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𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

永遠の|Timeless
Todoroki Shōto fanfiction

El avión terminó de aterrizar en la enorme pista del aeropuerto, y de inmediato todos los trabajadores abordo empezaron a preparar a los pasajeros para desabordar cuando llegase el momento. El anuncio fue transmitido por los parlantes, haciendo que más de uno empezara a prepararse para salir del avión. La azafata recorrió el pasillo para asegurarse de que todos estuviesen despiertos, y de inmediato se detuvo cuando sus ojos captaron a dos adormilados chicos que, aparentemente, no escucharon el comunicado anterior.

Con elegancia caminó hacía ellos, inclinandose un poco para observarlos mejor. Se sorprendió un poco al ver el increíble parecido que compartían ambos adolecentes, notando como única diferencia el hecho de que eran de sexos diferentes. Supuso en ese instante que se trataba de un par de mellizos, y sin darle tantas vueltas al asunto, estiró su mano para toquetear el hombro de la muchacha.

—Señorita, ya estamos por desabordar el avión. Despierte, por favor —musita dulcemente, recibiendo solo gruñidos como respuesta—. Señorita...

La pelirroja entreabrió los ojos fastidiada, observando con la vista borrosa la difuminada figura de la mujer. En ese instante recordó en donde se encontraba, pero sus ganas de dormir eran mucho mayores que las de aterrizar—Nosotros esperaremos a que todos los demás se bajen.—murmuró, cerrando nuevamente los ojos sin esperar respuesta alguna.

La azafata frunció el ceño irritada, resignandose con ella para dirigirse esta vez al muchacho—Jovencito-...

—Nosotros esperaremos a que todos los demás se bajen.—contestó lo mismo que su hermana, sin siquiera haberla escuchado cuando lo dijo.

Un suspiro pesado se escapó de los labios de la mujer, y al ver que tan cansados se veían ambos, decidió dejarlos descansar un poco mientras los otros pasajeros terminaban de bajar. Ambos hermanos sonrieron al escuchar como la mujer se alejaba de ellos, y con satisfacción se acomodaron en sus asientos para volver a dormir.

Pero aquella felicidad no les duró mucho.

El tono de llamada de un teléfono empezó a sonar escandalosamente, haciendo que de mala gana ambos abrieran los ojos. La muchacha frunció el ceño observando a su hermano, quien inmediatamente le devolvió la mirada—Apaga eso.—dijeron al unisono, resoplando segundos después.

—No es mío, mi teléfono está en modo avión.—masculló la fémina, ganándose una risa irónica de su parte.

—Tampoco es mío, no me gusta Chayanne.—replicó, arrugando el entrecejo al escuchar la, en su opinión personal, desagradable canción interpretada por el hombre.

La chica torció los labios, llevándose una mano al abrigo para sacar de este su teléfono celular. Suspiró al darse cuenta de que su modo avión no estaba tan activo como ella creía, y con flojera contestó la llamada entrante—¿Hola?—habló, golpeándose internamente por no haber verificado el número antes de atender.

—Haruka —saludó su padre, haciendo que inconcientemente sonriera—. ¿Dónde están? Escuché por los parlantes que tu vuelo ya aterrizó.

La pelirroja observó por primera vez sus alrededores, percatandose de que ambos eran los únicos pasajeros que seguían abordo del avión. Aún sin responder la pregunta de su progenitor, se levantó de su asiento para empezar a buscar sus cosas en el compartimiento de arriba—Estarémos ahí en un momento, ¿vienes solo?

—No, mi alumno viene conmigo —responde, suspirando cortamente—. Dense prisa, los espero.

La llamada se cortó, así que guardó su celular para tomar sus cosas. Su hermano la imitó con rapidez, y juntos caminaron hacía la puerta para bajar las enormes escaleras que daban a tierra firme. Ambos inhalaron profundamente el contaminado aire que los rodeaba, y con unas enormes sonrisas emprendieron su camino para buscar sus respectivas maletas.

Una vez las tuvieron a mano, empezaron a recorrer el aeropuerto en busca de la salida. Algo desorientados, se acercaron a uno de los guardias, quien inmediatamente se giró para atenderlos—Disculpe, ¿podría decirnos dónde queda la salida?—pidió amablemente el varón, a lo que el señor asintió mientras apuntaba la dirección.

—Massugu susumi, saisho no kaidan o orite, migi ni arukimasu.—les indicó, haciendo que se quedaran pasmados al no comprender muy bien lo que dijo.

Ambos sabían hablar japonés gracias a todos los cursos y clases que tomaron durante casi toda su niñez, pero escucharlo tan repentinamente los dejó sumamente desconcertados. La vergüenza terminó por vencer, y ninguno tuvo el valor de pedirle al hombre que repitiera todo nuevamente—G-Gracias, es decir, huh... ¿Arigato?—balbuceó la chica, sonriendo forzosamente antes de tomar a su hermano por el brazo para arrastrarlo junto a ella.

El pelirrojo paró abruptamente cuando ya estuvieron bastante alejados del guardia, observando a su hermana con una mueca de incomodidad—Había olvidado que los Japoneses hablan Japonés.—murmura, a lo que ella suspiró pesadamente.

—Si, y tampoco tienen subtitulos como en los animes —musita, bajando tristemente los hombros—. ¿Lograste entender algo?

—Pues... "Sigan derecho" y luego al final creo que dijo "caminen a la derecha"—contestó poco convencido, a lo que ella musitó un sonido pensativo.

—Yo entendí que dijo "Bajen las primeras escaleras"—murmuró, llevándose una mano al mentón—. Si unimos todo, diría algo como...

—Sigan derecho, bajen las primeras escaleras y caminen a la derecha, ¿no?—asiente el chico, a lo que ella chasqueó los dedos mientras sonreía—. Vayamos entonces.

Ambos jóvenes emprendieron el camino que el guardia les indicó, notando poco después que en casi todos lados habían carteles traducidos en Inglés que indicaban la salida sin tanto enrollo. Sintiéndose algo estúpidos, terminaron de cruzar las enormes puertas que daban al exterior.

La chica observó con curiosidad todo lo que la rodeaba. Sabía, gracias a todos los vídeos e imágenes que su padre solía mandarle, como era más o menos la ciudad de Musutafu, pero esta era la primera vez que la apreciaba con sus propios ojos. Toda su vida había querido viajar para conocer el país natal de su progenitor, y por suerte, su pequeño sueño se había cumplido mucho antes de lo que pensaba.

Estaba en Japón, y desde ahora ella y su hermano vivirían con el hombre que los concibió hace quince años.

—¡Esto es tan emocionante!, ¿no lo crees?—comenta su hermano, girando la cabeza en diferentes direcciones—, ¿dónde está la niña que me dirá Onii-chan y el lagarto gigante que destruirá la ciudad?—cuestiona entusiasmado, ganandose una risa de su parte.

—Seguro papá los trae en su auto —responde, señalando el automóvil en el cual, se encontraba recostado el hombre. Este sintió una mirada puesta sobre su persona, y cuando sus ojos se conectaron con los de su hija menor, inmediatamente se enderezó para caminar hacía ellos—. Vamos, ya nos vió.

El peliverde empezó a sentir como sus piernas flaqueaban con cada paso que daba hacía sus hijos. Estaba nervioso, esta sería la primera vez que estuviese completamente a cargo de ellos, y temía no poder cumplir con las, seguramente altas, expectativas que tenían los muchachos en él. Por esa misma razón decidió traer a su joven pupilo consigo, ya que tenía la esperanza de que una cara amigable y sonriente como la suya pudiese ayudarlo a aligerar el ambiente.

Pero el muy idiota se había ido al baño segundos antes de que sus hijos salieran del aeropuerto.

Tragó saliva cuando solo faltaban un par de pasos para llegar frente a ellos, y con tensos movimientos elevó su mano para llevársela a la nuca—Chicos, están muy gran-...

—¡Papá!—exclamaron ambos al unisono, dejando a un lado sus pertenencias para saltar a los delgados brazos del hombre.

Este los recibió con algo de dificultad, embozando una leve sonrisa mientras colocaba ambas manos en las pelirrojas cabelleras de sus hijos. No se había dado cuenta de lo mucho que extrañaba tenerlos cerca, y ahora que estaban juntos nuevamente, se aseguraría de atesorar todos los momentos que compartieran de ahora en adelante.

—Sir... veo que no mintió cuando dijo que eran mellizos.—comentó el rubio, inspeccionando atentamente el rostro de ambos jóvenes.

Mirai frunció el ceño desconcertado, tomandolo por el cuello de su camisa para alejarlo de sus hijos—¿Por qué mentiría con eso, Mirio?

El aspirante a héroe se encogió de hombros, embozando una de sus brillantes sonrisas—No lo sé, usted siempre hace chistes raros.

Ambos hermanos soltaron una alegre risa, dejándose contagiar por el animado entusiasmo de su nuevo senpai. Durante todo el trayecto hacía la residencia Sasaki, el rubio no había dejado de parlotear sobre lo mucho que le gustaría viajar a América, mencionando cada uno de los países que le llamaban la atención. Era un chico bastante simpático y divertido, todo lo que esperaban del pupilo de su padre.

—Papá tampoco mintió al decir que eres muy hiperactivo.—comenta el varón, ganandose una tímida mueca de Togata.

—Jeje... supongo que es cierto —susurra, rascando su mejilla con su dedo indice. Sacudió la cabeza para dejar atrás aquel tema, volviendo a sonreír animadamente—. Sir me contó que ambos son aspirantes a héroe, ¿cuáles son sus quirks?

Los dos abrieron la boca para responder, intercambiando miradas para decidir quién lo haría primero. Finalmente el chico se encogió de hombros, dándole la palabra a su hermana—El mío se llama Time Control; puedo detener, atrasar y adelantar el tiempo algunos segundos.

Mirio ensanchó los ojos impresionado, acercándose más a la muchacha—¡Eso suena súper genial, Haruka-chan!

La chica sonrió con suficiencia, mientras sus mejillas adquirían un leve tono carmesí—S-Supongo que si lo es.—asiente, a lo que su hermano soltó un pesado bufido.

—Si, si, como sea —musitó, dando un paso al frente para cubrirla con su cuerpo—. El mío se llama Time change; puedo saltar en el tiempo prácticamente.

—¡Asombroso, Haru-kun!—exclamó nuevamente el rubio, ganandose una sonrisa del muchacho y un mohín de Haruka—. Veo que ambos tienen quirks relacionados con el tiempo, ¿heredaron eso de Sir Nighteye?—cuestiona, a lo que ambos ladearon la cabeza antes de asentir—. ¡Genial, seguro son muy talentosos!

—Yo si lo soy.—respondieron ambos al unisono, intercambiando malas miradas segundos después.

La chica se arrimó hacía un lado para esquivar a su hermano, colocándose delante de él nuevamente—¿Y cuál es su quirk, senpai?

Aquella pregunta lo hizo sonreír ampliamente, y con el ánimo por las nubes levantó su dedo pulgar para proceder con su respuesta—¡Penetración!

Ambos jóvenes fruncieron las cejas, pensando únicamente en lo extraño que se escuchaba aquel poder—¿Eh?, ¿qué clase de quirk pervertido es ese? Haruka, alejate de él.—ordenó el varón, a lo que su hermana inmediatamente dió un paso hacía atrás para alejarse del rubio.

Mirio ensanchó levemente los ojos, apresurandose en aclarar todo lo relacionado con su quirk. Ambos jovenes observaron con asombro como el rubio atravesaba el sofá con su mano derecha, escuchando como este seguía explicando las ventajas y desventajas que tenía dicho poder.

Sin duda alguna, era un chico asombroso.

El peliverde entró nuevamente a la sala con una bandeja en la cual reposaban cuatro tazas de té. La dejó sobre la mesita de centro mientras escuchaba como su alumno conversaba animadamente con sus hijos. No le sorprendía en absoluto que haya congeniado con ambos, ya que hasta el sol de hoy, no conocía a una sola persona que Mirio no haya logrado cautivar con sus encantos.

Eso era algo bueno, ya que tenía la certeza de que estarían bien cuidados cuando ingresaran a la Academia

—Les recomiendo que descansen hoy —habla el héroe, cortando la animada conversación que mantenían los tres—, mañana harán el examen de ingreso en la U.A.

El par de hermanos asintió cortamente, mientras la sonrisa de Togata se hacía presente una vez más—¿¡Ingresarán a la U.A!?—cuestiona, a lo que todos asintieron—¡Genial! Si fuesen trillizos en vez de mellizos, podrían ser los próximos tres grandes.

Haru sonrió ladinamente, estirando su brazo para pasarlo sobre los hombros de su hermana—Nosotros somos los Mellizos Fantásticos, y no, no me copié de los gemelos de DC Cómics. Nuestro nombre es completamente original.

Su hermana alzó una ceja desconcertada, asintiendo con la cabeza para no dejar mal a su hermano. Desvío la mirada hacía su padre, volviendo a repasar mentalmente el anuncio que hizo hace algunos segundos—Pensaba que entraríamos por recomendación —comenta, frunciendo el ceño—. ¿No quisiste recomendarnos? Eso es muy poco heróico de tu parte.

El héroe rodó los ojos, dejando su taza de té para prestarle atención—Los alumnos recomendados también realizan un examen, sobre todo cuando estos ingresan casi dos meses después que el resto.

El par curvó una mueca al escuchar aquello, pensando en todas las tareas atrasadas que deberían entregar una vez se formalizara la inscripción. La razón de este pequeño atraso era algo que se escapaba de sus manos, ya que en Estados Unidos las clases terminaban algunos meses después que aquí, y no podían irse del país sin terminar antes la escuela media. Por suerte, el director Nezu no tuvo ningún problema con esperarlos, ya que había quedado cautivado con las notas y habilidades que los muchachos mostraban en sus respectivos informes académicos.

Solo debían aprobar el examen de ingreso y, oficialmente, serían estudiantes en la Academia de héroes más prestigiosa de Japón.

HOLA (。•̀ᴗ-)✧ Aquí les traigo otro fanfic hecho con mucho amor. Desde hace tiempo tenía ganas de escribir algo decente sobre mi bb Shōto, y luego de dibujar y escribir durante una semana, aquí está parte del resultado.

Soy un asco haciendo introducciones, prólogos, prefacios y todo lo similar a eso. Algún día esta parte se convertirá en el cap 000 y haré algo más decente, lo juro:(

Bueno, en fin. Espero que les guste todo lo que vieron y están por ver. No olviden votar y dejarme su opinión en cada capítulo, me hace muy feliz leerlos :')

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