Me encanta dibujar relámpagos.

Fawn Pov

━━¿Por qué está todo tan polvoriento?. - murmuré.

Limpié el polvo de otra caja y leí la etiqueta: "1920-1930". Suspiré aliviada. Estaba haciendo un informe sobre la historia de Luisina y necesitaba encontrar información de los años 20.

También me alegré de poder salir finalmente de este sótano de la biblioteca abandonada. Por Dios, olía a moho y hongos, y ni hablar del aire húmedo que se sentía.

━━Te tengo. - murmuré mientras quitaba suavemente la tapa de la caja. Parecía antigua y realmente no quería pagar por nada de esto, así que tenía que tener cuidado.

Dentro había periódicos amarillentos, cintas y lo que parecían ser discos. Volví a tapar la caja y la arrastré por las húmedas escaleras de cemento. Cuando llegué a la puerta, la abrí con mi hombro y respiré profundamente el aire fresco. O... al menos era mejor que el aire del sótano.

La biblioteca se había oscurecido desde que el sol comenzaba a ponerse. Cuando la bibliotecaria me vio, sonrió cálidamente.

━━¿Encontraste todo lo que necesitabas, cariño?. - dijo felizmente mientras yo me acercaba al escritorio.

━━¡Sí!. - Exhalé, dejé la caja y coloqué mis manos en mis caderas. Soplé aire desde mis labios hacia mi cabello, moviendo ligeramente el mechón que había caído frente a mi cara.

━━ Eso es simplemente maravilloso. - tarareó la amable mujer de mediana edad y escaneó el código de barras que yacía en el costado de la caja. Eso era lo único que parecía nuevo.

━━Bueno, tendrás que devolverme esto en un mes, ¡eso sería todo!. - ella chirrió y yo le sonreí antes de levantar la caja una vez más.

━━¡Gracias!

En el camino a casa, sentí una sensación extraña en la parte posterior de mi cabeza, como si algo estuviera mal. Lo descarté, atribuyéndolo a mi ansiedad.

Al llegar, abrí la puerta de un golpe con la cadera y luego procedí a cerrarla con el pie.

Con un profundo suspiro, dejé caer la caja sobre mi mesa de café y me dejé caer en mi sofá de cuero usado.

El polvo se levantó por todas partes en el momento en que dejé caer la caja. Farfullé, agité las manos para quitar el exceso de polvo y tosí. Después de mi pequeño desorden, me incliné hacia adelante y quité la tapa de la caja una vez más, retirando con cuidado su contenido.

Los papeles los coloqué a la izquierda, los casetes a la derecha y los discos extraños que encontré los dejé en la caja.

Tomé entre mis manos el primer papel.

☰ 21 de noviembre de 1920

En este artículo no había mucha información útil. Sin acontecimientos discordantes, solo un poco de política y algunos crímenes aquí y allá.

Hubo un robo y atraparon al tipo que lo cometió el mismo día. Qué idiota.

Dejé ese papel y pasé al siguiente.

☰ 5 de enero de 1921

Este es interesante.

Un doble asesinato.

Una madre y un padre fueron asesinados a puñaladas en su casa de campo, pero al parecer nadie fue condenado.

Según esto, su hijo llegó a casa del trabajo y los encontró muertos. ¡Qué horrible!

Anoté los acontecimientos con viñetas en mi libreta y seguí adelante.

━━ Bien, este también es interesante. Es exactamente del mismo año.

Dos asesinatos más.

La noticia causó gran revuelo por todos los asesinatos y llegó a primera plana. Pasé al siguiente artículo...

...Más asesinatos...

Hojeé la mayoría de los periódicos.

"Joven muerto estrangulado en un arroyo..."

"Joven encontrado despedazado en el bosque..."

"Hombre encontrado muerto a golpes y amordazado dentro de su casa..."

A medida que pasaron los años, los asesinatos se hicieron más frecuentes y más violentos. Al final de la pila, mi corazón latía rápidamente.

Mi mano comenzó a temblar cuando recogí el último papel.

☰ 31 de octubre de 1930

El mercado de valores se derrumbó el año anterior. Los asesinatos se calmaron después de que eso sucedió, pero ahora, al leer aquel titular, se me heló la sangre.

"5 muertos encontrados, los cadáveres mutilados. ¡Oh, la humanidad! ¿Cuándo atraparán a este asesino?"

Mierda.

No tenía idea de que Nueva Orleans tuviera un asesino en serie tan violento durante tantos años. Y pensar que nunca lo atraparon...

Me limpié las manos sudorosas en las piernas y tragué en seco para humedecer mi garganta seca.

Mis ojos se dirigieron a los casetes y tomé uno lentamente.

Después de todos esos papeles, ahora estaba asustada.

Mis ojos se abrieron y mi interés aumentó.

1925: ¡Alastor! Querida Nueva Orleans.

¿Qué significa eso?

Caminé hacia mi televisor y deslicé con cuidado el casete viejo, presioné el botón de reproducir después de haberlo introducido con cuidado. Mi televisor cobró vida y básicamente me hizo retroceder en el tiempo mientras las imágenes parpadeaban en la pantalla.

La entrecortada película en blanco y negro me hizo inclinar ligeramente la cabeza con intriga y un título apareció en la pantalla.

Era lo mismo que estaba escrito en la cinta, solo que en letras más grandes y cursivas.

La película se volvió negra y luego volvió a mostrar un edificio. Tenía una antena ridículamente grande encima, mis ojos se abrieron, reconocí aquel edificio.

Era la biblioteca.

Ya no tenía la antena en la actualidad, pero mientras se reproducía la cinta, me di cuenta de que solía ser una estación de radio.

Una voz comenzó a sonar en la cinta, sobresaltándome. Supongo que esto es solo una película antigua con las transmisiones de radio editadas, porque en 1925 no había sonido en una cinta.

La voz era la de un joven y empezó a hablar con suavidad.

━━ Buenos días, damas y caballeros. Aquí su locutor favorito, Alastor, y espero que todos nos estén sintonizando.

Su voz era seductora y tenía cierto encanto que me hizo sentir curiosidad. Algo andaba mal con eso... casi sonaba demasiado encantador.

Continuó hablando y la cinta eran solo fragmentos del edificio de radio y el estudio de grabación.

De repente, apareció un hombre en la pantalla. Tenía las manos detrás de la espalda y unas piernas muy largas.

Lo miré y él sonrió a la cámara, agitando la mano.

La cinta entrecortada hizo que todo pareciera moverse un poco más rápido de lo normal, dando la ilusión de una presentación de diapositivas.

El hombre se enderezó, se quitó sus pequeñas gafas y las acercó a su rostro. Tenía una de las sonrisas más encantadoras que creo haber visto en mi vida. Caninos afilados y perlas rectas que se alineaban en el interior de su boca.

La única forma de describirlo sería como un joven guapo de hoy en día. Excepto que parecía un tonto al mismo tiempo.

Llevaba puesto un chaleco, con una camisa de vestir oscuro debajo y tirantes para sujetar sus pantalones oscuros.

Sus ojos eran oscuros, al igual que su cabello. Su piel, si tuviera que adivinar, era morena, ya que en la imagen era como un gris neutro.

Su cabello era esponjoso y estaba peinado de manera linda.

Me encontré riendo mientras conducía con entusiasmo al camarógrafo por el estudio.

Fue entonces cuando me di cuenta de que debía ser Alastor quien estaba dando voz a la cinta. La voz en off no tenía nada que ver con la cinta y parecían ser transmisiones antiguas.

La voz encajaba perfectamente y ahora tenía un rostro, un nombre y una voz, haciendo más fácil imaginarlo. Mi cabeza estaba ahora menos confundida.

Anoté su nombre en mi libreta debajo de los casos de asesinatos. Él sería el tema de mi último párrafo.

El video llegó a su fin y él saludó a la cámara mientras poco a poco se volvía oscura. Me encontré devolviéndole el saludo, con una pequeña sonrisa en mi rostro.

Qué chico tan lindo.

Me levanté del sofá y me acerqué a mi reproductor de video. Mi dedo presionó el botón de expulsión de cinta y esperé.

Nada.

Fruncí el ceño y volví a presionar.

Me sorprendió y gruñí de frustración. Metí un dedo en mi boca, mordiendo ligeramente mi uña, y miré el televisor.

Viejo y estúpido.

Presioné el botón nuevamente y no pasó nada.

Oh, mierda.

No, no, no, no se puede romper, tengo que devolverlo.

Antes de que pudiera seguir enloqueciendo, chispas comenzaron a parpadear alrededor del reproductor.

Arqueé una ceja y luego las chispas se hicieron más grandes. Mis ojos se abrieron y me alejé, chocando contra mi mesa de café.

Eso me hizo perder el equilibrio. Solté un grito antes de caer de espaldas y golpear contra el suelo. Mi pantorrilla adolorida irradiaba un dolor profundo.

Luego miré hacia el reproductor de casetes, que ahora estaba chispeando. Humo y chispas salían furiosas y golpeaban contra el suelo y a mi alrededor.

Grité y cuando una de ellas me golpeó, sentí el ardor y, bajo quejidos, me alejé arrastrándome hacia atrás.

Las chispas estaban fuera de control, fuertes ruidos eléctricos resonaban en mi apartamento antes de que el horror me recorriera las venas.

Otro grito atravesó mi garganta, mis brazos protegieron mi rostro mientras una horrible sensación de ardor se apoderaba de mi cuerpo.

Entonces, todo se oscureció.