Era hora de irnos, debíamos tomar el avión que nos llevaría a nuestra luna de miel. No podía irme en vestido de novia, por lo que me cambié a uno más cómodo. Solté mi cabello sintiendo el alivió y cambie los tacones por unos más bajos.

Salí de la habitación. Edward me esperaba pasientemente fuéra de esta, al igual que mí, el también cambió su esmoquin por algo más cómodo.

Juntos salímos de su hogar, todos los invitados nos resivieron con gritos de celebración y aplausos. Lydia me atrapó entre sus brazos con un fuerte abrazo, el cual de volví gustosa.

──── ¿En serio no te dirá adónde irán? ────. Pregunto rompiendo el abrazo.

──── No, es sorpresa.

Los demás chicos de la manada no tardaron en unirse a nosotras. Dandome sonrisas y alguno que otro abrazo. Podía oler la felicidad que ellos sentían por mí y agradecía eso.

──── Diviértanse ────. Habló Stiles dando pequeñas acaricias en mi brazo.

──── Cuídate ────. Añadió Scott.

──── Siempre lo hago ────. Le sonreí con seguridad en mis palabras.

──── Tara ────. Melissa llegó con nosotros ────. Te queremos mucho.

──── Gracias chicos, en serio ────. Miré a cada uno de ellos.

Me fué inevitable recordar cuando llegué a Beacon, y no me arrepiento. Tengo a los mejores amigos y manada a mi lado, me han apoyado tanto como yo lo he apoyado a ellos. Conocen mi pasado y aún así no me juzgaron. Me aceptaron con ellos.

Alice toco mi hombro llevando mi atención a ella.

──── Todo esta enpacado y listo.

──── Dame unos minutos ────. Le pedí, aún debía despedirme de alguien..

Alice se alejó dejando ver a mi padre. Nos estaba dando la espalda, mirando al bosque. No debía ver su rostro para saber que estaba un poco triste y melancólico.

Los chicos entendieron que debía ir con el, así que me dejaron pasar.

──── Hola ────. Toqué su hombro dejando un pequeño apretón en el lugar.

Me miró un momento antes de cambiar su expresión a una más feliz, esbosando una sonrisa y soltando una pequeña risita. No quería que lo viera triste.

──── Bueno, a partir de ahora será un poco extraño ────. Miró en dirección a Edward quién hablaba con su familia ────. Ahora no seré yo quién te proteja. Se que puedes hacerlo por ti misma, pero siempre serás mi niña.

──── Para mi también será extraño ────. Asentí de acuerdo con él ────. ¿Vivirás en Beacon permanente?.

──── Sí. Sabés que siempre será bienvenida ────. Me recordó y volví a asentír.

Me aserque a él envolviendo su torso con mis brazos. Posiblemente el último abrazo por mucho tiempo. Quería mantener a mi padre alejado de los vampiros lo más posible, y que este casada con uno, hacía que me preocupara de los Vulturis.

──── Te voy a querer siempre, papá

──── Yo también, Tara. Siempre te quise y  siempre te querré ────. Murmuró ──── Bueno, no debés perder tu avión. A donde sea que vaya.

──── Bien. Adiós.

Camine hasta entrar al auto donde Edward me esperaba. Me puse el cinturón y lo miré notando la sonrisa que tenía en mi dirección. Yo le de volví una más nerviosa.

──── ¿Lista? ──── Pregunto.

──── Por supuesto que si.

Edward arrancó el auto y pasó serca de los invitados lentamente. Estos movían sus manos despiendose de nosotros.

Miraba por la ventana del auto a todas las personas que pasaban cerca de nosotros, la música sonaba de fondo y las personas bailaban en las calles de Río de Janeiro. Bunca había visitado Brasil. Bebían, bailaban, cantaban y disfrutaban de la noche, todos con sonrisas plasmadas en sus rostros.

──── Todo es tan hermoso ────. Le dije a Edward riendo de entuciasmo. El ambiente era increíble ────. Nunca había imaginado que me traerías aquí. Vamos quiero bailar un poco.

──── Pare o carro, por favor ──── le dijo Edward a el taxista. No soy muy buena en portugués, pero no era muy difícil adivinar lo que dijo.

Bajamos del taxi y con nuestras manos entrelazadas caminamos entre la gente, miles de olores golpearon mi nariz, algunos no los reconocia. Edward me llevo a una mesa donde habían bebidas y comidas.

──── Prueba esto ────. Me dio un vaso de cristal. Dulce, fue el olor que llegó a mi nariz. Lo acerque a mi boca era consistente, dulce y jugoso. Hice un sonido de satisfacción, era simplemente delicioso.

──── Vaya, sabe muy bien. ¿Qué es?──── Le pregunte dejando el baso en la mesa.

──── Açai, es muy popular aquí en Brasil.

La música se hizo más fuerte, todas la personas se agruparon y moviendo sus cuerpos al ritmo de la música, comenzaron a bailar.

──── Vamos, también quiero bailar ────. Lleve a mi esposo hasta la pista y comencé a bailar intentando copiar los pasos de los demás. Edward casi no se movía, sólo me miraba con una sonrisa ──── ¿Qué esperas? Baila conmigo.

Tome sus manos y lo obligue a bailar conmigo, algo rígido, pero bailaba. Dejó de bailar para tomar mi rostro en sus manos y besarme. Salimos de ahí y caminamos hasta un muelle donde nos esperaba una lancha.

──── ¿No nos quedaremos en río? ──── Curosee cuando nos montamos en la lancha.

──── No, estamos de pasó.──── Dijo encendiendo la lancha.

──── ¿Estamos cerca?.

Sonrío confirmando mi pregunta, arrancó saliendo del muelle. Luego de pocos minutos en el mar, una gran isla de veía a lo lejos.

──── ¿Ahí es donde vamos?────. Señale la isla.

──── Si. Es la isla Esme, fue un regalo de Carlisle ────. Explico.

Una hermosa manción iluminada fue lo primero que vi apenas llegamos. Me quité los tacones para bajar de la lancha y sentir la arena bajo mis pies. Edward venía detrás de mi cargando todas las maletas.

Las dejo en el piso de madera, me voltee a ver lo que pasaba. Apenas pude sentir cuando mis pies dejaron de tocar la fría madera. Sacándome una gran sonrisa de asombro y diversión.

──── ¿Es necesario? ──── Reí cuando me cargó en estilo nupcial, sin esfuerzo abrió la puerta de cristal.

──── Sabes que soy muy tradicional ──── Me bajo al estar dentro de la casa.

Todo era bellísimo, todo tan moderno lámparas, velas, muebles todo colocado en un lugar estratégico para que se viera perfecto.

──── Echa un vistazo.

Como niña impaciente por explorar un enorme castillo no dude y comencé a caminar por la casa. Mi camino me guío hasta la habitación principal, en la planta baja. Lo más llamativo era la cama con un dosel hermoso, sábanas blancas muy suaves al tacto. Deje mis tacones sobre la mesita al piel de la cama.

Levante mi vista y vi a Edward que llegaba con las maletas mientras me miraba. Baje la mirada sabiendo lo que iba a pasar, supongo lo mismo pasaba por su mente.

──── ¿Cansada? ────. El ya se había acercado a mí mentiras dejaba las maletas en la mesita junto a los tacones. Negué a su pregunta ────. ¿Quieres ir a nadar?.

──── Si, me parece bien ────. Asentí comemzaba a ponerme un poco nerviosa ────. Necesito unos minutos.

──── No se tarde, señora Culen ────. Abrió la puerta para adentrarse al mar mientras se quitaba la ropa.

──── Muy bien ────. agarré el bolso de mano que Alice y Lydia habían preparado y la metí al baño junto con las demás cosas al baño .

Primero lave mis dientes, después desenréde mi cabello y lave mis manos hasta los brazos. Me quité toda la ropa y me envolví en una toalla para limpiar mis pierna y pies de la arena.

Siguiendo el camino de ropa salí hasta el mar con mi toalla puesta. Llegué hasta donde estaba la última prenda tirada. Lo vi de espaldas de mí en el mar. Solté el aire retenido en mis pulmones, después dejé caer la toalla. Con pasos lentos pero seguros me adentre en las frías aguas hasta llegar a su lado mirando la luna llena frente a nosotros a nosotros, el paso un brazo por mi espalda desnuda.

──── Eres tan hermosa ──── Me halagó. Voltee para besarlo ──── Prometí intentarlo ──── Rompió el beso lentamente ────. Si esto no funciona.

──── Se que podrás.