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Al retomar energías, Ben y Mal se vistieron y se quedaron acurrucados en la cama. En los próximos días sería el festival de Primavera, y como herederos de sus respectivos reinos, ambos tenían responsabilidades en la organización del evento. Ese año, el evento comenzaba en Auradon City y terminaba en la capital de Auroria, en el castillo de la monarquía Beauty Rose.

A pesar de sentir la presión de ser los futuros monarcas y que todo ya estuviera planeado, siempre se preocupaban por el bienestar tanto de Auradon como del Páramo (y en lo que Mal podía intervenir sobre el Inframundo). Por esa misma razón no habían huido aunque tantas veces lo hubieran considerado.

Sabían que tenían un deber con su pueblo y que lamentablemente sus acciones podían afectar todo. Por eso pasaron siete años desde que ambos confesaron sus sentimientos apenas siendo unos niños hasta que al fin tomaron la decisión de ser una pareja.

Cuando Hades, Maléfica, Bella y Adam arreglaron su compromiso ellos no tenían la suficiente edad como para entender la magnitud de ese trato. Sin embargo, fueron comprensivos para su corta edad y lo aceptaron.

Ninguno quería un matrimonio sin amor, porque sus padres si habían tenido la suerte de enamorarse de sus cónyuges poco antes de las bodas. Pero ellos se conocían de bebés, compartían los mismos amigos y hasta tenían gustos en común a pesar de ser tan diferentes en cuanto a personalidad. Simplemente se complementaban. Y por eso se sentían tan ofortunados por estar locamente enamorados del otro.

Justamente estaban teniendo una conversación sobre eso. Sentados uno frente al otro junto a la gran ventana de la habitación del príncipe. Él tenía las piernas colgando del asiento mientras que ella estaba sentada sobre sus rodillas, quedando a la misma altura.

-¿Te imaginas como sería esta situación si no nos conociéramos desde hace años? - le preguntó Mal.

-Bueno, tal vez no tendríamos la comunicación y confianza que nos tenemos ahora. Pero estoy seguro de que me habría sentido realmente atraído por ti y tu personalidad apenas nos presentaran.

Las mejillas de la pelimorada se encendieron en un tierno tono rosado. Ben llevó su mano hacia el pecho de ella, posando su mano sobre su corazón acelerado.

-Y estoy seguro de que aún lograría provocarte esto, así como tú lo provocas en mí.

Mal sonrió y tomó la mano de él, jugando con sus dedos.

-Eres un engreído cuando te lo propones, Florean- dijo con diversión.

Ben se rió.

-Pues tú no te quedas atrás, Igna.

Ella soltó una carcajada. Estuvieron apunto de besarse hasta que oyeron como alguien tocaba la puerta.

-Su alteza, lamento despertarlo, pero ya es hora de que se levante. Sus padres lo esperan en el gran comedor para el desayuno con la familia Underworld Dragkness.

Ambos se miraron, apunto de soltar una carcajada. Si supieran que se encontraban juntos desde poco antes de la medianoche...

-En unos instantes bajo, Lumière.

Oyeron como el hombre con marcado acento francés hacía un ruido de asentimiento y se alejaba. No aguantaron las ganas de reír cuando se encontraron a solas.

A pesar de la competitividad que podían tener sus padres en ocasiones, eran grandes amigos desde hace años. Sobre todo sus madres. Por esa misma razón Mal y sus progenitores acompañaron a Bella para recibir a su hijo y a su marido cuando estos últimos llegaron de su viaje.

-Hasta aquí llegó nuestro momento.

Mal rió al ver la expresión del castaño.

-Pero, dentro de tres días es el baile, de modo que podremos volver a vernos.

Ben sonrió.

-Está bien.

-Mi única condición para verte después esa noche es que bailes conmigo todas las canciones que puedas. ¿Ok?

El príncipe se rió y asintió.

La ojiverde se levantó, le dio un beso en la frente al chico y lo abrazó unos segundos antes de caminar hacia el pasadizo que comunicaba con su habitación al otro lado del piso. Los dos lo habían descubierto de niños cuando jugaban con sus amigos, y actualmente era su ventaja cada vez que querían estar juntos cuando Mal y sus padres visitaban el castillo.

Ben suspiró cuando ella se fue y se dispuso a arreglarse.

Al llegar cada uno a la mesa, con apenas un par de minutos de diferencia, para los cuatro adultos fue algo obvio el hecho de que sus hijos se habían visto antes - aunque no supieran precisamente con qué intenciones-. No le dieron importancia al asunto ya que sabían que no era la primera vez que pasaba.

-Y... ¿Quieren hablar de su pedida de mano? Están a punto de cumplir la mayoría de edad, así que tiene que ser pronto- dijo Bella.

Los jóvenes herederos se miraron.

-¿Qué día tendríamos que hacerlo? - preguntó Ben.

-Cuanto más pronto mejor. Preferiblemente el día del cierre del festival de primavera - contestó Maléfica.

Eso sería en poco menos de diez días.

La pareja se tomó las manos por debajo de la mesa. Estaban apunto de sellar su unión de manera oficial. El compromiso de gobernar dos reinos como un equipo. Cumplirían su sueño de casarse.

-Entonces será ese día- declaró Mal.

(...)

En el castillo de la familia real de Auroria, dos jóvenes se encontraban en un escenario no muy distinto en el que Ben y Mal se encontraban minutos atrás. Audrey reía a carcajadas mientras que Harry le hacía cosquillas.

Así es, la Princesa de Auroria mantenía una relación secreta nada más ni nada menos que con el preferido para ser el próximo capitán de la Guardia Real de Auradon.

Y como los futuros monarcas, ellos también se conocían desde antes de tener uso de consciencia. Con una conexión que creció conforme se hicieron mayores. Solo que la situación de ellos era muy distinta.

El ojiazul besó con cariño la mejilla de su amada cuando dejó de hacerle cosquillas.

-Momentos como este hacen que logre  olvidar el hecho de que pronto me comprometerán con alguien más.

Eso hizo que el semblante de Harry cambiará.

-Cielo, ya habíamos hablado de esto. Trataremos de encontrar la forma de que aceptan que pida tu mano. Después de todo, soy de familia noble y tu madre me adora.

La princesa sonrió de lado, solo que el gesto no le duró mucho.

-Sabes que ella no es quien me preocupa. Son mi abuela y mi padre quienes lo hacen- dijo, desanimada por ello.

El chico hizo que lo mirara.

-Haremos lo posible porque no nos separen. ¿Sí? - extendió sus brazos hacia ella.

Audrey asintió y se refugió en sus brazos. Lo único que les quedaba era tener fe en que sus esperanzas se volvieran realidad.

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Esto es una historia Beal, pero quería darle un protagonismo secundario a otra pareja.

Poco a poco verán como todo comienza a unirse.

Y aunque no sea fan de esta pareja, debo admitir que es interesante escribir sobre ellos.

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 17/08/2021.