
Capitulo 5
Dentro del salón se estaba produciendo una confrontación que tenía incluso apariencia física. Había un círculo de espectadores alineados contra las paredes, todos los vampiros que se habían unido menos Alistair y los tres implicados en la pelea. Esme, Kebi y Tia eran las más cercanas a los tres vampiros del centro; en mitad de la habitación, Amun siseaba a Carlisle y Benjamín.
Jasper y Lydia no tenían ni idea de que estaba pasando, ni por que habían tantos vampiros en la casa, Jasper conocía algunos, ya que eran amigos de la familia, pero había otros que el no conocía, en cambio para Lydia todos eran desconocidos.
Edward endureció la mandíbula y se movió con rapidez para situarse al lado de Esme, ignorando la llegada de Jasper y Lydia, al igual que todos.
–Amun, si quieres marcharte, nadie te obliga a quedarte– decía Carlisle con la tranquilidad que lo caracteriza.
–¡Me estás robando la mitad de mi aquelarre, Carlisle!– Gritaba Amun,
apuntando con un dedo a Benjamín –¿Ha sido por eso por lo que me has hecho venir? ¿Para robármelo?– Carlisle suspiró, y Benjamín puso los ojos en blanco.
–Sí, claro, Carlisle emprende una lucha contra los Vulturis, pone en peligro a toda su familia, sólo para arrastrarme a mí a la muerte– repuso Benjamín con sarcasmo– Lydia al oír eso se alarmó.
–¿Luchar contra los Vulturis? ¿Que está pasando?– A pesar de que Lydia alzó la voz, y atrajo miradas, no le contestaron h siguieron prestando atención a la discusión.
–Sé razonable, Amun. Yo siento la obligación de hacer lo correcto quedándome aquí y no me estoy uniendo a ningún otro aquelarre. Y tú puedes hacer lo que quieras, claro, como te ha señalado Carlisle.–
–Esto no va a terminar bien– gruñó Amun –Alistair es el único cuerdo de esta reunión. Todos deberíamos salir por pies.– Lydia no sabía de quién hablaban, pero huir de una pelea, es cobardía, según ella.
–Mira a quién estás llamando cuerdo– alguien murmuró voz baja.
–¡Nos van a masacrar a todos!–
–No va a haber ninguna lucha– afirmó Carlisle con voz decidida.
–¡Eso es lo que tú dices!–
–Si eso sucede, siempre puedes cambiarte de bando, Amun. Estoy seguro de que los Vulturis apreciarán tu ayuda.– Amun lo miró con desdén.
–Tal vez eso sea lo correcto.– La respuesta de Carlisle fue cariñosa y sincera.
–Yo nunca te tomaría esto en cuenta, Amun. Hemos sido amigos durante mucho tiempo, pero jamás te pediría que murieras por mí.–
La voz de Amun se mostró ahora más controlada.
–Pero te estás llevando a mi Benjamín contigo.– Carlisle puso su mano sobre el hombro de Amun y él se la sacudió de un tirón.
–Me quedaré, Carlisle, pero irá en contra tuya. Me uniré a ellos si ése es el único camino para poder sobrevivir. Sois todos unos majaderos si pensáis que podéis enfrentaros a los Vulturis– los contempló con cara de pocos amigos, y después suspiró, observo a Renesmee de mala manera y añadió en tono exasperado. –Atestiguaré que la niña ha crecido, porque eso no es más que la verdad. Cualquiera podría verlo–
–Es lo único que hemos pedido.– Amun hizo una mueca.
–Pero no va a ser eso lo único que consigas, según parece.– Se volvió hacia
Benjamín –Te he dado la vida y la estás desperdiciando.–
El rostro de Benjamín se volvió frío y su
expresión contrastó de forma extraña con sus rasgos juveniles.
–Es una pena que no pudieras sustituir mi voluntad con la tuya durante el
proceso. Quizás entonces por fin habrías estado satisfecho conmigo.–
Los ojos de Amun se entrecerraron. Le hizo un gesto brusco a Kebi y pasaron
dando largas zancadas en dirección a la puerta principal.
–No se va a marchar– habló Edward en voz baja –pero mantendrá aún más las distancias de aquí en adelante. No estaba marcándose un farol cuando
hablaba de unirse a los Vulturis.–
Los vampiros se miraron incómodos unos a otros. Sólo los rumanos mantuvieron la compostura, con sus medias sonrisas irónicas. Parecían divertidos de ver el esfuerzo que hacían los otros para pensar bien de sus viejos enemigos.
Comenzaron a la vez muchas discusiones en voz baja, pero Lydia le prestó atención a los Rumanos, quería saber que estaba pasando, ya que desde que Jasper y ella llegaron los ignoraban al parecer.
–Tengo la gran esperanza de que Alistair tenga razón en esto– le murmuraba Stefan –No importa el resultado de la contienda, el rumor se extenderá. Ya es hora de que nuestro mundo vea en lo que se han convertido los Vulturis. Nunca caerán mientras todos se crean esa tontería de que ellos son los custodios de nuestra forma de vida.–
–Al menos cuando nosotros gobernábamos, éramos honrados sobre lo que éramos –replicó Vladimir.
Stefan asintió.
–Nunca nos hicimos pasar por puros ni nos hicimos llamar santos.–
–Creo que ya ha llegado la hora de luchar– añadió Vladimir –¿Cuándo crees que volveremos a encontrar unas fuerzas como las de ahora para resistir de verdad? ¿O una oportunidad mejor que ésta?–
–Nada es imposible. Quizás algún día...–
–Hemos estado esperando ya quince siglos, Stefan, y lo único que han hecho ha sido fortalecerse más y más con los años.– Vladimir hizo una pausa –Si los
Vulturis ganan este conflicto, se marcharán más poderosos de lo que han venido, con nuevas conquistas que añadir a sus fuerzas. Piensa sólo en lo que esa neófita podría aportarles– apuntó hacia Bella con su barbilla –Y apenas está descubriendo su don. Y
luego está el que mueve la tierra– Vladimir asintió en dirección a Benjamín, que se envaró. Casi todos estaban prestando atención a los rumanos, igual que Lydia –Con sus gemelos brujos no tendrían necesidad de la ilusionista ni de la que lanza
descargas– Y sus ojos se movieron hacia Zafrina y Kate. La última Lydia la reconoció, había estado en la boda de Bella y Edward.
Stefan miró en dirección a Edward.
–Y tampoco necesitan exactamente al lector de mentes, pero ya veo por dónde vas. La verdad es que obtendrían mucho si ganaran esta vez.–
–Más de lo que podemos permitir que consigan, ¿no estás de acuerdo?– Stefan suspiró.
–Creo que estoy de acuerdo. Y eso significa...–
–Que debemos plantarles cara mientras todavía quede esperanza.–
–Con que sólo los diezmáramos, incluso, si les pusiéramos al descubierto...–
–Entonces, algún día, otros terminarían el trabajo.–
–Y nuestra larga venganza podría cumplirse. Al fin.–
Sus ojos se encontraron durante un momento y entonces murmuraron al unísono. –Parece la única manera.–
–Así que combatiremos– finalizó Stefan.
Aunque se podía percibir que se sentían divididos entre el instinto de supervivencia y la venganza, la sonrisa que intercambiaron estaba llena de anticipación.
–Lucharemos– remató Vladimir.
–Nosotros también tomaremos parte en la batalla– anunció Tia, con su voz
habitualmente grave más solemne que nunca –Creemos que los Vulturis se
sobrepasan en el ejercicio de su autoridad y no albergamos deseo alguno de pertenecerles.– Sus ojos se dirigieron a su compañero.
Benjamín sonrió con amplitud y lanzó una mirada picara hacia los rumanos.
–Por lo que parece, soy una mercancía de interés, así que tendré que luchar por ganar el derecho a ser libre.–
–Ésta no será la primera vez que haya peleado para defenderme del dominio de un rey– comentó Garrett en tono de broma. Caminó hacia delante y le dio una palmada en la espalda a Benjamín –Aquí hablamos de defender la libertad contra la opresión.–
–Nosotras estaremos al lado de Carlisle– expuso Tanya –Y combatiremos con él.–
El pronunciamiento de los rumanos parecía haberles hecho sentir a los demás la necesidad de hacer sus propias declaraciones.
–Nosotros no nos hemos decidido– admitió Peter.
Miró hacia abajo, hacia su pequeña compañera; la expresión de los labios de Charlotte era de insatisfacción. Parecía como si ya hubiera tomado su decisión. Me pregunté cuál era.
–Lo mismo digo– dijo Randall.
–Y yo– añadió Mary.
–Las dos manadas lucharán junto a los Cullen– aseguró Jacob de repente –No
nos dan miedo los vampiros– agregó con una sonrisita de suficiencia.
–Qué niños– murmuró Peter.
–Infantiles– le corrigió Randall. Jacob sonrió de forma provocadora.
–Bueno, yo estoy en ello, también– dijo Maggie, desprendiéndose con una sacudida de la mano de Siobhan, que la sujetaba –Sé que la verdad está del lado de Carlisle, y eso no lo puedo ignorar.– Siobhan miró fijamente al miembro más joven de su aquelarre con ojos preocupados.
–Carlisle– dijo ella como si estuvieran a solas, ignorando el ánimo de repente
formal de la reunión, y el arrebato imprevisto de declaraciones –no quiero que esto termine en lucha.–
–Ni yo tampoco, Siobhan. Ya sabes que es lo último que deseo– se sonrió a
medias –Quizá podrías concentrarte en mantener la paz.–
–Ya sabes que eso no ayudaría– dijo ella.
Rose y Carlisle habian discutido sobre la líder irlandesa. Carlisle creía que Siobhan tenía un sutil pero poderoso don para hacer que las cosas sucedieran según su voluntad, aunque ella fuese la primera en no creérselo.
–No hará daño– dijo Carlisle. Siobhan puso los ojos en blanco.
–¿Que visualice el resultado que deseo?– preguntó ella con sarcasmo.
Carlisle sonreía ahora de forma abierta. –Si no te importa.–
–Entonces no habría necesidad de que mi aquelarre se pronunciara, ¿no?–
replicó ella –Ya que no habría posibilidad de lucha.– Puso la mano en el hombro de Maggie, acercando a la niña hacia sí. El compañero de Siobhan, Liam, permaneció en silencio e inexpresivo.
Casi todo el mundo en la habitación pareció confundido por el intercambio
claramente jocoso entre Carlisle y Siobhan, ya que no se lo explicaban.
Antes de que todos se retiraran, Lydia cansada de ser ignorada hablo, con la suficiente fuerza para que todos la volvieran a ver.
–Yo voy a pelear, son mi familia. Y si ocupan a más personas estoy segura que mis padres y tíos ayudarán, ellos nunca dicen no a una pelea, pero tienen que explicarme que esta pasando, cuando hable con Alice ayer ella no me conto nada–
–Disculpa mi pregunta pero... conozco al clan hace mucho, soy cercano a Jasper, pero no te había visto nunca con los Cullen, ¿quién eres?– Peter pregunto con verdadera curiosidad.
–Soy Lydia–
–Y ella es mi esposa. Lamento no haberte contado Peter– Jasper se disculpó.
–¿Bromeas? Eso no importa, encontraste a tu compañera, y no vas a estar solo–
–Que lindo, luego de su agradable encuentro...– Vladimir pone los ojos en blanco –Ya sabemos quien eres, ahora la pregunta es ¿quiénes son tus padres y tíos, para sernos de ayuda? Pueden ser unos vampiros completamente nuevos, sin ofender, pero no te ves muy vieja– Vladimir termina de hablar, para darle una mirada de pies a cabeza.
–Lo siento, no me presente bien, mi error– Lydia colocó una sonrisa irónica, el no le vais para nada bien –Mi nombre de nacimiento es Lydia Mikaela Mikaelson Marshall, soy hermana gemela de trihíbrida Hope Andrea Mikaelson Marshall y hija del híbrido original Niklaus Mikaelson y la alfa y híbrida de la manada creciente Hayley Marshall–
La mirada de desdén de Vladimir cambio radicalmente, al igual que la de unos pocos.
–Oh, reconoces el nombre de mi familia, verdad amor– Lydia decidió usar la palabra que su padre siempre usa, para marcar un punto.
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