquellas las profundas ojeras que surcaban sus lindos ojos, ahora podía admirar una versión de ella que se parecía mucho más a ella misma.

Sin contar que los besos que compartían jamás habían cedido, y con un poco de la confianza que se ganó en su celo, habían dejado de ser unos simples e inocentes besos. La forma en la que habían sobrepasado los límites y le había comido los pechos la noche anterior, cuando pasó a darle las buenas noches, casi la hacen perder toda su tolerancia.

Ella debía esperar, y por la madre Luna que esperaría por ella toda la eternidad solo por ella, solo por Jeongyeon.

—Hola amor, ¿Ya estás lista? —Se hizo notar la alfa, de una vez.

—Hola. Entra, solo estoy preparando la maleta.

Sonriente de sentir como todo su cuerpo respondía al grave y amable sonido de su voz, la alfa entró confiada, cerrando la puerta en su camino. Pero poco se sorprendió ante la reacción amorosa de la omega, quien rápidamente fue hacia ella y la buscó con su boca.

Nayeon correspondió de inmediato una vez salió de la sorpresa ante la iniciativa de la hermosa omega, disfrutando del dulce incremento de su aroma que la encegecía. Aunque estaba tan segura de sus sentimientos y de los de su loba, sabía que para Jeongyeon era difícil demostrarlo.

—Perdóname, nunca antes había… —La alfa la interrumpió de inmediato.

—No me pidas perdón, me encanta que me beses, no imaginas todo lo que siento cuando estas cerca de mi, amor —Nuevamente detuvo sus palabras, cerrando sus labios con un beso de pico —Lo entiendo muy bien y no te voy a apresurar para nada. Te prometo que todo lo que suceda entre tú y yo, no se parecerá en nada a tu experiencia en el pasado, te lo juro por cada cabello de mi abuela.

—¿Me lo prometes? —Tartamudeó en su pregunta, con los ojos cerrados, sintiendo su fuerte y atractivo aroma, mientras era encerrada con los fuertes brazos de la alfa castaña.

—Es una promesa, amor. Ya lo sabes, quedamos en que habría honestidad y confianza entre nosotras. Pero vamos a tener que esperar un poco, porque se nos hace tarde para hacerte pasar un increíble fin de semana. —Murmuró Nayeon, antes de volver a tomar sus suaves labios con los suyos, amarrada a su cintura estrechamente unida contra la suya.

—Nayeon yo sé que he tratado, más bien, estuve evitado que tu conozcas las heridas de mi corazón. Pero déjame confesarte que fuiste la responsable de derribar todas las barreras con las que me protegía y me llenaba de miedo. Ahora estoy completamente segura de mis sentimientos, te quiero y definitivamente estoy segura que tú no eres Hansol, porque ni siquiera con él había sentido algo similar a lo que siento cuando estoy cerca de ti. —Avergonzada, susurró aquellas últimas palabras con el rostro contra su mejilla, escondiéndose en su cuello y posando su cabeza en su hombro.

—Jeongyeon tu sabes lo que nos une, tu sabes lo que significas para mi y aunque no hubieras cambiado de opinión, estaba dispuesta a ir detrás de ti hacia donde fueras y el tiempo que fuera necesario, por ti, solo por ti amor… —Murmuró contra su cabello, aún muy abrazada contra su cuerpo —Si te soy sincera omega, mi vida es mucho mejor desde que tú y Tzuyu entraron en ella.

—¿Lo crees, de verdad? —Musitó la pregunta, mientras la buscaba con esos lindos ojos que enloquecen a su alfa.

—Por supuesto que lo creo, también creo que mi vida siempre será perfecta, siempre y cuando sean tu y esa cachorra tan veloz, quienes están en ella.

Jeongyeon sonrió cuando Nayeon tomó sus mejillas para que la viera a los ojos.

—Adoro todo de ti, amor… —Nayeon sonrió cuando su beso murió contra su mejilla.

—Bu-bueno, ya estoy lista ¿cuándo nos vamos?

—Pues, ahora mismo venía a ver si estabas lista, así que ya mismo podemos comenzar nuestro viaje.

—Hablaré con Tzuyu, antes de salir. —Comentó Jeongyeon, acercándose a la puerta para cumplir con su cometido.

—Claro, llevaré tus maletas al auto. Por favor, dile que recuerde nuestra conversación y que la estaré vigilando.

—Lo haré. —Sonrió Jeongyeon, volteando los ojos ante esa constante necesidad que tenía la alfa de advertir a la pequeña.

Bah, como si aquello fuera a funcionar.

—Hola nena… —Jeongyeon asomó por la puerta de la recámara que utilizaba Tzuyu.

—¿Ya se van? —Preguntó la cachorra, sin correr la cara de lo que sea que tanto escribía en su ordenador.

—Ajá. Pasaba a saludarte, Nayeon ya se llevó las maletas. —Informó la madre, haciéndose un poco más dentro de la habitación.

—De acuerdo mami, ¿me traerás algo? —Comentó la jovencita, distraída.

—¿Qué quieres que te traiga, cielo? —La omega alzó una ceja, cruzando los brazos con diversión.

—Compromiso con Nayeon unnie, solvencia emocional y… una paleta de kiwi. —Sonrió la cachorra cuando buscó a su madre y sus lindos hoyuelos se marcaron en sus mejillas, para ternura de su madre.

—Ahg Tzuyu, espero que te compartes con la señora Hyobum, que no la hagas pasar malos ratos. Nayeon confía en ti y ambas esperamos que seas responsable. —Le advirtió la madre a la hija.

Tzuyu suspiró dramáticamente.

—No haré nada que no tenga que hacer, ¿de acuerdo?

—Lo sé cariño, eres una buena niña. —Musitó Jeongyeon dejando un beso sobre su frente y recibiendo un fuerte abrazo de despedida de su pequeña cachorra.

Después de recepcionarse en el hotel y de dejar las maletas en su habitación, ambas ya caminaban en dirección de la costa del río en donde se celebrarían su primera cita formal.

—Por supuesto que hablé con ella antes de este viaje, fue ayer. —Reveló Nayeon, anidando su mano dentro del bolsillo de su abrigo, para mantener en buena temperatura.

—Si crees que intimidándola vas a lograr que ella se comporte como esperas…

—No te equivoques Jeongyeon, mi intención no es intimidar a tu hija. —Musitó de inmediato, llamando poderosamente la atención de la omega. —Simplemente le doy mi perspectiva de lo que creo que está bien o mal y ella es lo suficientemente lista para oírme y aceptar que, la mayoría de las veces, hablo con razón y con las intenciones de evitar que se perjudique a sí misma. Eso es todo.

—Lo sé. —Asintió la omega y esta vez era quien recibía toda la atención —¿Crees que no atiendo a lo que haces o le dices?

—¿Y qué opinas al respecto? —Consultó Nayeon con verdadero interés.

—Mhm… —Jeongyeon se tocó el mentón con el dedo índice como muestra de que pensaba muy bien que decir.

—Si crees que algo te molesta, podemos…

—No. —Interrumpió la omega de inmediato. —En realidad opino que te diriges a ella con con tanta prudencia, que me provoca celos que ella te oiga más a ti, que a mi…

—De alguna manera ella te ve vulnerable, no entiendo porque, ya que tu haz sido increíblemente valiente y autosuficiente para sostener una estabilidad emocional y económica para ella, y cariño eso te hace tan increiblemente valiosa…

—No digas esas cosas. —Se intimidó la omega, ruborizada.

—Estoy diciendo la verdad, haz sido tan valiente, te admiro tanto... —Sonrió y guiñó la alfa, haciendo sonreír a la omega ante su encanto.

—Nayeon-ah, en realidad estoy desesperada por comenzar con nuestra cita. —Cambió el tema, intentando apresurar el paso.

—Jeongyeon, yo creo que intentas huir de todos mis halagos, ¿o me diras que nunca haz paseado por el río en barcas, bajo la luz de la noche? —La omega la miró de ese modo que le hacia notar al instante que ella era una jodida afortunada —¿Me quieres decir que nunca has visto los juegos artificiales a la orilla del río, mientras comes comida callejera sintiendo que la nariz se te va a caer del frío? —Preguntó la alfa exageradamente sorprendida, haciendo reír a la omega, quien negó.

Ambas caminaban por una calle céntrica en dirección al río Han. Las luces navideñas centelleaban por la temporada, por supuesto que aún faltaba unas semanas para navidad, pero Nayeon creía que era mejor tener las citas antes de que nevara en la ciudad y fuera imposible salir por las bajas temperaturas.

—Nunca he tenido la ocasión y tampoco el dinero, en estas fechas siempre me encuentro trabajando. Es una buena oportunidad para conseguir un dinero extra en propinas más bien generosas… —Comentó la omega con aquella triste expresión de nostalgia.

—¿Trabajabas en navidad? —La omega asintió —¿Y con quien quedaba Tzuyu?

—Los días comunes esperaba con la dueña del apartamento que rentabamos. Conforme comenzaba a bajar la temperatura y comenzaba a nevar, prefería que Tzuyu estuviera en casa, en su cama ya que llegaba bastante tarde en la noche. —Suspiró rudo en su nostalgia —Solo en nochebuena y el último día del año la traía conmigo, no iba a permitir que estuviera solita un día festivo, además Seungwan nos daba de cenar cualquier cosa del menú gratis por trabajar esa noche y me permitía que ella estuviera a mi lado, no podía pedir nada mejor. —Sonrió con aquella misma expresión y Nayeon sostuvo su mano con fuerza en muestra de apoyo y contención.

—Pues eso quedó en el pasado, porque me encargaré que estas sean las mejores fiestas de sus vidas, lo prometo. —Sonrió la alfa, dejando un beso sobre su nariz descubierta, haciendo sonreír los ojos de la omega.

Una banda independiente tocaba unas alegres canciones y Nayeon con el brazo sobre los hombros de Jeongyeon disfrutó de la misma manera que lo hacían los vecinos y turistas que presenciaban la actuación de la banda y de los diferentes artistas callejeros que actuaban a través de las calles.

—Amor, ¿Tienes hambre? —Preguntó alzando la voz para hacerse oír sobre el alboroto de la gente.

—¡Oh sí, muero de hambre! —Exclamó Jeongyeon.

—Lo solucionaremos de inmediato.

Nayeon hizo un gesto a una mujer beta que vendía comida en una esquina, y ambas disfrutaron del espectáculo nocturno.

—Nayeon, ¿Cuándo podremos pasear por el río? —Preguntó la omega, ansiosa como una cachorra. Lo que más deseaba era ver la luna desde el medio del ancho río —¿Crees que hoy también hayan fuegos artificiales, o ya habremos llegado tarde?

—Sí, cariño. Reservé el paseo para dentro de media hora, y los fuegos artificiales son el atractivo de cada fin de semana en esta temporada, es la estrategia de atracción turistica verlos en la noche junto río. Así que dentro de muy poco lo veremos todo cómodamente.

—¿Y luego? —Preguntó Jeongyeon, hiperactiva.

—Podemos participar de un paseo hasta la madrugada, podemos bailar, tomar unas copas… lo que quieras, lo haremos —Guiñó la alfa, haciendo sonreír a la omega.

—O solo podríamos volver a nuestro hotel.

En medio de la multitud, de pronto se vieron solas. Para ambas se apagaron las risas, las voces de la gente, la música y Jeongyeon llenó sus ojos con la visión de la alfa que amaba. Ahí estaba, junto a ella, sólida, cálida e imponente, una roca en medio del río turbulento. Se aproximó más, enlazó los brazos en el cuello de la castaña y luego la besó con profunda convicción. La gente aplaudió alrededor de ellas, alegres de la evidente conexión de sus lobas.

Nayeon se apartó algo embriagada de su sabor y aroma. La alfa estaba segura de que si aquello fuera un lugar cerrado, todos estarían muy incómodos del incipiente aroma a feromonas que las evidenciaba, se anhelaban una a la otra y estaba muy claro.

—¿No querrás ir al hotel ahora, verdad? —Susurró al oído, al tiempo que le arreglaba la tiara de renos que le había regalado y que se había puesto sobre su grueso gorro de lana beige —Porque quiero que esta noche sea muy especial para ti, amor, mucho, mucho más que las anteriores que no pudieron ser… —El susurro fresco pegó contra el largo cuello de la omega, quien se apartó de su acercamiento, antes de terminar derritiéndose ante ella.

—Será especial, estoy segura. —Respondió Jeongyeon, muy convencida de lo que deseaba.

—Entonces esperaremos, no deseo apresurar nada amor, este viaje recién comienza.

—De acuerdo, pero bésame, para que la espera no sea tan larga.

Nayeon la besó tiernamente, saboreando esos suaves labios enmarcados y luego se acomodaron entre la gente para comenzar el paseo. En la aventura, vieron a madres y padres con sus cachorros pequeños en las rodillas y Jeongyeon pensó que algún día iría a ese paseo con su hija.

—El próximo año traeremos a Tzuyu —Habló Nayeon, tomando su mano e interrumpiendo sus pensamientos. La omega sonrió al oírla decir sus pensamientos.

—¿Por qué no? Creo que le encantaría.

Durante la siguiente hora, el paseo en barca por el río Han les ofreció impresionantes vistas de los edificios y puentes iluminados. La barca navegó por el río, ofreciendo una perspectiva única de la ciudad, la brisa fresca y el sonido del agua que pudieron disfrutar,  mientras admiraban la arquitectura moderna y tradicional de Seúl.

Jeongyeon vitoreó y aplaudió junto a la multitud cuando llegaban al final del paseo, justo despues de que los juegos artificiales rompieron e iluminaron sobre el río. Cuando la última barca se descupó, el lugar comenzó a despejarse lentamente. Nayeon se volvió hacia Jeongyeon, entusiasmada de oírla, pues la omega parecía tener mucho que decir.

—¿Te gustó, amor?

—Fue fantástico, me encantó cada lugar por donde pasamos, y las luces ¡Ni siquiera sabía que las luces de la ciudad se podían ver de este modo! Gracias por esta noche, Nayeon. Estoy feliz de que me hayas traído aquí… —Una sonrisa tierna marcó los pequeños hoyuelos de sus comisuras y rápidamente iluminó sus lindos y cálidos ojos.

—La noche aún no ha terminado omega, más bien está empezando ahora —Prometió Nayeon, dándole un tierno beso antes de impulsarla a seguir con el paseo.

La avenida de Cheonggyecheon se transformaba en un verdadero espectáculo de luces temáticas que guiaban cada paso hacia el atractivo principal que era el gran árbol de navidad, tan alto que Jeongyeon pensó que le provocaba vértigo.

En ese momento se oyó una dulce música de violín, un joven beta había comenzado a ofrecer un espectáculo a voluntad y la alfa le tomó la mano haciéndola andar en su dirección.

—Oye amor, ¿quieres bailar antes de marcharnos?

—¿Aquí? ¿Ahora? —Se preocupó Jeongyeon al sentirse observada, aunque fueran ya muy pocos quienes iban al paso.

—¿Y por qué no?

Nayeon tomó a Jeongyeon y le invitó un espacio entre sus brazos para comenzar a mecerse lentamente dentro de la melodía calma. En un segundo, otras parejas las imitaron y el instante se volvió bastante cálido y romántico, aún por sobre la brisa de invierno.

Como en un murmullo de satisfacción, Jeongyeon se entregó a la música con los ojos cerrados, apoyada contra la castaña, con la cabeza entre su cuello y mejilla y por una vez, sus pies cooperaron sin que tuviera que poner minuciosa atención en los pasos que daba. Seguía los movimientos de la alfa con una perfecta coordinación, guiada por la suave presión de sus muslos y cadera.

Por fin acabó la música y muy a regañadientes Nayeon se separó de Jeongyeon, quien la soltó para poder aplaudir al talentoso joven.

—Es hora de regresar al hotel.

—Ya comienza a hacer demasiado frío ¿Quieres ir ya?

El beso corto con el que la alfa acompañaba las frases que le dirigía, a Jeongyeon le parecían tan familiares, que siquiera había notado que se habían vuelto tan consecutivos desde que habían llegado a la ciudad.

—Sí.

Eso era todo lo que Nayeon deseaba oír. Ambas caminaron agarraditas de las manos en dirección hacia el hotel.

Hola hola hola, buenas noches Ü

Tu no sabes todo lo que me toma adaptar estos "paseos" al modo oriental. Espero que lo hayas disfrutado de verdad Tu.

Buenas noches, esta semana habrán muchas sorpresas asique espérame mucho, tqm♡

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