𝟬𝟲. Casa del arbol
...🔍
Debía tomar una decisión.
Ahora que sabia que Tewkesbury volvía a estar en peligro con el hombre del sombrero marrón rondando por las calles de Londres, no podia mirar hacia un costado. Ignorar lo que pasaba seria peligroso no solo para el chico, si no tambien para nosotras tres.
Mientras Violet ayudaba a Enola a cuidar sus heridas, me sente sobre la cama de la Holmes para acomodar mis ideas.
Tenia una dirección a la que ir para continuar con la busqueda de mi padre, pero el problema era que no estaba segura de si quería hacerlo. El hombre del bar me advirtió que quizás encontraría algo que no me me gustaría, y aunque quisiera negarlo eso me asustaba.
Quizás estaba usando el problema con Tewkesbury y el hombre que nos perseguía como excusa para abandonar mi plan, o quizás simplemente ya no quería que mi plan existiera porque me asustaba lo que le podría llegar a pasar al muchacho y quería ayudarlo.
No lograba ordenar mis pensamientos y sentí ganas de gritar. ¿Iba a continuar con mi plan para encontrar a mi verdadera familia o ayudaría al vizconde?
— Debemos buscar a Tewkesbury — me levante de golpe al tomar una decisión, deteniendo la conversación de las chicas —. Debemos encontrarlo y ayudarlo, o mas bien...salvarlo — sonreí mínimamente. Ambas parecieron pensarlo —. El nos necesita.
Enola se levanto del suelo con ayuda de Violet y se acercaron a mi.
— Tengo un plan — informo Enola.
Mi padre debería esperar.
Habíamos planeado durante el resto de la noche lo que haríamos. Era un plan sencillo si todo salía bien.
Nos encontrabamos en Basilwether Hall, hacienda ancestral y hogar del marqués de Basilwether, su tio, su madre, su abuela viuda, y su exagerada cantidad de sirvientes.
Enola y Violet entraban al hogar de Tewkesbury en un carruaje, preparadas para averiguar todo lo posible sobre el paradero del chico. Ambas estaban disfrazadas de viudas, algo que la Holmes sugirió.
Por otro lado, yo entre junto a un grupo de jardineros para tener acceso a los parques del hogar, ya que suponía que era donde Tewkesbury pasaba su tiempo.
El chico amaba los hongos,
las flores y todo lo que tuviera que ver.
¿No era sensato empezar a indagar
en algún espacio natural?
Acomode mi disfraz, el cual me hacia parecer cualquier otro sirviente del hogar y comence mi camino al bosque que rodeaba la casa. Pronto grandes arboles me rodearon y solo pude ver el color verde.
Examine los alrededores en busca de alguna pista y advertí en una gran rama que se había caído de un arbol y recorde lo que Tewkesbury nos contó, "Una rama se desprendió mientras recolectaba hongos". Toque el tronco caído y luego seguí mi camino hasta que divise hongos en el cesped. Sonreí al recordar la fascinación del muchacho por aquello.
Unos pasos mas adelante, una luz me cegó por unos segundos. Alce la vista y me encontre con una improvisada casa del arbol que contaba solo con el suelo. En el centro del espacio, colgaba una piedra de una rama, dando reflejos de luz cuando el viento la movía y el sol chocaba contra ella. Me sorprendió la bello que era.
Me acerque al gran arbol y sostuve la cuerda que estaba allí para subir a la casa. Agradecí llevar pantalones puestos, porque de otra forma se me complicaría subir.
Trepe hasta llegar a la cima. Golpee una compuerta de madera hasta que se abrió y pude subir finalmente a la casa.
— ¡Willow! — Enola y Violet me llamaron desde el pie del arbol. Mire hacia abajo y fruncí el ceño al ver que se habían quitado los disfraces de viudas para reemplazarlos por vestuarios de jardineros.
— ¿Qué sucedio? — grite para que lograran oírme debido a la distancia.
— No tuvimos suerte ahí dentro — me explico Violet —. ¿Qué haces ahí arriba?
— Solo... denme un segundo — observe el lugar, intentando conseguir alguna pista, pero me di por vencida automáticamente —. ¡Enola, ven aquí, por favor!
Enola era la detective. Había descubierto que ella sabia actuar bajo presión, algo que yo no podía hacer. En ese momento necesitaba que ella encontrara las pistas.
La chica subió sin tardar y empezó a fijarse en los detalles de todo. Me aparte para darle su espacio y en unos minutos parecio entender todo.
— Aquí es donde planeo todo. O tal vez eso quería que creyeran — observo unos mapas —. Los quería confundir. Por eso lo seguía el sombrero marrón. Pero, ¿cuál era el verdadero plan? — Enola me miro finalmente.
Alce una ceja y tome un pequeño libro que se encontraba algo escondido. Lo abrí y encontre un par de flores azules entre sus paginas. Sonreí y le entregue el libro a Enola para que pudiera verlo.
— Resulto ser mucho mas inteligente de lo que creí — susurre, asomándome por el hombro de la chica para espiar el libro.
Las flores marcaban una página en especial, la cual contenía la ubicación de un bello lugar donde Tewkesbury iría sin dudas.
Lo habíamos encontrado.
— No es tan estable como crees — una voz resonó y seguidamente un grito de susto proveniente de Violet nos sorprendió. Enola y yo caímos al suelo de la casa debido a la sorpresa —. Algunas ramas son sumamente caprichosas — nos asomamos por una esquina de la casa y divisamos a la abuela del vizconde junto a mi hermana —. Buenos días, me parece que ya nos conocimos, pero estaban vestidas diferente.
— Ya habían descubierto esto, ¿verdad? — Enola quiso saber, refiriéndose a la casa del árbol del vizconde.
Tome la soga que colgaba del árbol nuevamente, esta vez para bajar de la casa. Cuando mis pies tocaron el cesped, me acerque a Violet y permanecí a su lado ya que continuaba asustada.
— Lo encontramos hace algunos días — la mujer le explico —. ¿Te molestaría bajar? — Enola le hizo caso y empezó a bajar de la casa —. ¿Tienes algo que reportarle a tu jefe?
Fruncí el ceño sin saber a que se refería. Violet noto mi confusión y susurro el nombre "Sherlock" . Entendí que le habian mentido a la señora sobre porque estábamos aquí, usando al hermano de Enola para aquello.
— No. Sherlock. Es probable que quiera venir — mintió Enola.
— ¿Cómo dijeron que se llamaban?
— Soy May. May Beatrice Posy. Ella es Anastasia Bradbury — señalo a Violet y luego me señalo a mi —, y ella es nuestra acompañante.
Contuve una mueca divertida que nos podría delatar y las tres caminamos junto a la mujer, la cual nos guió por el bosque.
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