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𝟬𝟯. Flores e historias


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Habíamos estado caminando apenas por cinco minutos y Violet ya había comenzado a quejarse. No podia culparla, ya que casi nunca salía de su casa, trabajaba o algo parecido, se limitaba a ir a bailes y cosas sencillas que pasaban pocas veces.

Yo, a diferencia de mi hermana, las ultimas semanas había trabajado duro para poder llevar a cabo el plan, asi que había desarrollado bastante resistencia física.

— Debes saber que arruinaste la fase tres de mi plan — la chica desconocida le reprocho a Tewkesbury mientras caminaba a mi lado dando pisotones con enfado.

— ¿Tu fase tres? Creo que, literalmente, arruino todo mi plan — mire a la chica y señale al muchacho, estando igual de enojada que ella.

— ¿Fase? ¿Plan? Oigan, ¿quiénes son? — Tewkesbury se mostro confuso y me negué a decirle aquello, no le interesaba —. Creo que despues de nuestro encuentro con la muerte merezco saber sus nombres.

— Soy Violet Brunetti. Y ella es mi hermana, Willow — Violet nos presento a ambas y detuve mi andar para voltear a verla con enfado.

— ¡Violet! — negué con la cabeza, sabiendo que mi plan peligraba aun mas. Continué caminando y golpee débilmente el hombro del muchacho para que me prestara atención —. Olvida lo que ella dijo.

— Esta bien, Willow, no dire nada — me hizo saber y me lleve las manos a la cabeza con exasperación.

— ¡Olvídalo! — casi grite y me aleje lo mas que pude de el.

— ¿Cómo te llamas? — Violet miro a la desconocida.

— Enola Holmes.

Automáticamente descifre porque me había dado esa mirada cuando mencione a Sherlock. Despues abrí los ojos asombrada, era una Holmes, eso era genial.

— Holmes. ¿Cómo Sherlock? — el vizconde se sorprendio.

— Y estoy encubierta, asi que olvida esa parte de la información.

— ¿Encubierta trabajando para el?

— Mas bien escapando de el, ¿no? — cuestione, volviendo a caminar a la par de Enola.

Otra cosa que descifre gracias a su reacción en el tren. Se había puesto nerviosa por un segundo cuando mencione a Sherlock. Luego intento ocultarlo, pero yo podía ver los pequeños detalles.

— Si, así es — confeso —. ¿Y tu? ¿de que escapas?

¿Era seguro decirle?
No lo sabia, pero ella nos había
contado su historia, y me sentía
en deuda de contarle la mía.

— De mis padres adoptivos. Aunque en realidad no escapo, busco a alguien — murmure, arremangándome la camisa hasta los hombros, estaba haciendo bastante calor.

— Si, yo tambien — Enola susurro como si me lo contara solo a mi. Asentí con la cabeza entendiéndola.

— Es por eso que estan vestidas de hombres — volvió a hablar Tewkesbury, y como lo hizo repetidas veces, abrió la boca para decir una tontearía.

— Es por eso que no dirás nada — Enola lo detuvo de un empujon y a su vez todos dejamos de caminar.

— Me sorprende lo lento que eres para darte cuenta de las cosas, Tewkesbury — admití con una sonrisa burlona, el me vio con una mueca.

— ¿Entonces? — Holmes le pregunto al muchacho.

— ¿Que? — musito el con confusión.

— ¿Gracias? Tendrías que darme las gracias — señalo hacia donde anteriormente estaban el tren y el hombre que intento matarlo. El vizconde continuo sin entender.

— ¿Porque?

Enola miro hacia otro lado sin poder creerlo y siguió caminando, dejandonos atrás.

— Oye, tu tambien deberías agradecerme — mire a Violet con gracia, ella rodando los ojos tomo un brazo de Tewkesbury y lo obligo a caminar detrás de Enola, ya que el chico se había perdido en sus pensamientos. Los seguí soltando una risa por lo bajo.

Esta vez, ninguno hablo con el otro, y en silencio pude detallar los alrededores. Solo podía ver cesped y algunos arboles. Estabamos en medio de la nada, sin suministros, y sin saber a donde ir.


Había perdido la cuenta del tiempo que llevábamos caminando, y en ese momento ya nos encontrábamos todos agotados. Había comenzado a anochecer y seguíamos sin saber que hacer.

— Hay que encontrar donde dormir — Enola dijo lo que todos pensábamos.

— Hay que encontrar que comer — asintió el chico.

— Pero no tenemos comida — opino Violet.

— Claro que si — el vizconde sonrio y señalo una planta de por ahí —. Arctium lappa, que conoces como bardana. Muy sabrosa. Y hay Trifolium, tréboles — siguió señalando plantas y explicándonos que eran. Alce ambas cejas con sorpresa —. ¿Y eso será...? ¡Si, lo sabia! ¡Hongos! — tomo uno con emocion y nos lo enseño —. Agaricus lanipes. Deliciosos — me entrego el hongo ya que era la que mas cerca estaba de el y lo examine con una sonrisa —. Si alguna sabe hacer una fogata, nos preparare un banquete.

Todas aceptamos y Violet siguió caminando junto a Enola. Me acerque a las plantas y me arrodille para verlas mas de cerca. Tewkesbury imito mi acción y quedo a mi lado.

— ¿Cómo se que no son venenosos?

— No lo son — me respondió con una sonrisa.

— Muy bien, tomemos algunos — accedí. El me indico que planta podría servir para comer y las fui recolectando al igual que el —. Entonces, ¿eres un aficionado por las plantas o algo así?

— Algo así. Si sabes apreciarlas, te pueden fascinar. Se todo sobre todo tipo, hongos, flores... — explico con tal emoción que me pareció tierno.

Tome la chaqueta que había atado a mi cintura con anterioridad y la use como bolsa para transportar las plantas que ibamos seleccionando.

— Me sorprendes — admití.

— En serio, no soy tan tonto — me observo y no pude evitar sonreír. Seguimos recolectando hongos y el sol comenzo a desaparecer completamente —. Te llamas como una flor, y tu hermana también, ¿a tus padres les gustan las flores?

— Mis padres adoptivos tenían un gran jardín, repleto de flores que cuidaban unicamente los jardineros. Ellos se creían grandes admiradores de las flores, aunque no hacían nada por ellas — deje salir una risa —. Nada como tu, creo que solo sabían tres nombres de plantas — continue explicando y Tewkesbury me escucho atentamente —. Nuestros nombres fueron producto de la poca imaginación que tienen, pero curiosamente el significado de las flores se apegan a nuestras personalidades.

— La violetas pueden representar humildad, dedicación, virtud y fidelidad. Mientras que las Willow suelen entregarse a personas con autocompasión, resentimiento, injusticia y rencor. Victimas del destino, tienen la sensacion de haber sido engañados por la vida. ¿Así es? — describió las flores con calma, sin ser consiente de lo que ocasionaba en mi, y luego espero inocentemente una afirmación.

El chico me sorprendio al saber sus significados y usos, no espere que supiera tanto sobre ellas. Me sentí expuesta.

— Anocheció — anuncie. Tome mi chaqueta repleta de plantas para cenar y me levante —. Debemos buscar a las chicas.

Tewkesbury frunció el ceño sin comprender porque nuevamente adaptaba mi tono serio al hablar. Se levanto y me siguió de cerca mientras reanudábamos nuestro camino.

No era mi intención encerrarme en mi misma una vez mas, pero no podia evitarlo. Cuando me sentía vulnerable, solía esconderme de los que me rodeaban. Sea cual sea la situación.


Cuando volvimos con las chicas, ellas ya se habían encargado de hacer la fogata en medio de un bosque, lo que le facilito al vizconde cocinar lo que recolectamos.

Violet y Enola parecieron haber charlado bastante durante nuestra ausencia, ya que las veía mas cómodas estando junto a la otra. Siendo sincera, Tewkesbury y yo habríamos estado de la misma forma si yo no me hubiera encerrado en mi burbuja.

El chico había terminado de cocinar para todas y debía aceptar que todo estaba realmente delicioso. ¿Cómo un par de plantas podían saber tan bien?

Comí en silencio hasta que en un momento note como Tewkesbury me observaba desde su lugar en el cesped, fruncí el ceño sin comprender y el señalo la comida en mis manos. Se me escapo una risa al darme cuenta que esperaba algún tipo de aprobación y alce el pulgar de mi mano derecha para darle a entender que todo estaba muy bien. Me sonrio y sentí que otra vez estaba a punto de bajar la guardia con el.

— Estuve pensando. Creo que tienes que disfrazarte un poco. ¿Qué opinas de tu cabello? — Enola hablo, interponiéndose en nuestro juego de miradas. El muchacho alejo la vista de mi y se dirigió a ella.

— Nunca me ha importado. Córtalo con cuchillo, como el que traes — le hizo saber y Holmes no tardo en buscar una piedra para afilar su cuchillo —. ¿Quién te enseño a afilar así?

— Mi madre — Enola observo el cuchillo con nostalgia.

— Tu madre es muy diferente a la mía — murmuro Violet y la chica le sonrio.

— ¿Quién te enseño sobre flores y hierbas? — me dirigí al vizconde cuando termine de comer un ultimo hongo.

— Mi padre.

— No conocí mucho a mi padre — nos conto Enola. Agache la cabeza cuando el tema se volvió algo de lo que no quería hablar.

— El mío tambien murio.

— Lo lamento — todos dijimos en unisono, Violet y yo sintiéndonos mal por los dos jovenes.

— ¿Por qué huyeron de sus casas? — Tewkesbury nos pregunto.

— Querían enviarme a un instituto para señoritas — comente apilando un par de piedras que se encontraban a mi alcance con desinteres.

— Yo tampoco quería ir a la escuela de modales de la Srta. Harrison para señoritas — Enola rio mientras lo decía y reí a su vez. Me sorprendió que hubiéramos escapado por lo mismo.

— Yo solo seguí a Willow — comento Violet y todos reímos. Pase un brazo alrededor de mi hermana y ella recosto su cabeza en mi hombro con notable cansancio —. Tewkesbury, ¿por qué huiste?

— Bueno, una rama se desprendió mientras recolectaba hongos. Debió aplastarme, pero pude esquivarla y me di cuenta... — el chico dejo de hablar derrepente y Enola, quien ya había comenzado a cortarle el cabello, dejo de hacerlo para escucharlo atentamente.

— ¿De que? — indague.

— Se reirán de mi.

— Claro que no — Enola fue la que hablo y yo negué con la cabeza.

— Vi mi vida pasar frente a mi. Estaba por tomar mi lugar en la Cámara de los Lores. Y tengo ideas de como hacer progresar al estado, pero mi familia quiere que me una al ejercito y que vaya al extranjero igual que mi tío. Y entendí que me asusta el solo pensar que voy a odiar cada segundo del resto de mi vida — nos explico finalmente.

— ¿Por qué nos reiríamos? — susurro Violet a punto de quedarse dormida.

— ¿No sueno patético?

— Por supuesto que no — negué.

— ¿Por qué te iban a enviar a ese colegio? — el vizconde dirigió su mirada hacia mi y trague saliva duramente.

— Supongo que hace tiempo buscaban una excusa para deshacerse de mi — sonreí volviendo el momento algo menos incomodo. No estaba lista para contarles totalmente el porque de mi huida.

— ¿Y tu, Enola? — Tewkesbury entendió que no quería decirlo aun y fijo su atención en la Holmes.

— Tenemos que irnos rápido cuando amanezca. El hombre del sombrero debe estarnos persiguiendo... — esquivó el tema al igual que yo.

— ¿Y cuales son sus destinos? Yo voy a... — el chico interrumpió a Enola para preguntarnos y ella lo interrumpió a el.

— Londres.

— Tambien vamos ahí — les hice saber y Enola asintió.

— Deberiamos quedarnos juntos. Si quieren, si quieres... — al decir lo ultimo me observo y agache la cabeza, sin saber como reaccionar a aquello.

— No podemos — musite.

— Llegando a Londres nos separaremos, ¿entendido? — demando Enola y todos terminamos asintiendo. Camino detrás de el y tironeo su cabello para seguir cortándoselo.

— ¿Tienes que ser tan brutal con el cabello? — se quejo el muchacho por los tirones que recibía.

— Si — declaro la chica.

Y con eso, lo ultimo que escucho Violet antes de caer dormida fueron nuestras risas.

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