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Habían pasado un par de meses desde esa noche tan dolorosa tanto como para Mal y Ben, como para Harry y Audrey.

La princesa del Páramo y el Inframundo apenas había salido de sus aposentos después de ese día. No se atrevía a presentarse en la mayoría de las reuniones que preparaban sus amigos, ni tampoco en los eventos de la realeza.

Deambulaba por los jardines y alrededores del castillo, así como en su interior. Leía, dibujaba, pasaba tiempo con sus padres y se centraba en aprender todo lo que necesitaba para su coronación en pocos meses.

Los rumores de que había estado apunto de comprometerse con Ben y lo que hizo la familia real de Auroria comenzaron a extenderse por todo el país. Habían personas que no lo creían, otras que transformaban los hechos y otras que no le daban importancia.

Y a raíz de todo eso, tanto Maléfica y Hades como ella misma habían tomado la decisión de adelantar su coronación como reina para el día de su cumpleaños número dieciocho. Querían demostrarle a Leah y Félipe que no se dejarían pisotear por ellos.

Evie, Carlos y Jay hacían todo lo posible por encontrar soluciones para la situación de sus dos amigos. Odiaban verla así de decaída y triste, porque aunque ante el reino ella estaba bien, por dentro estaba destrozada.

Y hacía habían pasado esos meses, con sus padres y su familia tratando de animarla y ella haciendo el esfuerzo por no hundirse más en su dolor.

Había tenido algo de contacto con Ben gracias a las pocas ocasiones que lo había visto. Sólo que sabía que aún no era lo suficientemente fuerte para mantener una verdadera conversación con él en persona.

Esa tarde había estado ocupada. Debía estudiar un montón de leyes tanto del Inframundo como del Páramo y del resto del país. Algunas estaban en inglés y otras en francés o en griego. Le dolía la cabeza de tantas horas haciendo anotaciones y leyendo, pero se sentía orgullosa de su trabajo. Al menos lograba distraerse de su tristeza.

Suspiró cuando al alzar la mirada se encontró con el guardapelos que le había regalado Ben. Lo mantenía junto a ella todas las noches, ya que aunque lo intentó, no pudo guardarlo junto con el resto de sus regalos en la caja escondida en su armario.

Estaba sentada en posición de flor de loto sobre su cama, con no menos de seis libros junto a ella y un cuaderno sobre sus piernas. Consultó su libreta de anotaciones para aclarar el significado de una de las palabras que aún no memorizaba. Iba a escribir sobre el cuaderno con su lápiz cuando oyó que alguien le daba tres golpes suaves a su puerta.

-Pase.

Percibió pasos y como la puerta se cerraba mientras que ella mantenía su vista fija en las líneas que llevaba escritas.

-Llegó esto para ti, Mally.

Levantó la mirada al darse cuenta que era su padre, quien le extendía un sobre y estaba frente a ella. Sus latidos se aceleraron al ver de donde provenía la carta, o más bien, la persona que la había escrito.

-Es la invitación para su boda con Audrey, ¿cierto? - preguntó desganada.

-Eso creíamos, hasta que tu madre y yo nos dimos cuenta de que estaba dirigida solamente a ti y no a toda la familia- contestó el dios.

Mal frunció el ceño.

-Sé que aún lo amas, hija. No pierdes nada con ver que quiere decirte.

La pelimorada bajó la mirada y tomó el sobre.

-Si quieres hablar de algo nos dices, ¿sí? Incluso podemos mandar a buscar a los chicos para que pasen tiempo contigo- le sugirió su padre.

Ella asintió con pocos ánimos. Hades besó su frente y le dio privacidad. Mal pasó varios minutos viendo el sobre, admirando la cuidada y perfecta caligrafía de Ben.

Se decidió por abrir el sobre. Sacó la hoja, inhalando y exhalando aire antes de leerla.

"Mal,

Sé que estos últimos meses han sido duros y difíciles para ti, porque también lo han sido para mí.

No tienes idea de cuantas noches he pasado en vela recordando nuestros momentos juntos. Desde que tengo uso de memoria hasta nuestra última noche juntos. Recuerdo tu risa, tu voz, tus brazos y caricias. Sueño con el futuro que siempre imaginamos pasar. Solo que al despertar, me encuentro con la cruda realidad.

No hemos hablado de verdad desde aquel día, no nos hemos besado desde esa noche. No nos hemos dicho cuanto nos amamos. No hemos hecho nada de lo que solíamos hacer.

Y eso me quema. Me hiere hasta el fondo de mi alma. Porque sé que aunque ambos nos hemos esforzado por encontrar una solución a este problema, la vida nos ha seguido poniendo obstáculos que han impedido nuestro reencuentro.

Así que decidí escribirte para recordarte lo mucho que te amo. Te amaré el resto de mis días, aunque no pueda estar contigo. Pase lo que pase eso nunca cambiará. Ruego porque algún día, así sea en otra vida, podamos volver a estar juntos.

Te amo, Mal. Mi corazón siempre te pertenecerá.

-Ben. "

Las lágrimas caían por los cachetes de Mal desde el momento en que empezó a leer la carta. Dejó la hoja a un lado de ella, no queriendo arruinarla por causa del llanto.

Se llevó una mano a la cara y empezó a sollozar con más fuerza. Sentía como si el aire le faltara. Tenía un nudo en la garganta y en el pecho. No había llorado así desde ese día.

Tanto tiempo había soñado con un futuro a su lado, y ahora eso jamás sucedería. Deseaba que sus palabras se hicieran realidad, y soñaba que algún día pudieran volver a estar juntos.

Pero simplemente era eso. Un sueño...

(...)

Mal despertó a mitad de la noche, con el corazón acelerado y su respiración alterada. Se dio la vuelta con cuidado, encontrándose con Ben. Suspiró aliviada al tenerlo junto a ella.

El castaño abrió poco a poco sus ojos, sonriéndole a su esposa cuando notó que lo miraba. Solo que no se esperaba verla con los sus hermosos ojos esmeralda llorosos.

-¿Todo bien, princesa? - le preguntó con delicadeza.

-Tuve una pesadilla. Una donde no estábamos juntos - hizo un puchero al tratar de no llorar por las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

Ben la acurrucó en su pecho.

-¿Qué pasaba en tu pesadilla?

Mal le contó todos los detalles. Como se había imaginado que se conocían de niños, sus momentos haciendo el amor, el momento en que les daban la mala noticia. Y por último, cuando ella leyó la carta que él le había escrito.

-Todo eso fue un sueño, pequeña. Estoy aquí contigo. Estamos casados y muy felices- le aseguró él.

-Lo sé, es solo que... Agh- sorbió su nariz y secó sus lágrimas- Odio ponerme así de sensible, y más a estas horas.

Ben se rió y besó su frente.

-Pero te pones sensible por una buena razón. ¿O no?

Mal sonrió cuando las manos de Ben se pasaron sobre su estómago. El bebé pateó al sentir el tacto de su papá.

-Me alegra que solo haya sido una pesadilla. Odiaría no tenerlos a ustedes dos.

El castaño la tomó de las mejillas con suavidad.

-Te amo, Mal.

-Y nosotros te amamos a ti, mi amor.

Mal sonrió cuando los labios de Ben se pegaron a los de ella.

Todo había sido un sueño salvaje y descabellado. O tal vez, había sido su realidad en otra línea temporal....

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Ahora entenderán porqué hace unos capítulos les dije: Siempre esperen lo inesperado.

Tardé mucho en decidirme por este final hasta el momento en que me senté a escribirlo.

Gracias por todo el apoyo y amor que le han dado a este pequeño proyecto ❤️

En un rato les subiré una sección de curiosidades sobre esta historia.

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 25/08/2021.