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Era un día soleado en el reino de Auradon. El cielo era de un celeste hermoso, con nubes blancas flotando en el aire.

Los habitantes tanto de ese reino como de casi toda la nación apenas despertaban. Algunos ya estaban alistándose para sus labores del día, y otros ya tenían un buen rato trabajando.

En el castillo de la familia Beast habían dos personas que estaban despiertas desde el amanecer. Siendo más específicos, dos personas que se encontraban en los aposentos principales del lugar. La habitación del joven príncipe heredero estaba hecha un desastre. Con las cortinas ligeramente abiertas, un montón de ropa regada por el suelo, y hasta algunas sábanas también.

En la cama se encontraban los amantes protagonistas de esta historia. Lo único que se oía en toda la habitación eran los jadeos y gemidos que ambos soltaban.

Ben apoyó su cara sobre el pecho de Mal, tratando de regular su respiración. Ella tenía su cabeza apoyada en la almohada, con sus ojos cerrados y una gran sonrisa en sus labios a pesar del cansancio.

Se quedaron abrazados por un buen rato. Disfrutaban del calor y la comodidad que les brindaba la piel del otro. El chico se rodó hacia el costado, rodeando la cintura de la ojiverde con su brazo. Cuando ella levantó la mirada, su corazón se aceleró al ver el brillo en los ojos de Ben.

Lo tomó de las mejillas y plantó un suave y tierno beso en sus labios.

-Te extrañé mucho estos días. Odio cuando tu padre y tú salen a sus viajes de cacería- se quejó , haciendo un puchero.

Ben acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja.

-Si fuera por mí, pasaría todos mis días contigo de este modo - besó su frente- Pero como realeza lamentablemente ambos tenemos responsabilidades que debemos cumplir.

-Lo sé.

Mal suspiró y bajó la mirada, buscando su mano. El castaño acercó la suya y la entrelazó con la de ella.

-A veces solo me gustaría huir de todo esto. De la vida que han planeado para los dos sin ni siquiera consultarlo con nosotros.

-Hay que verle el lado bueno, dentro de esos planes está nuestro compromiso. Lo que significa que pronto podremos casarnos y dejar de oír los comentarios tontos de la corte, porque seremos una pareja aprobada por el reino.

Volvió a alzar la mirada, viéndolo directamente a los ojos. Una sonrisa se posó en sus labios rosados.

-Debo admitir que es algo excitante que la corte no apruebe que tengamos una relación antes de nuestro matrimonio. Porque de ese modo, podemos escabullirnos cada vez que queremos para vernos- dijo, mordiendo su labio inferior y mirándolo con coquetería.

Ben soltó una carcajada y la besó.

-Tienes razón. Aunque me encantaría poder poner pronto el anillo en tu dedo, estar casados de manera oficial y poder pasar el resto de la eternidad juntos.

-Pronto nuestro sueño se hará realidad, mi amor.

Él sonrió y besó sus nudillos.

-Pero aún sigo teniendo esa loca idea de huir. ¿Nunca has pensado en como serían nuestras vidas si no tuviéramos que seguir los pasos de nuestros padres? Podríamos ser libres y nadie nos juzgaría.

Ben lo pensó unos segundos. De una manera u otra ella tenía razón. Esa alianza entre sus padres fue la excusa perfecta para que los comprometieran y los convirtieran en los futuros gobernantes tanto de Auradon como del Páramo. Toda su vida estaba decidida, y aunque ambos se amaran genuinamente, habían riesgos de que alguna guerra entre sus reinos los separara.

Ninguno quería que eso pasara.

-Tal vez tengas razón -dijo- Deberíamos huir de esta ciudad, del reino. Escaparnos juntos y tener una vida tranquila y libre de impedimentos.

La pelimorada lo miró atentamente. Había sido su idea, pero mientras que más la expresaba en voz alta, más riesgosa sonaba.

-Hagamos un trato, si las cosas se ponen difíciles huiremos, solos. ¿De acuerdo?

Él asintió sin pensarlo, pero ella lo frenó.

-Si eso pasa, tendremos que asumir los riesgos. Probablemente tendremos que salir del país. Podrían encontrarnos. Posiblemente seríamos fugitivos durante mucho tiempo. Y eso significaría dejar atrás todo. A nuestras familias, a nuestros amigos y a nuestros reinos -hizo una pausa y apretó su mano- ¿Estarías dispuesto a renunciar a todo sólo por mí?

Ben la tomó del mentón, acariciando su rostro con delicadeza.

-Por ti estaría dispuesto a absolutamente todo. Te amo a ti, a ti y a nadie más, y eso nunca cambiará.

Los ojos de ella estaban llorosos. Sentía tanto amor hacia él que el simple hecho de que la amara y acompañara incondicionalmente significaba todo para ella.

-Yo también te amo, con todo mi corazón.

Los dos sonrieron y volvieron a besarse, sintiéndose como si fueran las únicas personas en el mundo.

Sus corazones pertenecían al otro eternamente.

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Primer capítulo ❤️

Espero que hasta ahora les esté gustando esta historia.

Como habrán visto, los capítulos serán bastante cortos.

Planeo terminar esto durante este próximo mes, así que crucemos los dedos porque pueda ser posible.

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 15/08/2021.

Editado el 08/04/2024.