05
"¿Alguna vez haz tocado algo que hayas creado tú?", pregunté un día, comiendo un bollo de crema sentado en el pequeño sofá que Seonghwa había comprado hace unas semanas.
Seonghwa me miró a través de esos ojos grandes por unos segundos, terminando de limpiar el piano, antes de negar con la cabeza.
"No son lo suficientemente buenos, y tampoco he tocado en público más que cuando era niño", fruncí el ceño, Seonghwa tenía un talento impresionante para el piano, y con tantos años de práctica y conocimiento se me era imposible pensar que no fuese bueno componiendo una partitura.
"No te creo"
Seonghwa soltó una risita, dejando el paño a un lado, "Al menos yo no siento que lo sean, tampoco se los he mostrado a alguien la verdad"
"¿No me mostrarías uno a mi?", pregunté curioso, Seonghwa volvió a reírse, pensándolo un poco mientras miraba hacia el techo.
"El día que lo haga, será una canción hecha para ti, amor"
Mi corazón explotó, casi ahogándome con el bollo por lo inesperado que había sido eso, mis mejillas tornándose rojas gracias a la risa de Seonghwa, era un idiota por decir cosas así de la nada, pero lo amaba mucho.
"Esperaré ese día con ansias entonces", musité, sonrojado y con una sonrisa enamorada llenando mi rostro.
Seonghwa se acercó con pasos rápidos hacia mi quedando parado frente al sofá, sujetando con un dedo mi barbilla y elevando mi cabeza hacia arriba, mordisqueó su labio entre una sonrisa y acarició mi mejilla con uno de sus pulgares. Me dejé llevar contra el tacto como un gatito mimoso, cerrando los ojos y apoyándome en su mano con los labios abultados.
"Me demoraré eso si, porque debe ser perfecta, tal como tú", susurró de vuelta, abrí los ojos cuando lo sentí agacharse hasta estar a mi altura. "Aunque te prometo que te haré algo"
"No te preocupes, te esperaré"
Le tomó más de 10 años a Seonghwa componerme una canción, y a mi más de 50 años para encontrarla.
Ya no tenía más lágrimas para soltar, estaba drenado y seco, pero los sollozos se escaparon de mi boca sin poderlo evitar, solté el cuaderno encima del piano y me llevé las manos a los ojos, mi rostro rompiéndose por completo y mis hombros cayendo. Lo extrañaba, lo extrañaba tanto, nunca dejaría de hacerlo y Seonghwa nunca dejaría de sorprenderme. A pesar de todo, de no haber vuelto a mi época, de que nadie haya podido explicar mi desaparición, Seonghwa había seguido con las esperanzas de que en algún momento, en alguna vida, en algún universo, yo viera esta partitura.
Mi corazón dolía a horrores, mi cuerpo estaba entumido y la cabeza solo me repetía lo desgraciado que era, lo desgraciada que era mi vida.
En estos momentos, solo quería morir.
No me quedaba nada, nunca tuve algo en esta época, perdí a mi familia, a mis amigos, mi vida y toda mi enseñanza apenas llegué al futuro, perdí al amor de mi vida, a quien más amaba en toda la tierra y por el cual hubiese dado mi vida, ni si quiera podía buscarlo ahora mismo porque debía estar muerto, murió sin saber de mi, sin saber qué me pasó, sin haberse despedido de mi.
Yo no tenía nada más que perder aquí, no tenía razones para estar aquí, siendo aún investigado por no tener ningún registro en los últimos 50 años, me trataban como un espécimen caido del cielo sin creer la verdadera versión de los hechos.
Mi único propósito ya estaba cometido, fui capaz de encontrarme con el recuerdo de Seonghwa en este lugar y volver a rememorar lo linda que fue mi vida mientras duró, pero ya no podía soportar el hecho de que estaba solo, y que había dejado a Seonghwa solo.
Capaz, ya era hora de rendirse.
Con el pensamiento en mente, me destapé los ojos volviendo a encontrarme con la partitura. La entendía, obvio lo hacía, pero por alguna razón no podía conectar la melodía en mi cabeza y era horrible no poder hacerlo. Pero aún con los últimos esfuerzos, tomé el cuaderno y abrí la tapa del piano con dificultad, estaba todo empolvado y se notaba que no había sido tocado en años, seguramente no sonaría tan bien, pero eso no evitó que acomodara el cuaderno abierto en la partitura en el soporte y mis dedos se fueran directo a las teclas.
Suspiré, demasiado nervioso por alguna razón que no comprendía, enfoqué mi mente en el cuaderno y obligué a mi depresión a encerrarse en un baúl dentro de mi mente. Este era mi último momento con Seonghwa, el último regalo que él pudo darme y yo estaba a punto de descubrir, y quería disfrutar los últimos momentos antes de decirle adiós.
Apretando los labios, mis dedos se movieron por las teclas casi instintivamente mientras leía la partitura, la melodía comenzando a surgir con lentitud y llenando el espacio enseguida. Todo mi cuerpo se calentó, mis oídos se llenaron de nuevo y mi corazón reavivó su latir rápido, aspire aire como un loco. Con el paso de las teclas, sentí a a Seonghwa tocarlas junto a mi, sus manos sobre las mías mientras la dulce y tierna melodía transformaba todo a lo que fue alguna vez, pude sentir a través del piano cuanto se esmeró, cuantas noches pasó en vela, cuantos te amos fueron dichos a la nada simulando que yo estaba allí. Era sobreacogedor, era triste pero hermoso, sentir las emociones tan vivaces de Seonghwa a través de una melodía solo me reafirmaron que me amó y buscó, que no dejó de pensar ningún momento en mi, y que todo lo que sentía por mi estaba expresado en esta melodía. No tenía letra, no la necesitaba, Seonghwa era de esas personas que podía expresarte mucho en muy poco, y era impresionante.
Recordé cuando nos conocimos frente a este mismo estudio, él con su buen traje y yo siendo un cualquiera, recordé cuando la amistad comenzó a surgir apenas me intentó enseñar a tocar el piano, recordé todas esas veces donde sentí que la amistad pasaba a algo más romántico, recordé nuestro primer beso junto a este piano, nuestro primer abrazo, nuestro primer te amo y todos los te amos siguientes a ese, recordé las risas, las caricias las promesas y las dulces palabras que me decía.
Éramos unos románticos empedernidos, unos enamorados que terminaron de la peor forma posible.
Nunca perdonaré a la vida y al destino por separarnos de tal forma, pero al menos, pude sentir mi vida realizada cuando las últimas notas fueron tocadas y el silencio volvió a prevalecer en el lugar. Yo estaba eufórico, con el corazón latiendo a mil por hora y sudando, tantas emociones dejándome exhausto.
"¿Quien diablos eres tú?", Me paré de un salto del susto, tirando el cuaderno al suelo y la cubierta de las teclas cerrándose en un estruendo mientras me alejaba con el corazón en la boca y miraba hacia aquella voz.
Y me volví a congelar, porque Seonghwa estaba frente a mi.
Alto, tan alto como siempre lo fue, el cabello negro más largo de lo que siempre lo había visto, caía por sus orejas y estaba peinado dejando parte de su frente descubierta, el tono canela de su piel siendo el mismo con esos ojos grandes que ahora lo miraban con cautela y confusión, era esa nariz recta y esos labios rosados y gruesos idénticos. Vestido de negro con una camisa y una chaqueta encima, Seonghwa se veía muy raro vestido de esa forma, siempre me acostumbré a verlo en saco y corbata.
Pero era él, era su tono de voz, eran sus ojos, su porte, Seonghwa estaba frente a mi luciendo tan joven como lo conocí, como si 60 años no hubiesen pasado.
"¿S-Seonghwa?", Logré decir, sin ser capaz de moverme ni un milímetro y con labios temblorosos, debía estar en un sueño, Seonghwa no podía estar vivo y lucir igual.
Seonghwa frunció el ceño aún más, estaba enojado y confundido, podía sentirlo, ¿Por qué no me reconocía?¿Por qué estaba allí parado mirándome como si fuese un lunático desconocido?
"¿Cómo sabes mi nombre?¿Quien eres tú?", Su tono de voz bajó, estaba terriblemente asustado por lo amenazante que se veía, no entendía qué estaba pasando.
"¿Q-qué está pasando?¿P-por qué estás...", vivo, "... aquí?"
Soltó una risa incrédulo, mirándome como si me hubiese crecido otra cabeza y sacando un celular de su bolsillo.
"Yo debería preguntarte eso a ti, ¿Quién eres y qué demonios haces en el estudio de mi abuelo?"
Mi respiración se cortó, la historia comenzando a tomar sentido en mi cabeza perdida.
Él era el nieto de Seonghwa, del Seonghwa que yo conocí y amé.
Eran idénticos, totalmente idénticos, siendo aún más por el nombre, es como si Seonghwa hubiese vuelto a nacer hace unos años, una copia.
Mi corazón revoloteo, quedándome en silencio frente a este nuevo Seonghwa que me seguía mirando en busca de una explicación del por qué yo, un extraño, estaba en el estudio de su abuelo. Mis ojos se fueron al piano, al cuaderno, y a Seonghwa de nuevo, así por alrededor de tres veces seguidas.
A lo mejor, la vida me estaba dando otra oportunidad con Seonghwa.
Y no quería desaprovecharla.
Fin
hwalight | 220812
Juro que es un logro para mi terminar este mini fic ajajajsje
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