"Ahora veo mi reflejo en el espejo, y la tristeza es mi mayor accesorio"

La tristeza de la noche la inundó, la melancolía llegó a ella de golpe, se preguntaba muy seguido que era lo que hacía, estaba obsesionada con un simple sueño que posiblemente solo era su mente jugando le una mala pasada, solo era su cerebro pensando a futuro y creyendo que su reinado sería malo.

O tal vez era la realidad que la había golpeado de manera feroz.

Ella sería una emperador, sería la monarca de Zhulong, un imperio que sólo ha visto hombres en el trono, temía fracasar y por eso su mente la llevó hasta su madre biológica para evitar un futuro que jamás ocurrirá.

Pero sus sueños habían sido tan reales, había visto todo de primera mano ¿entonces por qué dudaba?

Parecía irreal estar ante su madre, ante la familia que se le fue negada, aveces se pellizcaba los brazos y las mejillas para tratar de reaccionar.

No sentía ningún tipo de cariño por aquellas personas, pero quería salvarlas, salvarlas de su sueño, un sueño que no existe.

Ahora estaba ahí, frente al espejo viendo como Ningning y sus damas de compañía se esforzaban por arreglarla para una boda que no creía real.

No amaba a Aemond, deseaba que su matrimonio fuera tranquilo, pero era un príncipe herido por la vida ¿que paz podría tener?

Solo quería hijos para para trono, ella vivirá su vida como monarca y dejaría de lado el amor, quería sentir algo pero no podía, no sabía por qué, ¿se sentía mal?, claro que no, pero debía de fingir, solo así podría encontrar un sentimiento en ella.

Uno que le llevará paz.

Aemond se miro al espejo, había evitado el matrimonio desde más joven, muchas damas habían ido por él, pero siempre se negó, pero un día una jovencita que no conocía llegó y cambió todo el sistema, había colocado exitosamente a su madre en el trono y ahora lo tendría en matrimonio.

No quería a Aelys, pero la admiraba, era ella misma y no fingía, sabía que se mordía la lengua al llamar a Rhaenyra madre o que en silencio se quejaba de ir a ver a Alicent, pero era una persona que trataba a todos igual, Helaena, Jacaerys, incluso Aegon, Aelys los trataba con la mejor cara.

Pero cuando estaban juntos podían ser ellos mismo, Aelys siempre era directa e incluso llegaba a ser cruel y él aceptaba escuchar su sinceridad, por que no había algo peor que convivir con mentirosos.

Ahora estaba frente al espejo, por primera vez le gustaba verse, su parche había sido cambiado por uno negro con detalles dorados, su ropa era negra con bordado dorado cortesía de Helaena.

No pensó casarse jamás, pero ahora estaba ahí, listo para casarse con una persona que había conocido hace un mes, pero que había llegado a alborotar a todos en kingslanding.

Rhaenyra se miro al espejo, su vientre había crecido mucho más que antes, nunca había amado a los niños, pero al tener a Aelys en brazos eso cambio, pero fue triste, tuvo que enviarla lejos por su propio bien.

Siempre anhelo tener a su niña en brazos, y ahora la vería caminar hacia el altar, debía de encontrar la confianza perdida o inexistente y tomar su corazón roto para repararlo.

Ahora estaba frente al espejo, deseosa de ver a su pequeña contraer matrimonio, tal vez no con quien ella hubiera deseado, pero al final son las decisiones de su hija, y confía plenamente en ella.

Alicent miro su joyeria y suspiro, un matrimonio por "la paz y la unificación", pero ella no quería eso, quería una mujer digna para Aemond, una que beneficiará su bando, que apoyara el derecho de Aegon, pero si Aelys era sometida podría tener grandes beneficios a futuro.

Jamás pensó que una hija que no conocía de Rhaenyra llegaría a cambiar todo, tomo el trono y creo la oportunidad para que Rhaenyra fuera regente, tomo a su hijo menor y lo hará su esposo, le ponía nerviosa el futuro y pensaba día y noche sobre que haría aquella niña, deseaba un fin rápido para ella, o que se alejara para regresar todo a su orden.

Pero ahora estaba ahí, frente al espejo lista para ver a su hijo casarse, un matrimonio que nadie deseaba.

Daemon observo su famosa espada hermana oscura, el día era especial para su hijastra así que había pensado en no llevarla, Aelys había llegado un mes atrás y había cambiado su aburrida vida. La joven logró poner a Rhaenyra como regente y ha logrado poner en revuelo a los Hightower.

Le agradaba ver como alguien tan joven era sumamente inteligente y no se dejaba vencer por nadie, no mentiría, quería a Aelys como su hija, pero sabía que obligarla a decirle papá le traería dolores a la joven.

Ahora estaba frente al espejo, su reflejo era feliz, estaba feliz por su hijastra, pero sabía que aquel matrimonio no seria fácil.

Un matrimonio que nadie deseaba.

Otto dejo su libro en la mesa y se puso de pié, iría con el rey para ir juntos a la ceremonia, le sorprendía la mejoría en su salud, sabía quien estaba detrás de ello y no se metería, sus planes habian cambiado, Rhaenyra era la regente y Aelys era muy inteligente, si la provocaba podría afectarles más.

Casarla con Aemond era bueno, Aemond traería beneficios a la causa Hightower, Zhulong era un imperio poderoso y tenían un dragón, con ello podrían coronar fácilmente a Aegon.

Ahora estaba frente al espejo, una boda que nadie quería estaba por celebrarse.

El salón estaba atestado de invitados de todos partes del reino, de otros imperios y continentes y sobretodo de Zhulong, él primer ministro había llevado una gran delegación.

Aelys estaba viendo su reflejo en el espejo, era tal como lo había imaginado, su madre y la consorte Ying hicieron un gran trabajo, sus damas se esforzaron en rescatar su belleza y el tono rojo del traje le hacía lucir bien su color de piel.

—Estas bellísima. -escucho la voz de Rhaenyra, se giro para verla, ella portaba un hermoso vestido rojo con dorado, su vientre resaltaba por sobre la prenda y eso la hacia ver mejor.

—Gracias -le dio una sonrisa sincera.

—Pero estas triste ¿que sucede? Aún puedes cancelar la boda.

—Mi papá no esta aquí y mi madre tampoco  - Rhaenyra le miró con una mueca la cual borro rápido, no podía decirle nada, ella había arruinado todo.

—Estoy segura de que ellos están pendientes de ti -tomo su mano —Y te desean lo mejor.

—Aelys - ambas voltearon a ver hacia la puerta, Aelys corrió hacia la persona y se abalanzó sobre ella.

—¡Mamá! - Rhaenyra aparto la mirada con dolor, "mamá" se había perdido de todo sobre su hija, y aquella joven se había ganado tanto con ella.

—Mi niña, mira lo hermosa que estas.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me dijiste que vendrías?

—Si te decía la sorpresa se arruinaría tonta. -Aelys sonrió, su hermano también estaba ahí.

—Yongqi, tu también estas aquí. -la joven sonrió y abrazo a ambos —Oh, ella es Rhaenyra, mi madre...

Aelys sonrió un poco, se sintió incomoda de repente y quiso evadir aquello, pero su madre parecía llevarse bien con Rhaenyra y Yongqi la lleno de elogios, por lo tanto el ambiente se hizo ameno.

—Tú padre envía buenos deseos, Ying te desea lo mejor y lamenta no poder venir. -Aelys asintió. —¿Estas lista?

—Lo estoy...

No lo estaba, pero si estaba lista para la guerra.

¿Quieren conocer a la familia de Aelys? Ellos aparecerán por completo en el futuro (ya que son importantes para la trama) aunque ya tengo cast, quiero escuchar sus ideas.

Un poco del pensamiento de los personajes antes de la boda jeje ¿quien creen que es el más cuerdo?

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