𝘓𝘢𝘴𝘵 𝘚𝘶𝘱𝘱𝘦𝘳
Sólo alguien masoquista iría a un club un lunes, pero, ¿Qué club abriría un lunes? Extasis lo hacía. El club nuevo en el que supuestamente estaban los vampiros de los que Keira tanto había oído hablar.
A sus amigas no les costó mucho convencer a su madre de ir aquella noche prometiendo estar a las doce en casa e ir al día siguiente a clase; pero la madre de Keira se fiaba mucho de ellas, es normal, su hija nunca hacía nada malo y siempre cumplía con su palabra, aunque ella tampoco estaba en casa para verificar que lo que decía era cierto.
La madre de Keira era enfermera y solía hacer turnos de noche, salía a las nueve y volvía a las siete, pero le hacía el desayuno a su hija y luego dormía plácidamente hasta que esta volvía de clases y comían juntas. Tenían una buena relación.
— No puedo creer que me haya dejado engañar.
Keira esperaba con sus amigas en la cola para entrar a Extasis, hacía frío y se abrazaba a sí misma, además, sólo llevaba puesto un vestido corto y de tirantes plateado porque no había chaqueta que combinara con él.
— Pero ya estamos aquí, vamos a ver si es cierto lo de los vampiros— su amiga Scarlett le dio un golpecito en el hombro — puedes ligar hoy, estaría bien que dejaras de ser más virgen que el aceite.
— Seguro que te encontramos un chico guapo y con buena po-
— Lo he pillado— Keira cortó a su amiga Mia antes de acabar la frase. No le gustaba mucho que sus amigas se burlaran de ella por ser la única virgen del grupo.
— Te buscaremos a uno de esos vampiros-— la cola se movió y Scarlett acabó la primera, miró al gorila de la entrada y señaló con el pulgar a Keira y Mia- Vamos juntas.
El gorila les dio un repaso con la mirada totalmente serio.
— Si entráis aquí es bajo vuestra propia responsabilidad, no se permite utilizar teléfonos móviles, por lo que tendréis que dejar vuestros aparatos guardados en taquillas que se os asignarán al entrar — explicó abriéndoles la puerta, Scarlett pasó y detrás de ella Mia. Keira cogió su bolso con fuerza y entró, pero antes, el gorila le habló — tú — ella le miró — les gustarás — sonrió y la empujó dentro del establecimiento.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Keira y presintió que no debería estar allí. ¿A quién debía de gustarle?
— ¡Keira, por aquí! — una persona recogió el bolso de Keira y le dio un numerito. La persona desapareció en un cuarto y Keira fue hacía donde mía.
El suelo, paredes y muebles del club eran totalmente negros, lo único luminoso eran las luces led que cambiaban de rojo a rosa en el techo, pies de escalera y columnas. Habían dos pisos, el superior, para gente VIP con balcones y cortinas de terciopelo rojas. Keira sintió como alguien le cogía de la mano y la estiraba a la pista de baile.
Scarlett reía y Mia ya había conseguido un par de bebidas. Las tres se pusieron a bailar; la música era estridente y estaba muy alta, casi que no podía escuchar a sus amigas ni a la gente a su alrededor.
Keira movió las caderas con sus amigas y disfrutó de la música. Hasta que sintió un pinchazo en la nuca, una advertencia.
Se sentía observada. Quería saber de donde procedía esa mirada tan penetrante que estremecía su cuerpo y la hacía sentir insegura. Dejó de bailar y miró a su alrededor sin éxito, todo el mundo bailaba sin reparar en ella hasta que dirigió su mirada a las zonas altas del club. Allí, en uno de los balcones había un chico mirándola totalmente serio.
Estaba inclinado sobre la barandilla de metal negra, vestía con un traje negro y tenía una copa llena de lo que Keira suponía era vino en su mano. Sus ojos eran pequeños y alargados, intimidantes, era atractivo y musculoso, hipnotizante. El chico le sonrió a Keira y alzó su copa, luego se dio la vuelta y entró en el balcón.
Keira se quedó inquieta, la perturbada mirada del chico la había dejado petrificada, definitivamente ese no era un buen lugar.
Después de bailar por un rato, Scarlett consiguió un sillón cerca de la barra para descansar. Así que ahí estaban, bebiendo y riendo mientras hablaban de como un tío había tratado de arrimarse a Mia mientras bailaban. Keira sabía bastante bien que Mia no dejaría que ningún tío se acercara a ella estando Scarlett delante, la chica llevaba tres años enamorada de su amiga y nunca se había atrevido a decírselo y daba gracias a su bisexualidad por hacerla parecer hetero.
— ¿Por qué no le has dado oportunidad?
— No era mi tipo — Keira miró a Mia al igual que Scarlett.
Ninguna de las dos se creía esa excusa, a los ojos de Keira, Scarlett estaba celosa de que la gente pudiera acercarse tan fácilmente a Mia, sus dos amigas eran idiotas.
Entonces volvió a sentir un pinchazo en la nuca, igual que cuando estaba bailando, su cuerpo entero se tensó y buscó por los palcos al chico de antes sin éxito. Ahora estaba inquieta, y sus dos amigas no lo notaron.
— Tías, por ahí viene un camarero con una copa— señaló Mia— Creo que viene hacía aquí.
Y era verdad, el camarero se paró enfrente de Keira y le tendió la copa, una que ella no quería coger.
— Para la señorita, del señor del balcón— la mano de Keira se movió por si sola cogiendo la copa, entonces volvió su mirada al palco de antes y el hombre le sonrió y alzó la copa a su salud dando un trago.
Keira no podía quitarle los ojos de encima, estaba hipnotizada y el chico parecía saberlo y disfrutar con ello.
— Dios, Keira, está buenísimo— Scarlett se emocionó por ella.
— Joder, la copa es preciosa, debe de ser carísima — señaló Mia.
La copa transparente tenía forma geométrica y brillaba como un diamante a las luces neón del club, claramente, era una invitación.
— Deberías subir con él — el cuerpo de Keira hizo caso de la sugerencia de Scarlett — ¡Ánimo!
— ¡Oportunidad de oro, Keira!
Ella no quería, no quería subir con alguien que le causaba tales escalofríos como ese hombre, pero su cuerpo parecía caminar por si solo. A paso lento se acercaba a la puerta que daba a la zona VIP, Keira miró a sus amigas con temor, pero ellas no hacían más que animarla a seguir. Cuando llegó a la puerta el segurata vio la copa que llevaba en la mano y le abrió la puerta.
Cruzó la puerta a un pasillo, la puerta se cerró detrás de ella con un ruido fuerte y se sobresaltó; en aquel pasillo no se podía escuchar la música de fuera, la estancia era negra con una gran alfombra roja de terciopelo que llevaba a unas escaleras; las paredes estaban decoradas con espejos y velas que iluminaban la estancia.
El cuerpo de Keira no reaccionaba a lo que su cerebro dictaba, quería salir de allí corriendo, pero a cambio, sus piernas subían las escaleras como si supieran donde tenían que ir.
El piso de arriba tenía forma de U, enfrente de ella habían dos puertas, y a su lado un pasillo con otras tres puertas, si se ubicaba bien, debían haber siete puertas; entonces la primera puerta se abrió y de la habitación salió el hombre que la había invitado a ir, la música se volvía a escuchar.
— Hola-sonrió— Bienvenida.
Keira se acercó a él sin saber que hacía allí con alguien al que no conocía de nada, había sido tocar la copa y su cuerpo ya se movía por sí solo.
El hombre era alto, muy alto e intimidante, se acercó a ella y le empujó la mano de la copa a los labios obligándola a beber.
El vino era dulce, dulce y suave, pero cuando bajaba por su garganta lo hacía de una manera agria y fuerte, como si quisiera quemarla, aunque el escozor se fue enseguida.
Keira se sintió en las nubes y dejó de sentir miedo con el hombre.
— ¿Ves? Sólo tienes que soltarte un poco más— volvió a sonreír, viajó su mano hasta la barbilla de Keira y se acercó para besarla, al principio solo fue un pequeño roce, pero luego se atrevió a ser más salvaje con ella — Encantado de conocerte, Keira — dijo él cuando se alejó de ella, no recordaba haberle dicho su nombre— me llamo Namjoon— y la invitó a pasar al palco.
Ella no se preguntó como sabía su nombre, solo se quedó con el hormigueo en sus labios, anonadada y eufórica. La estancia del palco era más amplia que lo que el palco en si demostraba, había una pequeña barra con bebidas de todo tipo y un sofá largo de color negro. La estancia seguía decorada con espejos y velas -esta vez de pega- y una alfombra y cortinas de terciopelo rojo.
— Adelante, siéntate, desde abajo no te pueden ver.
Por alguna razón, ella le miró y miró el espejo detrás de él, se congeló en el sitio. Si estaba enfrente del espejo, ¿Por qué no se reflejaba? Namjoon la miró con el ceño fruncido.
— Siéntate— ordenó.
El cuerpo de Keira reaccionó y se sentó en una esquina del sofá. Estaba espantada, no entendía que pasaba con ella ni con Namjoon, quería irse a casa y no volver, meterse en la cama de su madre y esperar a que volviese a casa.
— No te asustes— Namjoon hizo acto de aparición en la espalda de Keira y la agarró por los hombros- No muerdo- susurró en su oreja— A no ser que quieras.
Keira escuchó la gutural y ronca risa de Namjoon y volvió a estremecerse, pero el miedo se convirtió en fascinación y curiosidad, quería saber más de él.
— No te has reflejado en el espejo— dijo, Namjoon rodeó el sofá y se sentó a su lado.
— Lo sé— contestó calmado.
— ¿Por qué?
— Creo que sabes contestar a esa pregunta tu solita.
— No, porque no existís — Namjoon sonrió y habló con voz impostada.
— ¿Y quién te ha dicho que no soy real?
Él apoyó una mano en el muslo de Keira y en un movimiento, se movió hacía atrás con ella y la tumbó de espaldas posicionándose entre sus piernas. Siguió acariciando su muslo con una sonrisa arrogante y acercó su cara a este. El corazón de Keira comenzó a palpitar fuertemente, lo escuchaba en sus oídos tan fuerte que a penas escuchaba la música, no sabía que estaba pasando, pero no quería que Namjoon se alejara por muy aterrada que se encontrara.
Al ver la expresión de éxtasis que la rubia hacía, Namjoon abrió la boca y dejó relucir los largos y afilados colmillos que tenía.
— No sabes las ganas que te tengo desde que has entrado al club- besó la parte interna del muslo de Keira— podía olerte desde aquí arriba, pero sabía que no subirías sin un poco de ayuda— confesó— Se me da bien la hipnosis.
Namjoon abrió la boca y clavó sus colmillos en el muslo de Keira, ella sintió un agudo dolor recorrerle los nervios del muslo hasta la cadera y de allí hasta la columna vertebral, dejó salir un grito que nadie escuchó con la música tan alta. Y entró en pánico.
Quería salir, no podía ser que aquella persona fuera un vampiro, ¿A esto se refería el gorila de la entrada? ¿Por qué ella?
— Deja de pensar— habló Namjoon molesto desencajando sus colmillos de la carne de Keira — Tus pensamientos resultan molestos, cariño.
¿Podía leer su mente?
— Si que puedo— la molestia de Namjoon comenzaba a pasar de rojo apagado a un rojo brillante y avivado, casi abrasador.
A Namjoon comenzaba a enfurecerle la actitud frágil y asustada de Keira, de esa manera no podría pasarlo bien con ella, su sangre era exquisita y quería disfrutarla al máximo, pero no podía si Keira no se dejaba llevar por él, debía hacer las cosas más fáciles y así no lo pasaría tan mal.
Namjoon bufó y lamió la herida de Keira para curarla, esta se tensó y advirtió el desagrado hacia el sentimiento juguetón que había aparecido en ella. El vampiro sonrió con arrogancia.
— No hace falta que tapes tus emociones con desagrado— Namjoon clavó sus ojos en los de Keira y esta se puso nerviosa.
— No sé de qué me hablas— dijo con voz trémula. Namjoon apoyó las manos en el sofá al lado de las caderas de la rubia y se inclinó hacía ella.
— Seguro.
Namjoon se acercó peligrosamente más a ella y acercó su cara al cuello de Keira, le besó las clavículas, luego el cuello y acabó con los labios. La besaba para hacerla sentir un tanto más cómoda; supo que lo había conseguido cuando los latidos desentrenados de la chica se relajaron.
— Relájate-susurró admirando el rostro de Keira — Prometo que no dolerá, sólo será placentero ¿sí?— Namjoon colocó su mano en la nuca de la chica y esta asintió— Bien.
Ayudó a Keira a levantarse del sofá y la obligó a sentarse sobre sus piernas, recogió el pelo dorado de la chica y lo echó sobre su hombro izquierdo dejando libre el lado derecho de su cuello. Namjoon sonrió satisfecho, estaba consiguiendo que Keira se relajara, aunque ella seguía asustada.
— ¿Sabes para qué era el vino?— preguntó, Keira negó— Si sabe dulce es porque hice bien en elegirte— Namjoon posó su mano derecha en la espalda baja de la chica y la izquierda en su nuca, luego la acercó a él y olió el cuello de Keira-Y si arde al bajar por la garganta, significa que tu sangre es de calidad, le gustarás a los demás.
— ¿Los demás?— Keira estaba confusa.
— Mis hermanos, lo siento mucho, pero has caído en agujero del que no podrás salir en mucho tiempo.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Lo del vino?— ella asintió— Pues si todo sale bien, que no es el caso para ti— Keira se estremeció— Tú y tus amigas saldréis de aquí sin recordar nada— Namjoon sonrió contra el cuello de la rubia— Pero como no es el caso, tus amigas no recordarán nada, pero tú estarás atada a este lugar. Sentirás la necesidad de venir para saciarnos a mi y a mis hermanos, y no estarás contenta hasta hacerlo completamente. Estarás en un estado sumiso ante lo que queramos, tu único propósito en la vida será atender nuestras necesidades.
Keira no pudo objetar cuando Namjoon clavó los colmillos en su cuello, esta vez no sintió dolor, incluso diría que le gustó. Jadeó de placer al sentir los labios de Namjoon contra su piel. El vampiro movió la mano de la espalda baja de Keira por sus glúteos a su muslo, una vez allí comenzó a acariciarla y a meterse por debajo de su vestido, pero antes de tocarla, cayó en cuenta de algo y desencajó los colmillos de su cuello.
— ¿Qué ocurre?— preguntó Keira.
— ¿Eres virgen?
Keira se avergonzó al instante, que fuera virgen o no, no era un tema que debía decirse tan a la ligera, aunque algo dentro de ella le decía que debía de decírselo a Namjoon.
— Sí— contestó finalmente.
— Mierda— soltó Namjoon. Con cuidado la levantó de encima suyo y la posicionó en el sofá; se puso de pie y se acercó al balcón. Keira le miró confundida, ella quería que siguiese tocándola— Eso cambia mucho las cosas— la señaló— Por mucho que me ruegues tocarte, no puedo hacerlo— Namjoon volvió a ella y acarició su cara— Debo hablar con mis hermanos-depositó un suave beso sobre sus labios— Puedes irte a casa, al menos de momento
Keira estaba estupefacta, se sentía obnubilada y quería volver a sentir las manos de Namjoon sobre ella, quería que acabara lo que había empezado.
— ¿Qué tiene que sea virgen?— preguntó con hostilidad, Namjoon frunció el ceño ante el tono.
— Que no eres un sacrificio cualquiera.
— ¿Sacrificio?— preguntó apagada Keira.
— Sí— soltó Namjoon gélido— Un sacrificio, te íbamos a usar como saco de carne para alimentarnos, pero al parecer, eres más que eso.
Keira sintió ganas de vomitar y sin volver a mirar a Namjoon se dio la vuelta y salió al pasillo en forma de U. Dejó de escuchar la música y la bilis le subió por el esófago dándole una arcada. Paniqueaba sobre las palabras de Namjoon, la iba a utilizar como sacrificio, iba a matarla.
No debería de haber venido en un principio.
Después de aquel día, Keira no se quitaba de la cabeza aquel club con luces neón rosa y morado que la llamaba a gritos. No entendía porqué pasaba eso, sólo sabía que tenía que ir, lo necesitaba, su cuerpo entero ardía por ello.
Lo único que recordaba de esa noche era estar bailando con sus amigas y volver a casa una hora más tarde de lo acordado con su madre, pero eso es algo de lo que ella no se enteraría nunca.
La vocecilla de dentro de su cabeza trataba de arrastrarla todos los días a la puerta de Extasis para reencontrarse con alguien a quién no conocía pero sentía un gran apego.
—Tierra llamando a Keira— Scarlett movió su mano por enfrente de la cara de su amiga, que no dejaba de mirar el camino hacía Extasis.
—He vuelto— contestó ella reacia a dejar de mirar esa calle.
—Tía, ¿Qué te pasa?— preguntó Mia.
— Está rara desde que fuimos a aquel club.
Allí, en las sombras, Keira vio a una persona moverse hasta la puerta del club que no lograba quitarse de la cabeza. El hombre en la sombra la observaba con los ojos brillantes, Keira incluso podía ver que estaba sonriendo, invitándola; y pensó en hacer lo menos racional que una persona en su situación haría. Caminó hacía él.
—¿Keira?
— Id vosotras, tengo que mirar una cosa.
El error de Scarlett y Mia en aquella mañana fue dejarla ir sola.
Hola, este es el primer capítulo de Taste Of You, espero que no se os haya complicado mucho la lectura, sé que es largo, pero esta historia contará con pocos capítulos.
Espero que os guste.
-DINOSAURIO
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